Los Días de Fiesta Solemne
Los Días de Fiesta Solemne
Los Días de Fiesta Solemne
Los días de fiesta solemne eran celebraciones rituales que se efectuaban en días específicos del año y
en forma general existían dos clases de días festivos, los cuales se encuentran citados en el libro de 2
Crónicas 8:12-13 RVR1995…
Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había
edificado delante del pórtico; los ofreció según el rito de cada día, conforme al
mandamiento de Moisés, en los sábados, las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes, tres
veces al año, esto es, en la fiesta de los Panes sin levadura, en la fiesta de las Semanas y en la
fiesta de los Tabernáculos.
Los principales días de fiesta eran los sábados solemnes y las lunas nuevas, los sábados aquí
mencionados no se refieren al sábado semanal de la Ley de Dios, la misma cita especifica que se está
refiriendo a los sábados relacionados con las “fiestas solemnes” del “mandamiento” de la Ley “de
Moisés”, los cuales debían celebrarse durante las tres fiestas anuales del pueblo de Israel, por este
motivo se los identifica como sábados solemnes.
“Éstas son las fiestas solemnes de Jehová, las reuniones santas que convocaréis en las fechas
señaladas” (Levítico 23:4 RVR1995).
Tanto los sábados solemnes como el resto de fiestas de la Ley de Moisés, eran reuniones que se
convocaban en fechas determinadas del año, en estos días esencialmente se ofrecían todo tipo de
ofrendas y sacrificios, los cuales simbolizaban y prefiguraban el sacrificio expiatorio de Jesús, según
se especifica a continuación:
“Estas son las fiestas solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para
ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa
en su tiempo” (Levítico 23:37).
Como es obvio, las fechas de estas fiestas caían en cualquier día de la semana y mayormente no
coincidían con un sábado semanal, sin embargo, independientemente de ello, estos días debían ser
tratados como si fuesen días de reposo y por esta razón también se les daba el nombre de “sábados”
y un ejemplo de ello fue el día de expiación, en el cual no se debía realizar “ninguna obra”, ya que
por ser un sábado solemne, tenía que ser observado como un día de reposo, según lo describe
Levítico 16:29-31…
Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis
vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros.
Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros
pecados delante de Jehová. Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es
estatuto perpetuo.
La Ley de Moisés estipulaba 7 sábados solemnes, el primer sábado solemne se celebraba al día
siguiente de la pascua, es decir en el día 15 del primer mes del calendario hebreo, en este día
comenzaba la fiesta de los panes sin levadura y al finalizar esta festividad se conmemoraba el
segundo sábado solemne en el 21 de este mismo primer mes, durante todos los días de esta fiesta se
debía ofrecer ofrenda encendida a Jehová, tal y como lo detalla Levítico 23:5-8…
1
En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. Y a los
quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días
comeréis panes sin levadura. El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de
siervos haréis. Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa
convocación; ningún trabajo de siervo haréis.
El tercer sábado solemne era llamado el día de las primicias y se lo celebrada en el tercer mes del
calendario hebreo, durante esta santa convocación no debía realizarse “ninguna obra” o trabajo de
siervo y debían ofrecerse varios holocaustos a Jehová, pues así lo menciona Números 28:26-27…
Además, el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras
semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. Y ofreceréis en
holocausto, en olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de
un año.
El cuarto sábado solemne era la fiesta de las trompetas que se celebraba el primer día del séptimo
mes, al igual que todos los sábados solemnes, este día debía ser guardado como “día de reposo” y
había que presentar una ofrenda encendida a Jehová, ya que así lo registra Levítico 23:24-25…
Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de
reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. Ningún trabajo
de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
El quinto sábado solemne corresponde al ya mencionado día de expiación, en el día diez del séptimo
mes, había que manifestar una actitud de arrepentimiento, se tenía que ofrecer ofrenda encendida a
Jehová y este día debía ser guardado como un “día de reposo”, según lo enfatiza Levítico 23:27-32…
A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y
afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en
este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y
cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de
entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en
dondequiera que habitéis. Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas,
comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro
reposo.
Los dos últimos sábados solemnes, es decir el sexto y el séptimo, se celebraban al comienzo y al final
de la fiesta de los tabernáculos, en los días 15 y 22 del séptimo mes, tal y como lo detalla Levítico
23:34-36…
Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne
de los tabernáculos a Jehová por siete días. El primer día habrá santa convocación; ningún
trabajo de siervos haréis. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día
tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún
trabajo de siervos haréis.
El versículo 39 especifica que estos días, el primero y el octavo de la fiesta de los tabernáculos,
debían ser guardados como días de reposo, lo cual ratifica que también eran sábados solemnes:
2
Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis
fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día
de reposo.
Como se lo ha demostrado, tanto en origen como en propósito, los sábados solemnes son diferentes
al sábado semanal y el mismo capítulo 23 de Levítico presenta estos dos tipos de sábados como
categorías diferentes, pues así lo podemos corroborar en los versículos 37 y 38:
Éstas son las fiestas solemnes de Jehová, en las que convocaréis santas reuniones, para
ofrecer ofrenda quemada a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en
su día, además de los sábados de Jehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos y de
todas las ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Jehová. Levítico 23:37-38.
En referencia a los sábados solemnes explicados en los versículos anteriores, el versículo 37 los
categoriza como parte de “las fiestas solemnes”, en cambio el versículo 38 identifica otro tipo de
sábados, “los sábados de Jehová” y son otra categoría porque el versículo comienza con la palabra
“además”, lo cual indica que está refiriéndose a otra clase de sábados, los sábados semanales de la
Ley de Dios, los cuales debían de observarse “además” de los sábados solemnes de la Ley de Moisés.
LA LUNA NUEVA
Como ya se lo mencionó, a más de los sábados rituales, la Ley de Moisés estipulaba otro día festivo
llamado la luna nueva, el Salmo 81:3 brinda una explicación inicial sobre esta festividad:
La luna nueva era una fiesta solemne que se celebraba en días específicos del año. En esta fiesta se
tocaban las trompetas, se ofrecía holocaustos a Jehová y se lo celebraba el primer día de cada mes,
según lo detalla Números 28:11…
Existían otros días de fiesta que originalmente no pertenecían a la Ley de Moisés, pero que la
tradición judía los estableció como días de guardar, un ejemplo de ello era la Fiesta de Purim que se
celebraba los días 14 y 15 del mes de Adar, celebración que rememoraba la victoria de los judíos
sobre aquellos que intentaron destruirlos, según lo relata Ester 9:27-28…
Los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los
allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a
ellos, conforme a su tiempo cada año; y que estos días serían recordados y celebrados por
todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no dejarían
de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de recordarlos. Ester
9:27-28.
Como su objetivo principal consistía en ser una sombra o un símbolo de la expiación que habría de
efectuar Jesucristo¸ todas las ofrendas y sacrificios de la Ley de Moisés tenían un carácter temporal,
ya que iban a estar vigentes solo hasta un tiempo determinado, tal y como el Apóstol Pablo lo explica
en Hebreos 9:9-10…
3
Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios
que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que
consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne,
impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
Las lunas nuevas, los sábados solemnes y todas sus festividades estarían vigentes únicamente hasta
el “tiempo de reformar las cosas”, ya que, al llegar este momento, Dios haría cesar todas las fiestas
solemnes de la Ley de Moisés, según lo había anunciado por medio del profeta Oseas:
“Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas, sus sábados y todas sus
solemnidades” (Oseas 2:11 RVR1995).
¿En qué momento Dios hizo cesar los sacrificios y ofrendas de la Ley de Moisés?
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el
pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana
confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la
consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador. (Daniel 9:26-27).
Cuando se quitó la vida al Mesías, todas estas festividades simbólicas perdieron su validez porque ya
se cumplió el verdadero sacrificio expiatorio y por este motivo Dios hizo cesar el sacrificio y la
ofrenda del santuario terrenal y así le puso un fin definitivo a la Ley de Moisés.
Por consiguiente, las comidas y bebidas rituales, los días de fiesta, las lunas nuevas, los sábados
solemnes y los días de guardar tradicionales, todo ello quedó anulado y abolido desde la muerte de
Jesús y a partir de aquel evento, ya nadie debe guardar estas festividades ni tampoco puede criticar o
exigir su cumplimiento, tal y como lo enfatiza el Apóstol Pablo en Colosenses 2:16…
“Por tanto, nadie os critique en asuntos de comida o de bebida, o en cuanto a días de fiesta,
luna nueva o sábados. Todo esto es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo”.
Todas estas convocaciones eran una sombra de la más perfecta y gloriosa obra de salvación que
Cristo habría de efectuar y por ello debemos considerar a estos días festivos como “débiles y pobres
rudimentos”, a los cuales ya no debemos “volver” a esclavizarnos, pues así lo enfatiza Gálatas 4:9-
11…
Mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os
volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a
esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que
haya trabajado en vano con vosotros. Gálatas 4:9-11.
¿Después de la muerte de Jesús se puede considerar como iguales a todos los días?
“Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté
plenamente convencido en su propia mente” Romanos 14:5.
Esta cita no se refiere a la distinción entre el día santo y los días comunes; el capítulo 14 de Romanos
está tratando sobre los días destinados al ayuno, ya que el versículo 6 habla de hacer “caso del día”
en el contexto del no comer “para el Señor”, lo cual es una clara referencia del ayuno:
4
El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor
no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come,
para el Señor no come, y da gracias a Dios. Romanos 14:6.
Entre los judíos existía la costumbre de dedicar ciertos días para el ayuno y por este motivo, ellos
consideraban a estos días como de mayor distinción que el resto de días comunes, los fariseos más
estrictos destinaban dos días a la semana para este fin, el mismo Jesús hizo referencia a esta práctica
en Lucas 18:11-12…
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque
no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
En cuanto a estos días de ayuno, Romanos 14 da la libertad de considerar a todos los días como
iguales de aptos para realizar el ayuno y no deben ser objeto de discusión ni de crítica entre los
creyentes, sin embargo, en el contexto del día de reposo, los días no son iguales ya que solo un día,
Dios lo instituyó como día de reposo santo y bendito.
EL DÍA QUE SÍ DEBE GUARDARSE
A diferencia de los días de ayuno y de las fiestas solemnes que ya no deber ser observadas, el sábado
semanal sí debe guardarse, porque es el día en que Dios “reposó de todas sus obras”, este hecho no
tiene nada de sombra ni tiene ningún sentido temporal, el reposo de Dios en el séptimo día es una
realidad literal que lo enfatiza no solo el Antiguo sino también el Nuevo Testamento, tal y como lo
indica la cita de Hebreos 4:4…
“Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el
séptimo día” Hebreos 4:4.
Y para aclarar que este reposo no ha sido abolido, Hebreos 4 recalca que el reposo del sábado
“queda” vigente “para el pueblo de Dios”, porque todo el que entra en el verdadero reposo,
“también” reposará “de sus obras”, así “como Dios” reposó “de las suyas” en el séptimo día, según se
puntualiza en los versículos 9 y 10:
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo,
también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” Hebreos 4:9-10.
Finalmente y refiriéndose al sagrado reposo del sábado, Hebreos 4 nos ordena que entremos “en
aquel reposo”, porque todo el que siga transgrediendo este reposo, estará cayendo “en semejante
ejemplo de desobediencia”, pues así lo advierte en el versículo 11:
“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia” Hebreos 4:11.
Y no solo en nuestro tiempo sino también en los cielos nuevos y en la tierra nueva y durante toda la
eternidad, el sábado seguirá siendo el día especial en que todos los seres creados vendrán para
adorar al Dios Creador, pues así lo declaró el mismo Jehová a través del Profeta Isaías:
Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí,
dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de
sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová. Isaías 66:22-23.