0003 Bases Teoricas Del Estructuralismo
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Miguel A Bargetto
University of Concepción
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RESUMEN: ABSTRACT:
El siguiente artículo revisa diferentes enfo- THEORETICAL BASES OF STRUCTURALISM
ques de Lingüística estructural inspirados en
The following article checks different focuses
las ideas de Ferdinand de Saussure. Se dará
of structural Linguistics provoked in Ferdi-
cuenta del influjo del maestro ginebrino en
nand de Saussure’s ideas. We explain the in-
Rona, Jakobson, Coseriu, la escuela lingüísti-
fluence of the Genevan professor in Rona,
ca descriptivista, a partir del concepto de sig-
Jakobson, Coseriu, from sign’s idea.
no.
Palabras claves: Saussure, signo, estructural, lin- Key words: Saussure, sign, structural, linguistic,
güística, habla. speech.
INTRODUCCIÓN
E
ste artículo presenta una revisión de los postulados de las principales escuelas lingüís-
ticas estructuralistas que han sido herederas de la tradición saussureana. Ferdinand de
Saussure es considerado indiscutidamente el padre de la Lingüística moderna pues a
partir de sus ideas se cimienta una forma de enfocar la disciplina. Desgraciadamente, el maes-
tro nunca escribió una palabra para ser publicada –conocida es la historia que cuentan los dis-
cípulos Bally y Sechehaye en el prefacio al Curso–. Por lo tanto, todas las ideas que se desa-
rrollarán a continuación son angulares de la doctrina saussurena que no fue escrita: las dico-
tomías lengua y habla, diacronía y sincronía, la caracterización del signo lingüístico. Tal
como señala Eugenio Coseriu (1971), las ideas expuestas en el Curso no son las de él, sino
las que redactaron sus discípulos, por lo tanto, es muy plausible que su pensamiento no haya
sido expuesto con fidelidad o que no esté completamente desarrollado. Empero, los herederos
de la tradición estructural han recogido el pensamiento del maestro para evolucionarlo y
mantenerlo vigente como objeto de discusión durante cien años. He ahí lo interesante de su
influjo: lo propuesto por Saussure no ha quedado obsoleto ni se ha transformado en un cuerpo
invariable de verdades, sino que ha servido como la raíz de un gran árbol en cuyas ramas han
surgido diversas escuelas que han estudiado el lenguaje humano desde los más diversos en-
foques.
Este trabajo de alguna forma revisa esos múltiples enfoques del estudio de la lengua
que responden a diversas inquietudes que los lingüistas han querido satisfacer a lo largo del
siglo XX: los descriptivistas y su afán por delimitar los signos de las lenguas indígenas de
Norteamérica; Jakobson y su interés por la relación entre los estudios científicos del lenguaje
y los estudios literarios; Coseriu y su inquietud por dilucidar qué hay más allá de la apa-
rentemente simple división del idioma en abstracto y concreto; la configuración funcional del
signo lingüístico propuesta por Martinet y la materialización de las diferencias normativas y
sistémicas del español americano, tan heteróclito y multiforme como el lenguaje mismo.
*
Fecha de Recepción: Agosto 2008.
Fecha de Aceptación: Septiembre 2008.
1
Bargetto Fernández, Miguel A., Departamento de Castellano, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Edu-
cación, Santiago, Chile.
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Por lo tanto, este trabajo pretende exponer las diversas maneras de cómo han evolu-
cionado los estudios lingüísticos a partir de su fundador, a quien se le sigue o rechaza, pero
no se le obvia.
Apresian (1985) nombra a tres escuelas estructuralistas que son herederas de las ideas
saussureanas:
a) Escuela de Praga: encabezada por Troubeskoy y Jakobson, de características fun-
cionales.
b) Escuela de Copenhague, dirigida por Hjlesmlev.
c) Escuela norteamericana, encabezada por Bloomfield y Harris, conocida también
como lingüística descriptivista distribucional.
En primer término, la escuela norteamericana está constituida por ramas: una ligada a
Bloomfield, quien sostiene que la lengua está estructurada en dos constituyentes: el inmediato
–equivalente al morfema– y el final –similar al concepto de sintagma saussureano–. La otra
vertiente del estructuralismo norteamericano es la encabezada por Edward Sapir, cuya con-
cepción de la lengua señala, siguiendo a Saussure, que esta se constituye en un sistema físico
y otro ideal. El ideal es considerado como el principio real y más importante del análisis. Del
análisis del sistema ideal de una lengua surgirá la teoría del relativismo lingüístico de Sapir y
Whorf.
Apresian (1985) explica que la Escuela de Copenhague concibe, por su parte, la Glo-
semática como una teoría general de las lenguas, dado el interés teórico de Hjmeslev y no
busca analizar lenguas en contacto como los norteamericanos. Ellos concibieron la Lingüís-
tica como ciencia del lenguaje y a la lengua como objeto de la Lingüística. Emilio Alarcos
Llorach (1984) sostiene que su influencia en la Lingüística se centra en la consideración
inmanente del objeto de estudio, a diferencia de la tradición medieval y renacentista de la
lengua y de la concepción de ella como un estudio deductivo del idioma. La concepción que
desarrollan del signo lingüístico como supera la saussureana: ya no es considerado solamente
la conjunción de significante y significado, sino que evoluciona a forma del contenido y for-
ma de la expresión y sustancia del contenido y sustancia de la expresión.
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La tercera escuela que estudia Apresian es la del Círculo Lingüístico de Praga, cono-
cida también como funcionalista. Su principal postulado es concebir la lengua como un siste-
ma funcional, es decir, como un “sistema de medios de expresión tendientes hacia un fin def-
inido” (Apresian: 55). La principal preocupación de esta escuela lingüística es la fonología.
Según la conclusión de Apresian (1985: 63), la actividad de estas tres escuelas lin-
güísticas:
“Dejó abiertos varios caminos: creó la fonología, escribió algunos capítulos impor-
tantes de morfología, reformó la lingüística diacrónica y comenzó la elaboración seria
de los problemas tipológicos”.
Por otra parte, las ideas disímiles que puedan tener estas tres escuelas no son más que
complementarias, porque “poseen sus objetos específicos, cuyo estudio es igualmente indis-
pensable para la elaboración de una teoría única y completa”. (Apresian: 65)
Finalmente, se puede señalar que los aspectos comunes a estas tres escuelas permiten
complementar una visión global de la lingüística contemporánea.
2. EL INFLUJO DE SAUSSURE EN EL
DESCRIPTIVISMO NORTEAMERICANO
Tal como se había mencionado más arriba, el descriptivismo es una escuela que es
heredera de la tradición saussureana. Pues bien, esta herencia se manifiesta en los siguientes
aspectos:
b) El estudio debe ser sincrónico: el descriptivismo busca descubrir, como se dijo más
arriba, la estructura de una lengua dada, especialmente de las amerindias, que son las
lenguas que los lingüistas tenían a disposición e interés en describir. Ahora, estas son len-
guas que no tienen escritura y que, por lo tanto, no se cuenta con registro de su pasado, lo
que produce que sea imposible hacer diacronía hasta el momento en el que empezaron a
ser descritas.
Sin embargo, la idea de diacronía y sincronía no consiste en dos ejes antitéticos, sino en
dos ejes complementarios, pues una suma de estudios sincrónicos configura una descrip-
ción diacrónica. De esta forma, una serie de estudios descriptivos sobre una lengua deter-
minada configurará en el futuro la historia de las lenguas amerindias. Con lo anterior se
concluye que no se prefiere el estudio sincrónico por sí, sino que todavía no es posible
realizarlo porque no ha pasado suficiente tiempo entre estudios sincrónicos.
de esta lengua, su análisis distribucional es más fácil pues presenta características estructu-
rales que no se manifiestan en lenguas como el francés, por su compleja configuración sin-
tagmática.
3. EL SIGNO LINGÜÍSTICO
Por otra parte, el signo lingüístico sólo se determina cuando se deslinda de otros ele-
mentos de la cadena fónica, es decir, del discurso sintagmático. Al aislarlas, por oposición
quedan delimitados los signos unos de otros. Lo anterior implica que la lengua no se presenta
como una serie de signos deslindados unos de otros, sino que lo hace como una masa indis-
tinta que sólo se descubre en el uso.
Por lo tanto, las palabras pueden construirse por medio de unidades complejas tales
como prefijos y sufijos o bien un signo tiene valor solo en cuanto entren en juego múltiples
palabras que lo constituyan, tal como sucede con las perífrasis verbales.
Otra de las características que el autor propone es la identidad, la realidad y los valo-
res en el signo. Por una parte, la identidad sincrónica se entiende como el uso y realización de
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un signo en bajo las mismas condiciones. Finalmente, el valor del signo está determinado por
su oposición con otros signos.
Ahora, el modo de comprobar este sistema de oposiciones, Saussure explica que exis-
ten dos tipos de conexiones: las sintagmáticas o in praesentia y las asociativas o in absentia.
La objeción que pone Saussure a la relación sintagmática guarda relación con la dicotomía
lengua y habla sobre algunos fenómenos ubicados en la lengua y que son sintagmáticos
(1972: 209).
La arbitrariedad del signo, según Saussure, tiene dos niveles: una absoluta y otra que
es relativa, es decir, que puede tener algún nivel de motivación. Este grado de motivación se
manifiesta en la formación de palabras con prefijos y sufijos, pues uno de los elementos
motiva (o evoca) uno de los términos, tal como lo ejemplifica el autor (1971: 219).
La concepción saussureana del signo como un elemento arbitrario tiene como base la
inmotivación entre éste y su referente. Sin embargo, el autor señala con propiedad que la
inmotivación es relativa, por cuanto pueden configurarse nuevas expresiones a partir de la
motivación que ejerce un signo en la derivación de otros. Esta derivación puede ser en torno a
un morfema o un lexema. En este caso, el autor se desvía del concepto inmotivación, pues el
signo ya está incorporado a la estructura de la lengua. El concepto de inmotivación se debería
restringir, entonces, solamente a la “invención” léxica. El hacerlo en la formación de palabras
ya existentes en la lengua se refiere a la recursividad del lenguaje, que sí es motivado, pues
“recicla” los signos ya existentes.
la que asiente los principios del estructuralismo posterior y que constituirá a la Lingüística
como ciencia del lenguaje.
Para finalizar, acaso las ideas de Saussure no sean un cuerpo de verdades irrefutables,
como lo puede ser la geometría euclidiana, pero sentó las bases del desarrollo posterior de la
ciencia del lenguaje a manos de los discípulos posteriores.
El principio que rige la idea de intralengua tanto en Coseriu como en Rona es la di-
cotomía saussurena de lengua y habla. Como es sabido, Saussure señala que: “Al separar la
lengua del habla, se separa a la vez: 1°, lo que es social de lo que es individual; 2°, lo que es
esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental” (Saussure 1971: 57). Sin embargo,
esta distinción no satisfizo la compleja realidad del fenómeno lingüístico y Coseriu realiza
una ojeada a la evolución de esta problemática.
La primera distinción que realiza Coseriu es que el concepto de lengua que propone
no es idéntico al propuesto por Saussure, pues corresponde a “un momento ulterior al aná-
lisis del lenguaje como fenómeno concreto y corresponde más bien a la lingüística histórica
que a la teórica” (Coseriu: 15). A continuación, revisa una serie de observaciones que reali-
zan otros autores sobre el particular y concluye que los enunciados lengua y habla adolecen
de múltiples incoherencias. La principal teorización del problema es qué es efectivamente la
lengua y dónde se deslinda con el habla u otras realizaciones concretas del lenguaje. Coseriu
revisa las ideas de Jespersen, Palmer, Porzig, Bally, Gardiner, Sechehaye, Delacroix, Tru-
bestzkoy, von Wartburg, Plagiaro y Humboldt. Conluye, finalmente que existe una diferencia
sustantiva entre uso lingüístico y sistema funcional. A partir de este concepto, el autor desa-
rrollará los conceptos de sistema y norma.
La primera apreciación que Coseriu (1989: 63) realiza para aproximarse al concepto
de norma es la posibilidad que existe de la innovación en el empleo de un idioma:
“...observamos que las innovaciones, sobre todo sintácticas y semánticas, compro-
badas n la expresión de dicho poeta, aunque absolutamente inéditas, audaces y
sorprendentes y, de alguna manera, ‘anormales’, no resultan aberrantes desde el
punto de vista del sistema, no se perciben como errores, no chocan al ‘sentido
lingüístico’ de los lectores homoglotas.”
Esta concepción permite postular a Coseriu que estas alteraciones al sistema no son
2
ocasionales, sino que son normales y constantes, tal como lo afirma Trubetskoy y abarcan a
comunidades más o menos amplias. Estas alteraciones se convierten en sucesos normales,
pero no son pertinentes al sistema, pues no son diferencias radicales en el funcionamiento de
él. Coseriu sostiene, entonces, que la diferencia entre sistema y norma está centrada en distin-
tos niveles de abstracción del análisis lingüístico. El resultado de este ejercicio de abstracción
es la delimitación de isoglosas. De esta forma, el concepto de intralengua de Coseriu está
constituido por la norma, que es el auténtico molde de uso que los hablantes tienen en la
realización concreta de la lengua.
2
Citado por Coseriu.
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Por otra parte, Rona reflexiona sobre qué es un americanismo a partir de la propuesta
de Ambrosio Rabanales. La principal objeción que realiza es que la definición de Rabanales
abarca solamente la sincronía del uso del americanismo, por lo tanto, luego de reflexionar
sobre el inconveniente de la definición, Rona postula que el concepto debe abarcar más que la
sola sincronía, pues los usos a veces trascienden de una región a otra, incluso, puede darse el
caso de regionalismos que habiéndose originado en un lugar determinado, han caído en desu-
so, pero se mantienen vigentes en otras regiones. Así, el autor concluye que un regionalismo
puede tener una doble dimensión: ser regionalismo sensu stricto o lato sensu, según sea su
nivel de trascendencia de la región donde se originan. De esta forma, Rona (1969: 139)
concluye que: “solamente los regionalismos stricto sensu son regionalismos dialectológicos,
o sea, que el atributo esencial del regionalismo es de diferir entre una región y otra.”
En este sentido, la variedad intralengua que propone Rona es una caracterización teó-
rica que está influida por la necesidad de caracterizar la compleja realidad dialectal de Amé-
rica, pues se puede apreciar muchas variantes normativas del sistema del español en cuanto al
uso léxico, fonológico y sintáctico.
Cada uno de estos tres tipos cumple funciones diferentes dentro de la sintaxis de la
lengua. Por consiguiente, la reflexión de Martinet expone que existen morfemas que cumplen
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funciones primarias y otros, funciones no primarias, donde las primeras están enlazadas con
el predicado de las oraciones. Se llega a este punto a la determinación de monemas gramati-
cales y monemas lexicales, que dependen de la función que tengan dentro del discurso. Los
monemas lexicales pertenecen a un inventario ilimitado, mientras que los gramaticales, alter-
nan entre sí en un número limitado. (Martinet: 74)
BIBLIOGRAFÍA