Resúmen Psicopatología Infanto-Juvenil
Resúmen Psicopatología Infanto-Juvenil
Resúmen Psicopatología Infanto-Juvenil
Los desarrollos tecnológicos: una conexión que puede dejar a los niños sin adultos.
Poder comunicarse casi instantáneamente con el resto del mundo amplía el
universo, abre caminos, permite una información al instante e inclusive facilita
sostener vínculos a distancia. Pero también trae aparejadas nuevos modos de
angustias y soledades.
Sitios como facebook muestran la intimidad expuesta y borran los límites entre lo
público y lo privado. El narcisismo y la existencia misma se sostienen en la
cantidad de seguidores que se tienen en la red, aunque no sepamos nada de ellos.
Es claro que las máquinas no le hablan a uno, aunque hablen. No hay con quien
erotizar el lenguaje, como cuando el niño hace la...la y hay otro que le contesta del
mismo modo. Y tampoco hay posibilidades para el niño de intentar ver de dónde
sale la voz, como cuando intentan aferrar las palabras, tocando la boca del que
emite el sonido. ¿A quién señalar cada objeto e ir preguntando el nombre de las
cosas, frente al televisor? Y esto también habla de la diferencia de ver una película
o jugar con la computadora “con” el niño, acompañándolo en sus dudas y
experiencias, contestando sus preguntas, a dejarlo solo con máquinas.
Muchos niños no juegan al football entre ellos, cuando tienen ganas, sino que van a
“la escuelita de fútbol”, no pintan tirados en el piso, sino que hacen un taller de
arte... Es decir, todo se plantea como aprendizaje regulado por adultos. Y el juego
libre está desvalorizado.
Es decir, se piensa una sociedad donde hay que luchar por un lugar en forma
despiadada y para ello hay que acumular competencias. Esto resulta en una presión
brutal para niños y padres y anula la creatividad, en tanto niega al juego ese lugar
fundamental de posibilitador de salidas creativas.
Todos tienen que saber lo mismo, todos tienen que poder realizar las mismas
acciones, olvidándose de la diversidad de las posibilidades humanas. Mientras
tanto, la infancia deja de ser el tiempo de juegos y cuentos, para convertirse en una
preparación para el “éxito” en una especie de jungla.
En tanto el jugar libremente está ubicado como una “pérdida de tiempo”, los niños
son sancionados cuando no pueden acomodarse a la situación exigida y juegan en
clase o cuando tienen que hacer la tarea.
Hoy la enfermedad mental se muestra cada vez con mayor claridad como una
epidemia social o, más precisamente, sociocomunicativa. Si quieres sobrevivir
debes ser competitivo, y si quieres ser competitivo tienes que estar conectado,
tienes que recibir y elaborar continuamente una inmensa y creciente masa de datos.
Esto provoca un estrés de atención constante y una reducción del tiempo disponible
para la afectividad.
En el terreno de la clínica con niños, resistir a los mandatos de época supone que
todo niño sea ubicado en una historia y en un contexto familiar y social y que haya
proyectos, sueños y esperanzas que lo lancen hacia un futuro.
El psicoanalista no agrega algo nuevo, permite encontrar una salida a las fuerzas
emocionales encubiertas que están en conflicto, pero el que las debe dirigir es el
paciente mismo.
El psicoanálisis es y sigue siendo el punto de impacto de un humanismo que se
beneficia después de Freud, con el descubrimiento de los procesos inconscientes
que actúan sin que el sujeto lo sepa y limitan su libertad.
El psicoanálisis no da la razón ni niega, sin juzgar, escucha. Las palabras que los
pacientes utilizan son sus palabras habituales; sin embargo, la manera de escuchar
encierra un llamado a la verdad que los compete a profundizar su propia actitud
fundamental frente al paso que están dando y que muestra ser completamente
diferente a todo otro contacto con psicólogos, educadores o médicos, estos
responden a nivel del fenómeno manifestado del síntoma.
El psicoanalista permite que las angustias y los pedidos de ayuda de los padres o
de los jóvenes sean reemplazados por el problema personal y específico del deseo
más profundo del sujeto que habla, este efecto se logra con una escucha atenta y
no con su respuesta directa al pedido que se le hace de actuar para lograr la
desaparición del síntoma y cambiar la angustia.
El rol del psicoanalista es el de una presencia humana que escucha, y de qué forma
el psicoanalista es formado para que su escucha produzca efectos mediante un
psicoanálisis, por lo general largo, y por la experiencia obtenida en tratamientos
realizados por él y controlados por un psicoanalista más experimentado.
Si hay un destete brusco y se priva al niño de su seno materno sin que haya todavía
desplazado su interés libidinal sobre otros objetos, arriesga a quedar fijado a
una modalidad oral pasiva.
Pensamiento en la etapa oral: Se puede inferir que la elaboración mental en él toma
la forma onírica pseudo alucinatoria.
CASTRACIÓN ORAL
Significa la privación impuesta al bebé de lo que constituye para él el
canibalismo respecto de su madre: el destete.
Esta castración culmina con el deseo y en la posibilidad de hablar y por tanto
en el descubrimiento de nuevos medios de comunicación.
Destete—implica que la madre también acepta la ruptura del cuerpo a cuerpo
en que el niño se hallaba. Esta castración oral de la madre—implica que ella misma
es capaz de comunicarse con su hijo de otra manera que dándole de comer.
La madre misma alcanza un placer aún mayor hablándole a su hijo.
Importante que la madre permita a su hijo ser tan feliz en los brazos de otro
como en los suyos, que le permita entrar en la sonrisa y en la expresión de
lenguaje con otros diferentes de ella.
La mamá comienza a nombrar cada objeto que el bebé se lleva a la boca: acá
se ve obrar a la simbolización.
Teniendo en cuenta la constitución del niño la respuesta del mismo puede ser:
Tratamiento:
*Terapia individual o familiar.
Características:
Es un niño sano que alrededor de la tercera semana de vida se torna un poco
inquieto. Esta inquietud aumenta al atardecer. Todos los días comienza a llorar.
Si se le da de comer se tranquiliza unos instantes. Ni el cambio de alimentación
ni los antiespasmódicos logran aliviar la situación. Estos cólicos se presentan al
atardecer y cesan a las 2 o 3 hs. El aumento de peso es normal. A los 3 meses
desaparece el síntoma tan inexplicablemente como apareció.
Tratamiento:
*Indicación de chupete
*reglamentar la alimentación.
*Tratamiento psicológico para la madre.
Parece que, para el lactante, el bolo reemplazaría a la figura materna. Bolo y madre
—reúne condiciones similares: forma parte tanto de sí mismo del
niño como del mundo externo.
No está totalmente aislado ni fragmentado, no cae en el autismo.
Características de la madre:
*inmadura y dependiente, depresiva, obsesiva y hostil.
*Mamá infantil, incapaz de servir como yo auxiliar adecuado para su hijo. No le
proporciona los estímulos necesarios ni lo protege de los excesivos.
Tratamiento:
Si el trastorno se presentó en el hogar, la primera medida suele ser la internación y
un tratamiento médico- psicológico combinado.
Tratamiento:
Placebos de cremas que obligan a la madre a tocar al bebé.
Balanceo
Trastorno cualitativo y cuantitativo de la motricidad.
Se considera patológico sólo cuando se convierte en actividad principal y exclusiva.
Según el desarrollo neuromuscular es la posición en que este balanceo se
realizará.
*Si el balanceo se prolonga más allá del primer año debe interpretarse como un
signo de privación emocional.
Hostilidad Consciente
Agresividad Hipertímica
No se observa en despliegue hasta después del primer año de vida: antes el niño
carece de capacidad física y motora para expresar su agresión.
Conducta materna:
La madre percibe la hostilidad conscientemente la cual procura neutralizar
deliberadamente mediante la demostración ficticia de cariño.
El hijo: objeto de satisfacción narcisista, no objeto de amor: es un producto de ella
misma. En el segundo año cuando ya caminan comienza la hiperkinesia. La
destructividad en aumento se extiende a los objetos y a los propios juguetes.
Etapa anal
La fase anal aparece aproximadamente al comienzo del segundo año de vida,
cuando la maduración neuromuscular va a permitir el control de esfínteres. El chico
va a ir tomando conciencia –y eso ya empieza a ocurrir desde el 6°, 7° y 8° mes- de
la salida del pis y la caca (primero de la caca y luego del pis; el pis es más
incontrolable, es lo segundo que se aprende). Luego el chico va adquiriendo la
maduración neurológica y muscular como para poder empezar a controlar
esfínteres, y luego –finalizando los 2 años- va a tener toda la contextura muscular,
neuronal y voluntaria como para poder defecar en la bacinilla.
Por el otro lado, en este mismo período del segundo año de vida, hay toda una
concientización e intencionalidad en la musculatura que le va a permitir la marcha, el
agarrar, romper, tirar; pero ya como actividades musculares intencionales,
fundamentalmente la de la marcha.
Psicodinamismos:
A) Desde Freud: él plantea que en este período se da un pasaje de la libido de la
zona oral a la zona anal, pasaje que no es total ni definitivo, sino que aparece como
zona erógena “predominante” la anal. Como habrán visto en “Tres Ensayos”, todo
instinto o pulsión tiene una fuente, objeto y finalidad... En esta pulsión pregenital
anal, la fuente: es la mucosa anal, el objeto: es el objeto primario madre y la
finalidad: es doble: pasiva y activa. En la fase Anal se dan 2 momentos:
1) Anal expulsiva y
2) Anal retentiva. Ambas se entremezclan ya que, para hablar del logro del control,
se tiene que dar un juego permanente de expulsión y retención.
Otra de las cosas que plantea Freud es que en este momento no podemos hablar
de masculino-femenino, sino que hablamos de activo-pasivo, y que las heces
representan, en el inconsciente del niño, el pene o el falo. Como también la
confusión del aparato genital y anal es muy intensa en este momento –aún no hay
una maduración definitiva-, las heces representarían bebes y el defecar sería
equiparable al parto. Por otro lado, en relación al objeto, estas heces pueden
representar regalo, o negación de regalo. Heces – pene –hijo – regalo.
Oposición: Es típica de esta etapa. Es la etapa del “NO”. “NO” a todo. Hay que
tener mucho cuidado con este NO de la evolución normal, en la medida en que, si
somos demasiados permisivos, le damos al chico una sensación de total
incontinencia, y si somos demasiados rígidos le vamos preparando el terreno para
una instauración de un Superyó demasiado severo, con todas las consecuencias de
una represión excesiva y las dificultades de aprendizaje posterior a todo esto. En
este último caso estamos atacando la autonomía del chico. Empieza a ser signo de
patología, cuando el chico se opone sistemáticamente a cualquier tipo de actividad
propuesta, cuando es claro el intento de provocar las reacciones de irritabilidad
parentales, cuando busca a través de esas reacciones el castigo o va asociado con
los síntomas de trastornos del sueño, alimenticios y eliminatorios. Es muy claro ver
en un chico –en la consulta, en la hora de juego- cuando la oposición ha pasado ya
el límite de ser un signo evolutivo; genera contratransferencialmente, mucho deseo
de agresión, devolverles la agresión.
El niño recién nacido ha perdido, al nacer, la audición de su propio ritmo cardíaco tal
como él lo conocía. Aparece también la sensación de masa corporal, sometida a la
pesantez, y de las modalidades de manipulación de la que es objeto por las manos
que lo recogen; y el plano de la cama o el cuerpo de la madre sobre el cual el niño
reposa.
Este nombre y calificación (de su sexo), son lanzados por voces animadas por la
alegría o por la reticencia, expresando la satisfacción o no del entorno, y cada día
descubrimos hasta qué punto los lactantes conservan, “engramadas” como cintas
magnéticas en algún punto de su córtex, estas primeras significaciones de alegría
narcisizante.
Así, es el lenguaje el que simboliza la castración del nacimiento que llamamos
castración umbilical.
Las sílabas primeras que nos han significado son para cada uno de nosotros el
mensaje auditivo símbolo de nuestro nacimiento, sinónimo del presente.
La castración de los padres es la inscripción del niño en el registro civil, que signa
su estatuto de ciudadano, suceda a sus padres lo que suceda. Una vez ingresados
los datos en el registro, el niño ingresa a una realidad de la que no podrá
desprenderse.
Hay dos fuentes de vitalidad simbolígena que promueve la castración umbilical: una
se debe al impacto orgánico del nacimiento en el equilibrio de la salud
psicosomática de la madre, y con ello de la pareja de cónyuges en su relación
genital; la otra es el impacto afectivo que la viabilidad del niño aporta, en más
narcisismo o menos narcisismo, a cada uno de los dos genitores, quienes van a
adoptarlo con las características de su emoción en el momento, y a introducirlo en
su vida como el portador del sentido que en ese momento él ha tenido para ellos.
Aquellos que han sido heridos por en su vida simbólica presentan precoces
trastornos relacionados con los agujeros que se han abierto a los intercambios
substanciales con el mundo exterior en el momento del nacimiento, o sea; la entrada
del tubo digestivo.
El efecto del nacimiento de un niño, con sus características sobre sus hermanos
mayores, hacen también que este niño haya aportado trastorno o alegría a sus
hermanos y hermanas mayores y que reciba de éstos una potencia o un
empobrecimiento de su deseo de vivir.
Castración oral
La separación es de una parte de su cuerpo que se hallaba en el cuerpo de su
madre. Aparición de dientes, etapa canibalística. El bebé quiere introyectar a la
madre, quiere tenerla dentro suyo y empieza por succionar el pezón.
El bebé tiene la ilusión de que creó el seno entonces en esta castración se lo
prohíbe y llora. Empieza a hacer sonidos con los cuales se da cuenta que la madre
viene.
La madre desaparece y el bebé lo vive como un terror. Entonces el objeto
transicional es el lenguaje porque ayuda a tolerar la ausencia.
Se da el destete que es la privación de algo que era suyo.
Hay un efecto simbolígeno, que es la separación de la presencia absoluta de la
madre. Entonces, se introduce a otros por modalidades del lenguaje.
El sentido olfativo permite el pasaje de la madre como objeto parcial mamario a un
objeto singular total/placer de la cercanía mediado por el olfato y remite al contacto
cuerpo a cuerpo.
Se da una simbolización por medio de la motricidad en actos útiles y lúdicos.
Hay un destete fallido en el niño que sigue ilusinándose con una relación con la
madre mediante la instauración de una relación autoerótica entre su boca y sus
manos.
Cuando se lo desteta, se lo priva del alimento que él mismo había hecho elaborar en
la madre y que era suyo, al mismo tiempo que su boca se ve privada de la relación
táctil con el pezón y el pecho, objeto parcial de la madre pero que él creía suyo.
Y el niño llena el agujero abierto que crea la ausencia del pecho con su dedo pulgar.
Es importante que tras cada mamada, en el momento en que el niño, muy animado
antes de dormirse, gusta de entablar ya una conversación, la madre le nombra
todos los objetos que él se pone en la boca, indica su nombre, su gusto, su color.
En el niño destetado (entre los 6 y 8 meses), empiezan a salir los dientes. Asistimos
en el niño al advenimiento de un lenguaje modulado, no gramatical todavía, que
alcanza su mayor intensidad hacia los 18 meses. De este modo el niño es capaz de
manipular a las personas de su entorno a la distancia. Su boca ha heredado su
destreza manual, su lengua manipula fonemas que son signos de deseos y
sentimientos que él quiere comunicar.
El niño no se aburre porque los frutos simbólicos de la castración oral ya han hecho
de él un individuo humano, que posee una vida interior relacionada con las alegrías
de su madre, asociada a su propia alegría.
Castración anal
Se produce un segundo destete, que es una separación entre el niño y su madre.
Hay una adquisición de la autonomía (niño como sujeto). Tolerancia parental sino
adiestramiento. Mayor control, motricidad, diferente a control de esfínteres.
Prohibición de todo “actual dañoso”. Cuerpo, otros, objetos, animales.
Descubre que las prohibiciones son aseguradoras, si trasgrede, sufrimiento real.
Padres respetuosos del niño, sus bienes y reducen las prohibiciones a partir del
éxito.
Hay dos acepciones del término castración anal. La primera que se designa como
un segundo destete, es sinónimo de la separación entre el niño, ahora capaz de
motricidad voluntaria y ágil, y la asistencia auxiliar de su madre para todo lo que
constituye el “hacer” necesario para la vida en el grupo familiar: es la adquisición
de la autonomía, “yo solo”, “yo, tú no”. Esta castración asumida por el niño
depende de la tolerancia parental al hecho de que el niño, día tras día, desarrolla su
autonomía dentro del espacio de seguridad ofrecido a su libertad a través de lo útil,
del juego, del placer.
El niño, que se está haciendo sujeto, deja de ser un objeto parcial retenido en la
dependencia de la instancia tutelar, sometido a su posesividad y a su total vigilancia
(para la alimentación, el aseo, el acostarse).
La castración anal solo puede ser dada si los padres son realmente respetuosos del
niño y de sus bienes, si lo educan prestando confianza a la inteligencia y a la vida
en devenir de este hombrecito o mujercita, si dejan amplio margen a su iniciativa, si
reducen día a día el número de prohibiciones que le han sido impuestas, en la
medida de su desarrollo y de las experiencias adquiridas: algunas veces, al precio
de transgreciones de las órdenes parentales, riesgosas, pero que se convierten en
éxitos cuando el niño sale de ellas sin incidente.
El trabajo compartido, la actividad motriz de finalidad utilitaria, los juegos con los
padres, actividades en que cada cual obtiene placer intercambiando palabras
referidas a lo que se hace y a lo que el niño sabe hacer, todo esto duplica el placer
de la acción en el niño y lo prepara para una total autonomía por introyección
contínua de un saber-hacer conjugado con la palabra, y también con el cariño entre
él y el adulto.
El niño toma sus excrementos porque son el primer objeto parcial (mamaizado) que
puede encontrar dentro de su espacio; pero si tiene juguetes, objetos que se
interese en manipular, no se ocupará de sus desechos.
Ante un fracaso, el niño siempre necesita palabras que le expliquen su causa, sin
censurarlo, y lo reconcilien así con su intención, “desmagicizando” el peligro que ha
corrido y que creyó puesto ahí intencionalmente por sus padres.
El deseo es el que mueve en las distintas etapas, las zonas erógenas. Una vez que
lo conseguís, querés más.
El deseo desborda siempre a la necesidad. La madre mediatiza la ausencia de un
objeto. Mediante el lenguaje calma al lactante. El objeto transicional por excelencia
es el lenguaje.
Cuando la madre le quita el seno, la palabra hace que la boca recupere su poder de
deseo. El niño necesita que el pecho no esté para poder hablar porque el deseo se
constituye con la prohibición.
Los niños que desde un primer momento cuentan con el amor y la presencia de su
madre, no van a necesitar objeto transicional.
Las palabras para el bebé son objetos transicionales sonoros que mantienen en su
memoria.
Destete: privación del canibalismo. Culmina en el deseo porque se le dice que no.
Castración anal: 2do destete. Empatía. Prohibir al niño de todo actuar dañoso. Es
posible hablar de c. anal SOLO si el niño es considerado sujeto.
Los genitales, boca, ano, uretra merecen el nombre de «zonas erógenas». Las
magnitudes de excitación que llegan de estos lugares no experimentan el mismo
destino todas ellas, ni en todas las épocas de la vida. Sólo una parte favorece a la
vida sexual; otra es desviada de las metas sexuales y vuelta a metas diversas,
proceso este que merece el nombre de «sublimación».
Desde los 5 años hasta las primeras exteriorizaciones de la pubertad (en torno del
undécimo año), se crean en la vida anímica unas formaciones reactivas, unos
poderes contrarios; como la vergüenza, el asco y la moral.
El lactante puede mostrar una conducta porfiada ante la deposición de las heces y
que la estimulación dolorosa sobre la piel de las nalgas que se enlaza con la zona
erógena anal es universalmente empleada por la educación para quebrantar la
pertinacia del niño, para volverlo obediente.
Las causas específicas colaboran pero su importancia está en que éstas actuando
sobre un individuo sano, no producen ningún efecto patológico. Influyen pero no
producen. Mientras que su acción sobre una persona predispuesta, hará surgir la
neurosis. Si no hay una predisposición, no surge. Puede despertar algo
predispuesto.
Las causas concurrentes o accesorias de las neurosis podemos enumerar todos los
agentes vulgares encontrados en estos: emociones morales, agotamiento somático,
enfermedades agudas, accidentes traumáticos, surmenage intelectual (estrés).
Ninguna va a entrar en la etiología de la neurosis, con el origen sólo tiene que ver el
condicionamiento. Van a desempeñar la función de agente provocador. Despiertan
algo que está dormido. La neurosis estaba latente y los agentes la pueden despertar
enlazandose a ella con un interés práctico.
Cada una de las neurosis tiene como causa una perturbación particular en la
economía nerviosa y se conoce como origen común la vida sexual del individuo pero
subordinados a la herencia, vuelve. Las influencias sexuales están en todas las
neurosis.
La economía es como uno regula la energía.
La neurosis de angustia tiene ataques de miedo, temblores, diarrea crónica,
insomnio. Todo esto se revela en la actividad sexual. Coinciden en perturbar el
equilibrio en las funciones psíquicas y somáticas a la vez el acto sexual.
Esta neurosis puede prescindir de la concurrencia de una disposición hereditaria.
II.
Se llama neurosis traumática a un estado que sobreviene tras accidentes con
riesgo de muerte. El cuadro de la neurosis traumática se aproxima al de la histeria
por presentar en abundancia síntomas motores similares; pero lo sobrepasa, por lo
regular, en sus indicios de padecimiento subjetivo.
Freud observa el juego infantil, un niño jugaba a arrojar lejos de sí todos los
pequeños objetos que hallaba a su alcance. Y al hacerlo decía con expresión de
satisfacción "o-o-o-o", que significaba “fort” (se fue). El niño jugaba que sus juguetes
"se iban". Al tirar su yoyo, desaparecia y este decía "n-o-o-o", luego tiraba del hilo,
apareciendo así el yoyo mientras y decía “da” (acá está). Este era el juego
completo.
La mayor parte de las veces no realizaba el juego completo (lo cual sería
placentero), sino que repetía el primer acto (fort). Esta interpretación fue certificada
con otra observación, en la cual, luego de que su madre se ausentó muchas horas,
fue saludada por el niño diciendo “bebé o-o-o-o”, durante la soledad el niño había
encontrado hacerse desaparecer a sí mismo.
III.
El médico dedicado al análisis deduce, reconstruye y comunica en el momento
oportuno lo icc oculto para el enfermo. El psicoanálisis era un arte de interpretación
pero como no se solucionaba la tarea terapéutica, se planteó otro propósito: pedir al
enfermo a corroborar la construcción mediante su propio recuerdo.
Esta reproducción tiene por contenido un fragmento de la vida sexual infantil y, por
tanto, del complejo de Edipo, se escenifica en el terreno de la transferencia en
relación con el médico.
En el interior del yo es mucho lo icc lo que puede llamarse el "núcleo del yo"; solo
una pequeña parte la llamaremos preconciente. La resistencia del analizado parte
de su yo, designamos la compulsión de repetición a lo reprimido icc. (3 versión,
luego del icc dinámico y descriptivo). La resistencia del yo cc y prec está al servicio
del principio de placer, quiere ahorrar el displacer que se excitaría por la liberación
de lo reprimido, nosotros queremos conseguir que ese displacer se tolere invocando
el principio de realidad.
Nada de eso pudo procurar placer; la acción de pulsiones que estaban destinadas a
conducir a la satisfacción, en aquel momento no lo produjeron, sino que conllevaron
displacer. Se la repite a pesar de todo; una compulsión se esfuerza a ello. Eso
mismo que el psicoanálisis revela en los fenómenos de transferencia de los
neuróticos puede encontrarse también en la vida de las personas no neuróticas. En
estas hace la impresión de un destino que las persiguiera, y desde el comienzo el
psicoanálisis juzgo que ese destino fatal era autoinducido y estaba determinado por
la temprana infancia.
La persona parece vivenciar algo pasivamente sustraído a su poder, a despecho de
lo cual vivencia una y otra vez la repetición del mismo destino. En la vida anímica
existe una compulsión de repetición que se instaura más allá del principio de placer.
Los fenómenos de la transferencia están al servicio de la resistencia del yo,
persistente en la represión; la compulsión de repetición, que la cura pretendía poner
a su servicio, es ganada para el bando del yo, que quiere aferrarse al principio de
placer.
IV.
El aparato anímico tiene un sistema precc-cc, donde llegan las percepciones del
mundo exterior y las sensaciones de placer y displacer que se originan en el interior
del aparato. Se encuentra en la frontera entre lo exterior y lo interior.
Esta vesícula sería aniquilada por la acción de los estímulos del mundo si no
estuviese provista por una protección antiestimulo. La obtiene cuando su superficie
más externa se vuelve inorgánica, y opera apartando los estímulos, como una
membrana. Hace que las energías del mundo exterior puedan propagarse solo con
una fracción de su intensidad a los estratos. Para el organismo vivo, la tarea de
protegerse contra los estímulos es más importante que la de recibirlos; está dotado
de una reserva energética y transforma la energía.
En el aparato psíquico pueden ocurrir dos cosas frente a los estímulos que se le
presentan: la energía inviste a una huella y se liga (no perturba) o la energía irrumpe
y rompe la cadena de representaciones. Si esto último ocurre, el aparato psíquico
intentará ligar para poder conducir su tramitación de acuerdo con el principio de
placer. La compulsión a la repetición tiene como función ligar la excitación.
Los sueños traumáticos ya no pueden verse como cumplimiento de deseo. Más bien
obedecen a la compulsión de repetición, que en análisis se apoya en el deseo de
convocar lo olvidado y reprimido. Las neurosis de guerra podría tratarse de neurosis
traumáticas facilitadas por un conflicto en el yo.
V
Las excitaciones que ingresan al aparato sin el resguardo de la protección,
adquieren la mayor importancia económica y dan lugar a perturbaciones. Las
fuentes de esa excitación interna son las pulsiones: los representantes de todas las
fuerzas eficaces del interior del cuerpo que se transfieren al aparato anímico.
Debido a que todas las mociones pulsionales afectan a los sistemas icc, obedecen
al proceso psíquico primario; y por otra parte, este se identifica con la investidura
móvil y el proceso secundario con las alteraciones de la investidura ligada. La tarea
de los estratos superiores del aparato anímico sería ligar la excitación de las
pulsiones que entra en operación en el proceso primario. El fracaso de esta ligazón
provocaría una perturbación análoga a la neurosis traumática; sólo tras una ligazón
lograda podría establecerse el principio de placer.
Las exteriorizaciones de una compulsión de repetición muestran en alto grado un
carácter pulsional y se encuentran en oposición al principio de placer. En el caso del
juego infantil, el niño repite la vivencia displacentera porque mediante su actividad
consigue un dominio sobre la impresión intensa que el que era posible en el
vivenciar pasivo. Cada nueva repetición parece perfeccionar ese dominio; pero la
repetición de vivencias placenteras será bastante para el niño.
VI
Las pulsiones sexuales son llamadas así por su relación con los sexos y con la
función de reproducción. Con la tesis de la libido narcisista y el concepto de libido, la
pulsión sexual se convirtió en Eros, que procura esforzar las partes de la sustancia
viva unas hacia otras y unirlas; y las llamadas pulsiones sexuales aparecieron como
la parte de este Eros vuelta hacia el objeto.
Eros actúa desde el comienzo de la vida como "pulsión de vida", entra en oposición
con la "pulsión de muerte" nacida por la animación de lo inorgánico.
Más tarde entramos en el análisis del yo y aclaramos que una parte de las pulsiones
yoicas es de naturaleza libidinosa y toma por objeto al yo propio. Estas pulsiones de
autoconservación narcisistas debieron computarse, entonces, entre las pulsiones
sexuales libidinosas. La oposición entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales se
convirtió en la que media entre pulsiones yoicas y pulsiones de objeto, ambas de
naturaleza libidinosa. Pero en su lugar surgió una nueva oposición entre pulsiones
libidinosas (yoica y de objeto) y otras que están en el interior del yo y quizá puedan
indagar en las pulsiones de destrucción. La especulación convirtió esta oposición en
la que media entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte.
VII
“…El principio del placer es entonces una tendencia que está al servicio de una
función: la de hacer que el aparato anímico quede exento de excitación, o la de
mantener en él constante, o en el mínimo posible, el monto de la excitación…”.
Funciones del aparato anímico: «ligar» las mociones pulsionales que le llegan,
sustituir el proceso primario que gobierna en ellas por el proceso secundario,
trasmudar su energía de investidura libremente móvil en investidura
predominantemente quiescente . La ligazón es un acto preparatorio que introduce y
asegura el imperio del principio de placer. La ligazón de la moción pulsional sería
una función preparatoria destinada a acomodar la excitación para luego tramitarla
definitivamente en el placer de descarga.
Los procesos no ligados, los procesos primarios, provocan sensaciones mucho más
intensas en ambos sentidos que los ligados, los del proceso secundario. Además,
los procesos primarios son los más tempranos en el tiempo; al comienzo de la vida
anímica no hay otros.
Hemos discernido cómo una de las más tempranas funciones del aparato es ligar
las mociones pulsionales que le llegan, sustituir el proceso primario por el
secundario, de energía libre a tónica. La transposición, donde no es posible advertir
el desarrollo de displacer, mas no por ello queda derogado el p.p. Separemos
función y tendencia. El p.p. es una tendencia al servicio de una función: el principio
de inercia. Dicha función participaría de la aspiración más universal de todo lo vivo a
volver atrás, hasta el reposo del mundo inorgánico. La ligazón sería una función
preparatoria destinada a acomodar la excitación para luego tramitarla en el placer
de la descarga.
Freud cita a Bárbara Lou, que tiene que ver con el principio de Nirvana; borrar las
barreras del individuo, olvidarte de quien sos, tu profesión, etc. Al olvidarte de estas
características, uno se integra en el todo y alcanza el principio de nirvana que tiene
que ver con el todo, el cosmos. Toma este término que tiene que ver con la muerte.
Es un estado que se alcanza olvidando quien sos. Se logra con el budismo, el yoga.
Aprender a morir se refiere a aniquilar las barreras que nos dividen y nos hacen ser
un individuo. Quien no aprendió a morir, muere contra su voluntad, como los
síntomas en la neurosis obsesiva (ritual), hay cosas que son más fuertes que uno
mismo.
Los vivos provienen de los muertos porque hay una herencia filogenética. Se
heredan cosas que tienen que ver con lo sociocultural. Es una eterna caravana
donde arrastramos conocimiento que proviene de nuestros antepasados.
La repetición tiene que ver con la compulsión. En la repetición tiene que ver con el
masoquismo.
Repetimos algo que no nos pertenece. Uno repite el miedo del otro, es hablado por
el discurso del otro.
El texto se divide en dos partes: en la primera época las preguntas giraban en torno
al deseo y en cómo cura el psicoanálisis (1895-1919), en la segunda época todo va
a estar centrado en la pulsión y las preguntas son cuáles son los obstáculos que se
oponen a la cura (que son las resistencias).
El concepto de pulsión surge para dar cuenta de eso que es más fuerte que yo. Es
cuando alguien repite algo y no sabe por qué. Es icc.
En la 1° tópica es difícil identificar las resistencias pero tampoco puede decirse que
éstas provienen de la cc. No es lo mismo decir que el icc no resiste, que decir que
las resistencias son icc.
Del precc no provienen las resistencias, este se maneja con el lenguaje. Lo precc es
fácilmente cc.
Como no se puede ubicar a las resistencias, se genera la 2°: donde se ve que las
resistencias provienen del yo, el cual tiene una parte icc.
Todo esto lo desarrolla en el yo y el ello. En el yo y el ello (1923) no contradice al pp
de placer. Expone que ser cc es un término descriptivo que se basa en la
percepción más inmediata y segura. La experiencia nos muestra que un elemento
psíquico (percepción) no es por lo general duraderamente cc. Por el contrario, la cc
es un estado inminentemente transitorio.
Una representación cc en un momento dado no lo es ya en el inmediatamente
ulterior aunque pueda volver a serlo bajo condiciones dadas, pero en el intervalo
hubo de ser algo que ignoramos (terreno del icc). Saltamos de un estado de cc a
otro (por ejemplo, alguien menciona un objeto como un celular, y los que estén
escuchando van a pensar en eso, a los segundos menciona otro objeto como una
taza, y cuando estén pensando en la taza, se olvidan del celular).
La cc se maneja por percepciones.
Aceptar que existen procesos de gran energía que sin llegar a ser cc, pueden
provocar en la vida anímica las más diversas consecuencias algunas de las cuales
llegan a hacerse cc bajo nuevas representaciones.
Lo reprimido es para nosotros el prototipo del icc pero vemos que nos presenta dos
clases de icc: lo icc latente (que es capaz de traer a la consciencia) y lo icc
reprimido (incapaz de consciencia).
Freud cita a Groddeck y dice: “aquello que llamamos nuestro yo, se conduce en la
vida pasivamente, somos vividos por poderes innatos e invencibles”.
Todo placer neurótico es un placer que no puede ser sentido como tal. Por ej el
deseo incestuoso.
Mucha parte del yo es icc, la parte del yo que es susceptible de cc está ligado al
precc. La resistencia del analizado parte del yo (la parte icc).
La resistencia del yo (cc e icc) se halla al servicio del pp de placer porque se trata
de ahorrar el displacer causado por la libertad de lo reprimido.
Cuando lo reprimido sale a la luz, el yo se opone.
El máximo placer que nos es concebido en el acto sexual está ligado al orgasmo.
Buscamos lo inanimado, la descarga, “pequeña muerte”.
En efecto, queda en pie que el yo se ha puesto del lado de esos poderes, cuyos
reclamos poseen en él más fuerza que las exigencias pulsionales del ello, y que el
yo es el poder que ejecuta la represión de aquel sector del ello, afianzándose
mediante la contrainvestidura de la resistencia.
El yo ha entrado en conflicto con el ello, al servicio del superyó y de la realidad; he
ahí la descripción válida para todas las neurosis de trasferencia.
Sin duda que para dilucidarlo deberán convocarse los más diversos factores. Pero
desde ahora pueden destacarse dos aspectos. Es indudable que el desenlace de
tales situaciones dependerá de constelaciones económicas, de las magnitudes
relativas de las aspiraciones en lucha recíproca. Y además: el yo tendrá la
posibilidad de evitar la ruptura hacia cualquiera de los lados deformándose a sí
mismo, consintiendo menoscabos a su unicidad y eventualmente segmentándose y
partiéndose. Las inconsecuencias, extravagancias y locuras de los hombres
aparecerían así bajo una luz semejante a la dé sus perversiones sexuales; en
efecto: aceptándolas, ellos se ahorran represiones.
Estructuras psíquicas