R N 2011-2017-Callao

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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE

DE JUSTICIA R. N. N.° 2011-2017


DE LA REPÚBLICA CALLAO

Derecho a la prueba
Sumilla. El derecho a la
prueba es de configuración
legal, lo cual implica, entre
otros contenidos, que el
ofrecimiento de medios
probatorios debe sujetarse a
lo establecido por la norma
legal procesal.

Lima, veintiuno de agosto de dos mil dieciocho

VISTOS: el recurso de nulidad formulado


por la defensa técnica de Consuelo Violeta Pérez Cáceres contra la
sentencia expedida el quince de junio de dos mil diecisiete por la
Primera Sala Penal de Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia
del Callao, que condenó a la referida encausada como autora del
delito contra la salud pública-tráfico ilícito de drogas agravado, en
perjuicio del Estado, le impuso veinte años de pena privativa de
libertad, el pago de ciento ochenta días multa a razón del veinticinco
por ciento de su ingreso diario, dos años de pena de inhabilitación
conforme a lo establecido en el numeral dos del artículo treinta y seis
del Código Penal, y fijó en quince mil soles el monto que por concepto
de reparación civil deberá pagar dicha sentenciada a favor de la
parte agraviada.
Intervino como ponente el señor juez supremo Sequeiros Vargas.

CONSIDERANDO

PRIMERO. AGRAVIOS EXPRESADOS POR LA RECURRENTE


La impugnante sostuvo como agravios los siguientes:
1.1. Durante todo el proceso sostuvo su inocencia, para lo cual negó
los cargos de modo uniforme. Existe duda razonable.

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1.2. No conoce a las sentenciadas María Isabel Bravo Chapoñán y


Roxana Santisteban de la Cruz, cuyas declaraciones son diversas y
contradictorias; asimismo, no hubo confrontación entre dichas
sentenciadas y ella.
1.3. La incriminación obedece a actos de venganza por parte de Odar
Carretero y Marcelino Palma, quienes la venían obligando a
transportar droga al extranjero; no obstante, como expresó su
negativa a dicho propósito, aquellos la vincularon con las
mencionadas sentenciadas.
1.4. No se valoraron adecuadamente sus declaraciones ni las del
testigo de descargo, Pablo Orlando Lima Huamacha.
1.5. La prueba documental de cargo –como sucede con las actas de
incautación de droga, de registro de equipaje, de apertura, entre otras– es
insuficiente o incompleta: no se consigna su nombre.
1.6. Las testigos impropias –María Isabel Bravo Chapoñán y Roxana Santisteban
de la Cruz– no declararon en su proceso: se incorporaron las
declaraciones que brindaron en otro proceso como prueba
trasladada con base en una normatividad que a la fecha de la
supuesta comisión del delito no se encontraba vigente; por lo que
se vulneró su derecho de defensa, contradicción y el principio de
inmediación. Sus dichos son acerca de hechos ajenos a los que se
le atribuyen; con ello se desvía la investigación hacia ámbitos
distintos de los hechos por los que fue condenada injustamente.
1.7. La representante del Ministerio Público, durante el juzgamiento, se
desistió de la declaración de las indicadas testigos impropias, lo
cual dejó a su defensa técnica sin posibilidad de contradecir sus
declaraciones y con la vulneración de su derecho fundamental a
la prueba. El solo ofrecimiento de las testimoniales de dichas

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testigos para el juicio oral determinaba que pasaban a ser testigos


de todas las partes procesales.
1.8. No se analizó adecuadamente si su conducta se subsume en el
supuesto agravado invocado. En atención al Acuerdo Plenario
número tres-dos mil cinco, no concurre tal circunstancia agravante,
toda vez que no se acreditó que conocía o sabía acerca de la
intervención de tres personas y que estas consintieron la comisión
del delito; del mismo modo, la concurrencia de agentes no
determina la existencia de organización delictiva.
1.9. La sentencia impugnada carece de una adecuada motivación y
vulnera su derecho fundamental a la prueba.

SEGUNDO. HECHOS MATERIA DE INCRIMINACIÓN


De conformidad con la acusación fiscal (fojas quinientos doce a quinientos
veinticinco) y el respectivo dictamen fiscal supremo (fojas dieciocho a
veinticinco del cuadernillo del recurso de nulidad), se tiene que el veintiséis de
julio de dos mil cinco, a las diecinueve horas con diez minutos,
aproximadamente, personal PNP del Departamento Antidrogas del
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, con la participación del
representante del Ministerio Público, intervino a la ahora sentenciada,
en terminación anticipada, Roxana Santisteban de la Cruz, en
circunstancias en que se encontraba controlando su pasaje en el
counter de la compañía Taca con la finalidad de viajar a Buenos Aires,
Argentina. En el registro de su equipaje se hallaron jabones, chocolates,
tofis y otros productos, los cuales, al ser sometidos a la prueba de
campo, dieron como resultado positivo para alcaloide de cocaína. En
el examen químico correspondiente se obtuvo como resultado total dos
kilos con ochocientos dieciocho gramos (peso neto) de clorhidrato de
cocaína.

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Al rendir su manifestación, la referida sentenciada Santisteban de la


Cruz señaló que fue María Maribel Bravo Chapoñán (ya también
sentenciada) quien le ofreció viajar a Argentina y, a su vez, le presentó a
las personas conocidas como “Charo” y “Consuelo”, y que esta última
la llevó a un hotel donde le explicó cómo iba a llegar al aeropuerto, le
entregó su pasaporte, su DNI, los boletos aéreos y dinero; asimismo, en
el trayecto le dio la bolsa que contenía los productos con la droga y la
dejó en la puerta del aeropuerto. Por ello, se inició el Proceso Penal
número dos mil cinco-dos seiscientos cuarenta y tres contra Roxana
Santisteban de la Cruz y María Maribel Bravo Chapoñán, el cual, en lo
que respecta a la encausada Santisteban de la Cruz, concluyó con
sentencia de terminación anticipada a su favor.
La sentenciada Bravo Chapoñán en su juicio oral señaló que la persona
conocida como “Consuelo” es la procesada Consuelo Violeta Pérez
Cáceres y que, por encargo de esta, ella también había viajado al país
de Argentina para traer casacas. Así, el veinticuatro de mayo de dos mil
catorce la Primera Sala Penal del Callao condenó a María Maribel
Bravo Chapoñán como autora del delito de tráfico ilícito de drogas en
su modalidad básica.
El veintiocho de febrero de dos mil diez la procesada Consuelo Violeta
Pérez Cáceres fue intervenida en el Aeropuerto Internacional Jorge
Chávez con la participación del representante del Ministerio Público,
cuando se disponía viajar a República Dominicana. En el registro de su
equipaje se hallaron entre sus prendas de vestir diez paquetes, los cuales
al ser sometidos a la prueba de campo dieron como resultado positivo
para alcaloide de cocaína. Y del examen químico se obtuvo como
resultado un total de diez kilos con trescientos ochenta y ocho gramos
de clorhidrato de cocaína; con lo cual se inició el Proceso Penal número
dos mil diez-mil ciento seis, en cuya instrucción la procesada Pérez
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Cáceres se acogió a la terminación anticipada y se dictó la respectiva


sentencia condenatoria.
La sentencia impugnada consideró como probada la responsabilidad
de Consuelo Violeta Pérez Cáceres por los hechos y el delito de tráfico
ilícito de drogas agravado y la condenó como autora de este.

TERCERO. EXAMEN JURISDICCIONAL DE AGRAVIOS


3.1. El delito de tráfico ilícito de drogas es uno de los más graves,
debido a la afectación que produce al cuadro material de valores
que consagra la Constitución. Como delito de acción múltiple,
socava las bases culturales, políticas y económicas de la sociedad,
pues su existencia y propagación afecta en grado sumo diversos
valores e instituciones básicas de todo Estado social y democrático
de derecho, tales como el principio-derecho dignidad de la
persona, la familia, la educación, el trabajo, la paz social, entre
otros1.
3.2. En el presente caso, analizados los fundamentos del recurso de
nulidad, la sentencia impugnada y otros actuados, se advierte que
la presunción de inocencia de la encausada Pérez Cáceres por los
hechos y el delito materia de acusación se ha desvirtuado
legítimamente. En atención a los agravios expresados en el recurso
de nulidad interpuesto, se tiene lo señalado a continuación.
3.3. La impugnante cuestiona su vinculación o responsabilidad
individual por el delito de tráfico ilícito de drogas materia de
acusación; para lo cual, centralmente, niega conocer a Roxana
Santisteban de la Cruz y María Maribel Bravo Chapoñán y,
consecuentemente, haber entregado los productos que contenían

1 Tribunal Constitucional del Perú, sentencia recaída en el Expediente número cero


tres mil ciento cincuenta y cuatro-dos mil once-PHC/TC, del veintitrés de octubre de
dos mil doce, fundamento jurídico cuarto.
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la droga a la primera de las mencionadas e intervenido en la


preparación del viaje de esta a Argentina para el traslado de la
sustancia ilícita, dándole su pasaporte, un DNI, los boletos aéreos,
dinero e indicaciones, y acompañándola hasta la puerta del
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
3.4. Al respecto, en primer término, debe indicarse que las coacusadas
Santisteban de la Cruz y Bravo Chapoñán ya cuentan con
sentencia que determinó la responsabilidad penal de ambas en los
hechos materia de acusación. Así, la primera fue condenada
mediante sentencia de terminación anticipada del diez de
octubre de dos mil seis, emitida por el Cuarto Juzgado
Especializado en lo Penal del Callao (fojas ochenta y ocho a noventa y
dos), toda vez que reconoció su culpabilidad por los cargos que se
le incriminaron. Y, en cuanto a la segunda nombrada, ella fue
condenada mediante sentencia del veinticuatro de mayo de dos
mil trece, emitida por la Primera Sala Penal de la Corte Superior de
Justicia del Callao (fojas ciento cuarenta y tres a ciento cincuenta y seis), la
cual fue declarada consentida mediante la resolución del
veintiuno de junio de dos mil trece (foja ciento cincuenta y siete) y,
consecuentemente, tiene la calidad de firme.
3.5. En el decurso de la investigación y/o proceso se tiene que fue su
coacusada Santisteban de la Cruz quien primero hizo referencia a
la intervención de la encausada Consuelo Pérez Cáceres en los
hechos. En efecto, en su declaración brindada en sede policial el
dos de agosto de dos mil cinco, con presencia del representante
del Ministerio Público (fojas treinta y seis a cuarenta y uno), refirió que
Maribel Bravo le propuso viajar a la ciudad de Buenos Aires,
Argentina, para recoger plata, a cambio de lo cual le iba a pagar
setecientos dólares americanos. Indicó que el veintiséis de julio de
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dos mil cinco, por mediación de Bravo Chapoñán, conoció a la


señora Charo y a Consuelo, y aquella (Bravo Chapoñán) le indicó que
Consuelo le iba a dar las instrucciones para viajar y cómo iba a
llegar al aeropuerto, lo cual sucedió al punto de que Consuelo no
solo cumplió con ello, sino también le entregó las golosinas que
contenían la droga, su DNI, su pasaporte, los boletos aéreos,
cincuenta dólares americanos y, asimismo, la acompañó al
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Describió a Consuelo
como una persona de tez trigueña, cabello lacio corto de color
negro, contextura delgada, estatura de un metro con sesenta
centímetros y veintiocho años de edad, aproximadamente. En su
declaración brindada a nivel de instrucción (fojas sesenta a sesenta y
cinco) ratificó su declaración policial y precisó, entre otros aspectos,
que Consuelo le indicó que cuando llegase a Argentina se
hospedara en un hotel, en el cual se iba a encontrar con la
hermana de Charo y, asimismo, volvió a señalar las características
físicas de Consuelo.
3.6. Por su parte, la encausada Maribel Bravo hizo referencia a la
intervención de Pérez Cáceres en los hechos en su declaración
brindada en el juicio oral que se le siguió entre octubre y mayo de
dos mil trece (fojas ciento nueve y siguientes); en su manifestación
policial del veinticuatro de octubre de dos mil catorce, realizada
con presencia del representante del Ministerio Público (fojas
doscientos veintidós a doscientos veinticuatro), y brindada ya en la
condición de sentenciada por los hechos materia de acusación; y
en su declaración testimonial del quince de abril de dos mil quince
(fojas trescientos noventa y uno a trescientos noventa y dos). De tales
declaraciones se tiene que trabajó como empleada del hogar
para la señora Consuelo, quien le pagaba; fue engañada por ella
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y la utilizó; que viajó en dos oportunidades a Argentina, en el dos


mil cinco, por encargo de Consuelo, llevando golosinas y con la
finalidad de traer casacas de cuero; que en el año dos mil cinco
vivía con Roxana Santisteban en una habitación alquilada y la
presentó a la señora Consuelo para que trabaje como empleada
del hogar; asimismo, la identificó plenamente (a Consuelo) como
Consuelo Violeta Pérez Cáceres, a quien describió como una
persona de contextura delgada, rostro delgado, cabello largo
ondulado de color negro, tez trigueña y de entre veintiocho a
veintinueve años de edad.
3.7. Se precisa que también consta en los actuados el acta de
reconocimiento fotográfico del veinticuatro de octubre de dos mil
catorce, efectuada con la intervención del representante del
Ministerio Público (foja doscientos veinticinco), en la cual María Bravo
Chapoñán identificó a Consuelo Violeta Pérez Cáceres como la
persona para la cual trabajó como empleada del hogar en su
domicilio, entre cuatro fichas Reniec que se le mostraron a la vista,
previa descripción de sus características físicas (cfr. considerando
precedente), las cuales guardan coincidencias importantes con las
expresadas por Santisteban de la Cruz (cfr. considerando tres punto
cinco) y corresponden en lo esencial con el aspecto físico de la
encausada Pérez Cáceres: tez trigueña, contextura delgada, rostro
delgado y un metro con cincuenta y cinco centímetros de estatura
(fojas doscientos veintisiete y doscientos treinta y seis: ficha Reniec y listado de

antecedente policial de la persona).

3.8. Respecto a la edad de la procesada Pérez Cáceres al momento


de los hechos (veintiséis de julio de dos mil cinco), en atención a que
nació el veintitrés de julio de mil novecientos ochenta y uno (según
su ficha Reniec), se tiene que cuando acaeció la ocurrencia

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delictiva contaba con veinticuatro años; edad que no resulta


ostensiblemente distante de la edad aproximada de veintiocho
años que indicaron Roxana Santisteban y María Bravo: en
sustancia hicieron referencia a una persona joven. En cuanto a la
forma del cabello de la encausada Pérez Cáceres, si bien Roxana
Santisteban señaló que era lacio y María Bravo, que era
ondulado, lo cierto es que, de la ficha Reniec de aquella,
aparece que su cabello es medio lacio; de lo cual no se advierte
que una incongruencia gravitante que invalide el reconocimiento
efectuado por Maribel Bravo, tanto más al haber otras
características físicas señaladas que sí son coincidentes en lo
sustancial con las de Consuelo Pérez Cáceres.
3.9. Así, la negativa de la encausada Consuelo Pérez respecto a
conocer a Roxana Santisteban y María Bravo no resulta verosímil
por lo siguiente:
3.9.1. Si bien la primera mencionada sindicó a una persona que
solo conoce, mediante María Bravo, con el nombre de
Consuelo, de la descripción física realiza de ella, existen
coincidencias sustanciales con el aspecto físico de Consuelo
Pérez Cáceres.
3.9.2. En cuanto a Bravo Chapoñán, si bien no se consideró
responsable por los hechos, aceptó haber trabajado como
empleada del hogar para Consuelo Pérez Cáceres, que
realizó viajes al país de Argentina por encargo de ella, sin
que se descarte que en alguno de dichos viajes haya
transportado droga, que dicha persona es la que presentó a
Roxana Santisteban como Consuelo, y, asimismo, se llevó a
cabo la respectiva diligencia de reconocimiento, cuya

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legalidad estuvo garantizada por el representante del


Ministerio Público.
3.10. Los relatos brindados por dichas testigos son sólidos, coherentes,
se encuentran revestidos de uniformidad y rodeados de medios
corroborativos periféricos: no solo son congruentes entre sí y
carecen de contradicciones esenciales, sino también los
refrendan, entre otros, el acta de reconocimiento, el Récord de
transferencias correspondiente a dicha procesada, remitido por la
empresa Servibank (foja cuatrocientos siete), oralizado durante el
juzgamiento, del cual aparece que recibió y remitió dinero a
diversas personas a Bolivia y Argentina por diversos montos (dos mil
dólares, ciento cincuenta dólares, doscientos dólares, entre otros), entre los
años dos mil tres y dos mil nueve, destacando un envío de cien
dólares a Milagros Roxana Condori Capajana el once de
noviembre de dos mil cinco, quien fue condenada por el delito
de tráfico ilícito de drogas mediante sentencia anticipada del
quince de enero del dos mil siete (expediente número dos mil
ochocientos noventa y ocho-dos mil seis), siendo que el hecho guarda
relación con dicho envío de dinero, toda vez que, según su récord
migratorio, el nueve de noviembre de dos mil cinco ingresó a
Argentina y retornó el doce de noviembre del mismo año, de lo
cual se desprende que la encausada Pérez Cáceres le remitió los
cien dólares a Condori Capajana para sus gastos de estadía en
dicho país (consideración del A quo no cuestionada puntualmente por el
impugnante, cfr. sección tercera, literal b de su sentencia).

3.11. Tales movimientos de dinero por parte de la encausada Pérez


Cáceres no resultan compatibles con la labor de ama de casa
que señaló cumplir al indicar sus generales de ley (foja quinientos
setenta y tres), ni tampoco con el extremo de su declaración
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brindada en el juicio oral (fojas quinientos noventa y nueve y siguientes),


según el cual en el dos mil cinco tenía tres menores hijos (una recién
nacida) y carecía de posibilidades económicas para pagar a
alguien a efectos de le brinde apoyo en el cuidado de sus hijos. Si
bien en el juicio oral aceptó haber realizado transferencias de
dinero por orden de una persona de nombre María Isabel Roberta
Requeiro, quien le pagaba por los giros, lo cierto también es no
solo que ello no se encuentra refrendado probatoriamente, sino
también que la misma encausada Pérez Cáceres indicó
desconocer a los destinatarios de las transferencias; todo lo cual
no genera convicción alguna respecto a que no le haya sido
contratar a alguien como empleada del hogar y, más bien, la
vincula con actividades ilícitas de tráfico ilícito de drogas
desplegadas en Perú y Argentina, tanto más en vista de que,
también en el juicio oral, reconoció haber viajado a Argentina
hasta en tres ocasiones llevando droga por orden de María Isabel
Odar Carretero.
3.12. Si bien refirió que se vio obligada a aceptar llevar dicha droga
por miedo ante las amenazas de las que fue víctima y que por
tales hechos ya fue sentenciada y estuvo presa, lo cierto es que
no constó medio acreditativo de que haya padecido tal
coacción, como puede haber sido la respectiva denuncia, que
ella misma reconoce omitió presentar. Al respecto, es de indicar
que en su recurso de nulidad, como planteamiento defensivo,
señaló que fueron María Isabel Odar Carretero y su esposo,
Marcelino Rufino Palma Castillo, quienes, por venganza, al
negarse a seguir llevando droga al extranjero, influyeron para
involucrarla en los hechos materia de acusación; sin embargo,
debe precisarse que, por un lado, tal conducta resulta ilógica
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pues ella no los denunció antes por los mismos hechos e incluso
fue condenada y, en segundo lugar, no se advierte acreditación
mínima de algún nexo o conexión entre los mencionados y María
Maribel Bravo Chapoñán o Roxana Santisteban de la Cruz.
3.13. Respecto a la declaración del testigo de descargo, Pablo
Orlando Lima Huamacha, brindada en el juicio oral (fojas seiscientos
ocho a seiscientos diez), si bien sostiene que se contactó con María
Maribel Bravo Chapoñán, quien le dijo que una señora no
identificada le brindó el nombre de Consuelo Violeta Pérez
Cáceres, que tiene un audio en el cual se escucha que le dicen
una serie de nombres, entre ellos, el de la mencionada Consuelo,
y que de ello tenía conocimiento Gustavo Plutarco Pacheco
Gómez (conviviente de María Bravo), quien le pidió dinero; lo cierto no
solo es que de dicho planteamiento no genera certeza al
mantener el referido testigo una relación de convivencia con
Pérez Cáceres, sino también porque no obra no obra medio
corroborativo alguno que lo respalde. Así, no consta en los
actuados el audio aludido y, asimismo, en el juicio oral, como
testigo ofrecido por la defensa técnica, declaró Gustavo Plutarco
Pacheco Gómez (seiscientos veintinueve a seiscientos treinta y uno), quien
declaró que tiene conocimiento de que Consuelo involucró a su
esposa (María Bravo) en el delito, captándola como ama de casa.
De ahí que estas tesis de defensa constituyan meras alegaciones
sin aptitud para desvirtuar la prueba de cargo existente.
3.14. Si bien para el juicio oral fueron ofrecidas como testigos por el
representante del Ministerio Público las coacusadas Santisteban de
la Cruz y Bravo Chapoñán, también es cierto que: i) dicho sujeto
procesal se desistió de la concurrencia de tales testigos en la sesión
de audiencia del seis de abril de dos mil diecisiete (fojas seiscientos
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ocho a seiscientos diez) al considerar que en los actuados ya


aparecían sus declaraciones, lo cual fue aprobado por la Sala
Superior; y ii) la defensa técnica de la encausada Pérez Cáceres
no ofreció oportunamente las declaraciones de las referidas
coprocesadas con la respectiva pertinencia.
De ahí que no sea de recibo que se le vulneró el derecho a la
prueba de la impugnante, en tanto que tal derecho es uno de
configuración legal, lo cual implica, entre otros contenidos, que el
ofrecimiento de medios probatorios debe sujetarse a lo establecido
por la norma legal procesal; en tal sentido, su defensa técnica no
cumplió con la exigencia que se desprende del artículo doscientos
treinta y dos del Código de Procedimientos Penal, consistente en
que el plazo regular para ofrecer medios probatorios es hasta tres
días antes de la audiencia, para lo cual, en el caso de los testigos,
deben identificarse y precisarse los puntos de la declaración;
tampoco hizo el respectivo ofrecimiento como prueba nueva al
inicio del juicio oral –foja seiscientos– (artículo doscientos treinta y ocho del
Código de Procedimientos Penales); menos aún solicitó oportunamente
la realización de una diligencia de confrontación.
3.15. No obstante, cabe precisar que en la sesión del primero de junio
de dos mil diecisiete (fojas seiscientos cincuenta y siete a seiscientos
cincuenta y nueve), en la fase de oralización de pruebas, a solicitud
de la Fiscalía, se dio lectura, entre otras piezas procesales, a la
declaración de María Bravo Chapoñán de fojas doscientos
veintidós a doscientos veinticuatro, al acta de reconocimiento
fotográfico de fojas doscientos veinticinco a doscientos veintisiete,
y a las copias certificadas de la sentencia de fojas ochenta y ocho
a noventa y dos (Expediente número dos mil seiscientos cuarenta y dos-dos

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mil cinco), en la que consta la declaración de Roxana Silva


Santisteban, como prueba trasladada.
3.16. Al respecto, si bien la defensa técnica de la encausada Pérez
Cáceres se opuso a la oralización respecto a Rosa Santisteban de
la Cruz y a las versiones incriminatorias de María Bravo Chapoñán,
también es cierto que se limitó a indicar que su patrocinada no las
conocía y, consecuentemente, que no tuvo ninguna relación con
ellas, sin precisar las contradicciones o inconsistencias en lo
depuesto por dichas testigos, lo cual, por cierto, tampoco precisa
en la fundamentación de su recurso de nulidad; ni tampoco
ofreció la oralización de alguna pieza procesal. De ahí que no
resulte sostenible una afectación sustancial a su derecho a la
defensa, a la prueba o a alguna otra garantía: tuvo la
oportunidad de contradecir y, en todo caso, no puntualiza en su
recurso de nulidad lo que no pudo ser respondido o aclarado por
las referidas coacusadas al no concurrir al juicio oral, esto es, las
razones del estado de indefensión que se le habría generado.
Tanto más si la figura de la prueba trasladada fue incorporada
mediante la Ley número treinta mil setenta y siete, que entró en
vigencia, conforme a su primera disposición complementaria final,
el primero de julio de dos mil catorce, esto es, cuando ya se había
emitido el auto de apertura de instrucción en el presente caso –
treinta y uno de diciembre de dos mil catorce– (fojas doscientos setenta y ocho

a doscientos setenta y nueve). No debe soslayarse que en materia


procesal penal rige, como regla, el principio tempus regit actum,
por lo que sí era de aplicación dicha ley procesal al caso sub
examine.
3.17. Asimismo, la subsunción de la conducta en la modalidad
agravada de tráfico ilícito de drogas, por ser realizada como parte

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de una organización criminal, sí resulta adecuada, toda vez que


existen indicios y elementos probatorios suficientes que
determinan que la encausada Pérez Cáceres integró una
organización criminal dedicada al envío de droga al extranjero
(Argentina), habiendo sido su rol central la captación de personas a
las cuales proveía de la ilegal sustancia y de los medios
económicos y logísticos necesarios para el transporte de la droga,
lo cual implica el conocimiento de un número de intervinientes,
como mínimo, superior a dos personas en los hechos (productores o
abasteceros, captador y necesidad de personas burrier), decididos por la
comisión del hecho y con una determinada jerarquía. De lo cual
se tiene que la pena privativa de libertad de veinte años que se
impuso a la procesada Pérez Cáceres no resulta excesiva.

DECISIÓN

Por lo expuesto, los integrantes de la Sala Penal Permanente de la Corte


Suprema de Justicia de la República, de conformidad con lo opinado
por el señor fiscal supremo:

I. DECLARARON NO HABER NULIDAD en la sentencia expedida el


quince de junio de dos mil diecisiete por la Primera Sala Penal de
Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia del Callao, que
condenó a Consuelo Violeta Pérez Cáceres como autora del delito
contra la salud pública-tráfico ilícito de drogas agravado, en
perjuicio del Estado, le impuso veinte años de pena privativa de
libertad, el pago de ciento ochenta días multa a razón del
veinticinco por ciento de su ingreso diario, dos años de pena de
inhabilitación conforme a lo establecido en el numeral dos del

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artículo treinta y seis del Código Penal, y fijó en quince mil soles el
monto que por concepto de reparación civil deberá pagar dicha
sentenciada a favor de la parte agraviada.

II. MANDARON que se transcriba la presente ejecutoria al Tribunal de


origen. Hágase saber.

S. S.

SAN MARTÍN CASTRO

BARRIOS ALVARADO

PRÍNCIPE TRUJILLO

SEQUEIROS VARGAS

CHÁVEZ MELLA

IASV/JIQA

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