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EDUCACIÓN, SOCIEDAD Y DESARROLLO

Desafíos en los siguientes 10 años


Hugo Diaz Diaz
Educación, sociedad y trabajo

Futuro como preocupación


A diferencia de lo que sucedía hace dos o tres décadas, la reflexión sobre lo
que será el futuro de las sociedades y de los sistemas de educación ocupa un
lugar preferente en el pensamiento de muchos gobernantes y sectores de la
ciudadanía. Contrario al pasado, ahora acceden a las instituciones de
enseñanza, como consecuencia del aumento de la cobertura educativa, grupos
poblacionales que antes no lo hacían y con bagajes culturales y de vocabulario
muy limitados. Ahora no existen edades para aprender. Para los que han nacido
en este siglo, a los que se les denomina nativos digitales, la escuela actual ya
no les provee con suficiencia de nuevos conocimientos científicos ni de las
habilidades necesarias para actuar con éxito localmente o fuera del país, en una
sociedad y economía globalizadas y con empleos cambiantes. Tampoco les
ofrece las actitudes y valores asociados al nuevo desarrollo humanístico,
espiritual y de convivencia social, tan necesarios en un mundo que vive diversas
manifestaciones de intolerancia, violencia, fundamentalismo, corrupción... A las
instituciones educativas se les está haciendo imposible conciliar los dos
propósitos claves para actuar en el futuro: el que ayuda a cada niño a ser
protagonista, creador de la realidad, a encontrar su personalidad y su proyecto
de vida; y el otro, que permite a los adultos inculcar en esos niños las actitudes
y valores que les permitirán, en un ambiente de libertad, ser ciudadanos
adultos en función de lo que se cree justo y verdadero. Todo el progreso que
hemos vivido en las últimas décadas del siglo pasado y en los primeros años de
este siglo, cuestiona de una u otra manera a las instituciones educativas y
sugiere la necesidad de contar con respuestas y medidas oportunas que hagan
frente a la dinámica sucesión de acontecimientos, los cuales se producen cada
vez más rápidamente.

Cambios sociales, tecnológicos y productivos


El conocimiento, la tecnología y los retos del crecimiento económico
revolucionan todos los espacios de la actuación social y exigen mayores niveles
de educación asociados a capacidades que permitan actuar eficientemente en
un mundo en constante cambio, más globalizado, más poblado, más peligroso y
con graves problemas medio - ambientales. Para una parte creciente de la
población, la Internet o el teléfono celular son herramientas sin las cuales no
pueden desarrollar sus actividades. Millones de niños no se imaginan un mundo
sin televisión por cable, sin el chat y otros recursos de Internet. Hay tendencias
que hasta hace poco no eran esperadas por gran parte de la población mundial.
Son tendencias que buscan convertirse más en realidad que en utopía. Es el
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Educación, sociedad y trabajo

caso de la posibilidad que las personas vivan más años; que vivan mejor y con
más lucidez; que continúen comprendiendo y creando; que se incremente y
acelere la migración de las personas; y que crezcan exponencialmente el
conocimiento, las comunicaciones y las interdependencias. Por otro lado,
aumentan las investigaciones que relacionan el aprendizaje con la potencialidad
del cerebro humano. Hay abundante evidencia respecto a que la capacidad de
aprender del cerebro es durante toda la vida; que se aprende mejor cuanto
más se continúa aprendiendo; que los aprendizajes de nuevos conceptos
abstractos y la exigencia de pensar en la solución de problemas postergan la
pérdida de la memoria; y que casi no existen periodos críticos que repercutan
en la eficacia de un aprendizaje, lo que no quiere decir que no puedan
optimizarse momentos de aprendizaje. Está desechada la teoría de que solo los
niños son capaces de aprender bien las lenguas extranjeras. La adquisición de
vocabulario no conoce de períodos sensibles y puede lograrse óptimamente a lo
largo de toda la vida. Lo importante es estimular y desarrollar en el niño, desde
los primeros meses, bases sólidas y competencias para el aprendizaje
permanente. En un futuro no muy lejano, la esperanza de vida de los adultos
podría llegar a los cien años o más. Los adultos, ahora en edad de retiro,
podrán seguir trabajando, pues sus condiciones físicas y mentales serán
mejores que las actuales. El aprendizaje para el dominio de un oficio, un arte o
desarrollar una actividad social les brindará muchas oportunidades económicas,
les retardará la aparición o el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas,
como la demencia senil y, sobre todo, les ayudará a declinar el envejecimiento
cerebral. En cambio, la práctica de rutinas y automatismos ya adquiridos en el
desarrollo de tareas prolongadas en el tiempo reducen el nivel de actividad
cerebral.

La tecnología como motor del cambio


Hoy más que nunca, el capital humano se considera el motor del desarrollo;
mucho más que el capital y los recursos naturales. La experiencia así lo enseña.
La mejora de la educación en los últimos cincuenta años ha sido causa de hasta
un tercio del incremento de la productividad en los Estados Unidos. De otro
lado, está demostrado que mayores niveles de educación facilitan el acceso a
un empleo más rápidamente, con mayor estabilidad y mejor remunerado. En
tercer lugar, mayores niveles de escolarización están asociados a tamaños de
productos per cápita más altos y a una mayor equidad educativa entre la
población adulta. Finalmente, educar a un adulto en un equivalente a cuatro
años de secundaria cuesta cuatro veces más de haberlo educado a tiempo. Es
la razón por la que las naciones que quieren ser más competitivas y lograr altos
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Educación, sociedad y trabajo

niveles de productividad buscan una educación de alta calidad. Para ello, tratan
de refundar las instituciones de enseñanza desde sus cimientos, corregir sus
carencias, prevenir, afrontar riesgos con soluciones creativas, asumiendo el
fracaso como una experiencia temporal. Lo hacen porque el modelo vigente de
institución educativa, ideado con el objetivo de atender a las minorías, no sirve
más. Está basado en esquemas uniformes de enseñanza, donde los estudiantes
siguen una pauta única, aprenden lo mismo, y de la misma manera, y ponen
excesivo énfasis en las humanidades y la formación general tradicional o en la
especialización precoz. Por el contrario, se requieren respuestas educativas
audaces y eficaces que den alta flexibilidad a las dimensiones y contenidos del
qué y cómo enseñar, al mismo tiempo que crean los ambientes de aprendizaje
que permiten el aumento de las capacidades de análisis y síntesis de los
estudiantes y una activa participación en su formación. Todo ello en un
contexto de real autonomía para la gestión institucional; el reconocimiento y
aumento de las redes y comunidades virtuales de aprendizaje, colaboración y
creación; así como el fortalecimiento de las relaciones con la comunidad. Sin
una reingeniería, la institución de enseñanza no podrá atender a cabalidad el
derecho de los alumnos a recibir una atención diferenciada, personalizada y
flexible, que asegure unas bases comunes de aprendizaje, donde se diferencien
sujetos, saberes y prácticas. Es decir, que cada estudiante desarrol le sus
fortalezas y talentos, corrija sus debilidades, forme su personalidad, su
individualidad, su carácter; adquiera y asuma valores y sentidos colectivos.

Los retos de la calidad y equidad


En países con presupuestos limitados para la educación, donde la escuela
pública es mayoritaria y existen grandes brechas de calidad entre las escuelas
públicas y un sector de las escuelas privadas, aspirar a una educación de
calidad parece un sueño. No obstante, si se quieren reducir las desigualdades
de desarrollo, la respuesta tiene que ser “sí se puede” y asociarse con tesón a
la noción de excelencia, clave en un mundo intensamente competitivo. La
excelencia tiene que darse en procesos que combinen la libertad de diversificar
y crear modelos de enseñanza con la responsabilidad sobre los resultados; y
que, paralelamente, satisfagan la demanda de un enfoque personalizado de
servicios universales en ascenso. Los países en desarrollo no pueden darse el
lujo de obtener resultados académicos mediocres, pues no cuentan con los
mismos recursos institucionales y culturales que los países más desarrollados
tienen para compensar la insuficiencia de sus resultados educativos. En países
como los iberoamericanos no es fácil alcanzar la excelencia, aunque no es
imposible. Además, la excelencia y la ampliación de oportunidades no son
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Educación, sociedad y trabajo

objetivos incompatibles; por el contrario, son complementarios, pues poco


sentido tendrá –y la experiencia del pasado así lo demuestra– priorizar la
cantidad sobre la calidad. No basta disponer de más re cursos financieros, sino
de contar con mayor cantidad de personal calificado para la docencia y la
administración educativa. Además, en muchos casos se arrastra un déficit de
universalización de la enseñanza básica y de adquisición de competencias
elementales en cientos de miles de adultos. Alcanzar la excelencia se hace más
difícil cuando se constata que, paralelamente, las oportunidades para la
población de alcanzar los más altos niveles de educación y de competitividad
laboral deben ampliarse significativamente, pues son indispensables para vivir
en una nación con sólido y sostenido crecimiento económico, con mejores
empleos, para aprovechar el adelanto tecnológico y para alcanzar una mayor
cohesión social. Los países que lideran el escenario educativo mundial, en
donde los gobernantes y la sociedad en general valoran altamente la educación,
la capacidad de aprender y estiman a su profesorado, brindan una ruta de por
dónde podemos encaminarnos. El reconocimiento al profesorado no es solo
social, también incluye un autorreconocimiento que los estimule a no
culpabilizarse de sus errores, sino a enmendarlos y sacar provecho de ellos.

Caminos de la transformación
Los sistemas educativos caminan hacia transformaciones que van paralelas al
desarrollo científico y tecnológico y a la mutación de los procesos económicos y
de la sociedad en su conjunto. Deben responder a las nuevas demandas de
formación básica y de formación durante toda la vida, implementar nuevas
formas de enseñar y de aprender, de concebir los espacios y los recursos de
aprendizaje, así como las nuevas formas de organizar los servicios educativos.
Cualquier ciudadano del mundo, sin importar su edad, debe tener aseguradas
las oportunidades de permanecer en el circuito del cono- cimiento y el
aprendizaje, es decir, de seguir aprendiendo, de acceder a las diversas
modalidades de educación y formación –formales, no formales o informales;
presenciales, semipresenciales o a distancia–, así como de transitar sin
dificultad de una opción educativa o de ocupación a otra. La elasticidad de los
modelos de enseñanza, combinada con sus atractivos diseños y adaptación a
las necesidades y aspiraciones personales y grupales, aportará decididamente a
la construcción de una ciudadanía activa, a la igualdad de oportunidades, a la
cohesión social duradera, y por tanto, a una estabilidad de las sociedades
basada en la paz y la justicia en todos los ámbitos.

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Educación, sociedad y trabajo

Competencias indispensables
Las competencias necesarias para actuar y adaptarse permanente- mente a la
sociedad del conocimiento y el avance tecnológico son objeto de estudio por
múltiples organismos y especialistas del mundo de la educación. El consenso
mayoritario sostiene que la formación debe asegurar el dominio de una base
común de competencias, conocimientos, valores, reglas de comportamiento y
actitudes que permitan adaptarse a la diversidad. Ningún estudiante debería ser
promovido de ciclo sin demostrar el dominio de esas habilidades y destrezas;
hacerlo solo significa postergar el alcance de logros formativos y poner en
riesgo la escolaridad futura de los educandos. Las competencias básicas
comunicativas, matemáticas y científicas. La competencia más ansiada por las
naciones es que todos sus ciudadanos puedan, sepan y quieran leer y escribir.
La lectura y la escritura, como instrumentos privilegiados de acceso a la
información y el saber, son un derecho ciudadano, una condición para aprender
y seguir aprendiendo, para pensar ordenadamente, y para insertarse y
participar en democracia en el competitivo mundo laboral. Respecto de las
competencias comunicativas, el español García Garrido destaca la capital
transcendencia de la formación básica al señalar que “la calidad atribuible a los
periodos fundamentales del aprendizaje adulto en sus diversas formas,
comenzando por el aprendizaje propedéutico para estudios superiores y
profesionales, siguiendo por el aprendizaje superior y universitario y terminando
por el conjunto de acciones de aprendizaje permanente, está íntimamente
relacionada con el progreso alcanzado por las competencias comunicativas al
término de la escolaridad obligatoria”. Desarrollar las competencias de lectura y
escritura no basta para la sociedad del conocimiento. Manejar las herramientas
matemáticas y científicas, expresión de los rasgos del pensamiento matemático
y científico, es indispensable para alcanzar una formación académica suficiente
que propicie que los adultos del mañana sean capaces de comprender y aplicar
conceptos, modelos y procesos científicos a los problemas que vayan
encontrando a lo largo de sus vidas. También permite entender toda clase de
asuntos que dan forma a las sociedades modernas, las cuales se basan en gran
medida en los avances tecnológicos y científicos. Competencias para el mundo
laboral. La dinámica de la producción y de la renovación de los empleos será
intensa en los años que vienen. Se estima que más de las dos ter- ceras partes
de las carreras profesionales desaparecerán, mientras que surgirán otras
derivadas del más alto desarrollo tecnológico; por ejemplo, de las ciencias
genómicas, la nanotecnología, los nuevos materiales, la inteligencia artificial y
las que tienen que ver con el conocimiento de formas de vida en otros planetas.
El acercamiento de las instituciones de enseñanza a las empresas favorecerá el
des- cubrimiento de esas nuevas profesiones, la construcción de vías de

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Educación, sociedad y trabajo

formación profesional fundadas en la alternancia y la mejora de la inserción


profesional juvenil. Según la OCDE, al año 2020 la proporción de personas que
llevarán a cabo trabajos que requieran de una formación técnica o profesional
inicial para luego realizarlos toda la vida, descenderá hasta un 10 o 12%. Un
estudio sobre el talento en Latinoamérica realizado por Manpower revela que
las competencias más difíciles de encontrar por los empleadores son las que
exigen del postulante capacidad de pensamiento analítico e interactivo, cuya
función no es rutinaria. Si esto es así, la educación ofrecida en los países de la
región, basada en la rutina, tendrá que replantear sus objetivos para que el
protagonismo central lo tengan la reflexión, el análisis, la síntesis, el debate
racional y argumentativo permanente de ideas, así como la interactividad
intelectual y social. El requisito es la modificación sustancial de las estrategias
de formación y capacitación de profesores, de los contenidos curriculares, de
las formas y los medios como se transmiten y se adquieren los aprendizajes;
incluso los horarios y calendarios de enseñanza y las características físicas de
los espacios y mobiliarios educativos deberán adecuarse al logro de las
competencias aspiradas. Por tanto, las capacidades, destrezas y actitudes
necesarias para actuar en el mundo laboral tienen una enorme relevancia en la
definición de las competencias que los sistemas educativos deben asegurar.
Empleos que, como resultado del avance tecnológico, crecerán a ritmos
menores que el aumento de la fuerza de trabajo. Las relaciones y el comercio
internacional exigirán al sistema educativo cultivar, desde muy temprana edad,
cualidades referidas a la comunicación en lenguas extranjeras, la lectura digital,
la capacidad de aprender y reaprender, el desarrollo del espíritu empresarial y
de generación del autoempleo, la motivación, la autoconfianza, la capacidad de
correr riesgos y de trabajar en equipo. También se deberá formar en actitudes
que ayuden a desarrollar la solidaridad y sensibilidad humanas, la tolerancia, la
comprensión mutua y la valoración de las expresiones artísticoculturales.
Competencias personales y ciudadanas. Boris Cyrulnik, desde un enfoque
psicológico, establece cinco características que deben poseer los jóvenes para
afrontar la sociedad del futuro. Estas características son las siguientes: explicar
su propia vida, la del mundo y del universo; autoestimarse y estimar a los
otros; plantearse un proyecto; poseer capacidades para llevarlo a cabo; y
practicar estrategias para vincularse sanamente con los demás. Vincular la
formación con estos planos de desarrollo de capacidades y actitudes es un reto
muy difícil, pero inevitable. Para lograrlo, las instituciones de enseñanza
tendrán que trabajar en alianza con otros sectores y la comunidad, en especial
con las familias. A la escuela no hay que sobrevalorarla ni exigirle más de sus
potencialidades. Lo deseable es que centre sus esfuerzos en buscar un
equilibrio entre la formación de la personalidad del estudiante y la transmisión
del saber y la cultura; que redescubra que tiene un papel vital en los procesos

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Educación, sociedad y trabajo

de transmisión de pautas culturales, de valores y de conducta ciudadana. En


segundo lugar, la escuela debe mantener sus finalidades de socialización, de
compensación de diferencias sociales, de generación de la autoestima necesaria
y de complemento de la educación familiar, con miras a que cada individuo
establezca y desarrolle un proyecto de vida acorde con los cambios que se van
produciendo. En tercer lugar, la escuela debe reforzar su capacidad de
orientación, sobre todo en un contexto de incertidumbre, violencia e
inseguridad. Finalmente, debe desarrollar las competencias para la
comunicación y colaboración interactiva, así como para el uso de los principios
básicos matemáticos, científicos y tecnológicos, lo que ayudará al estudiante a
incrementar su libertad y capacidad para explorar su mundo. Con este
propósito, la formación de los profesores no deberá descuidar la inclusión de
componentes de psicología y los psicólogos escolares deberán tener una mayor
presencia en el trabajo de las instituciones educativas.

Nuevas visiones sobre el currículo


El libro del “best seller” Clayton M. Christensen, sobre cómo las nuevas
tecnologías cambiarán las formas de aprender, proyecta que dentro de una
década la mitad de todos los cursos en la escuela secundaria se trabajarán en
línea. El autoestudio y la investigación serán un fuerte estímulo a la cre atividad,
el cuestionamiento y la búsqueda de la verdad. Si vemos una experiencia
cercana, la evaluación del Programa PISA para el 2009 comenzará a medir la
capacidad lectora a partir de textos electrónicos. Si esa es la tendencia, cada
estudiante tendrá que dominar adecuadamente las técnicas del estudio
personalizado para maximizar su potencial de aprendizaje. Los futuros planes
de estudio demandarán un equilibrio entre lo que se ofrece en la institución de
enseñanza y lo que requiere la sociedad; es decir, respecto del qué y cómo
enseñar habrá que combinar las aspiraciones de los profesores, los directivos,
los padres y alum- nos, con las expectativas de quienes orientan los cambios
científicos, tecnológicos, sociales y culturales. Actualmente, los contenidos los
deciden casi exclusivamente los educadores, son despersonalizados,
difícilmente entendibles por los padres, a veces irrelevantes y alejados de los
grandes problemas reales, con horarios excesivos y con ritmos de aprendizaje
poco respetuosos de los alumnos. En el futuro, se exigirá una mayor
participación de aquellos actores que, a pesar de no pertenecer al ámbito de la
educación, tienen una influencia capital en los destinos de la sociedad.
¿Objetivos más complejos de aprendizaje demandan más tiempo de trabajo en
las aulas? Finlandia y Japón ofrecen un derrotero por donde podrían
encaminarse prácticas como el horario escolar. En primaria, los estudiantes
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Educación, sociedad y trabajo

reciben anualmente 684 y 648 horas anuales de enseñanza, respectivamente,


frente a las 1139 horas recibidas por los niños norteamericanos. En el segundo
ciclo de la secundaria, los estudiantes finlandeses reciben 556 horas anuales de
clase; los japoneses, 467; y los norteamericanos, 1121. De esta manera, los
niños y adolescentes finlandeses y japoneses tienen más tiempo para vivir otras
experiencias propias de su edad. De lo que se trata, entonces, es de definir la
cantidad óptima de contenidos posibles de trabajar, discriminar y organizar
haciendo un adecuado empleo del tiempo de aprendizaje y, sobre todo, de
contar con profesores que permitan una transferencia de aprendizajes con la
más alta calidad. A ellos hay que brindarles la oportunidad de concebir,
planificar, elaborar y llevar a cabo proyectos experimentales que tengan el
potencial de ser mucho más formativos y transcendentes que un conjunto
cargado de datos e información susceptibles de caer fácilmente en el olvido.
Hay proyectos que saliéndose de las prioridades de la programación curricular
oficial dan buenos resultados. Está probado que más beneficioso que
desarrollar una unidad del programa de estudios es que los alumnos lean
semanalmente un libro completo, adecuado a su edad, intereses y necesidades,
y que sean permanentemente evaluados en la comprensión de lo que leen y en
el aumento de su vocabulario. Pasar de la pedagogía de las carencias a la
pedagogía de las fortalezas y prestar atención a métodos de aprendizaje que
favorezcan el buen uso del cerebro, que solo se emplea en el 1% de su
capacidad, es clave en la sociedad del conocimiento. Incluso un estrés modera-
do, vital y necesario, puede devolver dinamismo y mejorar la cognición y el
aprendizaje, pero más allá de un cierto nivel, el estrés producirá un efecto
inverso. Es claro que el cerebro reacciona muy favorablemente cuando el
individuo logra dominar un nuevo concepto, por lo que desde muy temprana
edad los métodos de enseñanza deberían dar más importancia a que el niño
descubra el placer de comprender y que asocie el aprender con una experiencia
muy agradable. La globalización de los planes de estudio es otra de las
tendencias. En la educación básica, los sistemas internacionales de medición de
los aprendizajes de los estudiantes son el paso inicial para diseñar currículos
más universales en campos como la matemática, las ciencias, la lectura, la
educación ciudadana y otros vinculados a las competencias que cualquier
persona requiere, lo que no excluye la necesidad de incorporar contenidos que
tomen en cuenta las particularidades nacionales, regionales o locales de cada
país.

Presencia de las nuevas tecnologías en educación

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Educación, sociedad y trabajo

Si bien la transición de la era analógica a la digital y el creciente uso de Internet


revolucionan las formas de aprender; en cualquier escenario, el rol de las
nuevas tecnologías es ayudar a potenciar y consolidar los cambios y no ser el
eje de estos. No se trata simplemente de amoldar la pedagogía a la tecnología,
sino de beneficiarse de las posibilidades innovadoras que ella le brinda. Las
nuevas tecnologías, aunadas al descenso de las tasas de crecimiento de la
población en edad escolar, influirán en los sistemas educativos, los cuales
necesitarán menos profesores de los que hoy se emplean. Todavía los costos
son elevados, pero la revolución de la comunicación en línea, la multimedia y
otros recursos informáticos estarán más presentes en las aulas: propiciarán
cambios en los diseños arquitectónicos; facilitarán el empleo de métodos de
enseñanza y aprendizaje multidisciplinarios y colaborativos, los cuales
aprovecharán el uso intensivo de potentes plataformas de contenidos
relacionados con los diversos temas del currículo (video conferencias, acceso a
laboratorios y a centros de investigación que trabajen en lo más reciente).
Aunque a pequeña escala, iniciativas públicas y privadas dan la pauta de lo que
podrían ser modelos innovadores. Por un lado, están las que colocan en
Internet recursos educativos que ayudan a los profesores a implementar las
actividades del plan de estudio de cada grado y área de formación; por otro
lado, está la experiencia irlandesa de empleo del teléfono celular para mejorar
las capacidades de comunicación oral, además de toda la potencialidad que
vienen demostrando las nuevas tecnologías en campos como la enseñanza de
las ciencias, los idiomas, la historia y la geografía. Las nuevas tecnologías irán
compitiendo y complementando roles que ahora los asumen una serie de
recursos y métodos de enseñanza tradicional. Es el caso de la rica variedad de
recursos informáticos que comienzan a estar disponibles, como las pizarras y
los libros electrónicos, las carpetas digitales y la web 2.0. Ellos propiciarán un
trabajo más colaborativo entre el profesor y sus estudiantes, combinando la
experiencia del primero con la habilidad y destreza de los segundos, y
posibilitarán el acceso a una variedad siempre actualizada de fuentes del
conocimiento y de investigación para adquirir más y mejores aprendizajes. Los
medios y materiales electrónicos harán que en las clases se adopten estrategias
didácticas menos expositivas y nuevas formas de agrupamiento de los
estudiantes, los que aumentarán su protagonismo en la construcción de sus
conocimientos. Más que conferenciante y expositor en clase, el profesor será un
guía, un facilitador de fuentes de información y de desarrollo del pensamiento
crítico. Las nuevas tecnologías aportarán decisivamente en el desarrollo
profesional del docente, quien tampoco escapará a la globalización, al
reforzamiento de la cooperación entre países y a la aplicación de sistemas de
acreditación de equivalencia internacional. Ellos tendrán que hacer frente a una
creciente movilidad e intercambios de estudiantes; por lo tanto, trabajarán con

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Educación, sociedad y trabajo

grupos culturalmente más heterogéneos y con recursos diferentes a los


actuales. En la gestión, la automatización de procesos, como la evaluación del
estudiante y del profesor, facilitará el seguimiento más cercano de sus
desempeños, permitirá monitorear permanentemente los aprendizajes e
identificar las medidas que lleven a alcanzar los mejores resultados. La Internet
abre nuevas posibilidades de relación entre la escuela y los padres de familia y
la comunidad, entre los alumnos y los profesores, entre las instituciones de
enseñanza y entre ellas con las empresas y los centros de investigación más
avanzados. La meta mayor es la alfabetización digital, a fin de que todas las
personas conozcan las herramientas de las nuevas tecnologías y las utilicen
como fuentes de información y acceso a conocimientos, así como de creación e
interacción colaborativa. Las actuales tecnologías evolucionarán perfeccionando
su funcionalidad, practicidad, potencialidad, tamaño y reduciendo sus costos.
Pero, aun cuando en pocos años la computadora y la navegación por Internet
tengan el precio de un texto escolar, no será posible el acceso pleno de sus
beneficios a toda la población: habrá millones de niños, jóvenes y adultos
pobres excluidos del desarrollo tecnológico.

Alianza profesor – familias


Una de las quejas frecuentes de los estudiantes que fracasan en su escolaridad
es la escasa preocupación que por ellos tienen sus padres y quienes trabajan
en la institución de enseñanza. Conocido es el efecto positivo para el
aprendizaje que tiene una relación individual, cercana, amistosa y respetuosa
entre el profesor y sus alumnos. En la mayoría de los casos, es el profesor
quien atrae al alumno al gusto por una asignatura, más que el contenido de
esta. La asociación entre el profesorado y los padres de familia duran- te el
proceso de instrucción, educación, acompañamiento y orientación de los
estudiantes debe ser muy estrecha y producirse en el marco del respeto mutuo
de los roles de cada quien. Por un lado, el nivel de calidad del profesorado
determina el techo de la calidad de la educación de un sistema educativo; lo
que el estudiante aprende está condicionado en gran medida por lo que el
profesorado sabe y hace. Por otro lado, los padres de familia son los llamados a
revertir la situación por la cual siguen de lejos la trayectoria de la formación de
sus hijos, actuando en general de manera bien intencionada pero a veces
equivocada. Por el contrario, deberían ser una influencia determinante en los
objetivos de asegurarles el éxito académico, de hacer frente a la diversidad, de
valorar el gusto por el esfuerzo; de enseñarles a ser exigentes consigo mismos,
que nadie puede vivir sin obligaciones y que no puede haber libertad con

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Educación, sociedad y trabajo

impunidad y sin reglas; que existen diferencias entre el bien y el mal, entre lo
legal y lo prohibido, entre los derechos y los deberes.

Gestión de las instituciones de enseñanza


La institución de enseñanza nunca dejará de tener roles capitales en la
formación de los estudiantes, por lo que sus propósitos son cada vez más
amplios y complejos. Para poder cumplirlos, las escuelas tendrán una
organización y gestión más abiertas, y estarán integra- das por trabajadores
competentes, confiables, convencidos del éxito y reconocidos socialmente. La
noción de centro de enseñanza como un campus físicamente cerrado, de
espacios rígidos, cederá paso a un concepto de institución que trabaja
intensamente en formar estudiantes en colaboración con instituciones del
entorno. También dará lugar a una transformación de las relaciones de poder
entre los diversos agentes educativos, desde los que actúan en el gobierno
central hasta los que conviven en las instituciones de enseñanza. Por último, se
romperá el monopolio de la profesión docente. La heterogeneidad de los grupos
que atiende y la progresiva complejidad de los roles que asume la institución de
enseñanza obligan a una cooperación multidisciplinaria entre pedagogos,
psicólogos educativos, especialistas en aprendizaje y otros profesionales, a los
que se debe añadir la colaboración de los padres y líderes de la comunidad. El
reto para las instituciones educativas no consiste en transmitir conocimientos y
habilidades, sino en crear el mejor ambiente para el aprendizaje y
autoaprendizaje, promoviendo la autonomía, responsabilidad y la atención
personalizada pues tanto los profesores son distintos unos de otros, como los
estudiantes son igualmente distintos. De allí la urgencia de reformar
drásticamente el enfoque de la formación de profesores, actualmente orientado
a un trabajo más colectivo que personalizado y a una enseñanza más impositiva
que colaborativa y facilitadora. Gestores eficientes son la clave para identificar y
priorizar los cambios esenciales en cada componente de la educación que lleven
a su mejora como un todo, y no a su deterioro. Se necesita una legislación
adecuada a los tiempos, que conduzca a la descentralización real y no
declarativa; que asegure capacidad plena para decidir con qué personal trabajar
y evaluarlo permanentemente; para decidir con mayor libertad medidas a fin de
reducir el elevado número de estudiantes que aprueban un ciclo de enseñanza
sin lograr los aprendizajes requeridos. Además, para priorizar, focalizar,
planificar y emprender reformas e iniciativas de alta rentabilidad social y
eficiente empleo de los recursos; para articular la educación básica y superior
con las necesidades del desarrollo. También para dar norte al crecimiento y
buen estado de conservación de la red escolar pública, así como extender las
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Educación, sociedad y trabajo

oportunidades de formación en el marco de una concepción de educación


durante toda la vida. Las instituciones educativas serán organizaciones de éxito
y enseñarán en felicidad si cuentan con dos elementos: un soporte de
acompañamiento, asesoría y capacitación a los profesores, proporcionado por
áreas de gestión pedagógica; y unos profesionales competentes en el ejercicio
de nuevas formas y contenidos de liderazgo de la función directiva. De todos
los actores que inciden en el funcionamiento de la institución de enseñanza, el
director desempeña un papel estratégico. Un buen director logra que toda la
comunidad educativa asigne el más alto valor a la función formativa, construye
eficacia y posee capacidad para organizar y dar sentido al funcionamiento del
establecimiento en su conjunto y al trabajo de cada uno de los grupos y
personas que lo integran.

Otros espacios de educación y formación


Transformar las instituciones de enseñanza en buenos centros de aprendizaje y
en organizaciones que estén constantemente aprendiendo no depende
exclusivamente de quiénes actúan en ellas. Intervienen otros factores como la
capacidad de innovación y desarrollo de las industrias y empresas educativas, el
gremio magisterial y otras asociaciones profesionales, los grupos de presión, las
universidades, los centros de investigación. El entorno social en todas sus
expresiones ofrece crecientes oportunidades de aprendizaje, surgen nuevos
proveedores de servicios educativos y variadas formas de ofrecer y demandar
educación. El surgimiento de creativos modelos de enseñanza paralela, basados
en entornos de aprendizaje que aprovechan la interacción virtual, ayudará a
cubrir los vacíos o los nuevos campos de formación que la institución de
enseñanza actual no puede abarcar. Además, esta nunca ha sido la única
influencia en la formación de las nuevas generaciones. Las redes virtuales de
aprendizaje, las redes virtuales de aulas y las comunidades virtuales serán más
numerosas, lo que facilitará el desarrollo de proyectos colaborativos de
intercambio de experiencias entre instituciones, aulas, alumnos y profesores, o
que un profesor interactúe simultáneamente con estudiantes que están en otras
provincias, regiones, países o continentes. También cobrarán creciente
presencia la construcción de mapas mentales electrónicos, que con- tribuirán a
la aparición de novedosas formas de aprendizaje compartido e individual, a fin
de que se genere el bagaje cultural universal y local requeridos para una
educación durante toda la vida.

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Educación, sociedad y trabajo

El punto de partida
Frente a los cambios impresionantes que se viven en todo orden de
dimensiones la pregunta que se plantea es si los sistemas educativos en
Iberoamérica siguen el ritmo de los cambios. Por un lado se observan progresos
notorios en la escolarización de la población respecto de lo que era hace pocas
décadas, lo que ha permitido una elevación del nivel educativo de la población.
Sin embargo, el nudo crítico continúa siendo la calidad y pertinencia de la
educación. Es cierto, los resultados de las pruebas nacionales e internacionales
que meden el rendimiento de los estudiantes no nos dejan bien parados. En
pruebas como PISA los países latinoamericanos que participan se ubican
mayoritariamente en el tercio inferior, con muy bajos porcentajes de
estudiantes que superan los niveles de rendimiento mínimos indispensables. La
preocupación persiste cuando se analizan los resultados de las pruebas
nacionales que generalmente miden las competencias lectoras, matemáticas y
de ciencias. Tan grave como esta deficiencia de aprendizaje es la que
encuentran los empresarios que reclutan demandantes de empleo. Ellos
renuevan constantemente sus tecnologías de producción y tienden con más
intensidad al uso de tecnologías como la robótica para aumentar sus
rendimientos y productividad. En segundo lugar, es creciente el número de
actividades ocupacionales que transita de actividades rutinarias, manuales y
que demandan poco ejercicio del intelecto hacia actividades no rutinarias,
interactivas e intelectuales. Aumenta la demanda de capital humano con
formación de nivel superior. Frente a estos cambios la capacidad de reacción de
los sistemas educativos es lenta. Der allí la queja de los empresarios de recibir
postulantes a un empleo con déficit de formación en habilidades
socioemocionales y de comportamiento interpersonal.

Reflexionar sobre el futuro: tarea impostergable


La reflexión sobre el futuro debe conducirnos a encontrar respuestas exitosas al
principal reto que plantea la educación iberoamericana: que los estudiantes
tengan éxito en un proceso formativo ofrecido con alto rigor académico,
asegurándoles la adquisición de una base común de conocimientos,
comportamientos y actitudes necesarios para la sociedad del conocimiento, y
así promover la justicia, la convivencia democrática, la igualdad de
oportunidades y la excelencia. Es indudable que los desafíos mayores están en
la calidad, expresada en ofrecer aquello que cada persona necesita sin importar
su condición económica, raza o credo, y en la capacidad de emprender los
cambios que requiere el sistema para adaptarse a sociedades y economías
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Educación, sociedad y trabajo

cultural y tecnológicamente distintas a las actuales y con altas exigencias


morales. Frente al futuro hay tres deudas que deberemos asumir: a. La
asociada a la necesidad de cubrir el déficit escolarización de educación básica
que aún resta cubrir. Es el caso de universalizar la educación inicial de 3 a 5
años y la secundaria para todos los niños y adolescentes en edad de recibirla.
Asimismo, acometer un esfuerzo adicional que permita erradicar de una vez por
todas el analfabetismo en los países que tienen aún elevados índices de
población analfabeta y aumentar el nivel promedio de años de educación de la
población adulta. Doce años de escolaridad es lo que da más probabilidades de
salir de la pobreza. b. La asociada a la equidad y calidad de la educación.
Reducir las desigualdades en el acceso y permanencia en el sistema educativo
entre las áreas urbanas y rurales, por género y entre la educación pública y
privada. Asimismo, sin descuidar la formación humanística, procurar una
enseñanza articulada a lo cotidiano, a una aplicación del conocimiento en el
saber hacer de las personas. c. Finalmente, la asociada a los retos que plantea
la sociedad del siglo XXI. Vale decir, una formación para actuar en un contexto
de incertidumbre, en donde el conocimiento, las estructuras del empleo y la
tecnología sufren mutaciones constantes. En general los países de América
Latina han empezado procesos de cambio que hacen prever que muchas de los
pendientes que vienen del siglo pasado serán superados. Es de esperar que la
mayor parte de países haya universalizado su educación básica o que este en
camino de hacerlo. Para ello ayudará que el bono demográfico continúe
ejerciendo efectos en el comportamiento de la población en edad escolar. Más
bien las presiones serán mayores en la educación superior, en especial en los
pregrados y en los posgrados. El cuidado que deberán tener los países de la
región es crecer pero con altos estándares de calidad, equivalentes a los de las
universidades que funcionan en los países más desarrollados. La calidad y la
pertinencia de la educación seguirán siendo las mayores preocupaciones.
Grandes esfuerzos habrá que realizar para contar con un cuerpo docente
debidamente calificado y con el soporte de infraestructura y equipamiento que
permita una educación que satisfaga las necesidades sociales e individuales.
Las nuevas tecnologías habrán invadido la actividad de las escuelas y obligarán
a una renovación sustantiva de los métodos de enseñanza y las formas de
gestionar la educación.

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