1675-Texto Del Artículo-2940-1-10-20220311
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ABSTRACT
EL DIOS ETERNO:
UNA DEFENSA DE LA TEMPORALIDAD DIVINA
R. T. Mullins
Introducción
El cristianismo afirma la existencia de un Dios eterno. Sin embar-
go, existe un debate con respecto a lo que significa la eternidad divina.
A lo largo de la historia del cristianismo, se observan dos posiciones
principales sobre la eternidad divina: atemporalidad y temporalidad.
En este artículo, discutiré cada una de estas posiciones y ofreceré las
razones por las que prefiero creer en la temporalidad divina.
La naturaleza de Dios
Para poder desarrollar un estudio adecuado sobre Dios y el tiem-
po, primero es importante definir qué entendemos por estos dos con-
ceptos. Desde mi punto de vista, el concepto de Dios se refiere al ser
perfecto que a su vez es el fundamento último de la realidad. Un mo-
delo sobre Dios es una forma particular de articular este concepto bá-
sico. Un modelo nos permite desarrollar qué significa (1) que Dios es
perfecto y qué significa (2) que es el fundamento último de la realidad.
Con respecto al primer punto, un modelo de Dios debe identificar un
grupo de propiedades o atributos que tiene el más grande ser posible.
El segundo punto implica el desarrollo de una doctrina de la creación.
La mayoría de los modelos de Dios afirman que Dios es un ser ne-
cesariamente existente con atributos esenciales como eternidad, asei-
dad, autosuficiencia, poder máximo, conocimiento máximo, bondad
máxima, racionalidad y libertad perfectas. Antes de definir estos atri-
butos esenciales, es importante clarificar qué es un atributo esencial.
Los atributos esenciales no son, por definición, la clase de cosas que
un ser puede obtener o perder. Es metafísicamente imposible que Dios
pierda alguno de sus atributos esenciales. Por lo tanto, todo modelo
sobre Dios puede declarar que Dios no puede cesar de ser perfecto en
poder, amor, conocimiento, etc. Los argumentos en el sentido de que
un modelo particular de Dios coloca a Dios en riesgo de perder algu-
na propiedad divina esencial están a menudo profundamente equivo-
cados porque fallan en comprender la distinción entre propiedades
esenciales y accidentales. Los atributos esenciales son diferentes de los
1. Véase Einar Duenger Bøhn, God and Abstract Objects, Elements in the Phi-
losophy of Religion (Cambridge: Cambridge University Press, 2019).
sin principio, sin final, sin sucesión, sin localización temporal y sin
extensión temporal. Históricamente, los teístas cristianos han afir-
mado una ontología presentista del tiempo la cual señala que solo el
momento presente del tiempo es el que existe. Los momentos pasados
han dejado de existir y los momentos futuros aún no existen. Cuando
los teístas tradicionales afirman que Dios es atemporal, ellos suelen
describir a Dios como existiendo como un todo en un “eterno ahora”
o un presente atemporal. De este presente atemporal se dice que care-
ce de un antes y un después.2 Más adelante desarrollaré la cuestión de
la naturaleza del tiempo.
Esta concepción puede contrastarse con la que sostienen los teís-
tas más contemporáneos que afirman que Dios es un ser temporal. La
temporalidad divina afirma que Dios es un ser eterno —Dios existe
sin principio ni fin—. Pero al mismo tiempo, la temporalidad divina
afirma que Dios tiene sucesión en su vida, así como una localización
temporal. Sin embargo, existe un debate entre los que afirman la tem-
poralidad divina respecto a cuál es la mejor manera de entender esta
afirmación.3 La mayoría de los temporalistas afirman el presentismo,
aunque no son todos. Los temporalistas que afirman el presentismo
típicamente dicen que Dios existen en el mismo presente que nosotros.
Esto es así porque, en el presentismo, lo que sea que existe, existe en
presente. El momento presente agota toda la realidad. Cuando Dios
crea cosas, Dios crea esas cosas en el presente.
Una vez aclarados estos atributos esenciales, me centraré en el po-
der máximo. Siendo que Dios existe a se y es autosuficiente, su poder
no depende ni es derivado de algo fuera de sí mismo. Solamente Dios
tiene poder máximo. El poder máximo es el conjunto de habilidades
que otorgan el mayor poder que es lógicamente posible.4 Los teólogos
usualmente describen este atributo diciendo que Dios puede realizar
cualquier acción que sea lógica y metafísicamente posible. El conjunto
de habilidades que otorgan poder máximo no contiene todas las ha-
bilidades. Esto es así porque no todas las habilidades son poderes. Al-
gunas habilidades son de hecho deficiencias, lo que las descarta como
2. R. T. Mullins, The End of the Timeless God, Oxford Studies in Analytic
Theology (Oxford: Oxford University Press, 2016), 41-126.
3. Para detalles adicionales, véase R. T. Mullins, “The Divine Timemaker”,
Philosophia Christi 22, no. 2 (2020): 211-237.
4. T. J. Mawson, The Divine Attributes, Elements in the Philosophy of Reli-
gion (Cambridge: Cambridge University Press, 2018), 41.
11. Mark C. Murphy, God’s Own Ethics: Norms of Divine Agency and the
Argument from Evil (Oxford: Oxford University Press, 2017), 25.
12. Mawson, The Divine Attributes, 50.
13. Ibid., 47.
14. Millard J. Erickson, Christian Theology, 2da ed. (Grand Rapids: Baker,
1998), 378; Alexander R. Pruss, “Divine Creative Freedom”, en Oxford Studies in
Philosophy of Religion, vol. 7, ed. Jonathan L. Kvanvig (Oxford: Oxford University
Press, 2017), 213-214.
15. Kevin Timpe, Free Will in Philosophical Theology, Bloomsbury Studies in
Philosophy of Religion (London: Bloomsbury, 2014), 23.
16. Samuel Lebens, The Principles of Judaism, Oxford Studies in Analytic
Para ser claros, los teístas clásicos como Pink han afirmado que
hay un estado de cosas donde Dios existe sin la creación y un estado
de cosas donde Dios existe con la creación. Es importante notar esto
porque nos ayudará a entender el tipo de problemas que los teístas
clásicos tienen que afrontar. Los teístas clásicos han tenido que lidiar
por mucho tiempo con cuestiones tales como: “Cuando Dios creó el
universo, ¿sufrió algún cambio?” Esta pregunta, y las respuestas que
los teístas clásicos ofrecen, simplemente no tienen ningún sentido sin
la presuposición de que hay un estado de cosas donde Dios existe sin
la creación y un estado de cosas donde Dios existe con la creación.
Esta cuestión será abordada más adelante.
30. Ulrich Meyer, The Nature of Time (Oxford: Clarendon, 2013), 15.
31. Sarvepalli Radhakrishnan y Charles A. Moore, A Source Book in Indian
Philosophy (Princeton: Princeton University Press, 1957), 390-404.
32. Para discusión adicional, véase Marcello Oreste Fiocco, ¿“What is Time?”,
Manuscrito 40, no. 1 (2017): 43-65.
33. Para un análisis histórico detallado, véase Emily Thomas, Absolute Time:
Rifts in Early Modern British Metaphysics (Oxford: Oxford University Press, 2018).
36. Véase James Barr, Biblical Words for Time (London: SCM Press, 1962);
Henri Blocher, “Yesterday, Today, Forever: Time, Times, Eternity in Biblical Per-
spective”, TynBul 52, no. 2 (2001): 183-202; John Feinberg, No One Like Him: The
Doctrine of God (Wheaton, IL: Crossway, 2001), 255-276; Antje Jackelen, Time and
Eternity: The Question of Time in Church, Science, and Theology (London: Tem-
pleton Foundation, 2005), 61-119; G. E. Ladd, “Age, Ages”, Evangelical Dictionary
of Theology, ed. Walter A. Elwell (Grand Rapids: Baker, 1984), 18-21; Ted Peters,
“Eschatology: Eternal Now or Cosmic Future?”, Zygon 36, no. 2 (2001): 349-356.
37. Ladd, “Age, Ages”, 21.
38. Peters, “Eschatology: Eternal Now or Cosmic Future?”, 352.
39. Gershom Brin, The Concept of Time in the Bible and the Dead Sea Scrolls
(Leiden: Brill, 2001), 95-103.
40. Brin, The Concept of Time in the Bible, 179. Véase también Bruce K. Waltke
y Cathi J. Fredricks, Genesis: A Commentary (Grand Rapids: Zondervan, 2001), 58.
41. Mateo 13:35; 24:21; 25:34, Lc 11:50; Jn 17:24; Ef 1:4; 1 P 1:20; Tit 1:2; 2 Ti
1:9; Heb 9:26; Jud 25; Sal 90:2; Ap 13:8; 17:8.
42. Blocher, “Yesterday, Today, Forever”, 194.
45. David E. Aune, “God and Time in the Apocalypse of John”, en The For-
gotten God: Perspectives in Biblical Theology; Essays in Honor of Paul J. Achte-
meier on the Occasion of His Seventy-fifth Birthday, ed. A. Andrew Das y Frank J.
Matera (Louisville: Westminster John Knox, 2002), 230-232.
46. Hugh J. McCann, Creation and the Sovereignty of God (Bloomington:
Indiana University Press, 2012), 48.
47. Wolfhart Pannenberg, “Eternity, Time, and the Trinitarian God”, Trinity,
Time, and Church: A Response to the Theology of Robert W. Jenson, ed. Colin E.
Gunton (Grand Rapids: Eerdmans, 2000), 64.
48. Blocher, “Yesterday, Today, Forever”, 194.
50. Cf. R. W. L. Moberly, Old Testament Theology: Reading the Hebrew Bi-
ble as Christian Scripture (Grand Rapids: Baker, 2013), 107-144.
Este argumento debería tener una fuerza intuitiva ya que los de-
fensores de la atemporalidad, como Juan Duns Escoto, afirman que
Dios no puede estar presente por conocimiento y poder en cosas
inexistentes.51 Si el universo no existe, entonces Dios no puede ser om-
nipresente en él. Como el universo no es coeterno con Dios, Dios no
puede ser eternamente omnipresente en el universo.
Los defensores de la atemporalidad divina no tienen formas plau-
sibles de evitar este problema. Algunos llegarán a extremos desespe-
rados y dirán que Dios no está realmente relacionado con el universo
para evitar problemas como este. Sin embargo, los defensores contem-
poráneos de la atemporalidad divina, como Rogers y T. J. Mawson,
rechazan la doctrina de la “ausencia de relaciones reales” porque es
muy poco intuitiva.52 Sencillamente no tiene ningún sentido decir que
Dios es omnipresente en el universo y, sin embargo, afirmar que Dios
no está realmente relacionado con el universo.
Lo que hacen Rogers y Mawson es rechazar una ontología presen-
tista del tiempo y respaldar una ontología eternalista del tiempo. Am-
bos dicen que no hay ningún estado de cosas en el que Dios exista sin
el universo. Ambos piensan que esto es coherente con la doctrina de
la creación ex nihilo. Sin embargo, como señalé antes, el eternalismo
no es coherente con la doctrina de la creación ex nihilo. Al adoptar el
51. John Duns Scotus, Contingency and Freedom: Lectura I 39, trad. A. Vos
Jaczn, et al. (London: Kluwer, 1994), 174.
52. Katherin A. Rogers, “Back to Eternalism: A Response to Leftow’s ‘Ansel�-
mian Presentism’”, Faith and Philosophy 26, no. 3 (2009): 336; Mawson, The Divine
Attributes, 54.
R. T. Mullins
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Helsinki Collegium for Advanced Studies
University of Helsinki
Finlandia