Masoneria

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PRÓLOGO Y ADVERTENCIA

Enemiga perversa e irreconciliable de la Iglesia Católica, la masonería en la historia de México ha sido


aliada para el intento de destrucción de los valores cristianos de ésta Nación, en general y en el mundo
entero para unir a todos los hombres en el culto del supremo Arquitecto del universo, sin más dogmas
ni preceptos que los de la sola razón. Su fin: la propagación de todos los errores y todos los vicios,
para corromper y dominar al hombre y la sociedad.
Aunque oculta en su origen y naturaleza -mentiras difundidas por ellos mismos para llevar a cabo sus
fines y propósitos-, son visibles sus planes y tendencias: conspirar contra los Estados y sociedades en
donde habita. Inculcar la idea de prescindir de Dios y de glorificar al hombre, para convertir a la
sociedad teocentrista en una sociedad antropocentrista y la aspiración de una felicidad humana sólo
material y terrena por la vana satisfacción de los instintos y apetitos sin referir nunca a la vida eterna.
La masonería ha intervenido directamente en etapas claves en la formación de la Nación Mexicana: La
Independencia, la Reforma, la Revolución y la Guerra Cristera. Llevando al enfrentamiento
la  problemática social, religiosa y política del país, determinando el sentido de su historia y tratando
de arrancar de tajo los valores de la civilización cristiana y de la Cristiandad que maravillosamente
sentaba sus bases en la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana bajo su dirección influencia e
inspiración y que había manifestado como en ninguna Nación el progreso moral, intelectual y material
de ésta sociedad con un fin eterno; truncada por una minoría que poco a poco fue dominando las altas
esferas de la política e imponiendo su ideología.
He aquí sus corifeos  y propagadores.
LA MASONERÍA EN NUEVA ESPAÑA
El primero de noviembre de 1765, llegó a México el primer documento con ideología liberal. Fue el Conde de
Aranda, de la Gran Logia de España, quien trajo de ese país las liturgias y arreos de la masonería con el
propósito de practicar el rito yorkino que había cobrado gran auge en la Madre Patria , procedente de las
logias inglesas que se habían infiltrado en la Península Ibérica.
En la segunda mitad del siglo XVIII, mientras España se debilitaba bajo Carlos III, crecieron
visiblemente las fuerzas internacionales hostiles a al imperio español; fue una época de grandes
acontecimientos. En Francia e Inglaterra aumentó la influencia de las logias, que protegidas por el
secreto pudieron actuar desde la sombra y mover a las masas de acuerdo a sus planes. No sería ya el
judío, relativamente insignificante en número el que saldría a luchar contra los  regímenes  políticos y
las instituciones católicas, sino las masas -incluyéndose las masas cristianas- que movidas por él y
enardecidas con visos altruistas dieron la cara al peligro. Las necesidades insatisfechas y las eternas
injusticias disfrazaban los  auténticos  móviles de la lucha oculta.
Con el visto bueno y el apoyo econónico de la Gran Logia de Inglaterra del Rito de York se habían
establecido en España, en 1728, cuatro logias: dos en Gibraltar, una en Madrid y una en Cádiz; de estas logias
salieron los primeros masones que llegaron a Nueva España en la época de la colonia. La primera logia
mexicana fue fundada en el año de 1806 por el español don Enrique Mugi en la casa de don Manuel Luyando,
regidor del ayuntamiento, también de origen español, en el callejón de las Ratas No. 5 que actualmente es un
predio en una calle perpendicular a la calle de Bolívar, colonia centro, delegación Cuauhtémoc, código postal
No. 06080 México, Distrito Federal.
Los fundadores de esta logia fueron el Marqués de Ulupa, el Lic. Primo de Verdad, el Coronel Ignacio
Moreno, el Lic. Miguel Domínguez y otros tres más cuyos nombres no se conservan en los documentos
históricos. Los forjadores de la doctrina Independentista fueron influidos por la ideología de la Revolución
Francesa , pero de manera fundamental, por la filosofía de la francmasonería (masonería francesa); ambas
corrientes ideológicas fueron determinantes en el acontecer político, económico y social en detrimento de la
Nueva España.
El cura del pueblo de Dolores, don Miguel Hidalgo y Costilla, don Ignacio Allende y el primer canónigo de la
Catedral de Guadalajara don Ramón Cardeña y Gallardo solicitaron ingresar a la masonería. Fueron aceptados
y la ceremonia de su iniciación se llevó a cabo a las 7 de la noche del miércoles 9 de abril de 1807. Esta logia
se convirtió en un centro de conspiración política y fue denunciada por un vecino, militar con grado de Cabo,
de apellido Franco el 11 de mayo de 1808; el templo masónico fue allanado y varios masones fueron
encarcelados y sentenciados a muerte por el tribunal de la Santa Inquisición. Hidalgo y Allende no habían
asistido en esa ocasión a los trabajos masónicos. Los «libertadores» de la patria participaron en la formación
de diversas logias que en realidad eran copias de las españolas.
En vista de que el rito escocés y el rito yorkino prohibían la conspiración política, decidieron trabajar con el
rito de Ramsay, que constaba de 6 grados: aprendiz, compañero de gremio, maestro, maestro escocés, novicio
y templario. La tendencia de las logias masónicas era política y básicamente estaban impulsadas por militares
inconformes con el Virreinato y por políticos inmigrantes de Europa. Todos querían participar en la
repartición del botín que significaba para ellos el nacimiento y esplendor de Nueva España y la intención de
desligarla de la Madre Patria. Vino después el inicio de la guerra de Independencia a las 11 de la noche del
viernes 15 de septiembre de 1810 y posteriormente la consumación el miércoles 27 de septiembre de 1821. Al
constituirse el México Independiente, los países poderosos de esa época, fueron reconociendo la autonomía de
la República Federal Mexicana y enviaron embajadores. Los Estados Unidos de Norteamérica nombraron
como su embajador a un diplomático que resultó ser Pastmáster de una logia de Louissiana llamado Joel
Roberts Poinsett, quien decidió difundir en nuestro país el rito yorkino para lo cual auspició la instalación de
logias masónicas de ese rito que consta de 3 grados; aprendiz iniciado, compañero masón y maestro masón.
La fuerza de la masonería americana comenzó a conquistar adeptos. Varios masones que habían destacado en
el campo de la política y del ejército, se pasaron al rito de York, pues consideraron que ofrecía mejores
perspectivas que la de los ritos escocés y de Ramsay que se practicaban en nuestro país.
Finalmente a las 21 horas del día miércoles 29 de septiembre de 1825 después de la lectura de un discurso
llamado trazado de arquitectura, según la nomenclatura masónica, se declaró oficialmente instalado el Gran
Oriente del rito de York en la República Mexicana. El rito escocés es uno de los mas completos y extensos.
Consta de 33 grados: aprendiz, compañero, maestro, maestro secreto, maestro perfecto, secretario íntimo,
preboste y juez, intendente de los edificios, maestro elegido de los nueve, ilustre elegido de los quince,
sublime caballero elegido de los doce, gran maestro arquitecto, real arco de Salomón, gran elegido, sublime y
perfecto masón, caballero del oriente o de la espada, príncipe de Jerusalén, caballero del oriente y occidente,
ilustre caballero rosacruz, gran pontífice, venerable maestro ad–vítam, patriarca noaquita, príncipe del
Líbano , jefe del tabernáculo, príncipe del tabernáculo, caballero de la serpiente de bronce, príncipe de la
merced, soberano comendador del templo, caballero del sol, gran escocés de San Andrés, ilustre caballero
kadosch, gran inspector inquisidor comendador, sublime príncipe del real secreto y soberano gran inspector
general.
En vista de que ambos ritos tenían la meta de tomar las riendas del Estado Mexicano fue necesario conciliar
las rivalidades y se creó el Rito Nacional Mexicano compuesto de 9 grados; aprendiz , compañero, maestro,
caballero del secreto, maestro perfecto, caballero elegido de los nueve, caballero elegido de los quince, gran
maestro arquitecto y caballero del águila mexicana. Después de un trazado de arquitectura siendo las catorce
horas del día sábado 26 de marzo de 1826 quedó constituida oficialmente la Gran Logia Nacional Mexicana.
En la proximidad del primer cambio de mando en la conducción del país salieron a flote las pasiones políticas,
siendo primer Presidente de la República el General Guadalupe Victoria –cuyo verdadero nombre era Miguel
Ramón Fernández y Félix– empezó la efervescencia política. Don Guadalupe había sido Respetable Gran
Maestro del Rito Escocés y lanzó como su candidato al General Manuel Gómez Pedraza, distinguido masón
que había sido venerable maestro de la respetable logia simbólica «amigos de la esperanza No. 7» y que
dentro del gabinete Presidencial desempeñaba el cargo de Ministro de Guerra. Sin embargo, la mano
norteamericana impidió que un masón el rito escocés gobernara de nuevo a nuestro país y recomendó a un
masón distinguido del rito yorkino: el antiguo General insurgente Vicente Guerrero, quien fue postulado para
el cuatrienio 1828-1832. Por diversas circunstancias, el General Vicente Guerrero Saldaña, gobernó
solamente en esta ocasión del 1 de abril de 1829 al 17 de diciembre del mismo año. Como puede notarse, a
causa de la injerencia norteamericana, hubo el primer rompimiento entre un Presidente de la República y un
candidato que no era de su simpatía. Posteriormente, el General Anastasio Bustamante, masón del rito escocés
se rebeló en contra de su hermano masón del rito yorkino, argumentando que había sido impuesto por los
yanquis. Debido a las presiones políticas de los masones del rito de York, el General Bustamante renunció
públicamente al rito escocés y se pasó al yorkino, aunque de manera oculta apoyaba con recursos económicos
al rito escocés. Para los norteamericanos ahora el rito yorkino estaba ya encabezado por Bustamante, quien
tenía el poder; no tenía caso entonces seguir apoyando a Vicente Guerrero, quien además era acérrimo
enemigo de Bustamante. Por tanto ordenaron el asesinato disimulado del general Vicente Guerrero Saldaña.
Con el asesinato de Guerrero, el rito nacional mexicano, que hasta entonces no había tenido una gran
aceptación, cobró fuerza.
En una etapa tan difícil para el país llegó al escenario político Antonio López de Santa
Anna. Proclamándose públicamente como masón del rito escocés; sin embargo, nunca fue iniciado pero
conocía a la perfección los signos, tocamientos, marchas, baterías, saludos, palabras sagradas, palabras de
pase, señas y contraseñas en la masonería azul, los cuales seguramente le habían sido revelados por masones
traidores a la orden. Santa Anna embaucó a muchos que creyeron que era masón. Don Valentín Gómez
Farías, masón del rito nacional mexicano, siendo ya Presidente de la República , publicó un programa político
de ideología liberal que giraba en torno a 3 grandes apartados:
 Supresión de las instituciones monásticas y de las leyes que otorgaban a la Iglesia el conocimiento de
los negocios civiles.
 Cancelación de los fueros del clero y de la milicia.
 Educación pública gratuita y laica.
LA ÉPOCA DE LA REFORMA
Estas disposiciones, fueron las que provocaron la
caída de Gómez Farías y la vuelta al poder de Santa Anna. Años después los liberales agrupados en el rito
nacional mexicano, fueron los que redactaron la Constitución de 1857, misma que sirvió de base a la de 1917
que rige ahora.
El 27 de diciembre de 1865 se fundó el Supremo Consejo del Gran Oriente de México, habiéndose leído la
carta fundamental de la orden que dice textualmente: Ordo Ab Chao. Universi Terrarum Orbis Architectonis
Ad Gloriam Ingentis. Deus Meumque Jus. Verdaderas, Institutas, Secretas y Fundamentales de la orden de
los antiguos francmasones libres y asociados y constituciones del rito escocés antiguo y aceptado de
antiguos, libres y aceptados masones: año de 1786. Nos, Federico, por la gracia de Dios, Rey de Prusia,
Margrave de Brandebourg, soberano, gran protector, gran comendador, gran maestro universal y
conservador de la antiquísima y respetabilísima asociación de antiguos francmasones o arquitectos unidos.
Llamada también orden real y militar del arte libre de trabajar la piedra o francmasonería. Tolerancia,
Unión, Prosperidad. A todos los ilustres y carísimos hermanos, que la presente vieren. Fieles a las
importantes obligaciones que nos impusimos al aceptar el protectorado de la antiquísima y respetabilísima
institución… etc… el primer grado es inferior al segundo, éste al tercero y así de los demás, hasta el grado
sublime trigésimo tercero y último cuyos poseedores vigilarán y gobernarán a todos los que tengan los otros.
Un cuerpo o reunión de miembros de este grado formará un Supremo Gran Consejo, depositario del Dogma;
y defensor y conservador del orden, que regirá y administrará conforme a las presentes y demás
constituciones decretadas… etc; …dado en nuestro palacio de Berlín, el día de las calendas. Primero de
mayo, año de gracia de 1786 y 47 de nuestro reinado. Firmado: Federico.
El supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ofreció el cargo de máximo dirigente denominado:
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador, al masón grado 18 Maximiliano de Habsburgo, en el entendido
de que si aceptaba el cargo, de inmediato le serían conferidos los grados 19o. al 33o. Maximiliano declinó
cortésmente el ofrecimiento pero sugirió que tres incondicionales suyos ocuparan los cargos de:
a) Ilustrísimo Teniente Gran Comendador.
b) Gran Secretario General y Guardasellos y
c) Gran Orador.
Dicha sugerencia fue aceptada de inmediato. Con el triunfo de las armas mexicanas sobre los invasores
franceses el rito escocés prácticamente quedó sin actividad. En masonería cuando algo o alguien queda
inactivo se dice que está en sueños. Al quedar este rito en sueños resurgió con gran rapidez el Rito Nacional
Mexicano cuyo Gran Maestro era el General Ignacio Comonfort. Al fallecer Comonfort, la dirigencia de la
Gran Logia Nacional Mexicana fue ocupada por el General Porfirio Díaz, quien poseía el grado 9o., Gran
Inspector o Caballero del Águila Mexicana, que era el máximo grado de este rito y equivalente al grado 33o
del rito escocés. En 1896 los masones de todos los ritos, a pesar de sus rivalidades y rencillas internas, se
agruparon y firmaron un documento al que denominaron «balaustre de protesta» por medio del cual
manifestaron su inconformidad ante la Presidencia de la República y ante la opinión publica por la excesiva
intervención del clero político en los asuntos del Gobierno y de la vida social, económica y política del país.
En ese mismo documento censuraban a su hermano masón Porfirio Díaz Mori por permitir la coronación de la
imagen de la Virgen de Guadalupe.
La causa era que Porfirio Díaz había iniciado su carrera en el rito escocés, el cual tiene un
acentuado espíritu religioso. El lema de este rito es: «A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo». El lema
del rito nacional mexicano es: «Al Triunfo de la Verdad y al Progreso del Género Humano». Lema este
último que se dice fue propuesto por el doctor en medicina don Valentín Gómez Farías. Aunque Porfirio Díaz
Mori restringió la acción de la masonería en asuntos políticos, sí favoreció la creación de logias libres, las
cuales trabajaban bajo la bóveda celeste, es decir sin adscripción a ninguna Gran Logia.
LA REVOLUCIÓN

Años más tarde en una logia del rito nacional mexicano que trabajaba en
forma independiente llamada «Respetable Logia Simbólica Lealtad No. 15,» expresó sus ideas
revolucionarias el masón don Francisco Ignacio Madero González. Estos principios doctrinarios, para
derrocar a su hermano masón, el dictador, fueron fructificando con el paso del tiempo. Al llegar Francisco I.
Madero González a la Presidencia de la República varios masones formaron parte de su gabinete. Pero se dice
que algunos sabían que Victoriano Huerta lo iba a traicionar y no fueron capaces de avisarle, pisoteando los
juramentos de la orden. Veamos qué dice el juramento del segundo grado o grado de compañero: «…prometo
también servir a mis hermanos como leal compañero, defenderlos y socorrerlos y librarles de todo peligro
que les amenazare, avisarles y procurar librarles de todo peligro cuando sepa que están perseguidos
particular o judicialmente.»
La Constitución de 1917 fue obra de altos dignatarios masones, quienes dieron forma y contenido jurídico a
los ideales de la Revolución Mexicana y a las aspiraciones del pueblo; de los 118 diputados del congreso
constituyente, 74 eran masones. Fue así como la filosofía masónica, el pensamiento liberal y la doctrina de la
justicia social quedaron tristemente plasmados en nuestra Carta Magna. En la integración de la jauría
revolucionaria la influencia masónica es incuestionable; la consolidación del sistema político mexicano
obedeció a la presencia de la ideología liberal de militares y políticos.
LA CRISTIADA CONTRA LA MASONERÍA
Es innegable también que la masonería norteamericana ha metido las
manos en la conducción política en nuestro país. Los masones mexicanos han reconocido que si nada puede
hacerse contra los Estados Unidos, nada puede hacerse sin ellos. En la época de Emilio Portes Gil la
masonería y el Gobierno estaban tan estrechamente relacionados que era preciso ser masón para ocupar un
puesto de importancia.
Hasta la década de los treinta para ser político u oficial del ejército se tenía que ser masón. Para dar idea del
poder que la masonería tenía en la vida política del país recordemos que luego de los acuerdos tomados para
intervenir en el conflicto religioso de la Cristiada , la propia masonería recriminó públicamente al Presidente
de la República Lic. Emilio Portes Gil el haber dialogado con la Iglesia, a lo que el Presidente contestó
públicamente:
«y ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente al Estado, y ha declarado sin tapujos
que se someterá estrictamente a las leyes. Yo no podía negar a los católicos el derecho que tienen de
someterse a las leyes … la lucha es eterna, la lucha se inició hace 20 siglos … y mientras yo esté en el
Gobierno, yo protesto ante la masonería que seré celoso de las Leyes Constitucionales… en México, el
Estado y la masonería, en los últimos años, han sido una misma cosa.»
Desde la introducción de la masonería en México, hasta 1926, los ritos yorkino y escocés, estuvieron dirigidos
por extranjeros, principalmente norteamericanos. Esto explica que los dirigentes masones respondieron a los
intereses extranjeros antes que a los intereses mexicanos. El General Lázaro Cárdenas del Río que fue
iniciado en la Gran Logia Nacional Mexicana cuya fuerza había decaído considerablemente, decide fundar el
22 de junio de 1927 la Gran Logia Simbólica Independiente Mexicana, que a pesar de no ser bien vista ni
reconocida entre los ritos existentes, gozó de gran popularidad y se difundió por toda la república.
Cientos de talleres masónicos se establecieron lo que propició la difusión y penetración de la ideología
cardenista; fue la fuerza de estas logias cardenistas la que, verdaderamente llevó al poder a don Lázaro; desde
luego con la aprobación y apoyo del hermano mayor grado 33o., el dirigente masón, General Plutarco Elías
Calles. Con Lázaro Cárdenas del Río la masonería mexicana vivió su mejor época. La historia nos señala que
casi todos los funcionarios gubernamentales y altos oficiales del ejército eran masones. En ese tiempo se
acuñó una frase: ¿Quién que es, no es masón? Al llegar el cambio presidencial de don Lázaro, las luchas
políticas afloraron y los preceptos morales de la orden masónica, la obediencia a los juramentos y el amor
fraternal se esfumaron. Hubo zancadillas, traición, puñaladas por la espalda y difamación; las luchas
fratricidas fueron el orden de cada día; cientos de Caínes eliminaron de la política a sus hermanos Abeles y la
decadencia de la masonería hizo su aparición.
LA ERA MODERNA
Con la llegada al poder del General Manuel Ávila Camacho, masón grado 30º, y del Lic. Adolfo López
Mateos, masón grado 18º, hubo acciones en favor de la masonería.
En una entrevista por televisión llevada a cabo hace alrededor de un cuarto de siglo Luis Spota preguntó a
Alfonso Sierra Partida: «¿la masonería tenía una gran importancia, por lo menos a nivel de hombres políticos,
de hombres públicos; o ha decrecido, en términos generales, el interés por la masonería en México, o por el
contrario, ha aumentado? El Presidente Vitalicio de la Confederación Nacional de Grandes Logias Regulares
de la República Mexicana contestó lo siguiente: » yo no estoy autorizado para denunciar a mis hermanos;
pero lo puedo hacer. Los secretos masónicos son en realidad sumamente relativos. La masonería ha tenido
en México, venturosamente, para el desarrollo social, político y filosófico de nuestro país, preponderancia en
todas sus etapas que consideramos positivas, como la Independencia , La Reforma y la Revolución. Hombres
de la masonería intervinieron en forma definitiva en el logro de estos cambios sociales en épocas anteriores,
pues entre ellos podríamos citar en la Independencia al mismo Hidalgo, a Morelos, a Vicente Guerrero, a
Nicolás Bravo, a Mina, a Guadalupe Victoria; de la Reforma casi no tendríamos tiempo de hablar, están
Juárez y la pléyade extraordinaria de hombres que le siguieron como Ramírez, Ocampo, Prieto, Arriaga,
Mata, Zarco y Gómez Farías. Y en la Revolución Mexicana : Madero, Carranza, Belisario Domínguez,
Serapio Rendón, Calles, Obregón, Portes Gil, Mújica, Jara, Abelardo Rodríguez, Lázaro Cárdenas, en fin no
acabaríamos nunca con la lista de masones».
Desde el punto de vista histórico y sociológico, la masonería mexicana es poco conocida por el pueblo. La
bibliografía existente nos habla de ritos, de anécdotas, o nos refiere ciertos aspectos de algunos masones. Es
por ello que, escribir sobre la participación directa de masones en la política es difícil ya que la fuente
principal de información está representada por opiniones de masones autorizados.
Opinión de Alfonso Sierra Partida: » la masonería es un sistema moral, velado por alegorías e ilustrado por
simbolismos que tienden fundamentalmente a superar a los hombres impartiéndoles un conocimiento y
forjándoles una ética altísima con objeto de que sepan vivir con los demás hombres, sin distinción de razas,
de ideologías o de religión. Siempre tras la dignidad humana, que es la máxima aspiración. Por encima de
las leyendas negras que a su alrededor se han forjado, tiende a transformar hombres, en el estricto y buen
sentido de la palabra, entregándoles una ética que los convierta en individuos útiles a la sociedad y a sí
mismos».
Opinión de José Esquivel Pren: «la masonería está considerada, por mucha gente que desconoce su
trayectoria y su conformación interna, como una institución anacrónica, fuera de época. Pero lo
extraordinario es que la masonería ha logrado supervivir, desde el medioevo, hasta nuestros días.» Opinión
de Mario Sales Rovira: «en 1975 había 19 Grandes Logias regulares, algunas de las cuales agrupaban, cada
una, a grandes conjuntos de afiliados, once Grandes Logias Escocesas irregulares e infinidad de talleres en
el Rito Nacional Mexicano.

En la Gran Logia «Valle de México» se cuenta ahora con más de 140 talleres
jurisdiccionados y con un territorio que abarca 10 Estados de la República. Deben mencionarse también las
Grandes Logias Regulares y Estatales de Nuevo León y Tamaulipas; así como la Gran Logia Occidental
Mexicana que, activamente ha venido trabajando y a la cual le dio sobresaliente impulso su ex Gran Maestro
José Guadalupe Zuno Hernández». Opinión de Vicente Lombardo Toledano: «desdeñar la política en la
masonería mexicana es cercenarse el 80% de lo que la masonería debe significar en la vida activa del país».
Opinión de un representante del Rito Escocés: «nosotros no vamos a ser espectadores pasivos de nuestro
momento histórico, sino que hemos decidido colaborar activamente con los hombres que guían a nuestro
país en la solución de los grandes problemas que nos aquejan, fundamentalmente con toda la fuerza de
nuestra organización nacional».
Opinión de un representante del Rito Nacional Mexicano: «consideramos a la política como una ciencia
social que nos permite manejar los instrumentos para dar la solución más concreta y acertada al problema
de nuestro país. Consideramos que la Reforma del Poder Ejecutivo es la solución más concreta y atinada a
los actuales problemas de decisión del Gobierno de la República y de nuestro pueblo».

«No venerables hermanos -hay que recordarlo


enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual, en que cada individuo se convierte
en doctor y legislador-, no se edificará la ciudad de un modo distinto a como Dios la ha edificado; no
se levantará la sociedad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no
está por inventar, ni la ciudad nueva por construir en las nubes. Ha existido, existe: es la civilización
cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus
fundamentos naturales y divinos contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana de la
revolución y de la impiedad: omnia instaurare in Christo».  SAN PÍO X

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