Tema II Ecumenismo

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Tema II: Ecumenismo

INTRODUCCIÓN

La Iglesia siempre se ha conformado a partir de la pluralidad. Ya en los


orígenes del cristianismo aparecen diferentes comunidades: judeo-cristianos, cristianos
helenistas, cristianos de origen pagano, gnósticos. Además de las diferentes
procedencias, se dieron también entre los primeros cristianos diferencias basadas en sus
distintas sensibilidades respeto a las tradiciones del judaísmo: los que insistían en la
plena observancia de la ley judía, incluida la circuncisión; los que daban importancia a
algunas prácticas judías, pero sin circuncisión; los que negaban la necesidad de
prácticas judías; los que se oponían abiertamente a todo lo judío. Tras dos milenios de
historia, las diferencias continúan acentuadas por siglos de historia que han ido
perfilando diversas iglesias y confesiones cristianas.
Por ello, uno de los grandes desafíos actuales del cristianismo es el diálogo
ecuménico. Este término procede de la raíz griega oikeo (“habitar”; de ahí la palabra
“casa”). Con el sentido de “tierra habitada”, Alejandro Magno (356-323 a.C.), utilizó el
sustantivo oikoumene para definir como unidad al conjunto del imperio conquistado por
él. Hoy es un concepto religioso que designa la búsqueda de la unidad de las distintas
iglesias cristianas separadas en diversos momentos de la historia. En pocas palabras, el
ecumenismo es el proceso por el que las diferentes iglesias cristianas se encuentran
para caminar juntas. Es preciso, por ello, entender los parecidos y las diferencias que
existen entre ellas.
La búsqueda de la unidad está arraigada en el mismo Evangelio, pues esta fue
siempre la voluntad de Jesús: “que todos sean uno… para que el mundo crea” (Jn.
17,21). Pero no es una tarea sencilla. Son muchos siglos de desencuentros y
malentendidos que, poco a poco, hay que tratar de ir resolviendo.
Se pueden señalar cuatro momentos de la historia del cristianismo en los que se
ha producido alguna escisión del tronco común de la Iglesia de Jesús:
1. SIGLO V: a raíz de decisiones doctrinales de los concilios de Éfeso
(431) y Calcedonia (451), las denominadas Antiguas Iglesias Orientales
se separan de la comunión con Roma.
2. SIGLO XI: como resultado de una progresiva separación cultural, social
política y religiosa, las iglesias del Imperio bizantino se separan de la
Iglesia de Roma.
3. SIGLO XVI: teniendo como base diversos escándalos eclesiásticos y
debido, también, a determinados oportunismos políticos, en Europa tiene
lugar la Reforma Protestante, que provocará una gran escisión en la
Iglesia. Los cristianos distanciados de Roma se organizan en tres grandes
grupos: luteranos, calvinistas y anglicanos.
4. SIGLO XIX: aparecen nuevos movimientos de carácter cristiano,
nacidos por lo general a partir de la peculiar inspiración de sus líderes
carismáticos.
Iglesia, sacramentos y moral

I. SIGLO V: LAS ANTIGUAS IGLESIAS ORIENTALES

A partir de la división del Imperio romano (Teodosio, año 395), y tras la


celebración de los concilios ecuménicos de Éfeso (431) y de Calcedonia (451), el tronco
común de la Iglesia comienza a desgajarse:
▪ Los seguidores de Nestorio, monje sirio para el que en Cristo existían dos
personas separadas; una la divina, otra la humana, unidas en una
voluntad común, encontraron refugio en las comunidades localizadas
más allá de las fronteras del Imperio. De este modo se separó de la
comunión ecuménica la Iglesia de Persia o siro-occidental, de la cual
provienen la Iglesia Asiria del Este, la Iglesia Caldea Católica, la Iglesia
Malabar Ortodoxa y la Iglesia Siro-Malabar Católica.
▪ El resto de las iglesias permaneció en comunión hasta que el concilio de
Calcedonia (451) condenó el monofisismo, doctrina que sostiene una
única naturaleza, la divina, en la persona de Jesús. Los que no aceptaron
el concilio se concentraban en tres regiones:
o Antioquía: de aquí provienen la Iglesia Siria (Próximo Oriente) y
la Iglesia Malankar (India)
o Armenia: de esta iglesia no nacieron otras subdivisiones.
o Alejandría: de aquí nace la Iglesia Copta, la Iglesia de Etiopía y la
Iglesia de Eritrea.
▪ En el siglo VIII, los monjes de San Marón, en Alepo (Siria), eligen un
patriarca propio, separándose de Antioquía, lo cual da origen a la Iglesia
Maronita, que después trasladó su residencia al Líbano.

II. SIGLO IX: LAS IGLESIAS ORTODOXAS

Nos referimos con este nombre al conjunto de iglesias propias de la parte


oriental de Europa y del Mediterráneo; como se verá más abajo, no se puede hablar
propiamente de «Iglesia ortodoxa», en singular. La división se produjo como
consecuencia del conocido como Cisma de Oriente (1054), que fue la culminación de
siglos de separación entre los cristianos de Europa oriental y Europa occidental, que ya
se encontraban alejados desde mucho antes por cuestiones culturales, políticas y
sociales. De hecho, las excomuniones que se lanzaron entonces estuvieron vigentes
hasta 1965, cuando fueron revocadas conjuntamente por el papa Pablo VI y el patriarca
Atenágoras.

a) Por curiosidad...
El elenco completo de todas las iglesias ortodoxas podría quedar como vemos en el cuadro
siguiente.

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Iglesia, sacramentos y moral

1. Patriarcado de Constantinopla.
2. Patriarcado de Alejandría.
3. Patriarcado de Antioquia.
4. Patriarcado de Jerusalem.
5. Patriarcado de Moscú (Rusia).
6. Patriarcado de Belgrado (Serbia).
7. Patriarcado de Bucarest (Rumania).
/GLESIAS AUTOCEFALAS
8. Patriarcado de Sofia (Bulgaria).
9. Patriarcado de Tblisi (Georgia).
10. Iglesia de Chipre.
11. Iglesia de Grecia.
IGLESIAS
12. Iglesia de Polonia.
ORTODOXAS
13. Iglesia de Albania.
(comunión
14. Iglesia de Chequia y Eslovaquia.
de iglesias
que reconocen 1. Iglesia del Monte Sinai.
al Patriarca de 2. Iglesia de Finlandia.
Constantinopla IGLESIAS AUTÓNOMAS 3. Iglesia de Japón.
coma 4. Iglesia de China.
vínculo de union) 5. Iglesia Apostólica de Estonia.
1. Diócesis americana Carpato-Rusa.
IGLESIAS DEPENDIENTES 2. Iglesia ukraniana en la Diaspora.
CANONICAMENTE 3. Exarcado ruso en Europa.
DE CONSTANTINOPLA 4. Diócesis albanesa en America.
5. Iglesia ukraniana de Canada.
1. Los 'Viejos Creyentes'.
2. Patriarcado de Kiev.
IGLESIA CON UN
3. Iglesia autocéfala de Ukrania.
STATUS IRREGULAR
4. Iglesia autocéfala Bielorusa.
5. Iglesia de Macedonia.
6. Iglesia del 'Viejo Calendario'.
7. Iglesia Ortodoxa en América.

b) Similitudes y diferencias con la Iglesia católica


Hablamos primero de las similitudes. Entre las iglesias ortodoxas, hay algunas con
un gran potencial numérico (como Grecia o Rusia) y otras que, a pesar de su debilidad en
número de creyentes, tienen una gran importancia teológica, como el Patriarcado ecuménico
de Constantinopla. En cualquier caso, todas ellas tienen casi todo en común con la Iglesia
católica: el creo niceno-constantinopolitano, los siete sacramentos, la fe en la Biblia y la
Tradición, el culto a la Virgen y a los santos, así como la liturgia (con pequeños cambios).
Pero existen varias diferencias. La primera es la distinta concepción acerca del
servicio del vicario de Cristo, el Papa. Los ortodoxos no aceptan que el obispo de Roma
tenga como misión la unidad universal en la caridad. La ortodoxia está conformada a base de
iglesias “autocéfalas”: cada iglesia tiene su jerarquía y organización, con un patriarca que
preside su territorio. Por eso es más correcto hablar de iglesias ortodoxas, en plural, porque
son varios patriarcados, sin un punto común estructural, si bien, por tradición, el patriarcado
de Constantinopla es considerado “el primero entre iguales”, con una dignidad
exclusivamente honorífica.

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Iglesia, sacramentos y moral

La segunda hace referencia a la fórmula del credo llamada Filioque (del Hijo). El
credo de la Iglesia católica dice: “Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo”. La Ortodoxia, en cambio, dice que procede del Padre por el
Hijo.
Una tercera diferencia de cierta importancia está en la diferente percepción del
matrimonio y en la posibilidad del “divorcio eclesiástico” en la Ortodoxia. Tanto las iglesias
ortodoxas como la Iglesia católica están de acuerdo sobre la permanencia, unidad e
indisolubilidad del matrimonio: el vínculo matrimonial no puede romperse. Sin embargo, en
razón de la condición pecadora de todo ser humano, los matrimonios de hecho se rompen por
multitud de razones. El permiso ortodoxo para un segundo matrimonio es, simplemente, la
aceptación de esta situación por condescendencia hacia la debilidad humana.
Existe otra diferencia más visible. Es la que se refiere a los presbíteros (sacerdotes).
En las iglesias ortodoxas pueden casarse antes de ser diáconos. Es algo que también se da
entre los sacerdotes melkitas y otras iglesias católicas orientales.

III. SIGLO XVI: LA REFORMA PROTESTANTE

a) Las iglesias luteranas

En el siglo XVI se produce en Europa la Reforma protestante, causada por


cuestiones que se entrelazaban con las disensiones políticas de la época. En el
Renacimiento, la Iglesia pasó por un oscuro periodo de decadencia y abusos por parte
de algunos eclesiásticos; la propia corte papal en Roma era centro de intrigas, fiestas,
ambiciones contradictorias y luchas internas. De ahí que en el ambiente religioso-
cultural de entonces comenzaran a aparecer voces, como la de Erasmo de Rotterdan
(1469-1536), que pedían una reforma eclesial urgente. Entre los aspectos que más
molestaron a los futuros protestantes estaba el escándalo de las indulgencias: el Papa, a
cambio de limosna, concedía el perdón de la pena ligada al pecado.
La Reforma protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las
condiciones económicas y sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico.
Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al comercio desarrollado por la Liga
Hanseática entre los países ribereños del mar Báltico y el mar del Norte; además
los burgueses eran partidarios del humanismo y de eliminar la corrupción imperante en
la Iglesia católica. Pero el grupo más importante en Alemania era la alta nobleza; los
grandes nobles de los pequeños estados alemanes eran casi independientes, señores de
numerosas tierras y vasallos campesinos, y siempre estaban conspirando contra la
autoridad del emperador germánico, que apenas tenía poder sobre ellos. Pero junto a
esta alta nobleza existía una pequeña nobleza formada por los nobles más pobres y los
segundones de las grandes casas nobiliarias.
A principios del siglo XV, esta pequeña nobleza estaba completamente arruinada
y, para recuperar sus ingresos, los pequeños nobles buscaban una oportunidad para
apoderarse de los bienes y las tierras de la Iglesia católica. La pequeña nobleza
aprovechó las ideas de los humanistas que criticaban las excesivas riquezas de la Iglesia
católica para proclamar que ella no tenía necesidad de propiedades e intentar apropiarse

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Iglesia, sacramentos y moral

de sus cuantiosas riquezas. Por esta razón, la pequeña nobleza fue la primera en apoyar
y aprovechar las convulsiones reformadoras.
Además, estaba la figura del emperador del Sacro Imperio, cuyo poder efectivo
dependía de su capacidad de hacerse obedecer en cada uno de los territorios,
prácticamente independientes, y, con anterioridad a esto, de ser elegido por los príncipes
electores, unos laicos y otros eclesiásticos. Es evidente que el éxito de la Reforma
dependió, en gran parte, del apoyo político de algunos príncipes y monarcas para poder
formar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales), sobre
las que no tuviera control ni el emperador ni el mismo Papa.
Los principales exponentes de la Reforma protestante fueron Martín
Lutero y Juan Calvino.
Lutero ingresa en 1505 en la orden religiosa de los agustinos. En el convento se
convirtió en un experto en la Biblia y en los autores cristianos medievales. En este
tiempo estalló un escándalo en Alemania a causa de la cuestión de
las bulas de indulgencias, concepto de la teología católica consistente en que ciertas
consecuencias del pecado, como la pena temporal del mismo, pueden ser objeto de una
remisión o indulgencia concedida por determinados representantes de la Iglesia y bajo
ciertas condiciones, pero pagando por ello; esta remisión se materializaba en un
documento-factura llamada bula de indulgencias. Muchos consideraron esta práctica
como un abuso, pero será Martín Lutero el primero que expondrá públicamente su
opinión contraria a la doctrina de las indulgencias. Según la tradición, el 31 de octubre
de 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus noventa y cinco tesis,
en las que atacaba las indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la
salvación solo por la fe y no por las obras. Este documento es conocido como las
noventa y cinco tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma
Protestante. Las noventa y cinco tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania
gracias a la imprenta. Pero el problema teológico central que dividía a catolicismo y a
luteranismo era esencialmente la Doctrina de la justificación.
Los elementos más característicos de la teología luterana se pueden resumir en
lo que se conoce como los «cinco solos»:
1. Sola Scriptura (sólo la Biblia): el cristiano sólo debe referirse a la Biblia como
autoridad única, no a la Tradición (es decir, a la enseñanza de los papas, los
concilios, etc.).
2. Sola Gratia (solo la gracia): solo por la gracia de Dios somos salvados, sin ningún
mérito por parte humana que pueda obtener el perdón de Dios.
3. Sola fides (solo la fe): la fe es la única que nos consigue la salvación de Dios, no la
práctica de sacramentos ni las (buenas) obras.
4. Solus Christus (solo Cristo): Jesús es el único mediador-salvador entre Dios y los
hombres; se niega todo papel de mediación a María y a los santos.
5. Safi Dea gloria (sólo a Dios la gloria): solo Dios merece ser honrado y glorificado,
no ningún objeto, persona actual (papa, dignidades eclesiásticas o civiles) o
personajes del pasado.

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Iglesia, sacramentos y moral

Los luteranos no tienen sacerdotes como tales, sino los llamados «pastores», que
no actúan en virtud de una ordenación sacramental, sino que desempeñan un oficio más
(salvo en las iglesias luteranas escandinavas, que sí mantienen las ordenaciones). Por
otra parte, sólo mantienen los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor (aunque
con un sentido diferente al católico).
Posteriormente, la Reforma ocasionará una escisión en la Iglesia que, a su vez,
se diferenciará en varias ramas, aunque las principales serán: luteranismo y calvinismo.

b) Las iglesias calvinistas

También se las denomina “iglesias reformadas”. Su origen está en la predicación


del reformador suizo Juan Calvino (1509-1564) y, más exactamente, en la predicación
de su Institución de la religión cristiana. Su influencia se extiende por Francia, Suiza,
Hungría y algunas regiones de Alemania.
Algunas características teológicas que diferencian a esta confesión del resto de
comunidades cristianas son las siguientes:
▪ El ser humano está absolutamente corrompido por el pecado: pecado
original rompe de forma absoluta la condición humana. El hombre es
liberado de su condición de pecado mediante el don de la fe, pero eso no
hace que esté sin pecado. Es decir, no creen que los pecados puedan
perdonarse y borrarse.
▪ Creen profundamente en la predestinación (total dominio de la voluntad
de Dios sobre la libertad humana).
▪ Celebración de la cena del Señor, en la que el pan y el vino permanecen
como lo que son, pan y vino, no se transforman en el cuerpo y sangre de
Cristo. La celebran cada mes.
▪ Organización eclesial presbiteriana, es decir, tienen un gobierno
comunitario formado por “ancianos” (presbíteros en griego significa
anciano), votados en asamblea.

c) La Comunión anglicana

El anglicanismo no nace a partir de una forma diversa de comprender el


cristianismo, sino a raíz de la ruptura de Enrique VIII (1491-1547), rey de Inglaterra,
con el papa Clemente VII, creando una iglesia nacional inglesa de la que el mismo rey
se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra. Nace, por tanto, como «iglesia en
Inglaterra» (marcada por un territorio, no por una fe).
Enrique VIII siempre fue un católico convencido, y un ardiente partidario de la
primacía de Roma sobre la cristiandad. Por ello resulta curioso el hecho de que
la Iglesia de Inglaterra se haya separado de la Iglesia católica a mediados del siglo XVI,
no por aceptar o compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino
por iniciativa del rey Enrique VIII. La separación teológica se venía gestando en el seno
de la Iglesia británica desde hacía algún tiempo, pero la reforma inglesa ganó verdadero
apoyo político cuando Enrique VIII quiso anular su matrimonio con Catalina de
Aragón. El papa Clemente VII lo rechazó, por lo que el rey Enrique VIII, aunque
teológicamente era un católico devoto, decidió convertirse en Jefe Supremo de la iglesia
de Inglaterra para asegurar la anulación de su matrimonio.

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Iglesia, sacramentos y moral

Enrique mantuvo una fuerte preferencia por la liturgia católica durante su


reinado, de modo que los reformadores protestantes no pudieron realizar prácticamente
ningún cambio en las doctrinas y prácticas de la Iglesia de Inglaterra bajo su mandato.
Pero bajo el gobierno de su hijo, Eduardo VI (1547-1553), la iglesia anglicana sí llegó a
ser teológicamente protestante, aunque fuese solo hasta retornar a la Iglesia católica
durante el reinado de María I en 1555.
Por otro lado, Inglaterra será la gran dominadora del mundo durante los siglos
XVIII-XIX (India, Australia, EE. UU...) y la iglesia de Inglaterra se expande juntamente
con su imperio. El problema surgirá cuando vaya perdiendo el control de esos territorios
colonizaos y estos se vayan independizando. Entonces, las comunidades de la iglesia de
Inglaterra se dejan de llamar así y pasan a llamarse “iglesias episcopalianas”, autónomas
con respecto a la de Inglaterra. La mayoría de ellas se agrupan actualmente en la
“Comunión Anglicana”.
En cuanto a su vida interna, en la comunión anglicana conviven tres formas
distintas de vivir la fe:
▪ High Church (iglesia anglo-católica): muy parecida a la católica, si bien
no reconocen la autoridad del Papa. Reconocen los siete sacramentos
▪ Low Church (iglesia evangélica): muy parecida a las iglesias reformadas
(no usan imágenes, no reconocen más sacramentos que el bautismo y la
cena del Señor).
▪ Broad Church: una vía media entre las dos anteriores.
La Comunión anglicana es una iglesia de tipo sinodal, cuyo líder espiritual es el
arzobispo de Canterbury, primado de la iglesia de Inglaterra, aunque su posición
jerárquica es meramente simbólica y nominal. Evidentemente, no aceptan al Papa como
vicario de Cristo.
Los sacerdotes de la Comunión anglicana no están obligados a guardar el
celibato y algunas iglesias llegan a aceptar el sacerdocio femenino en sus tres niveles
(diaconado, presbiterado y episcopado).

IV. SIGLO XX: LOS NUEVOS MOVIMIENTOS CRISTIANOS

Durante el siglo XX empiezan a surgir nuevos movimientos religiosos dentro de


las diversas confesiones cristianas, muy distintos a los vistos hasta ahora. Tanto es así
que, a veces, ni siquiera o muy dudosamente, se les reconoce la condición de cristianos.
Son muchos los grupos de este tipo, pero señalaremos sólo tres que están entre los más
conocidos.

a) Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días

Popularmente conocida como “mormones”, es un movimiento religioso fundado


por Joseph Smith (1805-1844), un norteamericano de la costa Este. Afirma haber
recibido la visita de un ángel-profeta, Moroni, que le indicará la existencia de unas
tablillas de oro escondidas en un bosque; una vez traducidas por Joseph, estas tablillas
supondrán el tercer testamento de los mormones: el libro de Mormón, publicado en

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Iglesia, sacramentos y moral

1830. Así, los mormones tienen Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Libro de
Mormón.
Algunas creencias suyas son las siguientes:
▪ Creen que Dios Padre es un ser físico que vive en un determinado
planeta.
▪ Cristo no es Dios, sino una especie de ser angélico.
▪ El matrimonio es eterno: un viudo no puede volver a casarse sin incurrir
en bigamia.
▪ Se puede bautizar a los familiares muertos.
▪ Viven una moral muy rigurosa.
▪ Desempeñan una actividad misionera muy proselitista.

b) Los Testigos de Jehová

Nacen de la experiencia de Charles Laze Russell (1852-1916), simpatizante


adventista, es decir, un cristiano que esperaba la inminente llegada del fin del mundo.
Todavía hoy, los testigos mantienen la idea de la urgente conversión, porque se acerca
el fin del mundo (que han determinado a lo largo de su existencia para las fechas de
1874, 1914, 1918, 1975, 1984...). En 1881, Russell colaboró en la fundación de la
Watch Tower Bible and Tract Society, de la que pasaría a ser presidente en 1884; en
1931 cambió su denominaei6n por la de Testigos de Jehová.
La doctrina de este grupo presenta un Jesucristo que no es Dios en absoluto.
Defienden que Jesús no murió en la cruz, sino en un palo. Cuentan, además, con una
traducción propia del texto bíblico, que no está avalada por ningún estudio científico
filológico independiente. La lectura que hacen de este texto es literalista, es decir,
fundamentalista: toman algunos de los preceptos del Antiguo Testamento como
obligatorios, como la idea de no consumir sangre porque en ella reside la vida (cf. Gen
9,4; Lev 17,10; Dt 12,23; Heh 15,29); de ahí nace su oposición a las transfusiones de
sangre (salvo la autotransfusi6n). Tampoco celebran los cumpleaños, la Navidad,
Halloween... por considerar que son fiestas idólatras.
Tienen un fuerte perfil proselitista, dada la urgencia de salvar al mayor número
posible de gente. Creen que, según su interpretación literal del Apocalipsis, só1o verán
a Dios tras la muerte 144 000 testigos (Ap 7,14; 14,1-3); los demás buenos testigos
vivirán eternamente en esta tierra, reconvertida en el Edén. Los no testigos
desaparecerán, serán aniquilados. De hecho, consideran a las demás religiones como
obra del demonio.
Su estructura eclesial es jerárquica. El cuerpo rector de la organización Watch
Tower controla toda la estructura eclesial y la ideología del grupo, sobre todo, a través
de dos revistas muy conocidas: Atalaya y Despertad.

c) Las denominaciones pentecostales


Son muy numerosas y variopintas. En general, tienen su origen en Estados
Unidos, en grupos nacidos alrededor de (tele) predicadores itinerantes. Su doctrina
básica, en rasgos muy generales, es la intención de repetir la experiencia de Pentecostés
(Heh 2) y vivir la fuerza del Espíritu Santo en la vida cotidiana. Cada grupo pentecostal

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tiene su propio origen y su propia forma de organización. En España y en Latinoamérica


se suelen conocer coma «iglesias evangélicas» (que no hay que confundir con las de
origen luterano).
A pesar de su gran diversidad, se pueden señalar algunas características comunes
a todas las denominaciones pentecostales:
▪ La necesidad de la experiencia del Espíritu como salvador personal y
para la conversión de costumbres, lo que sólo puede ser vivido por
adultos.
▪ La literalidad absoluta de la Biblia.
▪ La importancia dada, en la vida cotidiana, a los demonios, a los que
acusan de ser los responsables de las enfermedades.
▪ La recepción de los dones del Espíritu (como el don de lenguas).
▪ La atribución de curaciones o del éxito en la vida, al poder de la oración.
▪ Liturgias muy emotivas, con cantos, bailes, etc…
En el ámbito español, la denominación pentecostal más conocida, tal vez sea la
iglesia evangélica de Filadelfia, nacida en Francia en 1960 entre los gitanos que
trabajaban en la recogida de la uva. Actualmente cuenta con unos 800 lugares de culto
en distintas ciudades españolas.

V. EL MOVIMIENTO ECUMÉNICO

En 1964, el concilio Vaticano II redactó un decreto sobre el ecumenismo titulado


Unitatis Redintegratio (la restauración de la unidad). En dicho documento se puede leer:
Por “movimiento ecuménico” se entiende el conjunto de
actividades y de empresas que, conforme a las distintas necesidades
de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se suscitan y se
ordenan a favorecer la unidad de los cristianos (UR 4b).
Este movimiento ecuménico nació en 1910, en el ámbito protestante, con motivo
de la Conferencia Mundial Misionera, celebrada en Edimburgo (Escocia). En 1937 se
acordó establecer un Consejo Mundial de iglesias, organismo que se formalizaría tras la
segunda guerra mundial, en Ámsterdam en 1948.
Por parte de la Iglesia Católica, el Papa Juan XXIII creó en 1960 un
Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos, que, en 1988, se
convertirá en Pontificio Consejo. Todos los años se celebra, en torno a la festividad de
la conversión de san Pablo (25 de enero) la semana de oración por la unidad de los
cristianos. Los materiales para dicha semana los prepara este Consejo en colación con el
Consejo Mundial de iglesias.
El 25 de mayo de 1995, el Papa Juan Pablo II publicó la encíclica Ut Unum sint
(Que sean uno).

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