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Análisis de situaciones y perfiles de riesgo

respecto al sexismo y la violencia de género en


los adolescentes españoles

Ana Martínez Dorado1, Silvia García Dauder 2, Lilian Ve-


lasco Furlong3
1
Universidad Rey Juan Carlos, Madrid
2
Medicina y Cirugía, Psicología, Medicina Preventiva y Salud Pública e Inmu-
nología Microbiología Médica y Enfermería y Estomatología. Área Personali-
dad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Universidad Rey Juan Carlos,
Madrid
3
Medicina y Cirugía, Psicología, Medicina Preventiva y Salud Pública e Inmu-
nología Microbiología Médica y Enfermería y Estomatología. Área Psicología
Social. Universidad Rey Juan Carlos, Madrid

España

Correspondencia: Ana Martínez Dorado. Avenida de la Reina Victoria, 8 2º 28003, Madrid. España. E-mail:
[email protected]

© Universidad de Almería e Ilustre Colegio Oficial de la Psicología de Andalucía Oriental (Spain)

Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 16(3), 703 - 715. ISSN: 1696-2095. 2018. no. 46 - 703 -
Ana Martínez-Dorado et al.

Resumen
Introducción. La violencia entre la pareja es una forma de violencia que se produce en todos los estra-
tos y edades de la sociedad. En edades tempranas, como la adolescencia, pueden darse ciertas conduc-
tas y creencias que justifiquen la violencia, aparte de poder ser el germen de una violencia futura. Las
creencias que tiene este sector de la población sobre las conductas que pudiesen ser de maltrato son
muy importantes para poder detectar líneas de actuación y/o prevención. El objetivo de este estudio es
evaluar si los adolescentes españoles consideran como tal las conductas de maltrato y en qué gravedad.
Además, se considera la percepción que tienen las mujeres y los hombres, no sólo de las conductas de
maltrato del hombre a la mujer sino de la mujer hacia el hombre.

Método. La población del estudio son estudiantes de enseñanza secundaria obligatoria y no obligatoria
con edades comprendidas entre los 14 y los 22 años. La muestra total es de 874 (430 chicas y 444 chi-
cos). El cuestionario está formado de 15 conductas en torno a las cuales se pregunta si representan
maltrato: 14 de las cuales son incluidas como indicadores de la violencia de género en los estudios
sobre este tema.

Resultados. Los resultados muestran que los adolescentes españoles identifican las conductas de mal-
trato como tales (ya sean de chico a chica o de chica a chico), con ciertas excepciones. De forma gene-
ralizada, las chicas son más conscientes de las conductas de maltrato. De las 14 conductas descritas, en
8 de ellas existe unanimidad por ambos sexos en considerarlas conductas de maltrato, tanto de hombre
hacia la mujer como de mujer a hombre. Sin embargo, muestran una tendencia a puntuar con menor
gravedad aquellos ítems que hacen referencia a conductas de maltrato más de tipo emocional que físi-
co. Por último, se obtienen diferencias significativas según la edad, siendo las personas de mayor gru-
po de edad las que tienen una mayor percepción de las conductas como maltrato.

Discusión y conclusiones. El conjunto de resultados centrales es que tanto chicos como chicas valoran
las conductas de maltrato como tal, aunque ambos sexos las valoran como tal, las chicas tienden a
hacerlo con una mayor severidad. Lo que sí se observa es una tendencia en las puntuaciones a consi-
derar en mayor grado ciertas conductas cuando es la chica la que lo evalúa. Respecto a que el recono-
cimiento de la violencia se haga más manifiesto en el grupo de mayor edad se pueden formular dife-
rentes hipótesis no excluyentes.

Palabras-clave. Violencia de género; Adolescencia; Edad; Factores de riesgo; Actitudes y Creencias.

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Análisis de situaciones y perfiles de riesgo respecto al sexismo y la violencia de género en los adolescentes españoles

Abstract
Introduction. Violence between partners is a form of violence that occurs in all strata and
ages of society. At early ages, such as adolescence, certain behaviors and beliefs that justify
violence can be given, apart from being the germ of future violence. The beliefs that this sec-
tor of the population has about the behaviors that could be of abuse are very important to de-
tect lines of action and / or prevention. The objective of this study is to assess whether Span-
ish adolescents consider abuse behaviors and how serious they are. In addition, the perception
that women and men have is considered, not only of the behaviors of mistreatment of man to
woman but of woman towards man.

Method. The study population is compulsory and non-compulsory secondary school students
aged between 14 and 22 years. The total sample is 874 (430 girls and 444 boys). The ques-
tionnaire is made up of 15 behaviors around which one asks if they represent abuse: 14 of
which are included as indicators of gender violence in the studies on this topic.

Results. The results show that Spanish adolescents identify abuse behaviors as such (either
from boy to girl or girl to boy), with certain exceptions. In a generalized way, girls are more
aware of abuse behaviors. Of the 14 behaviors described, in 8 of them there is unanimity by
both sexes in considering them mistreatment behaviors, both male to female and female to
male. However, they show a tendency to score less seriously those items that refer to abuse
behaviors more emotional than physical. Finally, significant differences are obtained accord-
ing to age, being the people of greater age group those who have a greater perception of the
behaviors as mistreatment

Discussion and Conclusions. The set of central results is that both boys and girls value abuse
behavior as such, although both sexes value them as such, girls tend to do so with greater se-
verity. What is observed is a tendency in the scores to consider certain behaviors in greater
degree when it is the girl who evaluates it. Regarding the fact that the re-knowledge of vio-
lence becomes more evident in the older group, different non-exclusive hypotheses can be
formulated.

Keywords: Gender violence; Adolescence; Age; Risk factor's; Attitudes and Beliefs.

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Ana Martínez-Dorado et al.

Introducción

La violencia se define como la respuesta aprendida, intencionalmente ejercida para


controlar o dañar a los demás (Hernando, 2007). No posee utilidad alguna para el proceso
evolutivo natural de selección o adaptación del ser humano. La violencia de pareja ha sido
abordada desde diferentes enfoques teóricos, lo que también ha dificultado un consenso sobre
su propia definición, encontrándonos con diferentes conceptos para referirnos al fenómeno
(Gómez et al., 2000). Desde el marco de la violencia de género, se define como “manifestación
de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres so-
bre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges, o de
quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aún sin
convivencia” (LO 1/2004). Por otro lado, la literatura sobre el tema también hace referencia a
la violencia doméstica y, dentro de ésta, a la conyugal. La principal diferencia entre la violen-
cia de género y la violencia doméstica y conyugal, es que la primera se enmarca en medidas
integrales y estructurales frente la violencia por razones de desigualdad de género y, en ese
sentido, trabaja con la violencia ejercida del hombre sobre la mujer, en exclusividad (Gómez et
al., 2000). Es importante considerar que la violencia en relaciones de pareja puede ser ejercida
en todas las edades, grupos sociales y étnicos, independiente de la orientación sexual, estatus
económico y lugar de residencia (Hernando, 2007). Otro tipo de referencia es la violencia con-
tra la pareja (VCP). Esta violencia se refiere a la violencia física o sexual, real o amenazante,
o al abuso psicológico o emocional por parte de los cónyuges, novios o novias, sean actuales o
anteriores. La característica fundamental de este tipo de violencia es la relación sentimental o
íntima entre víctima y victimario, al margen del estado civil, orientación sexual o estado de
cohabitación (Arias y Robin, 2008). La violencia en el noviazgo se inicia con frecuencia duran-
te la adolescencia y se ha postulado como un factor de riesgo para formas graves de violencia
en las parejas adultas; no obstante, el corpus de investigación sobre esta problemática continúa
siendo limitado (Rubio-Garay, 2012).
Centrándonos en esta última, cada vez es mayor la aparición de conductas de control
en edades tempranas en el seno de las relaciones de noviazgo, haciéndose en el tiempo más
extremas y frecuentes (Hernando, 2007). Esto viene alimentado en muchas ocasiones tanto
por estereotipos de género como por creencias o mitos errados sobre las relaciones de pareja y
el amor romántico. Esto, junto a otros factores, son considerados el “germen” de la violencia
machista. Es decir, que este tipo de creencias justifica, en la mayoría de los casos, la violencia
ejercida y, por lo tanto, deben erradicarse mediante una educación igualitaria que deslegitime
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Análisis de situaciones y perfiles de riesgo respecto al sexismo y la violencia de género en los adolescentes españoles

roles de dominación masculina y sumisión femenina. Cabe decir que el caso de violencia de
género es el resultado de un caso extremo de esta interpretación de roles. No todas las perso-
nas que tienen creencias erróneas o toman roles sexistas tienen que ser violentos. Pero se pue-
de afirmar que cuando se ejerce violencia de género sí están presentes, en la inmensa mayoría
de los casos, este tipo de creencias y, por tanto, la consecución de los roles asociados a ellas.
La normalización de la violencia de pareja en la adolescencia es mayor si cabe que en
otras edades, ya que ellos y ellas son capaces de describir la violencia, conocen casos de vio-
lencia de género, pueden identificarla sobre el papel pero, en general, creen que se trata de
algo que sólo les ocurre a mujeres mayores que ya están casadas. Además, se da la circuns-
tancia de que determinados comportamientos, que están en la base y en el inicio del problema,
como los celos y el control exagerado, para muchos adolescentes son síntomas de amor y
preocupación por la pareja y no lo ven como el posible germen del problema. Las razones
para disculpar la violencia están presentes en nuestros jóvenes y ellos siguen los mismos mi-
tos y falsas creencias sobre el tema, tal y como corresponde a los roles sociales de la comuni-
dad en la que están insertos (Hernando, 2007).
En una investigación realizada con una muestra de estudiantes de 16 países diferentes
(Straus, 2004), se encontraron altos índices de violencia de pareja a nivel mundial. Existen
pocos trabajos realizados en España, entre ellos el realizado por González y Santana (2001)
que informa que el 7.5% de los chicos y el 7.1% de las chicas reconocen que en una o más
ocasiones han pegado o empujado a su pareja. La variabilidad de los resultados de las diferen-
tes investigaciones se explica, entre otras razones, por la inexistencia de una definición están-
dar de dating violence, por lo que las investigaciones sobre la violencia durante el noviazgo
utilizan distintas definiciones conceptuales y parámetros para medir la violencia (Hernando,
2007). No obstante, lo que sí parece claro es que la pareja o noviazgo entre adolescentes son
un ámbito especial de riesgo de violencia (con independencia del estatus socioeconómico,
lugar de residencia, orientación sexual, “raza”, etc.). Este tipo de violencia puede tomar mu-
chas formas, incluyendo el abuso emocional, psicológico, físico o sexual, que pueden coexis-
tir, o que puede caracterizarse por uno solo de ellos; la violencia puede ocurrir tanto si ha
transcurrido mucho como poco tiempo desde el comienzo de la relación (Hernando, 2007).
Se ha encontrado que es más probable que perpetren actos de violencia hacia sus pare-
jas aquellos que han estado expuestos, en su niñez, a modelos de agresión en las relaciones
interparentales; los individuos con actitudes que justifican la violencia, o que mantienen la
creencia de que es aceptable la violencia en la resolución de los conflictos interpersonales
(Aneshensel, Malik y Sorenson, 1997; O´Keefe, 1997; Byers y Price, 1999); los que presentan

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altos niveles de cólera o los que tienen un bajo nivel de autoestima (O´Keefe, 1997), así como
los que tienen actitudes negativas o patriarcales hacia las mujeres.
Los resultados de la investigación Igualdad y Prevención de la Violencia de Género en
la Adolescencia, de 2011 (Carvajal y Díaz Aguado, 2011), realizada en el marco de un Conve-
nio entre la Universidad Complutense y el Ministerio de Igualdad, con una muestra de chicos y
chicas de entre 14 y 20 años, muestran que los chicos rechazan el sexismo y, sobre todo, la vio-
lencia de género de forma mayoritaria, aunque en menor medida que las chicas. Es preciso in-
crementar los esfuerzos destinados a la prevención, teniendo en cuenta la especial resistencia al
cambio que este tema puede suponer para ellos. Otro de los resultados arrojados es que la men-
talidad “machista”, que subyace tras la violencia de género, destaca como su principal condi-
ción de riesgo desde la adolescencia (Hernando y Montilla, 2005). La prevención debe centrarse
en dicho problema y evaluar su eficacia en torno a indicadores fiables sobre su superación.

Objetivos e hipótesis
Lo más relevante, y plantea los objetivos de esta investigación, es que el cambio del
modelo patriarcal no está todavía insertado en nuestra sociedad, y esto se ve reflejado en la
juventud. De ahí que los esfuerzos por el cambio, entre otros, deban ir encaminados hacia la
importancia del papel de la prevención.
El objetivo general de este estudio es identificar aquellas creencias/actitudes en adoles-
centes españoles (mujeres y hombres) respecto a lo que podrían ser factores de riesgo previos a
situaciones de violencia en la pareja. Como objetivos específicos se identifican posibles diferen-
cias en dichas creencias/actitudes de riesgo en adolescentes respecto al género y a la edad.
Se plantean dos hipótesis. La primera es que no hay diferencia entre chicos y chicas a la
hora de valorar las conductas de maltrato como graves. La segunda es que el grupo de mayor
edad valorará con mayor gravedad las conductas de tanto de abuso emocional como físico.

Método
Participantes
La población objeto de estudio ha sido 874 estudiantes de enseñanza secundaria obli-
gatoria y no obligatoria con edades de entre 14 y 22 años, siendo la medía 17, lo que corres-
ponde a estudiantes matriculados en 3º de la ESO y en cursos posteriores (4º ESO, Bachillera-
to y otras formaciones). De la muestra total de 874, 430 son chicas y 444 son chicos. Los
alumnos/as que cursan 3º de la ESO son 238, los de 4º ESO 236, de Bachillerato 168 y de
otras formaciones 232 alumnos/as. Los estudiantes son alumnos y alumnas de diferentes cen-
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tros de enseñanza pública y privados de las diferentes Comunidades Autónomas de España. El


país de origen es España en el caso de 860 estudiantes de la muestra total. Se llevó a cabo una
primera estratificación por tipo de estudios y Comunidad Autónoma (C.A.), y, posteriormen-
te, dentro de cada C.A. se estratificaron los centros por titularidad.

Instrumentos
El cuestionario que se utilizó en el presente estudio ha sido obtenido de la Investiga-
ción antes mencionada Igualdad y Prevención de la Violencia de Género en la Adolescencia,
de 2011 (fruto del Convenio entre la Universidad Complutense y el Ministerio de Igualdad).
Dicho cuestionario consta de 15 conductas diferentes en torno a las cuales se pregunta si re-
presentan maltrato o no: 14 de ellas están incluidas como indicadores de la violencia de géne-
ro en los estudios sobre este tema. Las opciones de respuesta son tipo Likert, donde se tiene
que contestar en función de las siguientes clasificaciones: “mucho” (4) “bastante” (3) “poco”
(2) y “nada” (1). El cuestionario incluye una conducta que no representa maltrato: “llevarle la
contraria en algo” (expresión de la discrepancia necesaria en una relación para mantener la
individualidad, que suele ser destacada por maltratadores como justificación).

Procedimiento
Por un lado, el cuestionario es contestado por chicas (sobre las conductas de los chicos
hacia ellas y de ellas hacia ellos) y, por otro lado, por chicos (sobre conductas de las chicas
hacia ellos y de ellos hacia ellas), siendo las mismas conductas en ambos casos.

Análisis de datos
A los cuestionarios aplicados se les calculó la confiabilidad por consistencia interna
(coeficiente Alfa de Cronbach 0.95) lo que indica una alta puntuación de estos. El análisis
estadístico se realizó mediante la diferencia para medias con una distribución t y un análisis
de varianza de una clasificación con el análisis post hoc por el método de Tukey. Con el obje-
tivo de analizar las diferencias obtenidas respecto a la edad, se procedió a realizar un análisis
de varianza (ANOVA) para lo cual se dividió a la muestra en 4 grupos de edad: Grupo 1.
N=445 (14- 16 años), Grupo 2. N=267 (17-18 años), Grupo 3. N=96 (19-21 años) y Grupo 4.
N=66 (+ de 22 años).

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Resultados
Los resultados obtenidos del primer análisis es la percepción de la violencia de género
en función del sexo. La tabla 1 muestra los resultados.

Tabla 1. Diferencias por sexo a las respuestas

CHICAS CHICOS
N=430 N=446 t
Decirle que no vale nada Decirle que no vale nada
CHICO A CHICA 2,12 (DT=0,96) 1,85 (DT=1,11) 3.91**
CHICA A CHICO 2,23 (DT=0,95) 2,00 (DT=1,07) 3.48**
Hacerle sentir miedo Hacerle sentir miedo
CHICO A CHICA 2,32 (DT=0,93) 2,11 (DT=1,12) 2,893*
CHICA A CHICO 2,41 (DT=0,90) 2,18 (DT=1,04) 3,386**
Insultarla/le Insultarla/le
CHICO A CHICA 2,34 (DT=0,93) 2,11 (DT=1,09) 3,353**
CHICA A CHICO 2,39 (DT=0,91) 2,20 (DT=1,03) 2,924*
Decirle con quien puede o no puede
Decirle con quien puede o no puede
hablar, o a donde puede o no puede
hablar, o a donde puede o no puede ir.
ir.
CHICO A CHICA 2,23 (DT=0,94) 1,97 (DT=1,08) 3,737**
CHICA A CHICO 2,25 (DT=0,95) 2,09 (DT=1,04) 2,487*
Tratar de que no vea a sus ami-
Tratar de que no vea a sus amigas/os
gas/os
CHICO A CHICA 2,26 (DT=0,94) 2,03 (DT=1,10) 3,353**
CHICA A CHICO 2,30 (DT=0,91) 2,13 (DT=1,03) 2,652*
Controlar todo lo que hace Controlar todo lo que hace
CHICO A CHICA 2,09 (DT=0,92) 1,87 (DT=1,03) 3,319**
CHICA A CHICO 2,08 (DT=0,96) 1,93 (DT=1,07) 2,215*
Insistir en tener una relación sexual Insistir en tener una relación sexual
cuando ella/él no quiere cuando ella/él no quiere
CHICO A CHICA 2,44 (DT=0,86) 2,08 (DT=1,06) 5,530**
CHICA A CHICO 2,39 (DT=0,90) 1,98 (DT=1,12) 5,911**
Decirle que si le deja le hará daño Decirle que si le deja le hará daño
CHICO A CHICA 2,30 (DT=1,00) 2,13 (DT=1,15) 2,253*
CHICA A CHICO 2,33 (DT=0,95) 2,13 (DT=1,11) 2,956*
Pegarle/a Pegarle/a
CHICO A CHICA 2,69 (DT=0,85) 2,50 (DT=1,04) 2,954*
CHICA A CHICO 2,63 (DT=0,80) 2,45 (DT=1,02) 2,990*
Obligarle a hacer cosas que no quiere con Obligarle a hacer cosas que no
amenazas quiere con amenazas
CHICO A CHICA 2,58 (DT=0,82) 2,31 (DT=1,03) 4,313**
CHICA A CHICO 2,54 (DT=0,82) 2,29 (DT=1,04) 3,893**
Grabarla/le en móvil o en vídeo, o hacerle Grabarla/le en móvil o en vídeo, o
fotos sin que ella/él lo sepa hacerle fotos sin que ella/él lo sepa
CHICO A CHICA 2,32 (DT=0,92) 2,05 (DT=1,05) 3,999**
CHICA A CHICO 2,40 (DT=0,88) 2,18 (DT=1,02) 3,437**
Enviarle mensajes por Internet o teléfono Enviarle mensajes por Internet o
móvil, asustando, ofendiendo o amena- teléfono móvil, asustando, ofen-
zando diendo o amenazando
CHICO A CHICA 2,59 (DT=0,82) 2,33 (DT=1,07) 3,888**
CHICA A CHICO 2,55 (DT=0,82) 2,34 (DT=1,01) 3,469**
Difundir mensajes, insultos o imágenes Difundir mensajes, insultos o
suyas sin que ella hubiera dado permiso imágenes suyas sin que ella hubiera
dado permiso
CHICO A CHICA 2,57 (DT=0,84) 2,31 (DT=1,07) 3,874**
CHICA A CHICO 2,53 (DT=0,85) 2,32 (DT=0,41) 3,233**

*p < ,05; **p < ,01

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Análisis de situaciones y perfiles de riesgo respecto al sexismo y la violencia de género en los adolescentes españoles

Como puede verse, los valores de la mayoría de los ítems cuentan con diferencias sig-
nificativas respecto a si quien evalúa las conductas es un chico o una chica, excepto dos ítems
(“Llevarle la contraria en algo” y “Romperle algo”) en los que no existen diferencias. La ten-
dencia es que el grado de conciencia de maltrato es mayor entre las chicas. Sin embargo,
muestran una tendencia a puntuar con menor gravedad las conductas que pertenecen a aspec-
tos más de abuso emocional, donde puede reflejarse en los siguientes ítems “Controlar todo lo
que hace”, “Decirle que no vale nada” y “Tratar que no vea a sus amigos/as”. Los datos del
análisis de varianza se muestran en las tablas 2 y 3. Las tablas 2 y 3 muestran que las mayores
diferencias se obtienen entre el grupo de 14 a 16 años comparado con el de mayor de 22 años.

Tabla 2. Comparación respecto a las respuestas en función del Grupo de Edad en la Muestra
Total (de chico a chica)

Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo 4


14-16 años 17-18 años 19-21 años >22 años F Tukey
X (D.T) X (D.T) X (D.T) X (D.T)
Hacerle sentir miedo 2,17 (1,05) 2,17 (1,07) 2,26 (0,98) 2,58 (0,78) 3,134* 1/4, 2/4
Decirle con quien puede o
no puede hablar, o a
2,06 (1,05) 2,04 (1,02) 2,19 (0,95) 2,45 (0,86) 3,491* 1/4, 2/4
donde puede o no puede
ir.
Controlar todo lo que
1,89 (1,02) 1,99 (0,97) 2,10 (0,92) 2,35 (0,83) 4,844** 1/4, 2/4
hace
Insistir en tener una rela-
ción sexual cuando ella 2,19 (1,02) 2,24 (0,99) 2,41 (0,87) 2,52 (0,82) 2,922* 1/4
no quiere
Decirle que si le deja le
2,17 (1,11) 2,14 (1,12) 2,36 (0,96) 2,58 (0,82) 3,705* 1/4, 2/4
hará daño
Pegarla 2,54 (0,98) 2,57 (0,96) 2,74 (0,78) 2,83 (0,64) 2,749* 1/4
Obligarle a hacer cosas
que no quiere con amena-
2,38 (0,96) 2,43 (0,98) 2,60 (0,82) 2,70 (0,78) 3,172* 1/4
zas

*p < ,05; **p < ,01

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Ana Martínez-Dorado et al.

Tabla 3. Comparación respecto a las respuestas en función del Grupo de Edad en la Mues-
tra Total (de chica a chico)
Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo 4
14-16 años 17-18 años 19-21 años > 22 años F Tukey
X (D.T) X (D.T) X (D.T) X (D.T)
Decirle que no vale nada 2,04 (1,02) 2,12 (1,05) 2,26 (0,97) 2,39 (0,89) 3,140* 1/4
Hacerle sentir miedo 2,26 (0,98) 2,25 (1,03) 2,36 (0,90) 2,59 (0,80) 2,534* 1/4, 2/4
Tratar de que no vea a sus
2,14 (1,01) 2,21 (0,98) 2,34 (0,81) 2,52 (0,84) 8,078** 1/4
amigos
Grabarle sin que lo sepa 2,22 (0,99) 2,26 (0,96) 2,55 (0,79) 2,47 (0,91) 3,909** 1/4, 2/3
Insistir en tener una rela-
ción sexual cuando él no 2,08 (1,09) 2,22 (1,01) 2,34 (0,91) 2,44 (0,91) 3,785** 1/4
quiere
Pegarle 2,48 (0,96) 2,52 (0,94) 2,72 (0,73) 2,77 (0,74) 3,219* 1/4
Obligarle a hacer cosas
que no quiere con amena- 2,35 (0,97) 2,39 (0,97) 2,68 (0,73) 2,59 (0,89) 3,936** 1/3, 2/3
zas
Enviarle mensajes por
Internet o teléfono móvil,
2,39 (0,96) 2,40 (0,95) 2,70 (0,72) 2,62 (0,85) 3,926** 1/3, 2/3
asustando, ofendiendo o
amenazando
Difundir mensajes, insul-
tos o imágenes suyas sin
2,35 (0,98) 2,39 (0,96) 2,70 (0,74) 2,65 (0,86) 4,903** 1/3, 1/4, 2/3
que él hubiera dado per-
miso
*p < ,05; **p < ,01

De todas las diferencias encontradas, las que conviene destacar son “controlar todo lo
que hace” “Decir que si le deja le hará daño” (cuando es de chico a chica) y “Tratar que no
vea a sus amigos” “Difundir mensajes, insultos o imágenes suyas sin que él hubiera dado
permiso” (cuando es de chica a chico). Estos ítems son los de mayor relevancia en la percep-
ción de la violencia explícita.

Discusión y conclusiones

El conjunto de resultados centrales es que tanto chicos como chicas valoran las con-
ductas de maltrato como tal (tanto si es de chico a chica como al revés), siendo las conductas
que tienen que ver con aspectos físicos más altamente valoradas en gravedad que las que tie-

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nen que ver con aspectos emocionales. Aunque ambos sexos las valoran como tal, las chicas
tienden a hacerlo con una mayor severidad.

Sin embargo, coinciden en las que no lo son, como “Llevar la contraria en algo” se
considera por la mayoría una conducta normalizada que implica que la persona busque su
individualidad; en este caso, si se considera como maltrato puede indicar más bien deseo de
sumisión o que, para que la relación de pareja vaya bien, tiene que inhibirse la discrepancia
(aunque bajo, un porcentaje considerable de adolescentes piensan así).

La tendencia a valorar las conductas referentes a los aspectos emocionales como me-
nos graves se debe a la dificultad mayor de ser detectadas y conceptualizadas. La problemáti-
ca en cuanto a la violencia psicológica en las relaciones de pareja de adolescentes se complica
cuando no es identificada por quien la recibe y quien la ejerce. La dificultad para etiquetar la
violencia es un factor de riesgo importante (Rodríguez, 2015).

Lo que sí se observa es una tendencia en las puntuaciones a considerar en mayor grado


ciertas conductas cuando es la chica la que lo evalúa. Las actitudes sexistas diferencian entre
niños y niñas en edades muy tempranas, por lo que, ya en la escuela secundaria, los niños
muestran actitudes más negativas hacia las mujeres que hacia las niñas (Ferragut, Blanca y
Ortiz-Tallo, 2013). Una explicación puede deberse a una mayor concienciación respecto a la
violencia en la pareja por parte de las chicas o, a la inversa, la menor conciencia por parte de
los chicos y la necesidad de enfocar más la prevención en este colectivo. Sin embargo, una de
las problemáticas en la VN (Violencia en el Noviazgo) radica en no ser percibida como tal por
la población víctima. Un estudio realizado por Antuña, Bringas, Franco, López-Cepero y Ro-
dríguez (2012), encontró que comportamientos asociados a la violencia de noviazgo no nece-
sariamente son considerados como abusivos por parte de mujeres adolescentes, por lo que se
les puede restar gravedad y no reportarlos. En el caso de los adolescentes, la intervención de-
bería ir encaminada a eliminar ideas erróneas subyacentes al fenómeno de la violencia de gé-
nero/violencia entre la pareja. Por otro lado, se tendría que capacitar a los adolescentes para
detectar y reconocer el maltrato físico, psicológico y sexual, haciendo hincapié en el de tipo
psicológico y sexual, ya que son considerados o percibidos como menos graves.

Respecto a que el reconocimiento de la violencia se haga más manifiesto en el grupo


de mayor edad se pueden formular diferentes hipótesis no excluyentes. La primera, eminen-
temente madurativa, consiste en que aproximadamente a partir de los 19 años en adelante ya
se ha completado el proceso de desarrollo de las áreas prefrontales del cerebro y se puede, por

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Ana Martínez-Dorado et al.

lo tanto, hacer inferencias sobre las consecuencias de las conductas propias y ajenas a largo
plazo (Álvarez, 2015). La segunda es que el concepto del amor, de las relaciones sexuales y
amorosas cambia a lo largo de los años. Esto viene alimentado, en muchas ocasiones, tanto
por estereotipos de género como por creencias o mitos errados sobre las relaciones de pareja y
el amor romántico (Hernando, 2007). El grupo de más de 22 años, en general, considera con
mayor gravedad las conductas expuestas, tanto cuando las conductas son de chico a chica,
como de chica a chico. La mayoría de las conductas donde existen diferencias entre grupos de
edades son las de índole psicológico, pero llama la atención que en el ítem “Pegarle” haya
diferencias entre edades, siendo una conducta de violencia física muy clara. Finalmente, una
tercera hipótesis es que una diferencia de 5 años o más entre los grupos pueda revelar cambios
en los patrones culturales en ese periodo y se esté, por lo tanto, recogiendo tanta información
de los sujetos, como el reflejo de la cultura actual de la primera adolescencia.
Una teoría explicativa de la VN (Violencia en el Noviazgo) es la del modelo ecológi-
co, el cual asume una perspectiva interaccionista para explicar este hecho. De esta manera, el
modelo plantea que la interacción de todos estos sistemas y factores aumentan o disminuyen
el riesgo de violencia de pareja en el adolescente, por lo que la intervención debe estar enfo-
cada en los sistemas y no solo en el individuo (Monreal-Gimeno, Povedano-Díaz y Martínez-
Ferrer, 2014). Las líneas de intervención deberían centrarse en actuar en los primeros años de
escolarización, basándose en un sistema educativo de igualdad de derechos entre sexos.

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