Introducciã N A La Filosofã A y La Antropologia Filosofica

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La Filosofía

Esta rama del conocimiento surgió en la Antigua Grecia en Jonia, en Asia Menor, a principios del siglo VI
a.c. De entre los pensadores que se destacaron en la antigüedad, no sólo griegos, sino romanos, se
encuentran Tales de Mileto, Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca, entre muchos. En esa época llegó incluso
a haber emperadores filósofos como Marco Aurelio, quien dominó el Imperio Romano entre 161 y 180 de
nuestra era.

La filosofía ha sido una disciplina que intenta comprender el mundo y la existencia humana desde la
antigüedad. Una de las razones por que es importante la filosofía, es que aborda preguntas diseñadas para
desentrañar los misterios detrás de varios fenómenos y situaciones.

La filosofía es una disciplina que se ocupa de una serie de problemas teóricos y prácticos a través de la
crítica, la reflexión, la interpretación textual y el ejercicio de la razón en todas sus formas. Se puede decir
también que la Filosofía es un conjunto de razonamientos lógicos y metódicos sobre conceptos abstractos
que tratan de explicar las causas y fines de la verdad, la realidad, las experiencias y nuestra existencia.

Los problemas de estudio de la filosofía se dan en torno al conocimiento, la existencia, el lenguaje, el ser,
la vida, el arte, la verdad, la razón, la teología y la mente, entre otros. Por cada uno de estos problemas
existe una rama específica que los aborda, como la metafísica, la gnoseología, la estética, la lógica o la
ética.

Para qué sirve la filosofía

La filosofía sirve para que las personas se puedan hacer infinidad de preguntas acerca de la realidad, la
existencia y su sentido de ser. Para lograr una respuesta se vale del pensamiento filosófico, que es aquel
que conlleva a una serie de análisis, reflexiones, pensamientos críticos y valerse de diversos argumentos.
De esta manera, se acerca al ser humano al conocimiento, a su búsqueda de la verdad, y se aleja de la
ignorancia. La filosofía también sirve para tomar una postura y formular una opinión o respuesta ante
situaciones, generalmente, de carácter político y social.

Características de la filosofía

• Es universal: se preocupa por construir un pensamiento común, valiéndose de diversos


conocimientos, para que todas las personas puedan entender la realidad en la que viven.
• Abarca diferentes áreas de estudio: de esta manera busca establecer las bases del conocimiento
humano.
• No es absoluta: acepta la crítica y discusión de los argumentos seleccionados para acercarse a la
verdad de todas las cosas.
• Incentiva el saber crítico: en la búsqueda de la verdad, se replantea y vuelve a analizar las bases y
los argumentos de los conocimientos existentes.
• Es metódica: otorga gran importancia a la metodología a aplicar cuando se realiza un
razonamiento lógico en la búsqueda del conocimiento.
• Es sistemática: organiza de forma lógica y coherente los conocimientos o verdades que se tienen
sobre un tema en particular.

La filosofía como la conocemos, entendida como filosofía occidental, tiene sus orígenes en la antigua
Grecia. Al ser una disciplina amplia, compleja y cambiante, una manera de comprenderla es a través de su
historia, que está dividida en distintos períodos.

ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

No es necesario saber Filosofía para interrogarse sobre sí mismo; el hombre común siente la necesidad de
conocer, no sólo su ser biológico o psíquico, también su origen, naturaleza y destino. El problema del
hombre es tratado por una rama de la Filosofía que se llama Antropología Filosófica.

La Antropología Filosófica es una especialidad perteneciente a la filosofía, la cual se encarga del estudio
filosófico del hombre, específicamente de su origen o naturaleza; para así determinar la finalidad de su
existencia, así como la relación con los demás seres. En la Antropología Filosófica el hombre es sujeto y
objeto de estudio y reflexión al mismo tiempo.

Los temas que generalmente estudia la Antropología Filosófica están vinculados con el valor de la libertad
y sus límites, así como la parte espiritual del ser humano, su naturaleza, tomando al hombre como un ser
diferente a todos los seres del universo. Algunas de las interrogantes que se plantean dentro de la
antropología filosófica son: ¿Qué es el hombre? ¿De dónde viene? ¿Hacia dónde va? ¿Qué es la muerte?
Su objeto de estudio surge del afán por conocer más acerca de la existencia del ser humano y la exigencia
de profundizar en sí mismo.

La base de su planteamiento consiste en aplicar las enseñanzas de las ciencias naturales (biología, etología,
zoología, etc.) y las ciencias humanas, para así determinar las características inherentes de la especie
humana y su posición específica en el mundo y el entorno natural. Esta rama de la filosofía busca distinguir
los rasgos del ser humano basándose en los aspectos materiales, biológicos económicos, sociales,
culturales, etc.

Sin embargo, esta disciplina puede ser motivo de surgimiento de diversos problemas relacionados con el
hombre; ya que este se encuentra experimentando una crisis existencial, debido a la falta de identidad
originada por la indiferencia y falta de amor hacia el prójimo. Es por esto la necesidad de reflexionar acerca
del verdadero significado de ser hombre; y esto se debe hacer desde la pérdida del yo solitario e individual;
y comenzar a considerar a la persona como integrante de un conjunto. De allí la importancia de la
convivencia en sociedad.

Objeto de estudio y reflexión de la Antropología Filosófica

Desde el punto de vista etimológico, “Antropología” significa “Estudio sobre el hombre” –Anthropos- en
la acepción más amplia del término. El objeto de estudio de la Antropología son los seres humanos en
general, sin considerar inicialmente lo que distingue a unos de otros. Que la Antropología sea “Filosófica”
indica el método propio que se emplea en ese estudio de lo humano: el ejercicio de la razón, cuando
pretende llegar al conocimiento de las últimas causas de la realidad.

Desde el punto de vista etimológico la cuestión es sencilla, pero cuando se consideran los hechos el objeto
de la Antropología Filosófica se presentan varios problemas. Por una parte, se advierte que en este saber
coinciden el objeto de estudio y el sujeto que conoce. Esto añade un considerable grado de dificultad a la
tarea de análisis, y la “objetividad “de la Antropología Filosófica se ve también comprometida por este
hecho. Por eso, se puede decir que el objeto propio de la Antropología Filosófica es “el ser humano en
cuanto interpretado por sí mismo”.

Además de esta “falta de objetividad estructural” de la disciplina, hay que tener también en cuenta la
complejidad misma del ser humano. Se ha descrito al hombre como un microcosmos, y en él confluyen
múltiples tensiones: la condición humana puede ser estudiada con éxito por las ciencias naturales, pero
el hombre posee además una dimensión histórica esencial que escapa el estudio de las ciencias
experimentales, pues se le ha dado como tarea construir su propia identidad; el ser humano experimenta
también una continua tensión entre lo que ya es y el ideal hacia el que orienta su existencia. Por otra parte,
cada ser humano es un individuo único, irrepetible, no asumible completamente en la generalización de
la especie; y la imagen que cada uno posee de sí mismo es parte constitutiva de lo que es, etc. Por lo tanto,
la determinación del objeto de estudio de la Antropología Filosófica no es, en la práctica, una tarea sencilla.

Finalmente, conviene recordar que toda idea sobre el ser humano se elabora desde una cosmovisión
asumida previamente por el sujeto. El hombre vive en un mundo ya comprendido, interpretado, y no tiene
sentido tratar de encontrar un presunto “estado humano inicial” que permita reconstruir una idea de ser
humano sin supuestos, “por debajo” o “por detrás” de esa comprensión. Por lo tanto, si no es posible
liberarse de supuestos, conviene recordar con frecuencia que, en cualquier intento de elaboración de una
Antropología Filosófica, hay ya una Antropología implícita, una cierta idea de qué es el ser humano.

En este sentido, se puede considerar que el objeto y la tarea de la Antropología Filosófica es también
mostrar cómo se ha respondido a la pregunta por el ser humano a lo largo de la historia del pensamiento;
y –por ser filosófica- contrastar en un plano trascendental las argumentaciones que ofrecen los distintos
saberes sobre el hombre. Precisamente la reflexión filosófica ayuda a superar la aparente imposibilidad
de lograr un conocimiento adecuado del ser humano; porque si bien en el plano empírico se produce
cierta falta de “objetividad”, la filosofía al situarse en un nuevo ámbito conocimiento en el que tales
nociones puedan ser consideradas en sí mismas, de modo reflejo y crítico- tiende a superar ese
relativismo. La filosofía se abre al plano trascendental –metacultural- desde el que cada cultura puede
adquirir una conciencia refleja de sí misma y de los demás sistemas culturales en cuanto tales. Por eso, en
el ámbito gnoseológico propio de la filosofía, la Antropología se ocupa del análisis de las condiciones de
posibilidad de que existan un ser como el hombre, y un saber cómo la filosofía en cuanto ejercicio del
pensamiento humano que busca llegar a su comprensión esencial.

A la hora de estudiar ese complejo ser que es el hombre, la Antropología Filosófica debe esforzarse por
evitar todo reduccionismo, acogiendo reflexivamente el mayor número de elementos y dimensiones que
componen la realidad humana: corporalidad, cultura, sociabilidad, lenguaje, capacidades funcionales de
todo tipo, dimensiones ética, estética y religiosa, etc., y corresponde a este saber, como intento de
responder filosóficamente a la pregunta por el sentido de la existencia humana, la tarea de integrar las
aportaciones de las demás ciencias antropológicas (experimentales y humanas), en una síntesis de un nivel
de abstracción superior (filosófico). No basta con acumular información: es necesario alcanzar otro nivel
de reflexión y de síntesis para poder atisbar el sentido de lo humano desde la confluencia entre ciencias y
la propia filosofía.

Por eso, la Antropología Filosófica no pretende elaborar una nueva imagen -otra más- del hombre; sino
que constituye un intento de comprender al ser humano pensándose a sí mismo y pensando el tejido de
la vida que lo constituye. Pero este hombre no nos es dado solamente como un dato empírico, sino como
una totalidad abierta, en un movimiento de autotrascendencia, como una frontera siempre móvil abierta
a la infinitud. El objeto de la Antropología Filosófica no se presenta como una “cosa experimentable” sino,
sobre todo, como el horizonte de una pregunta que nos atañe y compromete íntimamente.

Para estudiar al ser humano, la Antropología Filosófica necesita integrar los conocimientos que
proporcionan la Antropología Física, la Antropología Psicológica y la Antropología Sociocultural, con el fin
de responder en términos de esencia a las preguntas por el sentido que afectan a la corporalidad,
sensibilidad, tendenciosidad, afectividad, eticidad, sociabilidad, religiosidad, historicidad, creatividad, etc.,
del ser humano.

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