PAPERS n 1

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Hacia Barcelona2018: Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia

Las psicosis
ordinarias:
alcance y lmites
SUMARIO
PRESENTACIN - Victoria Horne Reinoso P 01
EDITORIAL - Victoria Horne Reinoso P 05
1. 1 Sophie Gayard - ECF P 09
1. 2 Gabriel Racki - EOL P 12
1. 3 Vicente Palomera - ELP P 15
1. 4 Franois Ansermet - NLS P 18
1. 5 Domenico Cosenza - SLP P 22
1. 6 Alba Alfaro - NEL P 25
1. 7 Fernanda Otoni-Brisset - EBP P 28

Nuevo Comit de Accin de la Escuela Una

Paloma Blanco - Florencia Fernandez Coria Shanahan - Victoria Horne Reinoso (coor-
dinadora) - Anna Lucia Lutterbach Holck - Dbora Rabinovich - Massimo Termini -
Jos Fernando Velsquez

Equipo de traduccin para este nmero

Fernanda Casagrande Rodriguez - Miriam Chorne - Blanca Fernndez - Fe Lacruz -
Manuel Montalbn Peregrn (Coordinador) - Ana Rosn

Edicin - maquetacin y diseo grfico

Chantal Bonneau - Emmanuelle Chaminand-Edelstein - Hlne Skawinski
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PRESENTACIN

PAPERS 7.7.7.
Victoria Horne Reinoso
Los PAPERS se renuevan.
El nuevo Comit de la Escuela Una propone una nueva serie de PAPERS: los PAPERS 7.7.7.

El proyecto de los PAPERS 7.7.7. se plantea como un programa de estudio que acompaar
la preparacin del Congreso de Barcelona de 2018. No exhaustivo y necesariamente
incompleto, este proyecto apunta no tanto a recorrer todo lo que debiera decirse sobre
este tema, sino ms bien a provocar la reflexin, a suscitar el deseo de inventar un saber
con el fin de mantener la conversacin permanente que nos anima en la experiencia del
psicoanlisis, conservando la tensin necesaria entre lo Uno y lo mltiple de las 7 Escuelas
de la AMP que dan vida a la Escuela Una.
A travs de siete ejes temticos y al hilo de los diferentes textos que los irn constituyen-
do, los PAPERS 7.7.7. examinarn y desarrollarn el tema del Congreso. Cmo y de qu
manera abordamos las psicosis las psicosis ordinarias y las otras en el siglo XXI?

Las psicosis son un conjunto clnico que surge de la nosologa kraepeliana del siglo XIX.
Freud abord la psicosis apoyndose en esta nosologa, sin embargo, fue partiendo de la
neurosis en la que el inconsciente era el pivote, el Edipo el ncleo duro y la represin el
mecanismo fundamental, que pens las categoras de base de la clnica psicoanaltica.
Lacan, retomando el legado freudiano, abri sus perspectivas, aunque conservando las
mismas estructuras, y extendi su reflexin a partir de los puntos de detencin de Freud.
La forclusin del Nombre-del-Padre se convierte en lo que da a la psicosis su condicin
esencial1. En el otro extremo, al final de su enseanza, Lacan se apoya en la psicosis, par-
ticularmente sobre Joyce, para producir un giro que provocar una ruptura conceptual.
El declive de la primaca del orden simblico y la introduccin de la inexistencia del Otro
conducen a una pluralizacin de los Nombres-del-Padre y abren la va a su concepcin
borromea, transformando y orientando la clnica a partir del goce y ya no de la presencia o
no de un significante primordial. La forclusin se generaliza haciendo girar toda la clnica

01
 1.

PAPERS
PRESENTACIN
alrededor de un agujero fundamental. La consecuencia es que Todo el mundo es loco2,
todo el mundo se confronta con un agujero, con un punto real de trou-matisme3 consti-
tutivo y sin sentido. Lo discontinuo de las grandes estructuras clsicas, sin desaparecer
completamente, da lugar a un continuo donde los diferentes anudamientos borromeos
y sus posibles desanudamientos, dan cuenta de soluciones tan diversas como singulares.

La concepcin clsica y sintomtica de las psicosis coloca la forclusin del Nombre-del-

Padre en posicin de causa. La perspectiva borromea hace del Nombre-del-Padre un
sntoma, una funcin que puede ser desempeada por otro trmino. As, la relacin entre
las diferentes psicosis, e igualmente entre las psicosis y el conjunto de las neurosis vacila,
cambia de perspectiva.

Esta perspectiva es la que ha permitido la invencin de la psicosis ordinaria que se funda

sobre la posibilidad de un mnimo de enganche de los tres registros RSI, en diversos gra-
dos y en un espectro de matices muy amplio, incluso sin el Edipo, incluso sin el auxilio de
los discursos establecidos. Como dice Jacques-Alain Miller4, se trata de una creacin extra-
da de lo que llamamos la ltima enseanza de Lacan. Y aade que la psicosis ordinaria no
tiene una definicin rgida, que no se trata de la invencin de un concepto sino ms bien
de la invencin de una palabra como un esbozo de definicin para atraer los diferentes
sentidos, los diferentes reflejos de sentidos alrededor de ese significante5 y que no podr
encontrar una definicin ms que, quizs, en aprs-coup.

Una de nuestras expectativas durante este Congreso ser responder a esta cuestin :
Hemos llegado a este momento posterior que nos permitir definir mejor la psicosis
ordinaria? Podremos, al trmino de nuestras elaboraciones, aclarar lo que llamamos psi-
cosis ordinaria o ms bien este significante tiene vocacin de quedar sin definicin rgida,
como una categora ms epistmica que objetiva6? Ser necesario para nosotros nom-
brarla como psicosis ordinaria o podr decirse que se puede pasar de eso, a condicin de
servirse de ella?

Despus de la serie de los tres ltimos congresos interesados por las incidencias relacio-
nadas con las mutaciones que el nuevo siglo produce en los seres hablantes, tomadas en
las tres dimensiones, simblica, real e imaginaria, retomar la clnica a travs de la psicosis,
y, ms particularmente, de la psicosis ordinaria, no es anodino; nos indica una orienta-
cin. Este hecho, esta eleccin, nos hace entrar en un tercer momento del estudio de
las psicosis ordinarias, una nueva etapa del programa de trabajo que llamamos psicosis
ordinaria7.

Un primer tiempo fue el de la invencin del trmino en el ltimo de los tres encuentros
de las secciones clnicas francfonas (Angers 1986, Arcachon 1997, Antibes 1998). Esto
nos introdujo en una perspectiva diferente a la del binario rgido neurosis-psicosis y fue el
punto de capitn de una reflexin, sostenida durante aos, relativa a todo un campo de
la clnica que necesitaba ser nombrado: los inclasificables, casos que no eran verdade-

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 1.

PAPERS
PRESENTACIN
ramente neurosis, sin que se presentaran como psicosis bien definidas. A partir de ah, el
significante psicosis ordinaria se impuso. La solidez de un concepto clnico se mide por
la eficacia de su utilizacin, nos deca Miquel Bassols en el Congreso de la NLS en Dubln
en julio de 20168.

Sin embargo, a pesar del entusiasmo por el trmino, la dificultad propia en su uso y su
falta de definicin han hecho necesario un retorno sobre las psicosis ordinarias9, del que
el seminario anglfono realizado en Pars en 2008 fue el punto fuerte.

1998, 2008 diez aos ms tarde, estaremos en Barcelona en 2018 para nuestro prxi-
mo Congreso. Lo relacionado con la psicosis ordinaria ha tomado, en el contexto de este
nuevo siglo, ms agudeza y pertinencia.

Ahora tendremos la ocasin de examinar la manera en la que hemos hecho uso de esta
herramienta clnica con el fin de extraer las enseanzas. Estamos preparados para precisar
el alcance de este sintagma, para diferenciar los matices clnicos de lo que se llama psi-
cosis ordinaria y para precisar las articulaciones posibles entre las psicosis ordinarias y las
otras. Sera tambin importante clarificar la manera en que el psicoanlisis las acoge y las
trata y, asimismo, esclarecer cmo el hecho de tomar en cuenta las psicosis ordinarias ha
modificado la manera en que el psicoanlisis aborda las otras psicosis. Podramos igual-
mente reflexionar sobre el impacto que las enseanzas de las psicosis ordinarias podran
tener sobre el propio psicoanlisis, particularmente sobre la cuestin de la transferen-
cia, pero tambin sobre la interpretacin y el saber inconsciente. En consecuencia, esto
debera cuestionarnos sobre las eventuales incidencias de tales cambios de perspectiva
sobre el conjunto de las neurosis. Se puede entonces pensar que a las psicosis ordinarias
propias de nuestra poca corresponderan lo que se podra llamar las neurosis extraordi-
narias? Lo que parece importante es que las psicosis ordinarias cuestionan toda nuestra
clnica y nuestra manera de abordarla, pues como seala M. Bassols: Las psicosis ordina-
rias desbordan el sistema de diagnstico estructural10.

Los PAPERS 7.7.7. les proponen un camino, un recorrido que tratar, a travs de varios
puntos argumentales, el tema que el prximo Congreso de Barcelona 2018 nos invita a
indagar.

Traduccin: Blanca Fernndez (ELP)

................................................................................

1 LacanJ., De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Escritos, vol. II, Mxico,
Siglo XXI, 1984, p. 550.
2 LacanJ., LACAN pour Vincennes !, Ornicar ? n 17-18, 1979, p. 278.
3 Se juega con las palabras francesas trou (agujero) y traumatisme (traumatismo) N. del T.
4 Miller J.-A., Efecto retorno de la psicosis ordinaria, Freudiana, n 58, 2010, p. 7.
5 Ibid., p. 9
6 Ibid., p. 10
7 . Laurent, La interpretacin ordinaria, Freudiana n 76, 2009, p. 137.
8 Bassols M., Las psicosis, ordenadas bajo transferencia, Conferencia NLS Congress, Dubln, Julio 2016.
Disponible en http://miquelbassols.blogspot.com.es/2016/07/las-psicosis-ordenadas-bajo.html

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PAPERS
PRESENTACIN
9 Seminaire Anglophone Paris juillet 2008, publi in Quarto n 94-95, Retour sur la psychose ordinaire,
janvier 2009
10 Bassols M., op. cit.

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EDITORIAL

Las psicosis ordinarias:

alcance y lmites
Victoria Horne Reinoso

Este primer nmero de PAPERS 7.7.7. parte del titulo del prximo Congreso y en particular
de la primera parte: las psicosis ordinarias y las otras. Cmo leer este ttulo? La distincin
que parece introducir en el registro de las psicosis, nos lleva a interrogar el alcance y los
limites de las psicosis ordinarias. Qu relacin lgica mantienen con las otras psicosis?,
y tambin, cmo situarlas en la proximidad o en la similitud que pueden mantener con
las neurosis? En qu medida es hoy pertinente interrogarse sobre las psicosis, sean ordi-
narias o no?

De manera pragmtica podemos concebir la psicosis ordinaria como una forma de iden-
tificar la psicosis cuando los signos que la corroboran, por alguna razn, no son evidentes.
De este modo, detectar una psicosis ordinaria sera una forma de decir que estamos
confrontados a una psicosis aunque falten los sntomas manifiestos. Sin embargo, esto
no nos exime de precisar el diagnstico estructural clsico. Ms all de situar una psi-
cosis como ordinaria, igualmente habra que lograr discernir lo que puede emerger, en
sordina, de paranoia, esquizofrenia, mana o melancola Ello implicara, entonces, que
las psicosis ordinarias son tambin las otras psicosis. Pero, a partir del momento en que
podemos percibir que se trata de una psicosis qu sentido tendra de seguir llamndola
ordinaria?

El sintagma psicosis ordinaria tiene una ventaja y un inconveniente. La ventaja es de

mantener el significante psicosis puesto que esto permite desmarcarse de posiciones
borderline y nos indica claramente que podemos situar la psicosis mas all de la eviden-
cia de sus fenmenos habituales. Pero su inconveniente es tambin el de apoyarse en la
palabra psicosis. Adems de las connotaciones negativas que este trmino tiene en el

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 1.

PAPERS
EDITO
discurso corriente, y sus consecuencias estigmatizantes en el plano social, hoy da, en el
paisaje cientfico de la psiquiatra actual, su uso se limita a designar las esquizofrenias.
Pero sobre todo, si queremos situarnos en una perspectiva borromea, sabemos que no
nos hallamos frente a una neurosis cuando los tres registros no estn anudados por la
metfora paterna, pero en ese caso, estamos forzosamente confrontados a una psicosis?

Las psicosis ordinarias podran ayudarnos a subvertir los diagnsticos rgidos permiti-
ndonos mantenernos lo ms cerca posible de la experiencia del sujeto, orientndonos a
partir del goce del parltre. Es una clnica de soluciones singulares, inventivas, personales.
Es una clnica de los divinos detalles1 que nos lleva a identificar, caso por caso, lo que se
pone en juego para cada cual para tratar de situar lo que lo hace sostenerse en la vida, lo
que lo desestabiliza o puede hacerlo vacilar en cierto momento. Y para esto no podemos
dispensarnos del bajo transferencia, que completa el ttulo del Congreso.

Hemos pedido a siete colegas, cada uno procedente de una de las siete escuelas de la
AMP, que respondan con un texto a ese argumento que lleva como ttulo: Las psicosis
ordinarias: alcance y lmites. Han contestado de manera muy diferente, verificando que la
singularidad de cada uno hace la riqueza mltiple y fundamental de nuestra Escuela Una.

El texto de Sophie Gayard dialoga directamente con el argumento. Ella sita su cues-
tionamiento all mismo adnde se articula la paradoja que plantea la psicosis ordinaria:
Cmo seguir utilizando la clnica clsica, qu diferencian los campos de la neurosis y de
la psicosis a travs de la presencia o la ausencia del Nombre-del-Padre, y al mismo tiem-
po, no ceder nada sobre la necesidad de anclar nuestra reflexin en una clnica del goce
centrada en el cmo se sujeta esto?. La psicosis ordinaria sera una herramienta, un Jano
de dos cabezas que nos permitira afrontar esa paradoja.

Frente a la cuestin de cmo pensar la neurosis a partir de la psicosis, Gabriel Racki nos
invita a tomar en consideracin las enseanzas de la psicosis a partir del hecho de que
cada poca produce los psicticos que le corresponden en funcin del estatuto del Otro
del momento. Si el psictico rechaza la impostura del semblante de la autoridad paterna
-nos dice-, en la poca del declive de esa autoridad y del Otro que no existe, ese rechazo
pasa desapercibido, ste es uno de los sentidos de la palabra ordinaria. Pero ms all de
ello, considerar la neurosis a partir de la psicosis conlleva escuchar que sta nos ensea
que uno de los valores del sntoma es el de ser el soporte de una resistencia intrnseca a la
regulacin del goce, pero tambin una clasificacin para todos.

Basndose en los ejemplos de Joyce y Aby Warburg, Vicente Palomera y Franois Anser-
met nos demuestran que la psicosis puede ensearnos la manera con la cual un sujeto
puede construir soluciones a partir de los fallos y de los defectos.

Vicente Palomera parte de la constatacin de que tomar los fenmenos discretos como
signos, hace que se revelen los significantes ms singulares del sujeto. En este sentido, no

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 1.

PAPERS
EDITO
por ser discretos son menos interesantes. Es lo que demuestra Lacan cuando recoge en
Joyce ese fenmeno, que ha pasado desapercibido hasta entonces, de dejar caer el cuer-
po, para elevarlo al rango de signo de una falta de cuerpo a partir del cual Joyce construir
el ego que podr ir reparando el nudo. Si la psicosis ordinaria es, para nosotros, un instru-
mento que nos permite leer mejor los bricolajes de los sujetos de nuestra poca, Lacan
procuraba detectar esos signos discretos con el fin de interpretar su posicin de goce.

Franois Ansermet se pregunta sobre la invencin como va sintomtica posible en el

marco de la psicosis. Con el caso de Aby Warburg, nos presenta las invenciones de aquel
brillante historiador del arte como naciendo siempre de un fallo, de un lapso, de una
exploracin () de los intervalos de dnde surge algo nuevo, sobre el fondo del retorno
de lo mismo. No solo han sido sus invenciones una va resolutiva para su psicosis, sino
que tambin su funcionamiento psictico ha sido un vector de su creatividad.

La originalidad del texto de Domnico Cosenza pasa por la extraccin de una aporta-
cin hecha por Jacques-Alain Miller durante la conversacin clnica sobre las situaciones
subjetivas del desarraigo social2 para pensar la clnica de las psicosis ordinarias. Se trata
de una reinvencin del estatuto del objeto nada como causa del no deseo y de un cierto
estado del sujeto que puede ser atrapado por el matema S0, que seala la atraccin del
no ser, una relacin con la nada.

Alba Alfaro examina la pregunta que consiste en saber si, despus de veinte aos de
investigacin, la psicosis ordinaria puede consolidarse hoy en da como una categora
clnica. Apoyando su texto sobre tres axiomas, muestra que la psicosis ordinaria ha surgido
como un programa de investigacin para tratar de poner de manifiesto las consecuencias
que las mutaciones del discurso contemporneo tienen en la clnica. Puesta a prueba, lue-
go, como categora lacaniana, permitiendo perfeccionar los conceptos y las categoras
con el fin de acoger las sutilezas de ciertos fenmenos, la psicosis ordinaria puede ser
considerada actualmente como una forma contempornea de la psicosis en consonancia
con el discurso social actual.

A modo de conclusin, Fernanda Otoni-Brisset se plantea la cuestin de los diagnsti-

cos diferenciales y se interroga entonces sobre el sentido que hay que dar al trmino las
otras en el ttulo del Congreso a la hora de sacar las consecuencias de la igualdad clnica
fundamental entre los parltres3. Subraya cmo se desplaz la cuestin clnica de: qu
estructura? hacia: qu funcionamiento?. Aquello lleva hacia una clnica unitaria, la de
las invenciones para defenderse de lo real.

Todos esos textos constituyen una multiplicidad de reflexiones y vueltas para pensar la
clnica actual, la clnica del parltre contemporneo, a partir de una posicin de goce sin-
gular, es decir a partir del modo con que cada sujeto, sea cual sea su estructura en el
sentido clsico, construye una manera de ser en relacin al mundo basndose en su pro-
pia falla.

Traduccin: Ana Rosn (ELP)

................................................................................

07
 1.

PAPERS
EDITO
1 Cf. Miller J.-A., Lorientation lacanienne. Les divins dtails (1988-1989), enseignement prononc dans
le cadre du dpartement de psychanalyse de luniversit de Paris VIII, indit.
2 Miller J.-A., Situations subjectives de dprise sociale, Navarin, Paris, 2009, p. 169.
3 Miller J.-A., Linconscient et le corps parlant, Le corps parlant. Sur linconscient au XXIe sicle, Scilicet,
Collection rue Huysmans, Paris, 2015, p. 33.

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 PAPERS 1.1

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TEXTOS
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La psicosis ordinaria, un
Jano de dos cabezas
Sophie Gayard ecf

Ser la nueva etapa del programa de estudios sobre la psicosis ordinaria a la que nos
invita el prximo congreso de la AMP la ocasin de retrotraernos de la gris teora a la
experiencia que reverdece eternamente1 como deseaba Freud en un breve texto de 1924
en el que trataba de localizar la diferencia entre neurosis y psicosis? Apostemos que, en
cualquier caso, no ser un rido desierto, tal es el alcance de esa creacin extrada por
Jacques-Alain Miller de la ltima enseanza de Lacan2 que nos conduce a reinterrogar
toda la clnica. En esto, el trmino de psicosis ordinaria mantiene particularmente bien sus
promesas de ser categora epistmica3.

El examen de los casos inclasificables o atpicos a la luz de nuestra biparticin clsica

neurosis/psicosis salida de la lectura freudiana del caso Schreber y de la relectura de
Lacan fundando en la Cuestin preliminar nuestra doctrina de la psicosis ha conducido
a invitar al clnico a agudizar su atencin a la bsqueda de signos discretos, de ndices
nfimos que permitan detectar psicosis que no lo parecan, ordinarias y no extraordinarias,
en todo caso en sus manifestaciones sintomticas. En este sentido, la psicosis ordinaria
aparece sobre todo como una categora eminentemente transitoria, no como transicin
entre neurosis y psicosis, sino como un tiempo de suspenso del juicio para el clnico. Una
vez despejada la incertidumbre diagnstica, entonces seran los recursos de la teora cl-
sica de la psicosis o de la neurosis- los que volveran a ser operantes para la lectura del
caso y las orientaciones a deducir respecto de su tratamiento analtico. Pero si hacemos
solamente ese uso, ciertamente til en la prctica pero con todo bastante restringido, es
la solidez del repertorio estructural la que retoma sus derechos, y se ve casi paradjica-
mente reforzada por el hecho mismo de su puesta en cuestin temporal por la toma en
cuenta de esta nueva categora que haba podido, en un primer tiempo, parecer anunciar
el fin de ese binarismo.

09
 1.1

PAPERS
TEXTOS
La pregunta se plantea: se trata de salir de l? Si es que s, entonces por qu, si ha
dado sobradas razones? Si es que no, igualmente por qu, puesto que de hecho ese
marco nos incomoda y desde siempre los clnicos han tratado de modularlo? Testimonian
de ello neurosis de carcter, personalidad as if, narcisista, borderline, psicosis blanca, etc.,
todas ellas tentativas pertinentes para decir algo de la clnica, pero que encuentran su
impasse desconociendo que la condicin del sujeto S (neurosis o psicosis) depende de
lo que tiene lugar en el Otro A. Lo que ah tiene lugar est articulado como un discurso (el
inconsciente es el discurso del Otro) ().4

La concepcin de la psicosis a partir de la forclusin del Nombre del Padre la inscribe en la

tesis general del inconsciente estructurado como un lenguaje. El binario neurosis/psicosis
repercute el binario presencia/ausencia de un significante en la estructura de la cadena.
La causalidad es entonces lingstica. Pero ajustarse a los fallos de la metfora paterna
es seguir concibiendo la psicosis a partir de la neurosis, y la neurosis como el rgimen
ordinario.

La invencin del sintagma psicosis ordinaria ha constituido, hace cerca de veinte aos, un
giro del ordenamiento de la clnica y cambio de men en el banquete de los analistas!-
una puesta en cuestin de nuestro orden. Porque manifiestamente este ha cambiado a la
hora del declive del Padre, del Otro que no existe y de las incidencias de la ciencia sobre
el cuerpo. Por el camino que va de la clnica estructural del primer Lacan a la clnica bor-
romea de su ltima enseanza, la psicosis ordinaria inscribe un jaln. Es como un Jano de
dos cabezas que puede girarse de un lado o del otro, constituyendo una vez ms no una
transicin sino ms bien un punto de pivote que permite percibir el giro de la perspectiva
que opera Lacan poniendo el redondel de cuerda en el lugar del uso que daba al signifi-
cante5. Y esto conservando la pertinencia del uso de los conceptos salidos de diferentes
momentos del recorrido. La psicosis ordinaria constituye entonces un poste de observa-
cin, en el corazn de la prctica analtica misma, a partir del cual volver a interrogar al
Otro, al inconsciente, el sntoma, el estatuto de causa y el de creencia.

Porque de qu se trata cuando se perfila, al final de la enseanza de Lacan, la sustitucin

del inconsciente por el parltre6? Por ese camino, la psicosis ordinaria, en la clnica, es afn a
la puesta en primer plano del cuerpo, en tanto que no es solamente imagen, sino cuerpo
hablante. Puede ser por eso por lo que nuestra atencin se traslada de un qu es lo que
no marcha? a un cmo se sostiene?, de los signos de un defecto a los de un arreglo.
Lo que debe sostenerse es, siguiendo a Lacan que a su vez sigue a Joyce, el nudo de tres
registros, real, imaginario y simblico. Es el nudo mismo el que viene a asegurar la posible
localizacin de un goce siempre en exceso, la relativa estabilizacin de las significaciones
y la posible inscripcin del sujeto en un lazo social soportable. Pero esta pregunta cmo
se mantiene? es tambin la de siempre se plantea respecto al cuerpo, ese cuerpo que
tenemos, cuerpo afectado por la palabra, cuerpo que goza y se goza, y que siempre ame-
naza con levantar campamento7. Si la psicosis ordinaria, en sus manifestaciones, es en
general asunto de variacin de grados, de intensidad, de colores, no es acaso entonces

10
 1.1

PAPERS
TEXTOS
en la clnica la mejor categora para hacer sensible que hemos dejado la carretera prin-
cipal8 y que no quedan ms que senderos, siendo siempre la va del psicoanalista la de
rastrear lo real9, nica forma de contrariar la errancia tomando prestada la pista del sn-
toma?

Si la neurosis habra podido parecer ordinariaen el sentido de normalidad, habra tomado

la psicosis su lugar? De ninguna manera, porque ya no hay normalidad ni lo ordinario, y
si la psicosis ordinaria parece consonar con lo que podramos llamar una va ordinara lo
que demuestra eminentemente, es la extraordinaria singularidad de las soluciones y de
los bricolajes de cada sujeto para sostener el nudo de lo simblico, de lo imaginario y de
lo real. Cual Jano, dios de las puertas y el pasaje, la categora psicosis ordinara es pues
una invitacin al analista para mantenerse a la altura de una clnica borromea que toma
sus distancias con lo que nuestras categoras neurosis/psicosis tienen an del discurso del
amo mdico, es decir a un discurso fundado sobre el Uno de la excepcin paterna cuyo
poder organizador hoy en gran parte se ha disuelto lo que no quiere decir renunciar a
saber que se ha depositado. Si lo alcanzamos, tal vez entonces podremos pasar de l.

Traduccin: Julia Gutirrez (ELP)

................................................................................

1 Freud S., Neurosis y psicosis Obras completas, Vol19, Buenos Aires, Amorrortu Editores, p. 155.
2 Cf. Miller J.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria Freudiana, n 58, enero/abril 2010, p. 7.
3 Ibid., p. 10.
4 Lacan J., Cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Escritos, Siglo XXI Editores, 1971,
p. 530.
5 Miller J.-A., La orientacin lacaniana. Piezas Sueltas Buenos Aires, Paids. Clase del 24de noviembre de
2004.
6 Cf Miller J.-A., Linconscient et le corps parlant: La Cause du dsir, n 88, octubre de 2014, p. 109: Esta
metfora, la sustitucin del parltre lacaniano por el inconsciente freudiano, fija una chispa
7 Cf. Lacan J., El seminario, libro XXIII, El Sinthome, Buenos Aires, Paids, p. 64.
8 Cf. Lacan J., El seminario, libro III, Las psicosis, Buenos Aires, Paids, p. 404 y ss.
9 Cf. Lacan J., El seminario, libro XXIII, El Sinthome, op. cit., p. 64.

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 PAPERS 1.2

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Palpitaciones
ordinarias
Gabriel Racki eol
Las psicosis no son un dficit, siempre ensean
El jefe de una clnica orden a un internado concurrir a los talleres correspondientes para
todos. El joven psictico, plantado en la puerta de entrada con la certeza de ser el guardin
de la institucin, respondi a su atnito interlocutor en su lengua de guardin: Vamos,
vamos, no moleste, circule, circule, por favor. Con fineza, slo se interes en la norma flica
para hacer pesar sobre ella la irona, denotando la inconsistencia de la orden.

Las psicosis ensean sobre el estatus del Otro. El loco del 1800 indicaba sobre el Otro
Pineliano que por su sola presencia y prestigio procuraba sin mucho xito dar tratamien-
to moral a las pasiones desbordantes de los alienados del asilo de Bictre. La respuesta
citada seala una dialctica subjetiva que no est regida por el amo. Es guardin de su
propio mundo, sin sentirse interpelado por un Otro del orden o el prestigio. A travs de las
pocas, el psictico ensea sobre una decisin insondable del ser: la de rechazar la impos-
tura del semblante de autoridad paterno, ahorrndose tortuosos sentimientos de culpa
y deuda desde Schreber, que saca a pasear la ballena de la impostura1 de la educacin
alemana, hasta nuestro joven, que sin atolondrarse hace circular a su jefe mdico. Slo
que en la actualidad signada por la declinacin del semblante paterno y el ascenso al
cenit social del objeto dicho rechazo ya no es tan ruidoso, pasa desapercibido.

ste es un sentido de lo ordinario, a diferencia de lo extraordinario en las psicosis: converge

con el orden discursivo o, mejor an, con el no orden, con la inconsistencia del Otro para
ordenar el goce del sujeto contemporneo. La investigacin psicosis ordinaria mantiene
atento al clnico sobre otra leccin perpetua de las psicosis: el sntoma como soporte, no
slo de la existencia, sino de la resistencia del sujeto aun con signos nfimos a consentir
tanto a una ley de regulacin de su goce como a una clasificacin para todos. Por este
sesgo, psicosis ordinaria extiende el valor subversivo y singular del sntoma a pequeos
detalles de cuerpo y de sentido que antes eran desatendidos o pasaban por neurosis
graves o locas o que no entran en anlisis.

12
 1.2

PAPERS
TEXTOS
Aprender de estos signos discretos ensea menos sobre categoras estructurales que
sobre la tica analtica frente a lo que resiste de modo singular al sentido flico o est libre
del intercambio de goce por sentido.

Qu operacin efectu la denominacin psicosis ordinaria?

Reseemos los efectos que esta operacin parece alcanzar:

Puntuar una serie de fenmenos discretos que gradan la clnica de la psicosis :

Neodesencadenamientos, neotransferencia, neoconversin, neoentradas, enganches,
desenganches, fenmenos de cuerpo 0, S/objeto nada, desorden en la juntura ntima
del sentimiento de la vida y sus externalidades social, corporal y subjetiva.2

Interpretar la poca con cierto dato forclusivo de locura de hierro y desamorada en lo

social que Lacan llama declinacin del soporte fundamental del Edipo: el amor al decir
no del padre3 que converge con la depuracin del concepto de padre como el anillo que
une (ya anticipado en el Seminario 3, clase 25): el padre no tomado como el significante
fundamental y tradicional del Otro, sino como un aparato suplementario que mantie-
ne unida la estructura nodal del hablante: make-believe, hacer creer4. En esta lgica, el
Nombre-del-Padre es un caso ms (el de las neurosis), entre otros aparatos suplemen-
tarios de hacer creer, posibles invenciones para las cuales el psictico posee particular
talento.

Polarizar entre la clnica binaria clsica (deficitaria, con tajante distincin entre Nombre
Del Padre inscripto s o no, y que parte de un Otro previo y de una prctica de la articu-
lacin o sustitucin delirante de esta) y una clnica nodal, continuista por partir de la no
relacin sexual para todo ser hablante (el no hay como forclusin generalizada asociada a
la frmula todo el mundo delira y correlativa de una prctica no centrada en la funcin
metafrica, sino en la de anudamiento).

Desplazar la barrera neurosis/psicosis: lapsus-anudamientos paternos con dinmica

borromea se oponen a lapsus-anudamientos no paternos con dinmica no borromea. La
funcin de anudamiento pasa a ser encarnada por las soluciones sinthomticas, y para
todo ser hablante la cuestin es cmo se anudan, desanudan, interpenetran, suturan,
empalman y trenzan los diversos registros. Esta riqueza clnica ampla el espectro entre
psicosis extraordinarias/ neurosis, y permite captar con ms detalle cmo cada quien se
las arregla para juntar cuerpo, vida, palabra y sentido para funcionar en su existencia.

Investigar la juntura que en cada ser hablante se le da al goce, que para el psicoanli-
sis es la vida. Es el punto desde donde cada sujeto palpita su vida-goce, el corazn del
hablante, y converge clnicamente con la juntura ms ntima del sentimiento de vida.
Mediante el paradigma del mundo se le esconda tras un velo del Hombre de los lobos5,
podemos elucidar, en casos ordinarios, cmo esa juntura slo puede captarse en sutiles
externalidades.

13
 1.2

PAPERS
TEXTOS
Nombrar un giro pragmtico6 en la clnica, que ya no gravita solo sobre elucidar algort-
micamente la ecuacin lgica como verdad, sino que es impulsada hacia el hallazgo del
acontecimiento de cuerpo que traumatiza al parltre. Sinthome nombra una clnica del
uso singular que cada parltre hace de ese acontecimiento y de la incitacin al invento de
cada uno con ese traumatismo.

Bajo transferencia amores

El amor a las virtudes de pragmatismo lingstico del paradigma Joyce, quien no requiri
un analista para no enloquecer, tambin inspira un lmite: clnica del parltre, pero sin
transferencia. Joyce potencia las ventajas de sustituir sujeto por parltre, pero quiz limite
la indagacin especfica de la accin de la transferencia analtica. Esto le da mximo sen-
tido al rumbo de nuestro prximo Congreso.

En dilogo con el DSM que ama el consenso mundial de sndromes, la categora psicosis
ordinaria exalta el amor por lo singular y hace estallar las pretensiones universalizantes
que borronean al sujeto. Frente al amor por las neuroimgenes cerebrales y al programa
de cifrar la existencia subjetiva, la psicosis ordinaria exige radicalizar la existencia del amor
al detalle del inconsciente y una conversacin sobre la palabra impuesta y el aconteci-
miento de cuerpo. La prctica con el psictico siempre esclareci el acto del analista y
destituy fantasmas e ideales; por ejemplo tomar la neurosis como norma, que deja al
analista exhausto e impotente frente al loco.

Ella cristaliz en diversas indicaciones segn la poca : ser secretario del alienado, no
comprender, someterse a las posiciones subjetivas del enfermo, no actualizar al padre
schreberiano, dejarse concernir por la libertad del loco que no demanda ni transfiere el a
al Otro, hacerse partenaire del invento y, actualmente, hacerse destinatario de los signos
nfimos de la forclusin.

Esta puesta a punto de un acto slo concebible bajo transferencia, induce a renovar el
estudio minucioso de los tipos clsicos, ordinarios y actuales de la psicosis, y, frente a la
pasin mortfera por la imagen, hace palpitar el encuentro transferencial como amor al
inconsciente o, mejor dicho, amor por la raz de poyesis7 del sntoma.

................................................................................

1 Lacan J., De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Escritos 2, Siglo XXI
editores, p. 562-563.
2 Miller J.-A. y otros, La psicosis ordinaria, Coleccin ICBA/Paids, Buenos Aires 2003 Miller J.-A. y
otros, Los inclasificables de la clnica psicoanaltica, ICBA/Paidos, Buenos, Aires 1999 Miller J.-A.,
Efecto Retorno en las psicosis ordinarias, El Caldero, n 14, EOL, Buenos Aires, 2010 MillerJ.-A. y otros,
Desarraigados, ICBA/Paidos, Buenos Aires 2016, p. 170.
3 LacanJ., Los no incautos yerran, Seminario 21, indito, clase del 19-3-74.
4 MillerJ.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, op. cit., p. 19.
5 FreudS., Historia de una neurosis infantil, en Obras Completas tomo 17, Amorrortu, Buenos aires, 1986,
p. 69.
6 Laurent., El sentimiento delirante de la vida, Diva, Buenos Aires, 2011, p. 135.
7 Laurent., El sentimiento delirante de la vida, op. cit., p. 45.

14
 PAPERS 1.3

ELAS

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Signos
discretos
interesantes
Vicente Palomera elp
H.: Qu quiere decir con eso de que una conversacin
tiene contornos? Tuvo contornos esta conversacin?
P.: Oh, si! Seguro. Pero todava no los podemos
ver porque la conversacin no ha terminado.
Gregory Bateson, Metlogos1

El camino inaugurado por las conversaciones clnicas que tuvieron lugar, entre 1996 y
1998, en las ciudades de Angers, Arcachon y Antibes2 supusieron una revitalizacin de
la clnica psicoanaltica de las psicosis. Jacques-Alain Miller invit a prestar atencin a los
fenmenos discretos en la psicosis, aquellos que no llaman la atencin precisamente por
ajustarse a la norma o a un sentido demasiado comn.

El hecho de tomar los fenmenos discretos como signos pone al descubierto los signifi-
cantes que le son ms propios al sujeto. Estos signos discretos pueden pasar desapercibidos
por ser poco llamativos y muchas veces de una banalidad notable. Este oxmoron nos
hace pensar en la paradoja de Edwin F. Bechenbach sobre los nmeros enteros positivos
(Interesting Integers)3 en la que se muestra que los nmeros ms ordinarios (dull) pueden
pasar a ser interesantes. Martin Gardner la resume de un modo divertido: Hay personas
interesantes. Otras no destacan por nada especial. Al hacer las listas de todas las personas
corrientes y de todas las personas interesantes, en algn lugar de la lista de personas
corrientes se encuentra la ms anodina del mundo. Pero, eso justamente la hace muy
interesante. Tendremos entonces que trasladarla a la otra lista. Ahora habr otra persona
que sea la ms corriente de todas, convirtindose as en interesante. Al final, todo el mun-
do acabar por ser interesante 4.

Por tanto, podramos decir que los signos discretos en la psicosis, por ms sosos o
humildes que sean, resultan ser interesantes, siempre que sigamos la exhortacin de

15
 1.3

PAPERS
TEXTOS
Lacan de abstenerse de comprender5 y no borremos ese momento de perplejidad que
los signos discretos pueden evocar por ms insulsos que puedan parecer.

Las psicosis ordinarias son nuestro instrumento para afrontar el desafo planteado por los
casos de psicosis sin delirio explcito, sin un desencadenamiento manifiesto pero que pre-
senta una serie de fenmenos que hacen difcil restituir la estructura a la que responden.
El trmino de psicosis ordinaria nos obliga a ver en estas psicosis la fuerte influencia de
la norma en juego en el individualismo de masas, el de ese hombre sin cualidades de
Robert Mussil que tan bien podran representarlo esas hilachas de hombres que caracte-
rizan a los personajes de Samuel Beckett.6

El trmino de psicosis ordinarias nos ayuda a afinar mejor las diferentes tonalidades
existentes en los modos de bricolarse de un sujeto para mantenerse en el lazo social y
disponer de un cierto saber hacer con la vida, algo que no es fcil en las psicosis desen-
cadenadas.

Las psicosis clsicas, que Miller situaba en Antibes como psicosis extraordinarias, son psi-
cosis ms bien raras. Miller opona estas psicosis clsicas, o extraordinarias, a las psicosis
ordinarias. Lo que encontramos en las psicosis ordinarias es el hecho de que las relaciones
con la lengua, efecto de la forclusin, ms que remitir a los trastornos del lenguaje propios
de las psicosis clsicas, nos hablan de la especificidad de determinadas funciones del len-
guaje. La cuestin es saber cmo logra cada uno hacerse con una lengua propia a partir
de la lengua ordinaria. En la presentacin de los casos de psicosis ordinarias observamos
que el sujeto no habla nuestra lengua, habiendo conseguido, de un modo ms o menos
logrado construir una lengua con un alcance semntico indito.

El primer ejemplo en la literatura psicoanaltica de lo que podra ser un modo de anuda-

miento diferente de la metfora delirante en la psicosis clsica es el que Lacan presenta
con la suplencia construida por James Joyce. En definitiva, segn la tesis de Lacan, Joyce
fue el artesano de un narcisismo de suplencia. Lo que es otra manera de decir que con su
arte lograba volver a anudar lo imaginario. l no se amaba en la misma medida en que
uno se ama normalmente, pero, al convertirse en el artista consigui ser el artesano de un
narcisismo de suplencia.

Lacan observa no solo que Joyce es el sntoma, sino que quiere serlo. Hay en l una
voluntad de publicacin. En efecto, Joyce no escribe por el placer de jugar con la len-
gua. El horizonte de reduccin del sntoma a su funcin de anudamiento est presente
al comienzo de Lituratierra, de 1971, apoyndose en el deslizamiento joyciano de la letra
(letter) a la basura (litter). Para Lacan tan importante como el hecho de haberse consagra-
do durante diecisiete aos a escribir Finnegans Wake es el hecho de que la haya publicado.
Es decir, Joyce no se contenta con letrinizar la letra, con dejarlas en la letrina o en un
armario como suelen hacer muchos sujetos psicticos. Por el contrario, Joyce aspiraba a
que su obra fuera imborrable durante 3oo aos, se dirige a los universitarios -trabaja para

16
 1.3

PAPERS
TEXTOS
darles trabajo- y Lacan se interroga por la extraa connivencia entre Joyce y los universi-
tarios a los que se dirige. Joyce no se dirige a los psicoanalistas sino que toma el discurso
universitario que se caracteriza por excluir al sujeto del lugar de la verdad.

Es muy interesante el modo en que Lacan se introduce en el idilio que Joyce mantiene
con los universitarios destinatarios de su obra. Lacan no busca en ningn momento inter-
pretar el sentido de la obra de Joyce (quien justamente reduce el sentido a su fuga en
Finnegans). Lo que le interesa a Lacan es interpretar su posicin de goce, interesndose
por los medios con los que obtiene el goce: el escabel. Cual es la modalidad joyceana
de hacerse un escabel? Si bien su escabel es el juego de la letra fuera de sentido, hay que
decir s, pero no fuera de goce

La particularidad del escabel joyceano es su falta de envoltura imaginaria que est en

estrecha relacin con la que Joyce mantiene con su cuerpo. Lacan insiste sobre el carcter
sospechoso de un dejar caer el cuerpo en Joyce. Nadie antes haba llamado la atencin
a esos pasajes del Retrato del artista adolescente donde vemos destacarse el desarreglo
concerniente a la imagen del cuerpo, donde su cuerpo y el dolor le resultan ajenos. La
escritura oficia como un cuerpo que suple esa falla en el investimento narcisista del cuer-
po. Lacan llama a su obra Ego joyceano, un ego fuera del cuerpo. El cuerpo de esta obra
conforma un nombre propio: el mismo Joyce nombra su obra como recrear el espritu
increado de mi raza.

Esa falta de pasin del cuerpo y de su imagen en Joyce hace que Lacan hable de hisse-
croibeau (lsecreebello-elsealzabello) para situar esa dimensin narcisista del escabel de
Joyce que no es la del del hombre ordinario, porque no encontraremos en l esa pasin
por el yo, por el fantasma de la esfera. Esa es finalmente la razn por la cual Lacan seala
que el defecto de anudamiento hace que Joyce no haga del escabel un delirio yoico,
ya que el delirio comporta siempre una produccin de sentido. Joyce logra suplir este
deslizamiento del nudo imaginario gracias a una escritura desabonada del sentido que
finalmente opera como ego corrector.

................................................................................

1 BatesonG., Por qu las cosas tienen contornos?, en Metlogos, Ed. Tiempo Contemporneo, Buenos
Aires, 1969.
2 Le conciliabule dAngers - Effets de surprise dans les psychoses, Agalma-Le Seuil, Paris, 1996.
La conversation dArcachon. Cas rares, les inclassables de la clinique, op. cit., 1997.
La convention dAntibes - La psychose ordinaire, op. cit., 1998.
3 En su nota sobre Enteros interesantes, ver Bechenbach, E.F., The American Mathematical Monthly vol.52,
n 4, 1945, p. 211.
4 GardnerM., Aha! Gotcha. Paradoxes to puzzle and delight, Scientific American, Inc., New York, 1975.
5 LacanJ., El Seminario, 3. Las psicosis, Paids, Barcelona, 1984, p. 36.
6 Ver los interesantes captulos La soledad de Samuel Beckett y La letra y la estructura, en NaveauP.,
Laspsicosis y el vnculo social, Gredos, Madrid, 2009.

17
 PAPERS 1.4

ELAS

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Warburg
entre invencin
y descubrimiento
Franois Ansermet nls
La invencin sera una salida posible, sintomtica, para la psicosis1. Es la posicin de
Jacques-Alain Miller, a partir del ltimo Lacan. Una invencin puede quedarse en un
bricolaje propio del sujeto, pero puede tambin manifestarse con un alcance que va bas-
tante ms all: una invencin privada puede resultar un descubrimiento2 para todos. Es
lo que parece ensear el extraordinario descubrimiento intelectual de Aby Warburg, ese
historiador de arte fundador de una corriente importante que no ha dejado de referirse a
l, de llevar su nombre. Sus sorprendentes interpretaciones en Historia del Arte abrieron
el camino a toda una escuela innovadora permitindole al mismo tiempo superar las
insoportables tensiones mentales que le atormentaron.

Warburg vivi el desencadenamiento de un estado psictico en 1.918. Despus de la

derrota de Alemania y la cada del rgimen, se sinti acosado, perseguido, llegando a
amenazar a su familia con un revlver con el objetivo de hacerlos desaparecer a todos
para permitirles escapar al destino que imaginaba. Hospitalizado primero en Ina, fue
trasladado en 1.921 a la clnica Bellevue, dirigida por Louis Binswanger, en Kreuzlingen,
cerca de Zurich. Presentaba a la entrada un estado psictico grave3 acompaado de
una excitacin psicomotriz intensa que requera un internamiento en rgimen cerrado.
Como consta en su historia clnica: Graves ideas delirantes persistentes: la col rizada es
el cerebro de su hermano, las patatas son las cabezas de sus hijos, la carne es la carne de
miembros de su familia...no debe comer los panecillos del desayuno, ya que si no es a su
propio hijo a quien come4.

Si primero se haba considerado que Warburg padeca una psicosis de tipo esquizofrnico,
con rasgos paranoides, la discusin siempre haba tenido lugar en torno al diagnstico
diferencial con una psicosis manaco-depresiva, vista su alternancia entre momentos de
exaltacin, de fuga de ideas, y momentos de depresin, de inhibicin, de falta de pro-

18
 1.4

PAPERS
TEXTOS
ductividad, en los que su trabajo se paralizaba. El mismo Kreaepelin haba ido a la clnica
Bellevue en 1.923, participando en la discusin del diagnstico diferencial, y haciendo
que se optara finalmente por el diagnstico de un estado mixto manaco-depresivo5, al
subrayar tambin que l no consideraba que la patologa de Warburg fuera irreversible6.
Esta posicin de Kraepelin respecto a un diagnstico absolutamente favorable7 fue des-
de luego un factor que contribuy a una curacin posible de Warburg, sin perjuicio de
que fuese infinita.

Warbug habra salido clnicamente curado de la clnica de Binswanger despus de haber

dado la clebre conferencia, El ritual de la serpiente8, ante los pacientes de la clnica, entre
ellos Nijinski, el pintor expresionista Kirchner y Bertha von Pappenheim, la clebre paciente
de Freud, Anna O. En esta conferencia, que parece haber tenido, a lo largo de su prepa-
racin, una funcin resolutiva respecto a su psicosis, Warburg pone juntos los rituales de
los indios Hopi, a los que pudo observar durante un viaje a Amrica del Norte a la edad
de 29 aos -en particular sus danzas, que le haban impresionado tanto, con serpientes
vivas, para invocar la lluvia. Aos ms tarde este ritual le dara la llave del misterio del
Renacimiento, esa enigmtica figura de la Ninfa Fiorentina, en el centro de sus mltiples
bsquedas a lo largo de su vida, que se resista a cualquier interpretacin. En su conferen-
cia, a la que llamar ms tarde el comienzo de mi renacimiento9, se centra en particular
sobre las representaciones de esta joven que acude corriendo tras el nacimiento de Marie,
a la derecha de la escena, llevando unos turbantes con frutas en la cabeza, en un fresco
de Ghirlandaio de la capilla Tornabuoni en Santa Mara Novella, en Florencia. Sigui toda
su vida obsesionado por la significacin de esta joven a la que llam la Nymphe. Y es al
acordarse del ritual Hopi durante su hospitalizacin en Kreutzlingen cuando resuelve su
enigma, lo que le aporta ideas para nuevas elaboraciones de su teora de la interpretacin
iconolgica. Una invencin que daba solucin a su bsqueda, puso a Warburg sobre la
pista de nuevos descubrimientos.

Incluso si, como lo escribe Binswanger, Warburg no siempre consigue frmular lgica y
verbalmente las conexiones que ha intuido10 el lazo entre stas y su estructura psictica
se revela central en su proceso de descubrimiento. Las conexiones que hace, las intui-
ciones que desarrolla, abren la puerta a descubrimientos sorprendentes de verdades
inditas, que hacen pensar que su funcionamiento psictico ha sido un vector de su crea-
tividad cientfica.

Warburg intent de esta forma una apertura hacia lo que se podra llamar con Agamben
una ciencia sin nombre11, una ciencia de la cultura que traspasa los lmites de las ciencias
de su poca, al anudar Historia del Arte, Antropologa, Etnologa, Mitologa, Psicologa,
incluyendo una referencia a la Biologa.

As es como un concepto clave de Warburg es el de Nachleben, es decir, superviven-

cia12 de un smbolo, de una imagen, transmitido de manera mnmica, ms de all de
cualquier referencia consciente. De ah su bsqueda, que asocia obras de diferentes po-

19
 1.4

PAPERS
TEXTOS
cas que vehiculan las mismas tensiones estticas y emocionales que desembocan en la
construccin de su famoso Atlas Mnemosyne que contiene el legado de mltiples po-
cas, agrupadas en una simultaneidad, una sincrona sorprendente, ms all de cualquier
diacrona.

Como afirma Georges Didi-Hberman, el material puesto en juego, entre memoria y

sensacin, es para Warburg un material plstico13. Un material prometedor, capaz de
metamorfosis, entre supervivencia y futuro, entre continuidad y discontinuidad, lo que le
conduce a asociar obras de diferentes pocas, en las que se han inscrito las tensiones de
una cultura, entre repeticin y creacin.

Es en la exploracin de los puntos de fractura, de los intervalos, de donde surge lo nue-

vo, en un contexto de repeticin. Para Warburg el smbolo y la imagen perteneceran en
efecto a una esfera intermedia Zwischenraum, otro concepto introducido por Warburg
una especie de no mans land en el centro de lo humano14 que conduce a Warburg
hacia una iconologa del intervalo: intervalo entre las causas y las imgenes, entre las
emociones y los smbolos.

Tambin est la nocin de Warburg del Pathosformel, es decir de la indisoluble comple-

jidad de una carga emocional y de una frmula iconogrfica, que supone una gua para
l en su lectura de las obras de arte. As es como su mtodo pasa por el anlisis de los
detalles Dios instalndose en los detalles, segn Warburg , en un movimiento de ida
y vuelta del detalle al todo, y del todo al detalle, que finalmente no est tan alejado del
mtodo clnico propio del psicoanlisis.

De esta forma, su mtodo se desarrolla en espiral, entre varias ciencias, sin que ninguna
resulte suficiente para su proyecto. Tiende as hacia una ciencia sin nombre que pueda
tomar en consideracin lo que est en juego sin conocimiento del artista ni del cientfico.
No podra ser el psicoanlisis uno de los nombres de esta ciencia sin nombre hacia la
que tiende Warburg?

Traduccin: Fe Lacruz (ELP)

................................................................................

1 Miller J.-A., La invencin psictica, Cuadernos de Psicoanlisis n 30, Ediciones Eolia, septiembre de
2.007, p. 55-70.
2 Miller J. A., Un rve de Lacan, Le rel mathmatique. Psychanalyse et mathmatique. (Textos reunidos y
editados por Pierre Cartier y Nathalie Charraud), Agalma, Pars 2.004, p. 124.
3 Ver la Lettre de Binswanger Freud du 8 novembre 1.921 Correspondance Freud Binswanger, Calmann-
Lvy, 1.995, p. 231-232.
4 Binswanger L., Dossier clinique, 15 de noviembre de 1.921, La curacin infinita: historia clnica de Aby
Warburg, Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2007.
5 Binswanger L., Der Fall Ellen West, eine anthropologisch-klinische Studie, Schweizer Archiv fr Neurologie
und Psychiatrie, 1.944-45, p. 53-55.
6 Stimmili D., La tintura de Warburg, prlogo a La curacin infinita, op. cit., p. 16.
7 Ibd., p. 15.
8 Cf. Warburg A., El ritual de la serpiente, editorial Sexto Piso, 2.008.

20
 1.4

PAPERS
TEXTOS
9 Ibd., p. 28.
10 Binswanger L., Carta del 1 de mayo de 1.925, La curacin infinita, op. cit., p. 250.
11 Giorgio Agamben fue quien destac la nocin de ciencia sin nombre por ser a lo que Warburg aspiraba:
ver Giorgio Agamben Aby Warburg et la sicence sans nom en: Image et mmoire, Editions Hobeke,
1.998, p. 9.
12 Precisemos que la nocin de supervivencia en Warburg no tiene nada que ver con la de arquetipo en
Jung.
13 Didi-Huberman G., La imagen superviviente. H del Arte y tiempo de los fantasmas segn Aby Warburg,
Madrid, Abada editores, 2.013., p. 158.
14 Didi-Huberman G., Supervivencia de las lucirnagas, Madrid, Abada editores, 2.012, p. 23.

21
 PAPERS 1.5

ELAS

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La dimensin S0
y el objeto nada en
las psicosis ordinarias
Domenico Cosenza slp
Quisiera contribuir al campo de la psicosis ordinaria con un punto de indudable inters
que Jacques-Alain Miller propuso en la conversacin clnica Situations subjectives de
dprise sociale1, que tuvo lugar en junio de 2008 en Pars, y en la que particip. La psicosis
ordinaria constitua el fondo de esta conversacin clnica, con un acento particular sobre
el tema de la desconexin y de la desinsercin del lazo social. La dprise, o desenganche,
presente en el tema de la conversacin -que se situaba en la serie de la desconexin y
desinsercin, muy debatidos en ese perodo en nuestro campo- sealaba - en tal desen-
ganche del Otro - un rasgo estructural muy presente en los momentos de crisis en los
cuales la psicosis en su forma ordinaria revela algo de la estructura psictica en un sujeto
que hasta entonces estaba aparentemente bien incluido en el lazo social. Si hoy nos esta-
mos interrogando en particular acerca de los signos discretos de la psicosis ordinaria2,
la atencin de nuestro debate terico-clnico sobre aquel momento difcil, de hecho, se
focaliz sobre las modalidades de ruptura del lazo que la caracterizan.

En un perodo prximo a aquel en el cual Jacques-Alain Miller ofreci en Pars la confe-

rencia Efectos de retorno sobre la psicosis ordinaria3, y una decena de aos despus de
la Convencin de Antibes en la cual la teora de la psicosis ordinaria encontr el momento
de la propia formalizacin, la mencionada conversacin clnica del 2008 participa de la
reflexin aprs-coup sobre el tema de la psicosis ordinaria, ofrecindonos algo precioso
que permite un progreso en el proceso de su definicin. Por esta razn me parece impor-
tante acercarse y estudiarla en la perspectiva de una precisin de nuestro modo de leer
la psicosis ordinaria en el horizonte de Barcelona 2018, tratndose de un texto que quizs
no ha sido todava valorado como merece en nuestro debate.

En una extrema sntesis, dira que el aporte que Jacques-Alain Miller introduce sobre el
tema de la psicosis ordinaria en esta conversacin clnica se puede reducir a dos puntos

22
 1.5

PAPERS
TEXTOS
cruciales: 1) un retorno a un concepto clave de la enseanza de Lacan - el objeto nada
- del cual re-inventa el estatuto; 2) la introduccin de un nuevo matema muy til, segn
Miller, para pensar la clnica de la psicosis ordinaria S0.

Esta elaboracin se produjo, en el curso de la conversacin, en particular a partir de un

caso de psicosis ordinaria presentado por Maleval, el caso de Charles4. La cuestin de la
nada est en el corazn de este caso, y se expresa de modo fenomenolgico en una iner-
cia estructural que le convierte en imposible hacer cualquier cosa, tanto trabajar como
construir una relacin. Es lo que lleva a Charles mismo a autodefinirse como una nulidad.
En este caso, sostiene Miller, de acuerdo con Maleval:
se encuentra regularmente este S0 bastante caracterstico de la psicosis ordinaria, que no
se debe confundir con el sujeto barrado. Este soy nulo reenva a otro modo, mucho ms
radical que un simple atentado a la estima de s mismo. Se trata, como lo ha subrayado
Maleval, de la atraccin del no-ser, que no deja de evocar a Heidegger. Una relacin con
la nada est presente en este sujeto5.

El caso de Charles se presenta en un cierto sentido como un caso paradigmtico, y nos

permite segn Miller volver a pensar en el objeto nada, que Lacan haba incluido en la
serie de los objetos a. Se trata, en este caso, no de una re-elaboracin del objeto nada
como podemos encontrarlo en Lacan a partir de la histeria o de la anorexia mental (e
incluso en ciertos puntos de su enseanza de la neurosis obsesiva o de la fobia), sino a
partir de la psicosis ordinaria; diferencia que introduce una nueva definicin del estatuto
de objeto causa. Un matema que permite pensar el objeto nada en la psicosis ordinaria
es para Miller S0: este matema de hecho vuelve a poner al orden del da el objeto a en
el abordaje de la psicosis ordinaria, parece estar enganchado a l y en cierto modo darle
su estatuto.6

Por esta va, nos parece que Jacques-Alain Miller abre la puerta a una revisin de la doc-
trina lacaniana de los objetos a7, dando al objeto nada un relieve inaudito que lo vuelve
heterogneo a los otros objetos de la lista de los objetos causa formulada por Lacan. Todo
el peso de este pasaje podemos advertirlo en la nueva definicin del objeto nada al cual
Miller llega en la conversacin a la luz de este caso de psicosis ordinaria: El objeto a como
nada estara solo entre los objetos por ser causa de no-deseo y causa de desierto.8

La clnica de las psicosis ordinarias se nos presenta as como un terreno a explorar, tenien-
do en cuenta la funcin especfica que el objeto nada ejerce en ellas, ms all de las
compensaciones imaginarias y de las soluciones que el sujeto encuentra en la existencia,
y de la brjula proporcionada por el matema S0.

Traduccin: Miriam Chorne (ELP)

23
 1.5

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TEXTOS
................................................................................

1 Miller J.-A., (bajo la direccin de), Situations subjectives de dprise sociale, Pars, Navarin, 2009. Hay edicin
en castellano, Miller J.-A. y otros, Desarraigados, Buenos Aires, Paids, 2016.
2 Ver al respecto Mental, Revue Internationale de Psychanalyse, Revue de la Eurofdration de Psychanalyse,
Signes discrets dans les psychoses ordinaires,no 35, janvier 2017, en particular Y. Vanderveken, Vers une
gnralisation de la clinique des signes discrets, p. 13-32.
3 Miller J.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, Freudiana n 58, Barcelona, 2010, p. 7-29.
4 Maleval J.-C., Dprise sociale paradoxale et clinique du desert, in Miller J.-A., (sous la direction de),
Situations subjectives de dprise sociale, op. cit., p. 37-48.
5 Miller J.-A., (sous la direction de), Situations subjectives de , op. cit., p. 150.
6 Ibid. p. 169-170.
7 Sobre este punto me permito reenviar a Lobjet rien comme le seul objet a qui nest pas cause de
dsir. Une contribution rcente de Jacques-Alain Miller, in Cosenza D., Le refus dans lanorexie, Presses
Universitaires de Rennes, 2014, p. 146-148.
8 Miller J.-A., (sous la direction de), Situations subjectives de , op. cit., p. 170.

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 PAPERS 1.6

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Las
psicosis
ordinarias
Tres axiomas
Alba Alfaro nel
El tema de nuestro prximo Congreso nos convoca a recoger los ecos de la apuesta que
lanz J.-A.Miller con el significante Psicosis Ordinaria para verificar a posteriori si despus
de veinte aos de investigacin los resultados permiten consolidarla como una categora
clnica. Apostamos que s, agrupando en tres axiomas las contribuciones.

La Psicosis ordinaria: un programa de investigacin

Con este trmino se inicia un movimiento, inspirado en la ltima enseanza de Lacan,
para dar cuenta de un nuevo contexto terico, clnico y poltico1 en el cual se inscribe y
opera el psicoanlisis hoy. Este esfuerzo coloca en tensin las dos posiciones en las que
Lacan dividi el quehacer del analista: la del practicante y la del clnico2, demandando un
saber hacer, en una pragmtica del caso por caso3 y un saber decir acorde con la poca.
La psicosis ordinaria surge en el contexto de un cambio, del inconsciente freudiano por el
parltre lacaniano, con el cual Lacan nos dio el ndice de lo que cambia en el psicoanlisis
en el siglo XXI4. Nos exhorta a adentrarnos en la nocin del inconsciente real para dar
cuenta de una clnica que toma como referencia la psicosis y no la neurosis, donde el
significante unario aparece en su estado original, en su dimensin de letra; y la relacin
entre Un-cuerpo y lalengua remite al goce autstico del parletre, a lo que no hace lazo y
donde las referencias resultan absolutamente singulares.

Se trata entonces de un programa de investigacin sobre esos nuevos fenmenos clnicos

que surgen del estado actual del discurso del amo y ponen en cuestin la consistencia
misma de una clnica, que por ser de lo real apunta a obtener en un sujeto una descrip-
cin lo ms vinculada a su particularidad5.

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La psicosis ordinaria: categora lacaniana
En esta relacin dialctica entre prctica y teora, la psicosis ordinaria viene a ofrecer una
sustentacin clnica a los axiomas desarrollados por Lacan en la teora del sinthome. Per-
mite afinar el concepto de neurosis6 y actualizar el de psicosis, brindando las bases para
consolidar una clnica diferencial orientada por la topologa borromea.

Si la pregunta por lo que mantiene anudado a Joyce permiti a Lacan hacer avanzar su
teora de los nudos, esta misma cuestin inscribe hoy a la psicosis ordinaria en el contex-
to de su ultimsima enseanza. La funcin de nominacin que cumpla el Ego como
sinthome en Joyce ofreci a Lacan una referencia esencial para abordar las formas que,
distintas al NdP, podan ejercer funcin de suplencia en las psicosis. Hoy en da las psico-
sis ordinarias nos abren todo un campo de investigacin clnica acerca de las formas de
suplencias que operan adems, sin el recurso de la metfora delirante.

Las PO han inspirado una relectura de los casos clsicos de la literatura psicoanaltica, para
ubicar esas sutiles formas de desenganche y de suplencia no estudiadas hasta hora. Ha
aportado tambin nuevas evidencias clnicas para situar los fenmenos de localizacin
del goce que sustentan la base misma de la clnica borromea7; y nuevos soportes a la
concepcin del lenguaje como parasitario. Por ejemplo los desenganches producidos
por el encuentro, no con Unpadre sino con la dimensin de la escritura en la palabra8,
han permitido dar cuenta de cmo el sentido-gozado puede asumir una forma incluso
radical9 cuando se trata de la letra.

La psicosis ordinaria: forma actual de las psicosis.

Partimos de una afirmacin esencial: la Psicosis ordinaria es una psicosis, y ms especfi-
camente, el modo de presentarse las psicosis en lo contemporneo.
Miller nos exhorta a introducirnos en esta clnica delicada, oscilante, caracterizada por
los pequeos ndices10, los matices e intensidades, donde se alternan desenganches con
periodos de estabilizacin y de desestabilizacin. Hacerlo ha permitido ir perfilando la
psicosis ordinaria como nueva categora clnica de las psicosis.

Si bien existe el debate en torno a si se trata de psicosis desencadenadas o no, parece

haber acuerdo respecto a un punto: los fenmenos elementales se presentan ajustados
a las coordenadas del discurso social. En este sentido el conformarse a la forma perfecta,
con un aire de normalidad, da cuenta de una suplencia operada por la funcin nombra-
do-para. Esta nominacin implica un sujeto identificado l mismo a la funcin social11, la
cual ejerce reducindose a una apariencia, un Como si (hacer creer compensatorio del
NdP)12 que constituye su lazo social13. Los desenganches suelen producirse cuando el
sujeto deja de ser ese papel o entra en contradiccin con la apariencia asociada a l. La
desconexin social, el descuido extremo de su persona, las deslocalizaciones o desplaza-
mientos del goce, resultan caractersticos de un desenganche captado bajo transferencia.

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Hay tambin un enorme y constante esfuerzo de invencin14 para ceirse a su cuerpo,
tpico en los psicticos ordinarios.
En cuanto a la direccin de la cura, la apuesta orienta a la construccin de un sinthome,
ah donde hay un incurable. En muchos de estos casos el analista sabe que l puede ocu-
par el nico lugar social que liga el sujeto a la humanidad15.

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1 BrousseM.-H., La psicosis ordinaria a la luz de la teora lacaniana del discurso, Freudiana n 76, 2016,
p. 103, ELP-Catalunya.
2 Cf., LacanJ., Seminario, libro 22, R.S.I., clase del 10-12-74, indito.
3 Cf., Laurent., Las psicosis ordinarias, Virtualia n 16, 2007, Revista digital de la EOL.
4 MillerJ.-A.,El inconsciente y el cuerpo hablante, Presentacin del tema para el X Congreso de la AMP, Blog
de la AMP. Disponible en: http://wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion
=13&intEdicion=9&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2742&intIdiomaArticulo=1.
5 Cf., Laurent E., El sentimiento delirante de la vida, entrevista realizada por Silvia E. Tendlarz, en el
Blog: Hilos de Ariadna, 25oct.2011. Disponible en: http://hilosde-ariadna.blogspot.com/2011/10/
el-sentimiento-delirante-de-la-vida.html.
6 Cf., Miller J.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, Consecuencias n 15, Mayo 2015, Revista
digital del ICB, EOL.
7 Cf., MillerJ.-A., y otros, La Psicosis ordinaria: la convencin de Antibes, op. cit., p. 269.
8 Referencia al caso de A.Artaud y la palabra helado, citado por Lilia Majhoub, Cf., Ibdem, p. 233.
9 Cf., Ibdem, p. 232.
10 Miller J.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, op. cit.
11 Cf., MillerJ.-A., y otros, La Psicosis ordinaria: la convencin de Antibes, op. cit., p. 236.
12 MillerJ.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, op. cit.
13 SchriabineP., La psychose ordinaire du point de vue borromen, Quarto n 94-95, Enero 2009, p. 22,
ECF, Bruselas.
14 Cf., Miller J.-A., y otros, La Psicosis ordinaria: la convencin de Antibes, op. cit., p. 255.
15 CarozG., Quelques remarques sur la direction de la cure dans la psychose ordinaire, Quarto n 94-95,
Enero 2009, p. 59.

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Simplemente,
parltre!
Fernanda Otoni-Brisset ebp

Una animada conversacin entre colegas del campo freudiano giraba en torno a la pre-
cariedad de la clnica binaria frente a la actualidad de la experiencia analtica. Fragmentos
clnicos denotaban la plasticidad de casos que, bajo transferencia, nos exigan profundi-
zar antes de que una precisin diagnstica se definiera. Sera una neurosis? Psicosis?
Ms o menos El pndulo de la campana de Gauss balanceaba con la intensidad de los
pequeos indicios, de los divinos detalles. Imposible reducir a un simple s o no, presencia
o ausencia del Nombre-del-Padre, frente a lo que la clnica nos entregaba.

Tal elasticidad indicaba dnde estbamos: en la era del Otro que no existe! Sin criterios
definitorios, la medida es flou, irreductible a la clasificacin. La ltima enseanza de Lacan
nos orienta a seguir lo que funciona como una atadura frente a la perturbacin de la len-
gua y del cuerpo en el lazo social. Podramos prescindir de la certidumbre diagnstica
en la condicin de servirnos de aquel que nos habla como un sujeto supuesto saber1?

Estbamos ah cuando los vientos del Campo Freudiano soplaron, invitndonos a un

retorno sobre la psicosis ordinaria. Este sintagma solucionara el dilema de aquella
conversacin? Aade a la clnica binaria este tercer trmino, fortalece el tronco de las
categoras clnicas y descansa bajo la sombra de este ternario la inquietud de los ana-
listas? El peligro del concepto de psicosis ordinaria es lo que se llama un asilo para la
ignorancia2. No por casualidad, el XI Congreso aadi al ttulo Las psicosis ordinarias un
poquito ms- y las otras, bajo transferencia. Un colgante imprescindible por abrir a lo real
que anima la sorpresa en el cerne de la lgica de nuestra accin.

Entonces, cules son las otras?

Esta cuestin alcanza e ilumina el agujero de la bolsa. Seran una referencia a las otras
psicosis? Psicosis paranoica, esquizofrnica, adormecida, explotada, joyceana, discreta,

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compensada? Cabra meter entre las otras, las neurosis? La neurosis, ya no es siempre, la
neurosis Est el diagnstico diferencial, pero tambin un continuum: todas las mujeres
son locas; el mundo es loco. Lancen una mirada sobre la neurosis, los delirios de los que
es capaz, aquellos de los cuales est hecha; la neurosis es un patchwork.3
Las elucubraciones bullen, entre esas y otras, todo el mundo delira4.
Sigo la apertura que las otras evocan para explorar las consecuencias de una declaracin
de igualdad clnica fundamental entre los parltres5 rescatando la lnea de pensamiento
entre el X y el XI Congreso de la AMP: un estrecho continnum a perseguir.

Fundamentos de la igualdad
Si la clnica diferencial se define por localizar los ndices de discontinuidad entre las
estructuras clnicas, algunas de las proposiciones de Lacan nos permiten declarar que
somos todos iguales en cuanto a lo real sin sentido de la existencia. Cada uno habla su
lalangue y para todos hablar, finalmente, es un trastorno del lenguaje. 6 . Donde haya un
ser hablante, del encuentro de la lengua con el cuerpo, ocurre una unin ms ntima del
sentimiento de vida (clips!) y se hace una conexin mucho ms estrecha del goce y del
significante 7. A partir de entonces la vida adquiere sentido.

Esta relacin del goce con el significante es un fundamento comn a todos, aunque sean
distintas las formas en las que esta conexin ocurre, ms o menos intensa para cada uno
al anudar ese Uno de la lengua al Otro. Para los neurticos, el Nombre-del-Padre hace el
nudo; y en el vasto mundo de las psicosis otros modos de nudos y grapas se presentan
a partir de algn elemento especifico que funciona como si fuera un Nombre-del-Padre.
El pasaje de la clnica diferencial a la borromea, de ninguna manera nos permite borrar
las huellas que surcan el modo neurtico o psictico de ser, sino que an ms nos exige
la finesse de las pequeas seales, indicios y pinzas, ataduras o nudos, en un escudria-
miento permanente, atentos a lo singular del sinthome. La linterna se desplaza del debate
del diagnstico para iluminar lo real en el interior del tratamiento : la pregunta migra
del Qu es este paciente? a Cmo funciona?. Una clnica del funcionamiento, de las
conexiones, de los nfimos detalles donde el toque de la singularidad es la brjula.

Con Miller, podemos decir que las psicosis ordinarias y las otras, neurosis y psicosis, son
al mismo tiempo salidas diferentes a la misma dificultad de ser8, para lo que no cesa de
no escribirse y que late en la juntura ms ntima del sentimiento de la vida en el sujeto9.
Pero qu hay y qu sucede en esta juntura ms ntima?

Es el pfit del sentido, y la bsqueda del punto de basta10

Laurent, en Antibes, subraya: Qu hace que en un momento dado mi cabeza se las pique
Pfit () El pfit del sentido 11. Nada ms humano! Este pfuit! tambin aparece en los
relatos de los AE cuando, en la soledad analtica, entran en la tierra del petit a y son testi-
gos de la experiencia de lo real del non-sens de su existencia12. Es cuando la inexistencia
de la relacin eclosiona y el clips se abre para la nada, exhalando el pfuit! pulsante, cuyo
eco resuena bajo un fondo sin fin de silencio.

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Y ya est! La vida es sin sentido, para todos, de forma ordinaria y cotidiana.

Al proponer el sintagma psicosis ordinaria, Miller dese provocar un eco en el clnico13.

Qu eco sera este sino el que resuena en nuestra experiencia y adviene de un hueco real,
incrustado en la juntura ms ntima del ser? Al sondear los indicios del desorden ordinario
encontramos vestigios que cuentan la experiencia con el agujero, cuando el nudo se aflo-
ja, tambalea o llega a soltarse, desatando la juntura. Es el desorden de lo real: el hors-sens
del goce! Todos nos inventamos algo para tapar el agujero en lo real. Ah donde no hay
relacin sexual, se inventa lo que se puede.14 Al final, las estructuras son como defensas,
defensas contra lo real15, siempre notable por su latido invisible en este tronco del ser.

Baado por las contingencias, desconfo de que el hablante del ser emerge de la conexin
que engendra el pfuit! latente a un punto de basta capaz de volver a atraparlo en un arre-
glo con lo real. Real que es singular para cada uno y constituye su sinthome. El sinthoma es
la expresin viva de esa juncin ms ntima, siempre insensata y que ocurre del encuentro
indito e imposible de lalengua y el lazo social.

Una clnica unitaria

Por fin, pregunto si el alcance de los trabajos rumbo al XI Congreso pueden llevarnos a
confirmar que la psicosis ordinaria y las otras, bajo transferencia, circunscriben la conviven-
cia de nuestra experiencia con lo que Miller evoc como una clnica unitaria, todo en
uno. Como la Santa Trinidad!16, y conforme reza la clnica de los nudos.

Una clnica de este porte, que se orienta por lo real del lazo social, vive de la inquietud
permanente que bouleversa la conversacin en el banquete de los analistas. Ms all de la
estructura, tratamos de zurcir con el hablante all implicado, lo que le sirve para graparse
cuando se da el encuentro con un padre agujereado. La igualdad clnica fundamental entre
los parltres, an ms esclarecida a partir del efecto de retorno a la psicosis ordinaria, al
deshacerse las insignias del dficit, nos permite explorar el detalle de los matices de cada
caso, hechas de innumerables tonos que vibran acorde a la locura de cada uno.

Si seguimos as, neurosis y psicosis, salvo distinciones y segn la lgica de la forclusin

generalizada, se encuentran igualmente reunidas en el interior del conjunto de los seres
que Lacan defini como, simplemente, parltre.

Es carnaval en Belo-Horizonte, fiesteros y enmascarados estn cantando.

Es el momento de seguir la folie hasta Barcelona!

Traduccin: Fernanda Casagrande Rodriguez

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1 Lacan, J., Televisin, Otros Escritos, Buenos Aires, Paids, 2012, p. 557.

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2 Miller J.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, Freudiana, n 58, Barcelona, ELP-Catalunya, 2010,
p. 15.
3 Miller J.-A., On nest pas srieux quand on a dix-sept ans, La Cause Freudienne, n 67, Paris: Navarin
Editeur, octubre 2007, p. 23.
4 Miller J.-A., Los inclasificables de la clnica psicoanaltica, Buenos Aires, Paids, 2005, p. 180.
5 Miller J.-A., El inconsciente y el cuerpo hablante, Scilicet. El cuerpo Hablante: sobre el inconsciente en el
siglo XXI, Olivos, Grama Ediciones, 2015, p. 31.
6 Miller J.-A., Trastornos del lenguaje, La psicosis ordinria. La convencin..., op. cit., p. 206.
7 Miller J.-A., Gozar del lenguaje, La psicosis ordinria. La convencin..., op. cit., p. 216.
8 Miller J.-A., La clnica borrosa, La psicosis ordinria. La convencin..., op. cit., p. 202.
9 Lacan J., De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Escritos II, Mexico, siglo
veintiuno, 1985, p. 540.
10 Laurent ., El pfit del sentido, La psicosis ordinria. La convencin..., op. cit., p. 225.
11 Ibid, p. 223.
12 Cf.: Laurent ., Enseignement de la passe, Quarto, n 100, Belgique: ECF, septembre 2011, p. 25.
13 Miller J.-A., Efecto retorno..., op. cit., p. 9.
14 Lacan J., El Seminario, Libro 21, Les non-dupes errent, leccin 8, 19/02/1974, indito.
15 Cf.: Miller J.-A., Efecto retorno..., op. cit., p. 21.
16 Ibd, p. 20.

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