Catequética - Diccionario de Catequética

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Instituto Superior Pedro Goyena

Teología Pastora y Catequétca

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2018
Instituto Superior Pedro Goyena
Catequétca Teología Pastora y Catequétca

Catequética
Contenido
¿Qué es la Catequétca? 2
I. La catequétca: origen y divisiones 2

II. La catequétca, reflexión científica sobre la catequesis. 3

III. La catequétca: disciplina teológica y pedagógica. 4

IV. El equilibrio de las tensiones 6

¿Queé es la Catequeé tica?

I. La catequética: origen y divisiones


La catequética o ciencia catequética es la disciplina que se ocupa de la catequesis, en cuanto proceso
y en cuanto acto, en el contexto de la praxis pastoral de la iglesia. Su existencia y legitimidad son ya un
hecho sólidamente aceptado en el ámbito (le la reflexión y de la praxis pastoral de la Iglesia. Se trata de una
disciplina reciente pues, si es verdad que la catequesis es una actividad tan antigua como la Iglesia misma, no
se puede decir ciertamente lo mismo de la catequética, que ha surgido y se ha ido configurando en el curso
de los dos últimos siglos.

A lo largo de su historia, la Iglesia ha sabido realizar y organizar en formas muy variadas la actividad
catequética, pero son muy contadas las ocasiones de reflexión explícita sobre los contenidos y métodos de
tal actividad.

Se suele citar, por lo que atañe a la época patrística, el famoso pequeño tratado de san Agustín De
catequizandis rudibus (del 399) y, a finales de la Edad media, la obra de G. Gerson, Tractatus de parvulis
trahendis ad Christum (1406), pero ni siquiera en estos casos se puede hablar aún de reflexión científica
sobre la catequesis, o considerar estos escritos como obras catequéticas en sentido propio.

Se puede hablar de nacimiento de la catequética como disciplina académica en el año 1774, cuando,
por disposición de la emperatriz María Teresa de Austria, y siguiendo el proyecto preparado por el abad
benedictino Rautenstrauch, fue introducida en las escuelas de teología del Imperio austro-húngaro la
enseñanza de la catequética, como disciplina a se, o como parte de la teología pastoral. Pero en realidad,
nuestra disciplina empezará a desarrollarse con una cierta amplitud y rigor solamente hacia finales del siglo
XIX, siguiendo el nacimiento y desarrollo del llamado movimiento catequético, es decir, de la rica floración
de ideas, inquietudes y esfuerzos que, desde finales del siglo pasado y hasta el acontecimiento del Vaticano
II, tratará de renovar la teoría y la práctica de la catequesis bajo el influjo de nuevas corrientes culturales,
especialmente de orden pedagógico y psicológico. De ahí que la catequética, nacida dentro del molde
teológico de la reflexión pastoral. Reciba bien pronto el influjo de las jóvenes ciencias psicológicas y
pedagógicas, lo que explica que en algunos países, como Alemania, se haya extendido mas bien la
denominación pedagogía religiosa (Religionspüdagogik), junto a la más tradicional de catequética.

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Se puede decir que, a lo largo de su desarrollo, la reflexión catequética ha mostrado siempre un
doble punto de referencia, teológico y pedagógico. con alternancia de acentos: más pedagógico en las
primeras décadas del siglo, dominado por la preocupación metodológica y didáctica, más teológico en la
fase llamada kerigmática del movimiento catequético. caracterizada por la renovación del contenido de la
catequesis.

De esta doble pertenencia y continua fluctuación dan fe las vicisitudes y alternancias de los dos
términos pedagogía religiosa y catequética: para designar nuestra disciplina, junto con otras variadas
expresiones de igual o semejante significado: pedagogía catequética, pastoral catequética, pedagogía del
catecismo, pedagogía cristiana, metodología catequética, metódica de la enseñanza religiosa, catequética
pastoral, etc. Esta fluctuación constituye de por sí un signo de la riqueza y complejidad del acto catequético,
pero al mismo tiempo revela la existencia de una fuente constante de tensión y de posible discrepancia en el
desarrollo de la disciplina.

A partir del Vaticano II, la catequética ha conocido un período de relativa fecundidad y expansión,
determinado por el nuevo clima de repensamiento global de la praxis eclesial y por el desarrollo de la
reflexión epistemológica.

La existencia de diversos centros e institutos de catequética, la multiplicación de publicaciones e


investigaciones en el campo catequético y la presencia institucionalizada de la catequética (o de la
pedagogía religiosa) en el ámbito académico aseguran la consolidación y el crecimiento de la joven
disciplina.

II. La catequética, reflexión científica sobre la catequesis.


La identidad de la catequética queda propiamente determinada ante todo por el objeto mismo de
que se ocupa, es decir, la catequesis, con toda la riqueza de sus dimensiones y en la variedad de sus
realizaciones, ya sea en forma de enseñanza, de expresión simbólica, de reflexión comunitaria, de iniciación
sacramental, de itinerario organizado de fe, etc. La catequética es concretamente la reflexión sistemática y
científica sobre la catequesis con vistas a definir, comprender, orientar y valorar el ejercicio de esta
importante acción educativa y pastoral.

Dada la complejidad y riqueza del objeto estudiado, se explica que la Catequética admita en su seno
divisiones y especificaciones. La forma concreta de hacerlo ha variado a lo largo de la historia y resulta
condicionada también por los distintos contextos teológicos y culturales en que se realiza. Así, por ejemplo,
algunos autores suelen distinguir entre catequética fundamental, material y formal. Por catequética
fundamental se entiende el estudio de las condiciones y presupuestos básicos de la acción catequética y la
determinación de su identidad y dimensiones fundamentales.

La catequética material tiene como objeto los contenidos de la comunicación catequética: estructura
y articulación del mensaje, temas a tratar, criterios de selección y de inculturación, fuentes del contenido,
etc. Finalmente, la catequética formal se ocupa de los aspectos propiamente metodológicos y pedagógicos
de la transmisión o mediación catequética: métodos, estructuras, agentes, lenguajes, programación. Otros
prefieren adoptar la distinción entre catequética fundamental y/o general y catequética especial o
diferencial, esta última relativa a los diferentes destinatarios de la acción catequética, según la edad o la
condición: niños, jóvenes, adultos, minusválidos, intelectuales, etc. o a los distintos ámbitos o lugares de la
catequesis: familia, escuela, parroquia, asociación.

Para comprender la naturaleza de la ciencia catequética interesa también precisar cuál es


propiamente el ángulo de visión o perspectiva específica (objeto, formal) de su estudio. A este respecto es
importante no perder de vista que la catequesis es esencialmente una acción eclesial, y como tal invoca un

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saber teórico que le permita ser analizada, fundamentada, iluminada y guiada. No tendría sentido limitarse,
por ejemplo, a focalizar o poner al día contenidos a transmitir, dejando de lado los aspectos propiamente
metodológicos y operativos de la catequesis como proceso y como acto. Ni puede bastar tampoco elaborar
una teoría que fije de una vez para siempre las coordenadas esenciales de la catequesis, sin advertir que la
acción catequética se tiene que encarnar necesariamente en el aquí y ahora de circunstancias concretas e
irrepetibles.

Ahora bien, si la catequética se califica como ciencia de la acción catequética, significa que deberá
configurarse, en su momento más específico, como disciplina metodológica, es decir como teoría del
método o camino a seguir (métodos) para proyectar y llevar a cabo el proceso y el acto catequéticos. Y
desde este punto de vista, la catequética se presenta sustancialmente como metodología sistemática y
científica de la catequesis, como reflexión orgánica sobre el proceso y acto catequéticos, a fin de analizarlos,
interpretarlos y orientarlos.

Toda ciencia queda definida, además, por el método utilizado en su desarrollo. Ahora bien, el método
de la investigación catequética debe corresponder a la variedad de dimensiones y aspectos que presenta la
catequesis, como proceso y como acto. De aquí se puede colegir una gran multiplicidad de métodos:
técnicas de conocimiento y análisis de la realidad (psicológicas, sociológicas, históricas); instrumentos
hermenéuticos de interpretación y discernimiento (sobre todo teológicos y filosóficos) 1; métodos de
proyectación y organización catequética (metodología pastoral, pedagógica, didáctica); técnicas de
expresión, comunicación, interacción, animación de grupos; sistemas de evaluación y reproyectación
operativa, etc.

Cabe concluir, por lo tanto, que la disciplina catequética se configura como un saber necesariamente
pluridisciplinar, ya que recurre a una multiplicidad de métodos y procedimientos científicos. Es más: hoy se
considera necesario orientarse hacia una auténtica interdisciplinaridad, como intento de hacer dialogar
entre sí y llevar a una recíproca interacción los distintos procesos disciplinares involucrados en la reflexión
catequética.

III. La catequética: disciplina teológica y pedagógica.


El estatuto epistemológico de la catequética adquiere perfiles más exactos si se estudia el lugar y el
significado de la disciplina en el concierto de las ciencias que, de alguna manera, tienen relación con ella. En
este sentido, la catequética resulta vinculada en forma particular a dos constelaciones epistemológicas: la de
las ciencias teológicas y la de las ciencias pedagógicas.

Por eso la catequética, en su devenir histórico, se ha presentado siempre relacionada, con


alternancias de acentuación, a este doble punto de referencia. Y según la dimensión dominante, aparecerá
fundamentalmente como disciplina teológica o como materia pedagógica.

I) Que la catequética pertenezca al ámbito de la reflexión teológica se deduce de la naturaleza


misma del acto catequético, que se coloca en el marco de las actividades pastorales, se cualifica como
servicio de la palabra eclesial para la educación de la fe. Se podrá observar que, durante mucho tiempo, tal
pertenencia ha sido de hecho concebida en términos de subordinación pura y simple de la catequesis a la
teología sistemática y a sus cánones interpretativos. Todavía está muy extendida la concepción según la cual
la verdadera ciencia normativa de la catequesis es la teología sistemática, que dicta por lo tanto a aquella los

1
Cf por ejemplo H HALBFAS, Catequética fundamental, Desclée de Brouwer, Bilbao 1974; W. NASTAINCZYK, formalkatechetik. Seelsorge Verlag, Friburgo
1969.-

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principios fundamentales de acción y los contenidos a transmitir. Pero hoy, justamente, se considera
superada esta visión, ya que reduce la catequética a simple deducción o aplicación de la teología sistemática.

Por el contrario, la naturaleza teológica de la catequética recibe su connotación más adecuada


cuando se la sitúa en el cuadro de la teología pastoral o práctica. Nacida en el seno de esta última, desde sus
comienzos, a finales del siglo XVIII, la catequética resulta necesariamente vinculada a la teología pastoral,
como parte al todo, por razón de su objeto, la catequesis, que pertenece al ámbito de la acción pastoral de
la iglesia.

Dada esta pertenencia, la catequética se califica, por lo tanto, en primera instancia como disciplina
teológica. Situada en el marco de la teología pastoral o práctica, es evidente que la catequética debe definir
su identidad en relación con otras disciplinas o sectores afines, como son la homilética o ciencia de la
predicación, la pastoral litúrgica, la pastoral juvenil, la pastoral escolar; etc. No siempre resulta fácil deslindar
los confines, pues con frecuencia la catequesis se desarrolla, y con pleno derecho, en el interior mismo de
otras actividades pastorales, como son la liturgia, la pastoral de juventud, la religiosidad popular, las
actividades escolares, etc. Se impone, por lo tanto, un criterio de distinción bastante dúctil y, sobre todo, la
necesidad de diálogo e interacción entre estos diversos ámbitos de acción y de reflexión disciplinar.

2) Por otra parte, la catequética responde también a las características de una verdadera disciplina
pedagógica y, como tal, encuentra su colocación en el conjunto de las ciencias de la educación. Sabemos que
hoy reviste una importancia particular para la reflexión pastoral el conjunto, enormemente desarrollado, de
las ciencias humanas en general, y en especial de las ciencias de la educación. El giro antropológico propio de
nuestra cultura obliga a una renovada atención al sujeto, al hombre en situación, a la dimensión histórica y
cultural de toda acción y toda reflexión. De ahí el interés por todas las ciencias humanas capaces de iluminar
el quehacer pastoral: antropología cultural, sociología, psicología, ciencias de la religión, ciencias de la
comunicación, etc.

Se puede decir que el mundo en general, con sus problemas y aspiraciones, asume el significado de
un verdadero «lugar teológico», por lo que cobran relevancia especial, en orden a la reflexión operativa
cristiana, todas las aproximaciones y disciplinas que nos abren el acceso al conocimiento e interpretación de
esta realidad. Y la catequética como disciplina debe mantener relaciones muy estrechas, sobre todo con el
ámbito de la reflexión pedagógica. De hecho, la vinculación de la catequética al campo de la educación es un
hecho tradicional, así como son tradicionales las denominaciones pedagogía religiosa, pedagogía
catequética`, y otras semejantes, para designar nuestra disciplina.

El carácter pedagógico de la investigación catequética puede ser destacado desde una doble
vertiente: en cuanto proceso educativo de maduración en la fe y en cuanto actividad que se inserta
necesariamente en el dinamismo global deI crecimiento y maduración de la persona. En este sentido la
catequética puede y debe ser llamada con propiedad ciencia pedagógica, sin perjuicio de su vinculación al
ámbito de la teología, en su vertiente pastoral o práctica. El mundo de las ciencias de la educación es muy
rico y complejo, y abarca sustancialmente tres sectores o niveles disciplinares: el de las ciencias
prevalentemente descriptivas del hecho educativo (biología, psicología, sociología de la educación, historia
de la educación y de la pedagogía); el de los saberes interpretativos (como la filosofía y teología de la
educación), y el de las ciencias proyectativas u operativas (metodología pedagógica, didáctica, etc.). Es fácil
comprender la complejidad y la riqueza que, desde este punto de vista, recibe el desarrollo del discurso
catequético.

IV. El equilibrio de las tensiones

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A la luz de las reflexiones hechas sobre la naturaleza y tarea de la catequética, es posible detectar
ciertos rasgos característicos de una disciplina joven que, en cierto sentido, vive y se desarrolla al filo de
diversas antinomias o, si se quiere, tensiones dialécticas: 1) Tensión entre fidelidad a Dios y fidelidad al
hombre Es la conocida ley estructural del método catequético que, difundida sobre todo por J. Colomb, ha
entrado ya oficialmente en la conciencia catequética de la Iglesia. Pero el principio de la doble fidelidad se
traduce con frecuencia en fuente de exigencias contrapuestas y en campo de batalla entre defensores de la
fidelidad a Dios y abogados de la fidelidad al hombre. 2) Tensión entre pedagogía divina y pedagogía
humana. No pocas veces el componente pedagógico de la catequesis viene identificado con los dictámenes
de una real o supuesta pedagogía divina, en términos tales que parecen vanificar concretamente cualquier
recurso a la pedagogía profana o a las ciencias de la educación. 3) Tensión entre madurez cristiana y
madurez humana.

En el horizonte de los objetivos de la acción catequética se halla la clásica discusión sobre el ideal de
madurez que debe ser perseguido, y por lo tanto sobre las relaciones existentes entre madurez cristiana y
madurez humana. Ahora bien, la necesaria implicación del crecimiento en humanidad en todo proceso
integral de maduración de la fe trae consigo evidentes repercusiones para la tarea catequética.

4) Tensión entre contenido y método. Es esta quizá la forma más clásica y continuamente emergente
de la tensión derivada de la complejidad epistemológica de la ciencia catequética .El campo de la catequesis
está tradicionalmente expuesto al juego dialéctico de la contraposición entre contenido y método, entre la
competencia teológica, que fija los contenidos, y las exigencias pedagógicas relativas a la mediación
metodológica. Todo esto sobre el trasfondo, explícito o inconsciente, de la primacía del contenido sobre el
método. En realidad, una correcta inteligencia de la relación contenido-método permite superar tales
conflictos.

5) Tensión entre las dimensiones teológica y pedagógica de la catequesis, que sitúa la disciplina
catequética en el punto de encuentro de estos dos grandes ámbitos disciplinares. La pertenencia al ámbito
teológico garantiza la fidelidad de la catequesis a su identidad eclesial de praxis pastoral para la educación
de la fe. En cuanto ciencia pedagógica, posee los criterios y elementos necesarios para responder a las
exigencias propias de todo proceso educativo. Esta doble pertenencia constituye para la catequética una
indiscutible riqueza, pero también, como atestigua la historia, una fuente continua de tensión y de
incomprensión.

6) Tensión entre el carácter científico y el talante sapiencial de la catequética, entre ciencia y arte de
la catequesis. Ninguno de los dos aspectos puede ser ignorado o menospreciado: se trata de conjugar la
doble exigencia, llevando paulatinamente el arte de la catequesis al mayor nivel posible de racionalidad
científica.

7) Tensión entre teoría y praxis, entre reflexión y acción, entre nivel empírico y científico de la
proyectación y realización catequética. También aquí se impone el equilibrio: un proceso metodológico
correctamente entendido debe asegurar la dialéctica siempre fecunda entre una práctica controlada y
guiada por la teoría, y una teoría continuamente confrontada con la verificación y estímulo procedente de la
práctica.

La catequética, tradicionalmente, vive sumergida en el continuo juego dialéctico de estas tensiones y


dualismos, que constituyen en cierto sentido su fortuna y su desgracia, su riqueza y su problema. De hecho,
no es de extrañar la existencia de tal contraposición, si se considera la naturaleza teándrica de la
encarnación y de la Iglesia, que se repercute sobre todo el campo de la acción pastoral.

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