Falacia Naturalista
Falacia Naturalista
Falacia Naturalista
del Derecho
ISSN: 2007-4387
[email protected]
Universidad Nacional Autónoma de
México
México
Resumen:
El autor analiza los fundamentos del derecho natural a partir de los ar-
gumentos expuestos por John Finnis y Mauricio Beuchot, quienes de-
fienden la postura iusnaturalista. La idea del trabajo es discutir la crítica
de la “falacia naturalista” y las respuestas que desarrollan estos autores
como fundamento del derecho natural.
Abstract:
The author analyzes some basic foundations of natural law theory dis-
cussed in the works of John Finnis and Mauricio Beuchot, the main issue
addressed is the responses and defense that these authors have devel-
oped against the “naturalistic fallacy” objection, responses and defense
that constitute the author argues a foundation for natural law theory.
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1 Kelsen, H., Teoría pura del derecho, México, Porrúa-UNAM, 1991, p. 19.
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2 En este escrito se usará la versión caste llana de la obra: Hume, D., Tratado
3 Para una visión ge ne ral de la New School of Natural Law, cfr. Massini, C., I.,
“The new school of natural law. Some approaches”, Rechtstheorie, 30, Berlin, 1999,
pp. 461-468.
4 Cfr. Finnis., J., “Natural law and the “is”-“ought” question: an invitation to
Professor Veatch”, The Catholic Lawyer, 26/4, 1981, pp. 266-277. Cfr. “Natural
Inclinations and Natural Rights: Deriving «Ought» from «is» According to Aquinas”,
en L. J. Elders-K. Hedwig (eds.), Lex et libertas. Freedom and Law According to St.
Thomas Aquinas, Citta del Vaticano, Pontificia Academia di S. Tommaso, Libre ría
Editrice Vaticana, 1987.
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5 Finnis, J., Natural law and Natural Rights, Oxford, Cla re don Press, 1980. Hay
una versión castellana de este libro por Orre go C., Ley natural y derechos naturales,
Buenos Aires, Abe ledo-Perrot, 2000. Esta versión es la que utilizare mos, en ade -
lante LNDN.
6 Orrego, C., “Estudio pree liminar”, en LNDN, cit., nota 5, p. 16.
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11 Idem.
12 Cfr. Soaje Ra mos, G., “John Finnis y el de re cho natural”, Anuario de filosofía
17 Idem. Lo que Finnis se ñala acerca del razonamiento práctico sobre la “con-
creción” de éste, se entiende muy bien en el caso del Derecho. Sobre este punto
Andrés Olle ro ha insistido desde siempre en la importancia de comprender la deno-
minada “aplicación del Derecho”, más como “concreción” o “determinación” que
como “derivación”. Cfr. Ollero, A., ¿Tiene razón el derecho? Entre método científico y
voluntad política, Madrid, Congre so de los Diputados, 1996, pp. 435-445, especial-
mente, p. 441. En sentido análogo, Serna, P., “Hermenéutica y relativismo”, De la
argumentación a la hermenéutica, Granada, Comares, 2003, pp. 4-7 y 216-218.
18 Un re sumen de las obje ciones al re fe rido argumento por se guidores de las te -
sis aristotélicas-tomistas en George R., P., “Ley natural y naturaleza humana”, Bo-
letín Mexicano de Derecho Comparado, 110, México, 2004, pp. 598-601. Cfr. tb.,
Massini, C., I., “Razón práctica y objetividad del derecho. El debate contemporáneo
acerca de los principios jurídicos”, Sapientia, LIX., fas. 215, Buenos Aires, 2004, p.
229.
19 George R., P., “Ley natural y naturaleza humana”, Boletín Mexicano de Dere-
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21 Veatch, H., “Natural Law and the Is-Ought Question”, Catholic Lawyer, 26,
24 Tomas de Aquino, Summa Theologiae, I-II, q, 94. a. 2., Madrid, BAC, 1997, p.
731.
25 George R., P., “Ley natural y naturaleza humana”, Boletín mexicano de dere-
Press, 1983, p. 22. Un análisis de la visión de la ética no metafísica que Finnis sos-
tie ne pude verse en la re seña que escribe Soaje Ramos, G., “Sobre Fundamentals
of Ethics”, Ethos, 14-15, Buenos Aires, 1986-1987, pp. 236 y ss.
27 Tomas de Aquino, Summa Theologiae, I-II, q, 94. a. 2., ed., cit., nota 24, p.
732.
28 Idem.
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sentido en que cada uno es básico. En primer lugar, cada uno es una forma de bien
igualmente evidente. En segundo lugar, ninguno puede ser re ducido analíticamen-
te a ser sólo un aspecto de alguno de los otros, o a ser me ramente instrumental en
la búsqueda de cualquie ra de los otros. En tercer lugar, cada uno, cuando nos con-
centramos en él, puede razonable mente ser considerado como el más importante.
De ahí que no hay una je rarquía objetiva entre ellos”. LNDN, cit., nota 5, p. 123.
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37 Ibidem, p. 57.
38 Ibidem, p. 68. Un ejemplo clarísimo expuesto por Finnis es el de conocimien-
to. “Uno no juzga que «yo tengo [o todos tienen] una inclinación a aprender sobre
las cosas» y entonces infie re por ende «el conocimiento es un bien que ha de ser
perseguido». Más bien, por un simple acto de comprensión no infe rencial uno capta
que el objeto de la inclinación que uno experimenta es un caso de una forma ge ne-
ral de bien, para uno mismo (y para otros semejantes a uno)”. Idem.
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41 Para este argumento Beuchot utiliza el trabajo de Moulines, U., “He chos y
45 Cfr. ibidem, p. 139. En este punto, Beuchot coincide con Finnis, Kalinowski,
xico, 1995.
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49 Putnam, H., “Be yond the Fac.-value dicotomy”, Crítica, XIV/41. Cfr. Tb., “La
objetividad y la distinción ciencia/ética”, Diánoia, 34, 1988; cfr. tb., “Hecho y va-
lor”, Razón, verdad e historia, Tecnos Madrid, 1988.
50 En el caso incluso del discurso científico del positivismo, se encuentran in-
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IV. CONCLUSIÓN
V. BIBLIOGRAFÍA
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