Colacion e Imputacion Derecho Sucesorial y de Familia

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INTRODUCCION

La colación es una operación particional y como tal está incluida en la


Sección I, Capítulo VI, Título III del Libro III, del vigente Código Civil, CC. Los
artículos  1.035 a 1050 regulan esta institución. Por la colación se traerá a la
herencia el valor de lo entregado en vida por el causante a los herederos forzosos,
con el fin de poder comprobar que todos los herederos reciben el mismo caudal
hereditario, salvo otras disposiciones del causante.

El art. 818 CC, establece que para fijar las legítimas se deberá atender al
valor de los bienes que quedan a la muerte del testador, deducidas las deudas y
cargas, salvo las fijadas por el causante en el propio testamento. A esos bienes,
que denominamos masa hereditaria, habrá que añadir las donaciones
colacionables.
A pesar de la literalidad de este artículo, no solo se añadirán las donaciones
propiamente dichas, sino que también se deberán añadir otros bienes transmitidos
por el causante, como pueden ser las  dotes y los trasmitidos a titulo lucrativo.

Y todo lo anterior, en virtud de la indisponibilidad que el causante tiene


sobre su patrimonio que le impide no respetar las legitimas a las que tienen
derecho sus herederos forzosos. Esa imposibilidad de disponer alcanza a los dos
tercios de su patrimonio. Solo podrá disponer de una manera absolutamente libre
del tercio restante, por lo que cualquier donación hecha en vida que exceda de
ese tercio, se considera inoficiosa en la cuantía que perjudique a las legítimas.

“Las donaciones del causante en vida, en beneficio de alguno de sus herederos,


sólo constituyen un anticipo hereditario de todo o parte de lo que le corresponderá
a su muerte. La colación así se instituye como un efecto directo e inmediato de la
donación misma y con ello, el corrector incondicional e irrevocable propio de toda
donación”.
¿Qué es la colación hereditaria?

La colación es una obligación jurídica regulada en el artículo 1035 del


Codigo Civil. «El heredero forzoso que concurra, con otros que también lo sean, a
una sucesión deberá traer a la masa hereditaria los bienes o valores que hubiese
recibido del causante de la herencia, en vida de éste, por dote, donación u otro
título lucrativo, para computarlo en la regulación de las legítimas y en la cuenta de
partición».

La misma consiste básicamente en la obligación que tiene un heredero


forzoso de aportar el valor de los bienes que haya recibido del causante en vida a
la masa hereditaria.

Debes saber que nuestro Codigo Civil  nos expone claramente que
toda donación hecha en vida a alguno de los herederos se considera que es un
adelanto de la herencia, siempre y cuando no se diga expresamente que no es
así.
Por tanto, como regla general, a la hora de realizar la partición de la
herencia, y dividir la herencia entre todos los herederos, efectuar la obligación de
colacionar supone que:

Quien ha recibido una donación que deba colacionar, deberá indicar el valor
de lo donado y tomará de menos dicho valor de lo que le corresponda en la
partición hereditaria.
Diferencias con otras instituciones

La colación ficticia supone computar en la masa partible el valor de las


donaciones que el causante hubiere hecho en vida a un heredero forzoso e
imputar en su propia porción ese valor, para compensar a los demás herederos en
bienes hereditarios equivalentes a los que fueron donados al colacionante.

La computación es una agregación o adición contable del valor de lo


donado al caudal relicto. La imputación supone la aplicación del valor donado a la
cuota hereditaria del colacionante.

La colación no tiene lugar en nuestro derecho mediante la restitución de


bienes a la masa hereditaria sino por medio de una operación aritmética realizada
con motivo de la partición de la cual la colación es un incidente asignando al
heredero donatario una porción menor, de modo de equilibrar su participación en
el haber hereditario con la de sus coherederos, es decir, tomando menos o, si se
ha recibido mas de lo que corresponde, devolviendo.

La obligación de colacionar, en definitiva, es una deuda de valor, de modo


que el heredero que debe la colación no restituye en especie los bienes recibidos,
sino que aporta o devuelve valores correspondientes al acervo sucesorio, para
someterlos a la distribución entre todos los herederos que fuese arreglada a
derecho.

Las donaciones pueden ser colacionables o no colacionables. ... Se


diferencian en que la acción de reducción tiende a proteger la porción legítima de
los herederos forzosos y sólo puede aplicarse en el caso en que aquella ha sido
afectada por donaciones entre vivos o por acto de última voluntad.
Legitimados Activos y Pasivos:
Solo los herederos ab intestato son legitimados activos y pasivos en materia
de colación, lo que significa que los herederos testamentarios nada tienen que ver
con la colación, con independencia que también sean legitimarios; es decir, como
testamentarios están al margen de los requerimientos de colación.

No hay que olvidar la opción de legitimados por representación que es el


derecho por el cual los hijos de un grado ulterior son colocados en el grado que
ocupaba su padre o su madre en la familia del difunto, a fin de suceder como un
todo, como una comunidad, en el lugar de su ascendiente a la misma parte de la
herencia a la que tenían derecho dicho padre o madre, es decir por lo que ellos
habrían heredado. Esto constituye una excepción al principio según el cual el
pariente más cercano en grado excluye al más remoto.

La representación será posible en los siguientes casos:


a) Cuando el representado hubiere fallecido,
b) Cuando hubiere renunciado a la herencia.
c) Cuando hubiere sido declarado ausente con presunción de fallecimiento.
d) Cuando hubiere sido declarado indigno y, por tanto, cuando hubiere sido
desheredado.
Fundamento

Es la presunta voluntad del causante, el cual al donar pretende dar, al futuro


heredero, un anticipo de lo que le corresponde en la sucesión, esto implica que
tales donaciones deben tenerse en cuenta al momento de su muerte, ya que el
causante pudo haber DISPENSADO de la obligación de colacionar al coheredero
descendiente y donatario, siempre que se respeten los límites de la legítima.

En otras palabras, el padre no hizo más, en vida, que darle una parte de lo
que le correspondía a la persona del heredero en cuestión.

La razón de ser de esta obligación es puramente proteccionista. En muchas


ocasiones, los padres van repartiendo su patrimonio en vida a través de
donaciones.
Lo que se trata de evitar con esta obligación es el menoscabo que pueden
sufrir los demás herederos y les afecte a sus legítimas.

En conclusión, se quiere proteger la igualdad de oportunidades de los


herederos forzosos, por ello, las donaciones en sí mismas, sin especificar nada,
deben añadirse, y se consideran como un adelanto de herencia respecto del
heredero que las haya recibido.
Reseña histórica

Para poder entender el fundamento y finalidad de la colación en la


actualidad, es importante profundizar un poco más sobre la evolución de esta
institución a lo largo de la historia. En primer lugar, hay que mencionar que la
función o finalidad atribuida a la colación ha variado notablemente a lo largo de la
historia. Desde la equidad, entendida como la igualdad en el reparto entre los hijos
emancipados y no emancipados, de la colación pretoria hasta la igualdad de todos
los descendientes que buscaba el Derecho justinianeo pasando por la colación
germánica que llegaba a interpretarse como mecanismo para la defensa de la
legítima.
El origen de la figura es anterior al Derecho romano, pero poco se conoce
sobre las características de la colación pre-romana. La mayoría de autores
considera que la colación anterior a Roma tenía como finalidad evitar la dispersión
patrimonial de los bienes producida la muerte del causante. Mediante la colación,
se trataba de mantener dichos bienes unidos. Ya desde sus inicios, es apreciable
la relación que mantiene y conservará esta figura con los lazos familiares.

A lo largo de la historia se evoluciona desde esta primera función


unificadora del patrimonio a otra en la que se busca la consecución de una
determinada distribución de la herencia. Como antecedentes históricos más
reseñables, hay que hacer referencia a la caracterización de esta figura que hacen
tanto el Derecho romano como el Derecho germánico. Cada corriente defiende un
determinado concepto de la colación, con una finalidad particular. En cuanto al
Derecho romano, la figura evoluciona a la par que el desarrollo del concepto
romano de familia. La colación romana progresa desde el Derecho clásico hasta el
justinianeo, pasando por el Derecho postclásico. La concepción mantenida por el
Derecho justinianeo es el precedente directo de la colación que conocemos hoy en
día.
En el Derecho clásico romano se puede diferenciar la collatio emancipatii
de la collatio dotis. Ambas tienen un origen pretorio pero tienen una serie de
diferencias que es importante resaltar. La collatio emancipatii busca hacer frente a
las desigualdades en el patrimonio de los hijos que se producían tras la
emancipación de alguno de ellos.

Los hijos emancipados podían disponer de su patrimonio particular mientras


que aquellos hijos sujetos a la patria potestad del pater (que recibían el nombre de
sui) veían como los bienes que recibían se integraban en el patrimonio familiar.
Por tanto, la collatio emancipatii obligaba a los hijos emancipados a colacionar los
bienes adquiridos desde su emancipación hasta el fallecimiento del causante. Por
otro lado, la collatio dotis avanza hacia la consideración actual de la colación al
tener en cuenta a todos los descendientes sin establecer diferencias entre los hijos
emancipados y los sui. De este modo, se está defendiendo la igualdad entre los
descendientes independientemente del status que se ostente dentro de la familia.

Además, esta colación hace referencia a las donaciones recibidas del


padre; en particular a la donación recibida por la hija no emancipada al casarse, la
dote. A lo largo del Derecho postclásico, la colación se aleja de la collatio
emancipatii a la vez que el concepto de familia se transforma en la sociedad
romana.

Los hijos van adquiriendo autonomía, llegando incluso a disfrutar de una


cierta capacidad patrimonial general propia. De este modo, se llega a la collatio
descendentium en la cual todos los miembros de la familia, independientemente
del sexo forman parte del nexo familiar. Así, por ejemplo, se obliga a colacionar la
dote y las donaciones ante-nupciales e incluso otras como la donación destinada a
adquirir un empleo público siempre que se den unas ciertas condiciones de
reciprocidad.
Por último, la colación justinianea, a diferencia del Derecho germánico, no
busca asegurar la igualdad entre los herederos sino evitar, a la hora de dividir la
herencia, que la voluntad del causante se desnaturalice como consecuencia de
ciertas donaciones.

Por tanto, puede vislumbrarse que la colación justinianea tiene como


fundamento la equidad, que se consigue al tener en cuenta todo lo que los
herederos recibieron en vida del causante en forma de dote, donaciones
destinadas a adquirir un empleo público o incluso la donación simple en
determinados supuestos. Como se ha comentado anteriormente, esta colación es
el precedente de la colación actual e incide en la partición de la herencia pero sin
limitarse a cumplir una función meramente divisoria.

En el polo opuesto, la colación germánica se fue transformando a medida


que se examinaba por parte de los distintos pueblos establecidos en la Europa
occidental, cada uno de los cuales tenía su propio régimen sucesorio, concepto de
familia y noción de la propiedad. En el primer Derecho germánico, conocido
tradicionalmente como Derecho germánico puro, el concepto de propiedad giraba
en torno a la propiedad familiar, en detrimento de la propiedad individual que era
prácticamente desconocida.

El pater, a pesar de ser el eje central de la familia, tenía limitado el poder de


disposición sobre los bienes del grupo familiar, ya que no podía disponer
libremente de la propiedad ni por acto inter vivos ni mortis causa. A la muerte del
pater, los coherederos supervivientes pasaban a formar parte de una
mancomunidad que ostentaba la propiedad del patrimonio familiar. Es por ello que
la sucesión testamentaria era casi inexistente. Posteriormente, los pueblos
germánicos empiezan a recibir la influencia de las aldeas conquistados por lo que
la situación cambia en cierto modo. Durante esta época, la colación empieza a
entenderse como un mecanismo para asegurar la equiparación de los hijos en el
reparto de la herencia.
Aquellos vástagos que hubieran recibido en vida donaciones del causante,
deberán colacionarlas a la masa hereditaria para que todos reciban una parte
idéntica. De este modo, la colación opera en la división de la herencia y se
confunde con la computación de la legítima. Señala PLANITZ que “al llevarse a
cabo la partición del caudal relicto, los herederos tenían que contar en la masa
hereditaria las donaciones que el causante les había hecho ya durante su vida.
Este tomar en cuenta las indicadas donaciones no se llevaba a cabo mediante
restitución, in natura, sino tan sólo mediante computación”.

Requisitos de la colación

La colación solo se produce entre herederos forzosos, por lo que


indirectamente se necesita que varios legitimarios asistan al reparto del caudal
hereditario. Estos legitimarios, de igual modo, tendrán que:

1.º Ser herederos. Carecería de sentido aplicar este mecanismo de reparto


equitativo si se están cediendo bienes o derechos particulares.

2.º Haber aceptado la herencia y así convertirse en heredero.


Finalmente, se han de tener en cuenta aquellas donaciones en vida a favor de
alguno de los herederos forzosos.
Personas obligadas a colacionar:

La obligación de colacionare corresponde únicamente al hijo o


descendiente que sea heredero y suceda en conjunto con sus hermanos o
descendientes de éstos. En conclusión están obligados a colacionar en primer
lugar los hermanos coherederos y en segundo lugar los sobrinos de estos que
sucedan por derecho de representación. Por lo tanto, para estar obligados a
colacionar deben concurrir la triple cualidad de:

a)     Ser Hijo o Descendiente;


b)     Ser Donatario, y;
c)     Ser Coheredero.

Por lo tanto solamente estos que acabamos de mencionar podrán solicitar ese
derecho de colacionar. Es decir, sólo están obligados a colacionar los mismos
sujetos que pueden solicitarla.

Personas con derecho a colacion:

Se puede destacar lo señalado por SOJO BIANCO10 para quien el


descendiente que renuncia a la herencia no está obligado a colacionar, ya que la
condición de heredero es fundamental para la procedencia de la acción, por ende,
puede retener la donación que hubiere recibido “o exigir el legado que se le haya
instituido”, sin poder exigir la legítima.
A su vez, se entiende que el derecho a exigir la colación lo tienen las
mismas “personas que estarían obligadas a colacionar, o sea, los descendientes
herederos”; asimismo, “el legatario de la porción disponible, que sea al mismo
tiempo heredero legitimario, puede pretender la colación al sólo efecto de
establecer la cuota de su legítima, pero nunca para integrarla a la porción
disponible” conforme el artículo 1.096 del Código Civil.

LÓPEZ HERRERA11 también señala que “existen la obligación de


colacionar y el derecho de exigir la colación, respecto del cesionario de derechos
hereditarios, toda vez que éste pasa igualmente a ocupar la posición que
correspondía al cedente, en sus obligaciones y en sus derechos, respecto de la
herencia y en relación con los demás herederos”.

Objeto y Forma de Colacionar:

La colación no tiene por cometido calcular la legítima, su finalidad u objeto


es procurar entre todos los legitimarios una igualdad o, más específicamente, una
proporcionalidad, de manera que la donación otorgada a uno de ellos, salvo
disposición en contrario del de cuyus, se considera anticipo de su cuota.

Existen dos formas de colacionar, conforme las previsiones del artículo


1.097 del Código Civil:

1.- Por presentación: se da “presentando la cosa en especie”.


2.- Por imputación: “haciendo que se impute su valor a la respectiva porción”.
El precepto dispone que el modo de colacionar queda “a elección del que hace la
colación”.
La dispensa de colación supone una excepción total respecto de la
obligación de colación. Es, por tanto, la excepción a la regla general.
¿Quieres saber cuándo no es obligatorio colacionar?
Esto sucede en dos supuestos distintos:
 Por la voluntad del donante: la propia persona que dona debe expresamente
declarar que en dicha donación se dispensa de la obligación de colacionar. Esta
manifestación puede realizarse tanto en el mismo acto de donación como
posteriormente.
 Cuando el donatario renuncia a la herencia: en este caso al renunciar a su parte
de herencia no es obligatorio que colacione las donaciones que haya recibido
en vida por el causante.

El efecto de la dispensa es que las donaciones hechas en vida no se


consideran anticipos de la herencia que se ha de recibir. Por tanto, la sucesión se
realiza como si donación dispensada no hubiera ocurrido.

IMPUTACIÓN

Es cuando uno de los coherederos es deudor del de cujus. Es un concepto que a


diario utilizamos; como por ejemplo, cuando alguien nos dice, me debes equis
cantidad de dinero y le contestamos: impútalo a la deuda que tienes conmigo... y
no te debo nada.    
    
La doctrina nos da dos puntos de vista de la imputación:

Imputación Propia:

Es la obligación del legitimario que pida la reducción de las donaciones y


disposiciones testamentarias hechas por el causante a favor de otros
(coherederos o extraños), de calcular, cuanto ha recibido el mismo del difunto a
título de donación o legado e imputar su cuota a la legítima. Art. 1.108 C.C. "No
obstante las disposiciones de los artículos 1.088 y 1.096, el donatario o legatario
que tenga derecho a la legítima, y que pida la repudiación de las liberalidades
hechas a favor de un donatario, de un coheredero o de un legatario, aunque sea
extraño, como excedente de la porción disponible, debe imputar a su legítima las
donaciones y legados que se le hayan hecho, a menos que se le haya dispensado
formalmente de tal imputación. Sin embargo, la dispensa no tiene efecto en
perjuicio de los donatarios anteriores".

En este caso es la obligación de cualquiera de los hijos o descendientes,


que al momento de solicitar que alguno de los restantes coherederos traiga a
colación un bien que le fue dado en donación, está obligado igualmente, para
calcular su legítima, a llevar todos los bienes que el causante le haya donado a su
masa patrimonial personal para luego descontarlo como parte de su legítima.
Supóngase que el causante tenía tres hijos (A, B, C). a "A" el padre le donó en
vida un inmueble y un vehículo; de igual manera a "C" le donó (en vida) un
inmueble y una moto; pero "A" se percata de que el apartamento de "C" es mucho
más costoso que el suyo; por lo que pide que "C" traiga a colación sus bienes;
cosa que puede pedir, pero de la misma manera estará obligado a traer los bienes
que a él también le donó su causante a la masa hereditaria y a contar dichos
bienes como si fueran parte de su legítima. "B" se beneficia que sus coherederos
traigan a colación sus bienes. 
 
Imputacion Verdadera:

Es un modo de colacionar, tal como se evidencia en el Art. 1.097 C.C. "La


colación se hace, sea presentando la cosa en especie, sea que se impute su valor
a la respectiva porción, a elección del que hace la colación".

Por ejemplo, tenemos en este momento, a un padre con tres hijos: A, B y C.


a "A" cuando el padre vivía le donó dos apartamentos; pero, además de éstos, la
herencia cuenta con una cantidad importante de dinero que supera con creces el
valor de los dos apartamentos donados a "A". "A", tendrá dos formas de colacionar
esos bienes (apartamentos). La primera, por vía de imputación, entregando los
inmuebles como tal (en especies); y la segunda posibilidad que tiene es, al saber
cuanto le corresponde del dinero que dejó de cujus, pedir que le descuenten el
valor de los inmuebles de esa cantidad y le den lo que le resta del mismo.
CONCLUSION

El Derecho es pues no solo un conjunto de normas que regulan la conducta


del hombre en sociedad sino que también es un conjunto de oportunidades y base
sólida para la búsqueda de la justicia donde la sucesiones juegan su rol más
importante. Imagínense a un padre cuya vida ha pasado en el trabajo y el
esfuerzo, para conseguir lo poco o mucho que en sus días luminosos pudo
obtener pero que por las leyes que no son de los hombres sino de la naturaleza,
encuentra su muerte de manera repentina, por causa de una enfermedad
inesperada, ¿Quién tendrá el Derecho de reclamar los bienes y derechos de ese
señor?

La sucesión es una de las manifestaciones del Derecho en la vida diaria


con más y mayor alcance que otras creaciones jurídicas, la sucesión protege los
bienes patrimoniales de las personas aun después de muertas, ese es su objetivo
principal, la ingeniería jurídica que crea el ordenamiento civil prevé más de una
forma en la que una persona puede transmitir todos y cada uno de los bienes que
durante vida haya adquirido y que a su muerte tengan la necesidad de contar con
uno o varios propietarios de reciente adición.

La sucesión es pues un arma de protección a la vida misma de las


personas en su etapa póstuma y, si bien, la voluntad del “de cujus” es fundamental
en este acto tan importante, debemos recalcar que no siempre aparece o no
aparece más bien en todos los casos con el mismo nivel.

  Lo justo es pues, que sean los hijos y su esposa, los que por tradición y
costumbre, por amor y por sangre, tengan el goce sobre esos bienes, de ahí el
Derecho sustituyendo la voluntad de la persona, pero presumiendo tenerla por
lógica, protege los bienes y los lleva a quienes el derecho crea tenerlos, esa es un
claro ejemplo de la importancia y alcance de la sucesiones.

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