Guia Metodologica Basica... Masculinidades Con Hombres Indígenas
Guia Metodologica Basica... Masculinidades Con Hombres Indígenas
Guia Metodologica Basica... Masculinidades Con Hombres Indígenas
Primera edición
ECAP
La presente Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en masculinidades empáticas y solidarias (Contrahegemónicas) fue realizada con el apoyo
financiero de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament-ACCD, Manos
Unidas y el Ayuntamiento de Jaca, en el marco del proyecto MUJERES INDÍGENAS,
EMPODERAMIENTO PARA EL EJERCICIO DE SUS DERECHOS. Las opiniones
expresadas en esta publicación no reflejan necesariamente las de los donantes.
Editorial:
ECAP – [email protected] – www.ecapguatemala.org.gt
2a. Avenida 1-11 zona 3, Colonia Bran. Guatemala, Guatemala
Teléfonos: +502 2232 1430 y 2253 6071
Diseño e impresión:
Presentación 5
Concepto de sexo 21
Concepto de género 21
Concepto de patriarcado 23
Masculinidad 24
Dualidad y complementariedad 26
Actividades 37
Género 39
Autoconocimiento 47
Salud integral 51
Bibliografía 59
3
Presentación
Como parte de los esfuerzos impulsados desde el Equipo de Estudios Comunitarios y Acción
Psicosocial-ECAP, durante el 2018 se desarrolló la consultoría “Masculinidades Alternativas”
con esposos de mujeres víctimas de violencia sexual durante el Conflicto Armado Interno (CAI)
con las que ECAP ha venido trabajando y con líderes comunitarios en las comunidades donde
habitan las mujeres que son acompañadas por ECAP.
Con la presente guía buscamos compartir la visión general del trabajo que ECAP ha impulsado,
desde el Programa Construcción de la Equidad de Género, para el trabajo con hombres, así
como busca ser una herramienta de consulta y análisis en el trabajo con hombres en estructuras
de poder local.
El propósito de la presente guía es hacer un recorrido por las diferentes perspectivas en el abor-
daje metodológico de las masculinidades, explicar la ruta con la que se ha fortalecido el trabajo
con hombres, asumir las construcciones que han sido elaboradas; a partir de planteamientos y
opiniones desarrollados en literatura sobre: la teoría del género y la crítica feminista, asimismo
con investigación y revisión de las masculinidades en América Latina dentro del trabajo social, se
han hecho debates y sesiones desde los equipos de trabajo psicosocial con líderes indígenas y
campesinos, con esposos o compañeros de mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante
el CAI.
Buscamos que este texto sea utilizado por hombres y mujeres facilitadoras, que trabajen con
hombres. Consideramos importante que las personas que pongan en práctica esta guía hayan
vivido y participado en talleres de masculinidades más empáticas y solidarias y que hayan tenido
la oportunidad de revisar sus propios imaginarios y la manera como han sido socializadas en la
masculinidad hegemónica, dentro de diferentes contextos.
La necesidad del trabajo con hombres fue planteada por las mujeres víctimas de violencia sexual
durante el CAI con las que ECAP ha venido trabajando desde hace varios años. Las mujeres nos
plantearon que ya estaban conociendo sus derechos y los estaban poniendo en práctica, pero
que sus compañeros de vida, los líderes comunitarios... estaban a años luz de esa realidad, lo que
ha impulsado un abordaje que tome en cuenta dichas demandas.
que ver con la llamada “crisis” de las identidades masculinas, resultante de la acción de los
movimientos feministas y de las feministas en particular, y de la incorporación creciente
de las mujeres al espacio público (mercado de trabajo y política). También lo relacionan
con el surgimiento del movimiento homosexual y el cuestionamiento de las masculinidades
tradicionalmente aceptadas y reforzadas. (Valdes, 2000, p. 5)
La presente Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios, en
masculinidades empáticas y solidarias (Contrahegemónicas) ha sido realizada por el consultor
Yoni Oswaldo Reyes González. Para la misma se trabajó con 65 hombres de dos generaciones,
por un lado jóvenes casados descendientes de sobrevivientes del CAI, son asimismo líderes
comunitarios. Y un segundo grupo conformado por adultos mayores sobrevivientes del CAI,
esposos o compañeros de mujeres víctimas de violencia sexual durante el CAI. Ambos grupos de
hombres generacionales son del ámbito rural de los departamentos de Chimaltenango, Quiché
y Huehuetenango, que participan en los espacios públicos o de poder dentro de sus comunida-
des, en las cuales persisten formas de dominación patriarcal, capitalismo y autoritarismo capataz o
militar, negando el cuidado y el apego emocional hacia la familia, la comunidad y hacia sí mismos.
La sociedad enfrenta, según Leonardo Boff, “El síntoma más doloroso, ya constatado, (…) es un
difuso malestar de la civilización. Aparece bajo el fenómeno del descuido, de la indiferencia y del
abandono, en una palabra, la falta de cuidado” (Boff, 2002, p.18)
Para el desarrollo del trabajo se conformaron cinco grupos de hombres: dos en el departamento
de Chimaltenango, otros dos en Huehuetenango y uno en Quiché. Los hombres pertenecen
a tres pueblos sociolingüísticamente distintos: Chuj, Kaqchiquel e Ixil. Cada grupo comparte
características, por ejemplo, son hombres, mayas hablantes, heterosexuales, padres de familia,
ser mayoritariamente evangélicos pentecostales.
Es importante señalar que el trabajo directo con dos de los grupos de hombres, esposos de
mujeres víctimas de violencia sexual durante el CAI, fue iniciado en septiembre de 2017 a través
del apoyo del Servicio Civil para la Paz/GIZ y un cooperante del Servicio Civil para la Paz. Dicho
trabajo fue ampliado en el 2018 con la conformación de un nuevo grupo de hombres en la
región Ixil y con el trabajo con líderes comunitarios de las tres regiones. Este último trabajo fue
financiado por la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament-ACCD, Manos Unidas y
el Ayuntamiento de Jaca.
En los grupos se han evidenciado formas distintas de vivir las masculinidades, en espacios
públicos, en redes de apoyo familiar, en el espacio privado. Para algunos grupos, el trabajo desa-
rrollado durante un año, fue un espacio vinculado a la práctica, involucrándose en el cuidado de
6
sí mismos y de las y los otros en el círculo familiar; descubriendo así que es posible ejercer una
manera de ser masculino más allá de la masculinidad hegemónica.
Para el abordaje partimos de los imaginarios sociales que construyen la identidad guatemal-
teca, es decir:
En la experiencia talleres “Solo para Hombres” de la Fundación Rodelillo, que trabaja inter-
vención psicosocial con familias en situación de pobreza, hablando de sus antecedentes
manifiesta:
Rodelillo desde sus inicios, plantea una intervención centrada en la familia, aunque se tenía
como interlocutor familiar principalmente a la mujer. Durante el proceso se fue observando
un creciente aumento de los conflictos a nivel de la pareja, llegando en varios casos a sepa-
raciones y episodios de violencia. No teníamos en cuenta que, con el desarrollo personal de
las mujeres, se generaba un desequilibrio en la división de roles tradicionales que había al
interior de las familias. (…) quedando gran parte de los hombres al margen de los cambios,
ubicados en un lugar junto a los hijos. Esto último tanto por sí mismos, por sus propias
parejas y por el Equipo de Rodelillo. (Celedón, 2000, p. 79)
Partiendo de las situaciones concretas que se viven con los hombres en sus comunidades, he-
mos trabajado con tres temáticas que se complementan e interaccionan de manera constante y
permanente, buscando aportar a las masculinidades contrahegemónicas.
� Salud integral: La revisión de los cuerpos, desde lo emocional y físico con una visión de
pertinencia cultural y una valoración de los sistemas tradicionales o ancestrales.
El término imbricación intenta visibilizar que no se trata solo de una intersección que se en-
cuentra en algún punto. Se trata más bien de opresiones fusionadas en cuerpos que han sido
jerarquizados a partir de determinadas marcas corporales, desde donde se aprende a caracterizar
a los sujetos y sujetas oprimidos.
Existe desde el ECAP una decisión en constante reafirmación de romper con los estereotipos,
relaciones y condiciones sociales establecidas que no posibilitan relaciones más equitativas.
8
El camino de las
masculinidades en Guatemala
Al hablar de cómo se han ido posicionando el abordaje de las masculinidades, nos parece acerta-
do hacerlo de cara a los movimientos sociales de las mujeres en Guatemala, sus reivindicaciones
y un contexto 36 años de guerra. Para Monzón:
El caso guatemalteco, “puede afirmarse que las mujeres crearon un movimiento social a
partir del cuestionamiento al orden de géneros con predominio masculino que se manifiesta
concretamente en estructuras, ideologías, instituciones, tradiciones, rituales, leyes que so-
brevaloran y sancionan el poder de los hombres sobre las mujeres”. (Sau, citada por Monzón,
2015, p. 10).
La problemática señalaba a los hombres como la población agresora o indiferente ante las
desigualdades y las diferentes violencias que viven las mujeres, lo que dio paso a que a finales
del siglo XX e inicio del XXI, se empezarán a trabajar distintas acciones de sensibilización con al-
gunos hombres, algunos organizados y otros que se encontraban cerca de mujeres organizadas;
sobre todo fue impulsado desde la cooperación internacional y ONG’s en Guatemala.
Antes de precisar este análisis se considera necesario mencionar una característica impor-
tante que ha tenido el abordaje de la temática en una buena parte de Latinoamérica y el
mundo anglosajón; se trata de la intervención de múltiples organizaciones y grupos sociales
que interesados en la temática han propuesto acciones de sensibilización y formación para
hombres con el objeto de producir cambios en las relaciones de género. (...) estas movili-
zaciones sociales de referencia no necesariamente corresponden con el análisis teórico y
conceptual que se ha hecho sobre masculinidad, por un lado, porque la discusión teórica y
conceptual a veces es elitista, pero por otro lado porque estos esfuerzos son una búsqueda
metodológica y operativa, muchas veces ansiosas de intervenir de actuar que no se ha siste-
matizado en la mayoría de los casos. (Batres, Ortíz y Chivalán, 2011, p. 18)
Es así como a principios de la década del 2000 se van sumando cada vez más hombres en
organizaciones, en su mayoría de mujeres y algunas mixtas, a buscar nuevas propuestas para
el abordaje, aunque la experiencia sigue siendo difícil de ubicar en la producción intelectual o
propia de los hombres.
9
Uno de dichos esfuerzos es el iniciado en 2003 por Mujeres Mayas Kaqla1 (Kaqla, 2010), el
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
La iniciativa de Mujeres Maya Kaqla no ha sido la única, puesto que la primera década del mile-
nio fue la base con la que hoy se siguen desarrollando cada vez nuevas inquietudes y reflexiones
de distintos grupos, sobre identidad masculina. Estos análisis han permitido ir posicionando la
necesidad de una comprensión amplia de cómo los hombres, y por supuesto las mujeres, somos
el resultado de procesos sociales y de configuraciones social-económicas e históricas; las perso-
nas ocupamos lugares en el mapa de las relaciones sociales, muchas veces en contradicción con
nuestras raíces o a la misma cosmogonía del mundo.
Según De Martino, las prácticas masculinas subordinadas y hegemónicas deben ser vistas en un
amplio “campo” desde la comprensión de Bourdieu; para designar la concepción de clase social
y el nivel de interacción que se produce en el ser masculino. Plantea entender las prácticas mas-
culinas a través de los sistemas familiares en redes de protección individuales y colectivas para
continuar, ascender o permanecer, estableciendo con ellos órdenes y jerarquías, condicionando
las respuestas, que les permitan reproducirse y garantizar su reproducción a lo largo del tiempo.
(…) Pensar las prácticas de género de los varones como estrategias de masculinización per-
mite incorporar aquellas prácticas individuales o familiares que tienden a mejorar –o por lo
menos mantener– la posición, material o simbólica, en la estructura social y grupos sociales,
y atravesar con mayor eficacia los diversos campos en los que se desarrolla la vida cotidiana.
Estrategias de masculinización que permiten abordar toda la vida del individuo, ya que tales
estrategias comienzan, desde su nacimiento, con la crianza recibida en el seno familiar. (De
Martino, 2013, p. 297)
1 Mujeres Mayas Kaqla, nacen en 1996 desde y para las mujeres mayas. Su nacimiento estuvo motivado por
la necesidad de promover la relación y el debate entre mujeres mayas, para generar propuestas acerca de
diversos temas y fenómenos relacionados con género, etnicidad y clase (Kaqla, 2010, p. 9).
10
Los “hombres” no son una categoría homogénea, sin embargo, sabemos que la mayoría de los
hombres utilizan prácticas violentas por medio de las cuales asumen una posición dominante
sobre todo en lugares recurrentes y espacios como el hogar.
La conquista de América generó nuevas lógicas de relacionamiento humano, dio vida a nuevas
prácticas sociales y nacieron identidades diversas. Una de ellas es el Mestizaje, en por lo menos
tres vertientes: el racial, cultural y religioso, dando paso a la división social de distintos grupos,
que después de la independencia configuraron sus identidades dando vida en el caso de Guate-
mala a las cronstrucciones sociales de indígenas y ladinos.
Para hacer más profunda la dominación de la Conquista se fue desmontando poco a poco cada
uno de los elementos simbólicos de la identidad, la cultura y la religión, imponiendo prácticas
aceptadas por los conquistadores, que fueron introducidas en los tres siglos de Colonia, en la
cual los sujetos fueron sometidos por lo menos durante siete generaciones aproximadamente.
Las visiones que desde la Colonia se imponen a la población indígena llegan en el período liberal,
de 1870 a 1944, en donde se generó el proyecto de nación moderna de Guatemala y consolidó
las prácticas masculinas de superioridad de unos hombres sobre otros y la construcción de la
masculinidad hegemónica y la etnicidad. Se dio en medio de castas que representaban a familias
de ladinos liberales burgueses y extranjeros, que configuraron la idea de ciudadanos guatemal-
tecos, quedando fuera la población indígena.
Jorge Ramón González Ponciano utiliza la categoría “regresión del Estado y de la economía en
Guatemala a finales del siglo XIX” estableciendo que no se debe entender como “un conflicto
aislado entre indígenas y ladinos sino como parte de la racialización de la desigualdad que
ha legitimado la estructura del mercado mundial (González Ponciano, 1999, p. 1). Ponciano
nos permite entender cómo el pensamiento de dominación sobre el indígena era fundamen-
tal para el proceso de la mentalidad hegemónica, para garantizar al indígena como sujeto
servil durante las dictaduras liberales, siendo según este pensamiento racial y culturalmente
inferiores.
11
“La amenaza del trabajo forzado hizo que las antes consideradas castas se refugiaran en el
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
paraguas ladino y que muchos ladinos convertidos en capataces, habilitadores, militares y fin-
queros se enriquecieran con el trabajo indígena” (p. 2). En este sentido, los intelectuales en
las dictaduras liberales ridiculizaron al ser indígena, construyendo los pilares de la mentalidad
hegemónica, misma que veía en el indígena un instrumento de trabajo, que al quedar en libertad
era haragán por naturaleza.
González Ponciano nos permite entonces encontrar una descripción más precisa del indígena
en la construcción social de la nación, nos habla del Indígena Soldado. “El derecho del poder
dominante a utilizar su cuerpo y el papel civilizador del ejército marcan una de las etapas más
importantes en el proceso de modernización regresiva del Estado, al añadir a la carga del mozo la
de soldado y aplazar nuevamente su conversión en ciudadano” (p. 10). Unido a la forma finquera
que adquirió el Estado en la época Liberal:
La hegemonía dominante entiende que la naturaleza de unos es ser amos y de otros esclavos.
Bajo el blanqueamiento de la ideología dominante todo ser incapaz de gobernar sus instintos y
pasiones es inferior, y por lo tanto sujeto de dominio en la nación guatemalteca.
No será sino hasta después de que sus efectos hayan hecho evidentes los límites de las
políticas liberales, que el planteamiento de dar un golpe de Estado desnude las tensiones
étnicas que el liberalismo había profundizado. La Revolución de 1944 propició que esas
tensiones fueran expuestas públicamente presentando claramente el carácter de las imáge-
nes que se habían cosechado en Guatemala acerca del indígena y del ladino (...). (Díaz Arias,
2007, p. 69)
Hablar de masculinidad hegemónica en Guatemala nos lleva a reflexionar sobre los cimientos
que estructuran dichas prácticas masculinas que mantienen el orden social aparentemente
democrático, con un marcado carácter racista. En este sentido, en “la magistral obra de Severo
2 Estamos conscientes de la enorme carga peyorativa de la palabra indio en América, sin embargo, hemos
querido utilizarla siendo fiel al momento histórico que representa y en la forma de hacernos más legibles en
la configuración de la hegemonía masculina guatemalteca.
12
Martínez Peláez, su ensayo La Patria del criollo, en 1970, describió de manera exacta que el
“indio” no es una categoría trans-histórica sino una creación colonial”. (González Ponciano,
1999, p. 30)
Los modelos masculinos, sobre el deber ser “hombre”, establecen imágenes dominantes que
parten de relegar a las mujeres, reproduciendo ideas de dominación y explotación basadas
en la exclusión, la violencia y distintos códigos que prevalecen en las cotidianidades de la
La imposición de este mandato de control, dominación masculina se dirige, tal y como lo señala
Rita Laura Segato, hacia la persona que está enfrente y sobre la que se ejerce ese control, a
través de la violencia como un “paladín de la moral social porque, en ese imaginario compartido,
el destino de la mujer es ser contenida, censurada, disciplinada, reducida” (Segato, 2013, p. 23).
A esta relación la denomina Segato como eje vertical. Pero también, se dirige a sus pares, a los
otros hombres, ya que mostrando su agresividad y poder, demanda ser incluido en la hermandad
o cofradía viril, ya que “la masculinidad es un estatus condicionado a su obtención, que debe ser
reconfirmada con una cierta regularidad a lo largo de la vida”, a esta relación entre pares la llama
Segato el eje horizontal (p. 23).
En este marco del modelo militar y capataz, los hombres que no cumplen los mandatos señala-
dos y por ende son considerados por sus pares como distintos o fuera de la norma, a través del
discurso y la práctica se les suele feminizar, atribuyéndoles características que tradicionalmente
son asignadas a las mujeres, como mecanismo para demostrar la necesidad de imponer el man-
dato y señalar el “desvío” de la norma, como una manifestación para demostrar la hombría y la
virilidad.
Entre estos grupos vulnerabilizados se encuentran las mujeres, hombres y mujeres jóvenes, niñas
y niños, pero también hombres y mujeres campesinos e indígenas, hombres y mujeres urbanos y
de diversidad sexual, que son excluidos doblemente si se configuran más de dos características
en ellos o ellas: mujeres indígenas del área rural, personas transexuales, hombres indígenas ex-
cluidos, ladinos pobres, hombres y mujeres afrodescendientes, por mencionar algunos, conllevan
la misma suerte, ser censurados, negados y rara vez tomados en cuenta dentro del desarrollo
de la nación.
13
En este sentido, y tal y como se señaló anteriormente las condiciones sociales de opresión
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
que viven los grupos antes mencionados, no suceden de manera aislada en cuanto al género,
la identidad étnica y la clase, por el contrari,o existe una interrelación entre dichos sistemas
de opresión que desarrolla una imbricación que pone en marcha estructuras de dominio que
afectan la vida de estos grupos.
Al trabajar el análisis de las problemáticas de los hombres, las mujeres ven con preocupación
que los hombres no se involucran con mayor responsabilidad en procesos de revisión personal
o colectiva, que están siempre al margen en los debates y construcciones de nuevas formas
de género, menos aún entrar a procesos de deconstrucción. Los hombres son conscientes de
sus privilegios de género, lo que muchas veces hace que hagan caso omiso a la necesidad de
transformar dichas realidades y actitudes.
Hace falta mucho, pues una de las cosas que los hombres no ceden es el control y el ejercicio
del poder sobre la vida de las mujeres, queriendo tener la última palabra; cuando estas empiezan
a hablar de derechos desencadena en los hombres un miedo profundo que resulta en violencia,
en aislamiento físico, una incertidumbre generalizada, la desconfianza y el miedo de ser denun-
ciados, por mencionar algunos hallazgos que hemos tenido en los grupos con los que hemos
trabajado.
Sin embargo, el abordaje de masculinidades contrahegemónicas, permite tener una mirada más
profunda para deconstruir privilegios de unos pocos. Para reivindicar el derecho a la dignidad
de la vida de hombres y mujeres, y construir una visión de sociedad equitativa en tanto a sexo,
raza, clase y credo.
La realidad es compleja y hay que relacionarla a las múltiples violaciones que padecen las mu-
jeres en todas las etapas de su vida. Sofía Montenegro señala que las causas de la violencia
surgen:
(...) de una miseria sexual y afectiva, que es miseria de espíritu, es el resultado de una his-
tórica política sexual absolutista que enfoca el sexo como peligroso y deleznable (…) y de
una moral patriarcal que condena a los hombres al desamor (…). El disfrute erótico y el
afecto se muestran fuertemente inhibidos, por la socialización genérica y la interiorización
de los tabúes (…). Cuestionar las normas de masculinidad es parte de la búsqueda de una
alternativa de desarrollo...”. (Montenegro, 2000, p. 206)
Con los grupos de hombres que hemos trabajado hemos visto que no pueden ser realmente
independientes, viven llenos de inseguridad, no logran proveer lo que consideran necesario,
además de sentirse amenazados por un futuro incierto al no poder heredar a sus descendientes
14
enseñanzas que ellos han tenido como fundamentos de su propia existencia, como son su
resistencia cultural histórica que se ve en riesgo continuamente, dejando a la deriva mucho co-
nocimiento sobre el funcionamiento del cosmos, la ecología maya, tradiciones y comprensiones
milenarias del territorio. Así, muchos en el contexto de guerra y postguerra han decidido no
heredar a las y los hijos cualquier elemento que les identifique como indígenas.
No es posible pensar un desarrollo real sin revisar las relaciones que establecemos entre
Tratamos de ahondar en el tema rescatando los aportes de hombres que juegan papeles
tanto en espacios públicos y que tienen reconocimiento comunitario, como los que hacen de
su vida una serie de prácticas no convencionales o que por su edad han tenido experiencias
que les han hecho comprender otras posibilidades de vivir su propia masculinidad.
15
Situación de los pueblos originarios/indígenas
en Guatemala en el siglo XXI
Guatemala ha sido considerada desde el siglo XX, por los procesos históricos y los estudios
antropológicos del culturalismo estadounidense, un país con “problema de etnicidad”, es decir,
con dificultades para configurarse como un Estado/Nación Moderno al no contar con ciuda-
danos homogéneos sino con por lo menos 24 identidades nacionales, que convergen en un
espacio llamado Guatemala. La Revolución Democrática del 44, trató de ponerlo como prioridad
buscando la integración indígena, pero era una respuesta desde la cúpula intelectual que no
logró romper con la visión paternalista y no incorporó a la población indígena como actora de
su propio destino. Después de la Contrarrevolución de 1954, la población indígena regresó
a un estado de dominación e invisibilidad para los gobiernos de turno, así durante el CAI fue
catalogada de comunista, enemigo interno y por lo tanto de objeto de eliminación.
Hasta aquí, sin duda, es una edificación a la que parece que nunca se le dio el mantenimiento
necesario. Más arriba, en los sucesivos pisos superiores el edificio va ganando en limpieza
17
y proporcionalidad, dando una sensación de bienestar cuando culmina finalmente en lo
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
alto con un moderno estilo señorial, ligero y elegante. El contraste de su sección superior
es visible por la limpieza, el orden y la dignidad de sus espacios llenos de luz, con flores y
mucho sol. Y porque se encuentra, socialmente lejano y culturalmente ajeno de la gente
que se encuentra en la base de este enorme triángulo de base muy ancha (Torres-Rivas,
2008, p. 1).
El último censo del 2018 del cual no hay cifras establecidas como oficiales a casi un año de ter-
minado el proceso, no sorprendería que estemos conviviendo en Guatemala más de 20 millones
de personas, en la que las diferencias y asimetrías entre lo urbano y rural son mayúsculas, así
como una fuerte desigualdad de género que condiciona la vida de las mujeres ante la cultura
de violencia en un sistema patrialcal y machista. “La hendidura étnico-cultural es más visible y
decisiva en el funcionamiento del conjunto social porque las relaciones interétnicas se alimenta
del veneno del racismo y la discriminación, de desconfianzas y rencores históricos.” (Torres-Rivas,
2008, p. 1).
En estos fragmentos el autor nos ubica en una realidad desproporcional, nos habla de una
Élite Oligarca que a través de ornamento trata de maquillar la desigualdad generada de
manera histórica, es decir, lo amorfo, lo incompatible y repugnante, la situación en la que
los subciudanos del tercer mundo bajo la pobreza extrema, se ocultan en lo que el autor
denomina sótanos.
De lo anterior podemos concluir que se han generado enormes brechas que configuran en
el modelo de estratificación, manifestaciones de inclusiones/exclusiones que son una de las
características de las múltiples desigualdades. Torres-Rivas nos habla de una estructura que
cuenta con cinco niveles, tres de ellos visibles y dos que se configuran como sótanos y han sido
invisibilizados a lo largo de la historia de Guatemala.
Los sótanos que describe Torres-Rivas corresponden al estrato bajo extremo y estrato bajo. En
el sótano 2 - Estrato bajo extremo, el acceso a servicios básicos es nulo, se vive con menos de
un dólar al día a partir de la recolección de recursos naturales en los contextos rurales o de la
recolección de basura en contextos urbanos, por lo que padecen hambre de manera crónica. La
mayoría de esta población son personas de 15 años y el 70% de este estrato es maya de diferen-
tes etnias. La mayoría son personas analfabetas. Son los radicalmente excluidos de la vida social
por su condición político-cultural de impotencia (powerless) para reaccionar positivamente, con
proyectos propios. (...) ¡El sótano 2 no tiene puertas ni otras salidas; para estos indigentes es
virtualmente imposible escapar! (p. 3).
De tal manera no es casualidad que la regiones rurales con predominante población indígena
reciban menos asignaciones presupuestarias y que cuenten con los más altos índices de
pobreza, tal como lo refleja el mapa de la pobreza en las regiones acompañadas, se ubica a
Huehuetenango con un 67.6%, Quiché con un 76.9% y Chimaltenango con un 78.7% de la
población en situaciones de pobreza, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística-INE.
Los pueblos indígenas no forman parte de las prioridades del gobierno actual, prueba de ello es
la ausencia del tema indígena en la agenda nacional, la criminalización y persecución, así como
el encarcelamiento a líderes y lideresas indígenas. El asesinato selectivo de líderes indígenas que
defienden la relación con el territorio.
Además, siguen siendo considerados como centros de atracción para el turismo, pero no se
crean las condiciones para que participen de los beneficios económicos que se genera y sean
sujetos del desarrollo, al contrario, vemos que algunas patologías sociales se repuntan en las
comunidades de mayor influencia turística de manera violenta.
Los Acuerdos de Paz han pasado a un plano secundario en la agenda nacional, incluyendo el
Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, el proceso de negociación y
aprobación de nuevas leyes en un marco político que reconoce el carácter plurinacional del
país. Asimismo el derecho maya como sistema jurídico propio aún no se reconoce de pleno
derecho dentro del sistema de administración de justicia oficial, puesto que se carece de
una política para su reconocimiento y aplicación. Hay algunas acciones hacia ese horizonte,
pero siempre se debe subordinar el derecho maya, dejándolo fuera de las decisiones
transcendentales.
Los derechos indígenas se ubican en los derechos colectivos, relacionados directamente con
los derechos culturales, visión del mundo y del cosmos, el idioma, el arte, la ciencia, el cono-
cimiento propio, la espiritualidad, los sistemas normativos, las formas de organización social
y tenencia de la tierra. En síntesis, pone en relieve derechos colectivos fundamentales. Las
violaciones a los derechos de la propiedad de posesión sobre las tierras que tradicionalmente
ocupan los pueblos indígenas, que se sustenta en el Art. 14 del Convenio 169 de la OIT son
violados constantemente, ya que el Estado no lo respeta, recurriendo a la imposición, el saqueo
y el despojo de los bienes naturales de las poblaciones indígenas. El gobierno no consulta
a los pueblos indígenas de acuerdo a los procedimientos establecidos y de esa manera se
ha violentado con el entorno de los pueblos indígenas, hay demandas ante la OIT donde el
Estado no ha protegido a los pueblos indígenas ante las acciones de empresas privadas que
han destruido o perjudicado la armonía de las comunidades, es más, tenemos un Estado que
se caracteriza por proteger al empresariado y atentar contra las comunidades, “pero al mismo
19
tiempo, los territorios se lastiman, se hieren y se fragmentan porque la Madre Tierra tiene vida
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
y está es la esencia de la vida cultural, histórica y política de las personas que habitan estos
territorios” (Jimenez, 2012, p. 40).
Como ya se ha comentado, con ECAP hemos trabajado con hombres que son parte de pueblos
indígenas y que les atraviesa esta realidad con repercusiones directas e indirectas, siendo pobla-
ciones excluidas históricamente, en donde el Estado figura como represor y no garantiza las más
mínimas condiciones para la dignidad humana en sus vidas.
Esto pone en relieve que estos hombres no son realmente independientes, pues sus decisiones
y modos de vida están mediados por las acciones de un Estado, que en tiempos electorales sus
comunidades se vuelven centro de atención, porque funcionan como votos a favor, pero pasan
cuatro años más en el abandono y apartados, dejando sembrada desconfianza, inseguridad,
incertidumbre y sensaciones de engaño. Así las poblaciones en donde viven los hombres con los
que trabajamos buscan otras formas de subsistencia, tales como el desplazamiento interno o la
migración hacia otro país.
Los líderes comunitarios juegan un papel fundamental y decisivo, pues orientan la vida social de
la comunidad; ahora estos son jóvenes, muchos desconocen su deber y cumplen por obligación
estos cargos, pero tratan de dar respuesta a las diferentes necesidades de la comunidad, promo-
viendo el diálogo y el consenso.
Se valora profundamente, desde el trabajo que desarrolla ECAP en sus diferentes programas, la
suma de esfuerzos por abordar la violencia de género, la violencia estructural y la violencia emer-
gente. Asimismo se considera importante visualizar rutas de atención a la población masculina,
en un mundo que demanda acciones de transformación inmediata por el bien de la especie y
del planeta.
20
Conceptos clave a tomar en
cuenta en la facilitación de procesos
con hombres comunitarios indígenas
en la ruralidad en Guatemala
Como ya se ha comentado anteriormente esta guía está orientada al trabajo a nivel comunitario
que tiene por tarea tratar con actitudes y prácticas estereotipadas desde el ser masculino, así
como la reproducción del modelo hegemónico que legítima acciones, pensamientos, sentimien-
tos, prácticas, discursos y actitudes como naturales o costumbres. Por lo que pretende ser una
herramienta de apoyo para quienes están interesados en el trabajo con hombres indígenas
comunitarios en condiciones rurales en Guatemala.
Concepto de sexo
El concepto de sexo se refiere a las características genéticas, fisiológicas, biológicas y anatómicas
dadas desde el nacimiento. Sin embargo el concepto de sexo “(...) se distorsiona para hacer creer
que los roles y las tareas asignadas a las mujeres, infravalorándolas de por sí, son naturales y
como tales no se podrían cambiar, perpetuando de esta manera la discriminación de la mujer”
(ECAP, 2015, p. 5).
Concepto de género
El género es una construcción social que contiene el conjunto de atributos asignados a las per-
sonas a partir del sexo. “Se relaciona con la manera en que se espera, que se piense y actúe de
acuerdo al papel asignado socialmente a hombres y mujeres” (ECAP, 2015, p. 4). Así el concepto
de género permite analizar, explicar y comprender la condición y vida de las mujeres, y también analizar
la condición y vida de los hombres.
El concepto de género, como categoría analítica y política, propuesta por la teoría feminista,
pone en evidencia las jerarquías entre los sexos en estructuras sociales más amplias, pero
no alcanza a explicar la complejidad de las dinámicas sociales y comunitarias. Ochy Curiel
plantea que:
Es desde el feminismo que el género cobra mayor importancia como categoría analítica. Su
utilización teórica, epistemológica y política ha servido para desnaturalizar lo que significa-
ba ser mujer, concebida como “lo otro” en relación con el paradigma masculino y explicar
que las desigualdades entre los sexos no era una cuestión natural sino social e histórica.
(Curiel, sf, p. 6)
21
La contribución mayor de esta categoría, a la teoría y práctica feminista y a las ciencias socia-
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
les a nivel general, es que permite evidenciar que lo que se considera hombre y mujer está
lejos de determinismos biológicos, sino que son construcciones sociales, por tanto, devela
estructuras sociales de poder en torno a los sexos. Pero dentro del mismo feminismo esta
categoría se ha puesto en cuestión y es que contiene la diferencia sexual como fundamento
del género. (p. 9)
Asimismo señala Curiel que la categoría de género parte de asumir a las mujeres como grupo
homogéneo sin tener en cuenta otras relaciones de poder, como es la identidad étnica y la
sexualidad. Unido a que hay una visión social de que cuando se habla de género se refiere
únicamente a las mujeres, limitando la visión de otras identidades de género..
De igual modo entendemos que la categoría de “hombre” debe ser ampliada; ya que faltan
estudios dirigidos a comprender los mecanismos que se imbrican en el sujeto “masculino” y que
se retroalimenta del sistema patriarcal/blanco/capitalista.
La identidad de género se refiere la vivencia interna e individual del género tal y como cada
persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al
momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo... y otras expresiones de
género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales (ACNUR, 2012, p. 13). Así
la orientación sexual y la identidad de género son conceptos amplios que crean espacio para la
autoidentificación. Las investigaciones realizadas durante varias décadas han demostrado que la
orientación sexual puede variar a lo largo de un continuo, incluyendo la atracción exclusiva y no
exclusiva al mismo sexo o al opuesto.
A partir del sexo la sociedad se organiza con base en el género. Esta organización determina
las experiencias atribuidas al sexo y define la diferencia sexual y el significado y valoración
que socialmente se le da. En este sentido, esta organización es un orden de poder, en el
que se daun reparto de poderes que se concretan en maneras de vivir y en oportunidades y
restricciones diferenciales, es decir, en la carga de deberes y prohibiciones asignadas para vivir
a partir de los poderes asignados a cada género, así como a las relaciones de poder entre los
mismos, generando opresiones hacia las mujeres al atribuirles un poder menor en la sociedad.
Por ejemplo, “(...) las mujeres han sido convencidas que el matrimonio y la opción sexual
hacia los hombres son componentes inevitables de sus vidas, aunque sean insatisfactorios u
opresivos.” (Curiel, sf. p. 12)
(...) un ejercicio de poder basado en las relaciones de desigualdad entre hombres y mujeres,
donde la mujer se encuentra en una situación de vulnerabilidad, sometimiento y control por
el hecho de ser mujer, tiene efectos psicológicos físicos y sociales que deterioran el proyecto
de vida de las mujeres así como relaciones personales y familiares, genera sentimientos de
impotencia que inhiben la capacidad de tomar decisiones respecto a la situación en la que
viven. (ECAP, 2015. p. 6)
Tal y como ya hemos señalado en esta guía, Curiel nos plantea la posibilidad de ver la opresión
desde el género, la raza y la sexualidad, ya que están “articuladas en la realidad, con efectos
22
materiales haciéndose concretas para producir opresiones, subordinaciones y exclusiones, inclu-
so asesinatos, pero a la vez entender su interrelación, nos da herramientas para eliminar estas
Concepto de patriarcado
En dicho orden social los hombres son construidos como seres completos, superiores a las mu-
jeres, en los que se concreta el bien, la razón y la verdad. Las mujeres como seres incompletos,
inferiores, subordinadas y dependientes de los hombres. Así también, se atribuye a la naturaleza
el origen de la diferencia entre mujeres y hombres, creando la falsa ilusión de que la sociedad y
las instituciones no intervienen en los hechos femeninos y masculinos, ubicando la sexualidad
en la naturaleza y fuera de la historia, esta se convierte en fundamento y explicación de la
opresión de las mujeres.
El patriarcado construye una sociedad y un imaginario en el que arriba quedan hombres, blan-
cos, heterosexuales y abajo quedan mujeres, otros grupos étnico, personas de pieles oscuras y
con gustos y prácticas sexuales no reproductivas. Las personas que, en esta lógica, están en los
niveles más bajos son explotadas y excluidas de los espacios donde se toman las decisiones que
afectan sus vidas, creándose condiciones indignas.
El patriarcado genera roles de género tanto para mujeres como para hombres, en los que a
las mujeres se les socializa en roles de género en los que están en situación de desigualdad
y desventaja ante los hombres. Las sociedades crean mecanismos y formas de consenso
que hacen asumir y aceptar como válidos lo que se espera de ser mujer y ser hombre, así
como las formas de control social, instituciones y mecanismos para vigilar el cumplimiento
de dichos roles.
En la tradición patriarcal, las mujeres son consideradas depositarias de los valores aportados
por la tradición y la doctrina católica, los cuales dan solidez a la organización social y familiar,
planteándose que el destino de las mujeres es ser madres y cuidadoras, en función siempre
de otros. Y la paternidad es vista sin la necesidad de un vínculo/apego, por lo que puede
ser a distancia, lejana, basada en el proveer. Al contrario de la maternidad que se ejerce en
un lugar privado, la paternidad puede en todo momento ser representada en los ámbitos
públicos.
Lo anterior nos lleva a plantear que la opresión de género tiene lugar en todos los ámbitos
privados y públicos de la sociedad. Por lo que lograr la igualdad y la equidad pasa por pensar y
cambiar las identidades de género y la construcción de nuevas formas de relacionamiento entre
hombres y mujeres, a través de la reflexión y transformación de relaciones, roles asignados,
formas de convivencia y comunicación entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, familiar,
comunitario, social y laboral.
23
Masculinidad
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
Entendemos la masculinidad como una construcción social y en este sentido “en la medida en
que las identidades masculinas y las ‘masculinidades’ son reconocidas como creaciones sociales
y no son consideradas datos naturales, se trasforman en culturalmente específicas, histórica y
espacialmente situadas.” (Valdes, 2000, p. 5).
Por ello en esta guía planteamos que es necesario evidenciar las prácticas masculinas de po-
blaciones de hombres indígenas en ámbitos rurales de manera colectiva, pero ver a cada uno
en su individualidad, en su familia, abarcando las dimensiones de su historia de vida, la historia
reciente de su comunidad, su contribución a la vida social, pues el fin es poder evidenciar y
tomar acciones para cambiar esa realidad, transformar la base de la injusticia en las relaciones
humanas entre hombres y mujeres, mujeres y mujeres, hombres y hombres.
Al hablar de masculinidad hegemónica hay que tomar en cuenta que lo hegemónico corres-
ponde a grupos masculinos que en la sociedad exigen y sostienen una posición de liderazgo
que está por encima de otras, configurando prácticas y maneras de responder consensuadas
por medio de la cultura, puesto que “la configuración de práctica genérica que encarna
la respuesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, (es)
la que garantiza la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres”
(De Martino, 2013, p. 286). Siendo necesario tomar en cuenta la posición de clase, etnia,
relaciones de género, identidad sexual, generación, posicionamiento religioso, entre otras,
para poder ubicar exactamente las diversas expresiones y formas de construcción de dichas
masculinidades.
Muchos hombres se creen o sienten el poder hegemónico, también muchos de ellos no son
conscientes sobre el imaginario construcido sobre el deber de ser hombre, o si es posible ser
de otra manera, o simplemente no. Es decir son construidos sin cuestionar el modelo que los
produce.
“Esta definición de la masculinidad parte de reconocer que las relaciones desiguales de poder no
se dan únicamente de hombres a mujeres, pues entre hombres también se accede de manera
diferenciada a los espacios de poder, según se corresponda o no con el modelo socialmente
promovido de ser hombre; de esa cuenta la autora propone hablar de masculinidades en lugar
de masculinidad y que las relaciones desiguales entre hombres se dan según sean subordinados,
cómplices o marginados con respecto al modelo hegemónico”. (Batres, et al., 2011, p. 36)
Siguiendo el análisis de Batres (2011) sobre el planteamiento que hace Connell y su distinción
de las posiciones o niveles en los que se da la interacción masculina, el modelo hegemónico se
despliega en las siguientes dimensiones.
La mayoría de hombres no cumplen los requisitos del patriarcado, por lo tanto, pueden ser se-
ñalados en algún momento de alguna forma que indique el desvio de la norma hegemónica de
ser hombre: débil, amanerado, pobre, indígena, negro, moreno, bajo, gordo, vago, entre otros.
3. Complicidad: “La exigencia hegemónica es cumplir con el modelo, aunque son pocos (...)
quienes se ajustan al mismo; no obstante la mayoría de hombres gana con la hegemonía,
pues participan de los dividendos patriarcales; la ventaja general es la subordinación de las
mujeres.” (Batres, et al., 2011, p. 38). Es decir que, en las tensiones de género, estos se en-
cuentran en una posición que genera siempre un ganancia, siendo la base que no cuestiona
ni analiza la estructura del patriarcado, es ahí donde radica su complicidad.
Partimos de reconocer algunos de los principios y valores del pueblo maya, sobre todo aquellos
que siguen resignificando su milenario sentido social y comunitario, siendo importante ver que
en la dualidad y la complementariedad también está inserto el equilibrio/orden social y la armo-
nía/orden natural.
Creemos importante plantearnos hacia donde se quiere caminar desde las comunidades y pue-
blos mayas en Guatemala y desde los otros pueblos, y por ello hemos dedicado estás líneas al
deseo de querer presentar elementos de la noción de equidad de género desde la visión de los
pueblos, presente en transmisiones orales y empíricas, que se reproducen en el mundo real,
siendo para ello necesario escuchar la voz de las mujeres mayas:
Es necesario recordar que las mujeres nos enfrentamos a la represión, el miedo y la muerte,
preguntando por nuestros hijos, nuestras hijas, nuestros padres, madres, hermanas y herma-
nos desaparecidos. Miles de mujeres fuimos parte de poblaciones en resistencia, asimismo
miles de mujeres salimos a las calles para que se firmaran los Acuerdos de Paz. Así que, si
hombres y mujeres no tenemos una alianza cotidiana, concreta, eficiente, constante, no serán
los pueblos indígenas los que estemos construyendo nuestra autonomía. Serán solamente
los hombres, ya que sin nosotras las mujeres mayas, participando libre y conscientemente,
sin nuestro conocimiento, sin nuestro trabajo, creatividad y nuestra capacidad para enfren-
tar constructivamente la adversidad, tanto nuestros pueblos, como la humanidad, no tienen
oportunidad de caminar a la libertad. (Kaqla, 2010, p. 63)
En las comunidades mayas se habla de complemento e interrelacionalidad, puesto que todo está
conectado, tiene vida y existe de manera independiente, sin embargo se necesitan mutuamente
no en dependencia pero sí en armonía.
Presentamos planteamientos de Aura Cumes (2017) que describe la vida previa a la colonización,
rastreando en el idioma k’iche’ formas de nombrar procesos cotidianos y políticos, y a través de
la revisión en el Popol Wuj, libro de consejo, la problematización de la idea del mundo individual y
su intento por proponer la comprensión de uno basado en lo colectivo. Al respecto:
Me refiero a la expresión winaq, que significa persona o gente, y es una idea que tiene
actualidad. En castellano, “hombre”, literalmente es la medida de lo humano. Pero en ciertos
idiomas mayas, la noción de persona no tiene género, es decir hace referencia a la existencia
de mujeres y hombres, de niñas y niños, de ancianas y ancianos; es también una noción que
no deja por fuera la diversidad sexual o la anulación de los cuerpos generizados o sexuados.
Quien no se define como mujer u hombre, sigue siendo winaq por lo tanto parece ser una
representación del ser persona asentada en una idea mucho más plural de la existencia. Sin
embargo, he visto varias traducciones del Popol Wuj, en donde winaq no se traslada como
persona, sino como hombre. De esta manera la influencia del androcentrismo de la lengua
castellana termina cambiando de sentido esta pluralidad de la que hago referencia. Por
eso, una lectura a partir de la problematización de los géneros es sumamente importante.
(Cumes, 2017, p. 4)
26
Aura Cumes señala que existen pares interrelacionados de manera permanente, en el que el fe-
menino antecede al masculino, pero ambos habitan las mismas dimensiones, no hay cabida para
Con todo, aunque no es explícito, hombres y mujeres han sido creados y formados de
Aura Cumes plantea la paridad para nombrar las relaciones en cuanto al género. Una paridad
horizontal que “es parte de su origen y existencia”. (...) Se definieron así mismos como ‘madres y
padres de la palabra’ a lo largo del texto [Popol Vuh] encontramos que las invocaciones de agra-
decimiento remiten a lo que en español se traduciría como ‘gracias a nuestras abuelas-abuelos’,
‘gracias a nuestras madres-padres’” (p. 6). Estás expresiones siguen vigentes y se manifiestan en
el idioma k’iche’ y kaqchikel actual.
A pesar de que los pares son el fundamento de la existencia, a lo largo del Popol Wuj, existen
otras narraciones que evidencian las relaciones de poder entre hombres y mujeres. El relato
de la joven Ixkik’ frente a los poderosos de xibalb’a (lugar habitable debajo de la tierra), o el
lugar de las mujeres durante las guerras, hace a autores como Clara Luz Cobían (2009) decir
que los hombres tienen preponderancia sobre las mujeres, y a Ricardo Falla, argumentar que
existe un patriarcado en el Popol Wuj (2013). No tengo espacio para extenderme en esto
último, pero diré que lo que se observa es que, en la parte histórica se va estableciendo una
dominación masculina sobre las mujeres que podría haber dado o no, lugar a la conforma-
ción de un patriarcado. Pero estas dinámicas internas, son interrumpidas abruptamente por
el proceso de colonización. (Cumes, 2017, p. 7)
Una de las principales polaridades de la vida es la que existe entre las partes masculina y fe-
menina, tanto de la naturaleza humana como de las otras especies de la red de la vida. Pero no
son divisibles, es decir mujer/hombre son la misma especie y su complemento es la naturaleza,
puesto que en la cosmovisión maya, nada está por debajo o dominado, se existe en condición
de iguales. Todo tiene vida, energía, nombre, es decir, es una coexistencia e interrelacionalidad
que contiene a las personas.
27
Metodología de los
talleres sobre masculinidad
La estrategia metodológica aquí presentada, es el resultado del trabajo con hombres jóvenes ca-
sados, líderes comunitarios y hombres adultos esposos de mujeres víctimas de violencia sexual
durante el CAI.
En el trabajo psicosocial con hombres se requiere tener claro que muchos hombres han
aprendido a naturalizar la violencia, así como la idea de superioridad ante las mujeres y grupos
vulnerables, niñez, adultos mayores; que tienen la violencia como una práctica para resolver
problemas y conflictos, así como para demostrar afecto o conseguir sus sueños o deseos. En
este sentido muchos talleres, proyectos e inversiones no logran todo su impacto porque no
consideran integralmente a los seres humanos y por ende los factores de riesgo, desde ECAP
consideramos que si estos sujetos no superan, elaboran o trabajan las experiencias vividas, cues-
tionan su aprendizaje y sus acciones emprendidas no lograrán una transformación profunda. Lo
que hace necesario pensar en los destinatarios de los proyectos como seres de conocimiento y
con diversas necesidades esenciales que atender; y no como seres destinados a la producción
agropecuaria, forestal o de otro orden económico nada más.
En el trabajo que aquí presentamos con hombres partimos del pluralismo metodológico, en la
idea de que no pretendimos dar con un solo método de intervención la explicación completa
del sujeto, pasamos por herramientas sociales, psicológicas, lúdicas, así como la cosmogonía
indígena, y por supuesto de nuestras propias orientaciones teóricas metodológicas. En este
sentido podemos decir que se ha ido de lo macro a lo micro.
29
Se ha hecho uso de distintas aristas que nos ayudaron a la comprensión integral, siendo los
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
hombres el sujeto central del trabajo realizado. Este ha sido un esfuerzo que permitió conocer
el orden significativo de la vida de los hombres rurales e indígenas, en sus contextos y en sus
procesos personales, sin embargo, hemos podido trabajar con lo que está a flor de piel, lo
evidente, lo perceptible, falta aún profundizar en el individuo, en sus deseos y sueños más
profundos.
Las rutas de acercamiento a los sujetos en cuestión, que se constituyen en los ejes transversales
de trabajo en la intervención que aquí se plantea, no siguieron un orden específico sino cíclico
y fueron alimentados durante el proceso de desarrollo, por lo que quedan abiertos a seguir
enriqueciéndose de nuevos aportes.
1. El autoconocimiento. Sobre sí mismo como punto de partida para identificar las creencias,
estereotipos, miedos, roles sociales, relación con otros (hombres y mujeres), situaciones que
se viven como problemáticas en el ejercicio de la masculinidad, etc.
2. La reflexión. Como estrategia básica para identificar los diversos aspectos que constitu-
yen la masculinidad, sus códigos basados en lealtad y valentía, la forma en que esta se
ha construido a nivel individual y colectivo, develar supuestos que se dan como verdades
inamovibles, provocar la ruptura de esquemas establecidos, eliminando barreras, generar
confianza de tú a tú, frente a frente, etc.
El plano corporal. Para incentivar la capacidad de sentir, de reaprender, por ejemplo: el valorar
la forma de respiración profunda y de forma consciente, hasta conocer el cuerpo, su estruc-
tura y funcionamiento, la sexualidad masculina y las implicaciones del sistema hormonal en
el comportamiento, pero también en el aspecto de cuidado y experimentar a través de los
sentidos o a través de contacto leve entre los distintos participantes.
� Necesidades Humanas Esenciales-NHE (Bolt Gonzáles, 2003, p. 19), tales como sosteni-
miento, protección, afecto, identidad, conocimiento, libertad, creación, participación, ocio y
trascendencia, matriz que permitió ubicar de forma precisa lo deseable por lo que se tiene y
la manera en que interactúan los compensadores.
� El cambio climático, por estar en zonas de alto riesgo de las cuales ya tenemos conse-
cuencias directas, esto aunado a prácticas agrícolas ecológicas y de autosostenibilidad, que
pueden motivar e incentivar una mejor calidad de vida.
� La comprensión de la comunidad, a través del Mapa Parlante. Se dibujó en cada una de las
sesiones un acercamiento a las realidades comunitarias, que expresaron la relación colectiva
de ellos con su entorno físico, es decir, la importancia que tiene el bosque, la tierra, los ríos,
los lagos, los animales, etc., por ser dichos elementos quienes inspiran la vida cultural de las
comunidades.
Este acercamiento repetimos es inicial y queda mucho por hacer para develar las características
completas de los hombres en su vida individual y comunitaria, consideramos es sobre todo un
aporte o avance para las masculinidades rurales en Guatemala y la comprensión de las masculi-
nidades contrahegemónicas.
31
Herramientas utilizadas
durante las sesiones
Las herramientas que se describen como técnicas se comparten con el interés de tener nociones
de escucha responsable, buscar manuales de educación popular y tener otras experiencias de
facilitación en temáticas relacionadas al género, así como el deseo de trabajar con grupos de
hombres y mixtos.
La facilitadora o el facilitador:
Debe responder de manera positiva desde la primera sesión, para ello debe tomar en cuenta,
que a veces los hombres llegan sientiéndose obligados. Los hombres asisten, pero no conocen a
fondo la temática o la encubren. Pueden pensar que el espacio es una pérdida de tiempo, por lo
que manifestarán resistencias, es decir, se opondrán en algunos momentos.
33
Ante lo anterior se debe estar preparado, para desde un inicio hacer ver la importancia para los
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
hombres de aprovechar el espacio, ya que ellos no tienen muchos espacios para compartir, para
hablar de sí mismos. Siendo importante señalar la relevancia de conocerse.
El facilitador(a) debe mantener una actitud positiva. Si se siente inseguro o insegura en algún
ámbito de su facilitación busque acompañamiento o supervisión, recordar que cuatro ojos son
mejor que dos.
A continuación señalamos algunos aspectos que todas y todos hemos sentido alguna vez en
el trabajo que realizamos, pero nombralos hace parte del camino de generar nuestros propios
cambios en nuestra tarea de facilitar procesos.
� Ser estrictos con los momentos o tiempos. Es necesario programar de manera correcta los
horarios del taller, pero no puede predecirse que será exacto. La rigidez no es recomendable
en ningún proceso de educación popular, por lo que durante los talleres de masculinidad
debemos ser flexibles, lo importante recuerde es ser flexible y aprovechar la oportunidad
que se le presenta con esos relatos, porque uno de los objetivos centrales de los talleres es
que los hombres puedan hablar críticamente de sí mismos.
� Ninguna persona se salva o es santa, los hombres no somos la excepción. Evite pensarse
como alguien iluminado poseedor de la verdad, recuerde que los procesos más que indi-
viduales son colectivos y nosotros aportamos a que avance la deconstrucción de la mas-
culinidad hegemónica. Todos somos hombres en transición, en movimiento y en proceso
de cambio. Todos estamos desaprendiendo las formas de pensar, de comportarnos y de
sentir la masculinidad tradicional. No juzgue ni critique a ninguno de los hombres del grupo,
recuerde que ellos están en proceso de conocerse.
En todo caso la persona que facilita tratará de guiar al grupo a un estado de cuestionamiento
y de cambios en su propia forma de entender la masculinidad y ver cómo la masculinidad
hegemónica subordina, excluye a la mayoría de personas esto, requiere tiempo y paciencia.
(Campos, 2007, p. 42)
Los hombres deben por sí mismos darse cuenta de sus propias contradicciones, verse por dentro
y reconocer su sentir, este efecto no siempre se logra en los talleres. Consiste en lograr un clima
de confianza entre los hombres, en el cual se crea:
34
� Un sentimiento de pertenecer a un espacio de nuevos códigos masculinos, esto hace
que se sientan identificados, generando un proceso de aprendizaje significativo.
� Que no sientan restricciones en tanto a la expresión, que utilicen el lenguaje que usan habi-
tualmente, que el lugar permita sentirse cómodos, que no se sienta excesivamente formal ni
muy rígido, que fomente las identidades personales.
� Se enseña a reír y llorar, con sentido del humor, deben poder bromear, relajarse y contar las
� Aprendiendo a comunicar sus emociones, a expresar su sentir, siendo críticos con lo que
pueden ver y lo que están aprendiendo.
� Recobrar el propio valor, sentirse cómodo consigo mismos y promover relaciones menos je-
rárquicas y en empatía desde los géneros, pasando por un compartir honesto, reconociendo
malestares, molestias consigo mismos, ver el modelo de crianza y el comportamiento que
hemos acuerpado, viendo cómo han perjudicado y hoy incluso pueden verse reflejados en
la salud de los participantes u otros aspectos de su vida (p. 43).
Aquella que se da cuando todos los sentidos prestan atención a un mismo latido. El caminar de
los pueblos originarios sigue siendo una escuela para el mundo, nos enseña a que preservarnos
como especie consiste en cuidar de forma integral la diversidad de la vida, siendo parte y no
dueño de todo lo que conocemos.
Los espacios de facilitación deben en todo momento procurar ser parte del grupo e interactuar
con el mismo, si se forma parte de la comunidad, la mejor presentación que tendremos será
nuestro ejemplo, que las demás personas puedan ver quiénes somos y qué es lo que queremos
decir, por lo tanto como miembros de la comunidad, no es posible hablar de cosas que no
conozcamos o no hemos experimentado, por lo que escuchar será siempre un aliado que nos
acercará a un conocimiento más sistematizado, de la vida y la cultura de los grupos masculinos.
35
Asimismo es necesario:
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
� Participar con miembros de las comunidades, visitas domiciliares, fiestas, celebraciones, etc.
A continuación se describen las actividades y dinámicas que han sido parte de este aprendizaje
colectivo, que esperamos que sean de utilidad para los procesos que desarrollan.
36
Actividades
Las actividades que a continuación se presentan fueron surgiendo en el desarrollo de las re-
flexiones con base en las necesidades presentadas por los grupos, fortaleciendo con ello las
identidades desde su análisis en su quehacer masculino.
Tema: Introducción
37
Tema: Presentación
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
38
Género
Tema: Masculinidades, un acercamiento puntual
• Plenaria.
39
Tema: Sexo, género
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
Objetivo: Reflexionar sobre las desigualdades basadas en factores biológicos tales como el
sexismo y el racismo.
40
Tema: Cuerpo masculino
• Se formarán grupos (dependiendo de la cantidad de par- ¿Por qué esa parte que
ticipantes, pueden ser hasta de 6 personas por grupo) y marcaron en el dibujo del
dibujarán el cuerpo de un hombre a escala, uno de ellos cuerpo del hombre es
puede servir de modelo. importante para ser hom-
bres?
• En el cuerpo, resaltarán con una X y O las zonas que deter-
minan de manera directa que es un cuerpo masculino, del ¿Cómo sabemos eso?
cuerpo que los hace hombres y que puedan discutir a través
de preguntas generadoras. ¿Quién lo enseña?
• Luego cada grupo expondrá su dibujo y sus conclusiones, ¿Cómo lo enseñamos no-
anotando las ideas relevantes o que más controversia ge- sotros?
nere en el grupo sobre la actividad.
Otra modalidad al tener
• Los facilitadores irán ampliando información sobre el senti-
un vínculo de confianza
do del cuidado del cuerpo, reflexiones sobre autoestima; se
es trabajar las heridas
hace ver el uso que le damos al cuerpo, reflexiones sobre
recibidas a lo largo de la
la gran carga a lo sexual, reflexionando que se genitaliza a
vida tanto físicas como
las personas. Diferenciar la idea de lo que nos enseñan y
emocionales.
se aprenden o las que cada persona inventa, a cerca de la
sexualidad.
• Los hombres deben generar diálogo en la forma en la que
nos presentamos al mundo y cómo lo percibimos, el falogo-
centrismo coloca a la sociedad en competencia por el falo/
poder que se teme a perder constantemente y por otro
lado la necesidad de hacerlo valer en los espacios públicos,
como forma de autoafirmación, a través del repudio a lo no
masculino.
• A partir de confrontar virilidades, muchos de los cuerpos
masculinos buscan un ideal o desconocen el funcionamien-
to de sus cinco sentidos, por lo que se recomienda trabajar
la respiración antes, durante y después del ejercicio.
• Plenaria.
41
Tema: Respiración para controlar la ira
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
42
Tema: Violencia contra la mujer y la niñez
Objetivo: Conocer desde los sentidos las percepciones de los hijos y de las mujeres sobre
el padre patriarca.
Representar a través de una escultura humana las repre- ¿Qué sienten al observar
sentaciones que se sugieren: la familia tradicional, familia esta imagen?
con relación de poder, familia con diferentes dificultades,
familia con las mujeres sumisas, familia con hijos con miedo ¿De niños, cómo era papá o
y rebeldes. Reflexionar sobre el padre, suele ser una figura el abuelo con nosotros?
autoritaria que enseña, pero sobre todo que corrige, el
¿Observábamos a mamá
resultado es que se le tiene respeto, pero no se le quiere.
contenta o alegre?
Mientras que la madre, figura de amor y cuidado en la fami-
lia, es amada pero no respetada.
43
Tema: Género
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
• Dividir a los participantes en grupos y se pide a cada uno ¿Qué han aprendido?
que escoja un relato que cuente cómo se desarrollan las
fiestas patronales de las comunidades donde viven. ¿Se ha cambiado algún
pensamiento?
• Enlistar los comportamientos de mujeres y hombres, en
el desarrollo de las fiestas patronales teniendo en cuenta
algunos indicadores: conductas, imágenes que reprodu-
cen (Ej.: mujer cocinando, hombre jugando futbol) cómo
celebran las mujeres y los hombres, situaciones que son
comunes en las fiestas patronales que pueden afectar
una dinámica sana para todos y todas.
44
Tema: El mundo de los hombres
En subgrupos, van a imaginarse un escenario o ambiente del ¿Qué hacen los hombres
cual son parte, en ese lugar, tratarán de contestar de qué en ese lugar?
manera se comportan los hombres: se harán las preguntas
y se tratará de presentar lo hablado a través de imágenes o ¿Cómo se espera que se
siluetas que harán con su propio cuerpo. comporten?
Los ambientes o escenarios son los siguientes: ¿De qué cosas hablan?
45
Tema: Carrusel
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
• Se forman dos círculos con sillas, un círculo que contiene ¿Cómo se aprende a ser pa-
al otro, de manera queden frente a frente las sillas, permi- dre cuando se es joven?
tiendo que los participantes se encuentren con la mirada.
¿Qué personas masculinas,
• Se pide a los participantes que puedan moverse de iz- fueron modelos a seguir cuan-
quierda a derecha, se moverán los que están internos a do era niño?
manera que puedan tener en cada pregunta a un interlo-
cutor distinto. ¿Mi papá está de acuerdo
con mi vida?
• Las preguntas que se hacen con un lapso de respuesta de
10 minutos, 5 para hablar y 5 en lo que escuchan. ¿En algún momento alguien
me dijo que soy un buen
• Se desarrolla una plenaria con los participantes sobre hombre porque alguien se lo
elementos reflexivos, abordando elementos sobre cómo dijo?
sintieron al responder y al preguntar, y en relación al con-
tenido tanto de preguntas como de respuestas.
46
Autoconocimiento
Tema: Aprender haciendo
47
Tema: Memoria histórica
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
48
Tema: Conexión energética
49
Tema: Ceremonia maya
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
50
Salud integral
Tema: Salud integral masculina
51
Tema: Salud integral
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
Objetivo: Practicar herramientas de autocuidado y cuidado de los y las otras para el cuidado
personal.
52
Tema: Salud integral
Nuestra intención es buscar sentir el cuerpo, acá propone- ¿Cómo se han sentido?
mos la técnica Yoga por los impactos positivos para la salud,
pero puede utilizarse otros ejercicios bioenergéticos. ¿Qué han aprendido?
53
Tema: Salud integral
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
Gigantona
Chakra raíz
Gusanita
54
Tema: Salud integral
55
Tema: Soberanía alimentaria
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
Objetivo: Vincular acciones agrícolas para reflexionar sobre la agroecología para el cuidado
de ellos mismos y de su familia, el cuidado y respeto por la tierra ante la adversidad del uso
desmesurado de agroquímicos que no ayudan al cuidado de la naturaleza.
56
Tema: Soberanía y salud
• Se establece un diálogo en relación con los rompimien- ¿Qué cambios habría que
tos familiares y de prácticas para el cuidado de ellos y hacer?
la familia con la intensión de conectar con la seguridad
alimentaria y la salud, cómo se cuida a la familia a través
de la alimentación.
57
Tema: Evaluación final. “El repollo preguntón”
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
en Masculinidades Empáticas y Solidarias (Contra-hegemónicas).
58
Bibliografía
- Academia de Lenguas Mayas de Guatemala ALMG. Consultado en línea: https://almg.org.gt/
- Batres, J., Ortíz, A. I., Chivalán, B. (2011). Tensiones y Respuestas del Modelo Dominante
de Masculinidad en Estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala.:
Centro de Investigaciones en Psicología “Maya Gutiérez (CIEP’s)”.
- Boff, L. (2002). El Cuidado Esencial; Ética de lo Humano, Compasión por la Tierra. Madrid:
Trotta.
- Bolt Gonzáles, A. (2003). Masculinidades y Desarrollo Rural; Una nueva manera de satisfacer
las Necesidades Humanas Esenciales y defender la Red de la Vida (GAIA). Managua: SIMAS.
- Carrasco, A. R. (octubre 2018). El mapa del Cuerpo Humano a sus Pies. l Mundo, págs. 1-3.
Recuperado en: https://www.elmundo.es/vida-sana/2015/11/16/5643957c268e3ef9378
b45a7.html
- Celedon, R. (2000). Los Hombres en sus Familias: Reflexiones desde una Perspectiva
Psicosocial. En J. Olavarría, & R. Parrini, Masculinidad/es, Identidades, Sexualidades y Familia
(págs. 79-89). Santiago: FLACSO- Chile.
- Curiel, Ochy. (sf). Género, Raza y Sexualidad, Debates Contemporáneos. Bogotá: Universidad
del Rosario. Consultada en 15 de junio de 2018 en https://bit.ly/2OJmW4T
- Díaz Arias, D. (2007). Entre la Guerra de Castas y la Ladinización. La imagen del indígena en
la Centroamérica Liberal 1840-1944. Estudios Sociales No.26, 58 -72.
- ECAP (2015). Guía para la atención psicosocial de violencia de género. Región Ixil. Guatemala:
ECAP.
59
- González Ponciano, J. R. (1999). Esas sangres no están limpias. Modernidad y Pensamiento
en masculinidades empáticas y solidarias (Contrahegemónicas)
Guía Metodológica Básica para el trabajo con hombres indígenas comunitarios,
- Jimenez, A. (2012). La Franja Transversal del Norte, Una Herida Abierta Sobre el Territorio.
Guatemala: CEFOG.
- Kaqla, M. M. (2010). Caminos para la Plenitud de las Mujeres Mayas y Nuestros Pueblos.
Guatemala.
- Monzón, A. Sofía. (2015). Las Mujeres, los Feminismos y los Movimientos Sociales en
Guatemala: Relaciones, Artículaciones y Desencuentros. Guatemala: FLACSO-Sede
Académica Guatemala.
- Tischler Visquerra, S. (Sf). La Forma Finquera del Estado. Una aproximación al Estado liberal
oligárquico guatemalteco. Estudios, 108-135.
60