Directrices de Acción Sobre El Niño en El Sistema de Justicia Penal
Directrices de Acción Sobre El Niño en El Sistema de Justicia Penal
Directrices de Acción Sobre El Niño en El Sistema de Justicia Penal
HUMAN RIGHTS
Recordando también la resolución 1996/13 del Consejo Económico y Social, de 23 de julio de 1996,
sobre la administración de la justicia de menores,
1. Acoge con satisfacción las Directrices de Acción sobre el Niño en el Sistema de Justicia Penal
que figuran como anexo de la presente resolución, elaboradas en la reunión del grupo de expertos sobre la
elaboración de un programa de acción para promover la utilización y aplicación efectivas de las reglas y normas
internacionales de justicia de menores, celebrada en Viena del 23 al 25 de febrero de 1997 en atención de la
resolución 1996/13 del Consejo Económico y Social, e invita a todas las Partes interesadas a que aprovechen
estas Directrices en la aplicación de las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño
Resolución 44/25 de la Asamblea General, anexo. con respecto a la justicia de menores;
2. Alienta a los Estados Miembros a que utilicen los programas de asistencia técnica ofrecidos por
los programas de las Naciones Unidas, incluido en particular el programa en materia de prevención del delito y
justicia penal, a fin de reforzar las infraestructuras y su capacidad nacional en la esfera de la justicia de menores,
con miras a aplicar plenamente las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, y a utilizar y
aplicar eficazmente las reglas y normas sobre justicia de menores de las Naciones Unidas;
3. Invita a la División de Prevención del Delito y Justicia Penal de la Secretaría, a la Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos/Centro de Derechos Humanos, al Fondo
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de las Naciones Unidas para la Infancia y a otros órganos y programas competentes de las Naciones Unidas a
que den curso favorable a las peticiones de los Estados Miembros de asistencia técnica en cuestiones de justicia
de menores;
4. Insta a los Estados Miembros a que aporten fondos y otros recursos para actividades de proyectos
a fin de prestar asistencia en la utilización de las Directrices de Acción;
5. Invita al Secretario General a que fortalezca a nivel de todo el sistema la coordinación de las
actividades en materia de justicia de menores, incluida la prevención de la delincuencia juvenil, particularmente
con respecto al estudio, la difusión de información, la capacitación, la utilización y aplicación efectivas de las
reglas y normas existentes, así como la ejecución de proyectos de asistencia técnica;
7. Invita al Secretario General a que realice, en cooperación con los gobiernos interesados y a
reserva de la disponibilidad de recursos del presupuesto ordinario o extrapresupuestarios, misiones de evaluación
de las necesidades sobre la base de las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño, con respecto a la
reforma o al mejoramiento de sus sistemas de justicia de menores, en forma de iniciativas conjuntas, con la
participación que se requiera de la División de Prevención del Delito y Justicia Penal, la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos/Centro de Derechos Humanos, la Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, la Organización
Internacional del Trabajo, la Organización Mundial de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, el Banco Mundial y otras organizaciones e instituciones regionales e internacionales de financiación,
así como de organizaciones no gubernamentales e instituciones académicas, incluidas las redes internacionales
que se ocupan de cuestiones de justicia de menores, teniendo en cuenta el asesoramiento de los grupos
establecidos de conformidad con el párrafo 6 de la presente resolución;
9. Invita a los respectivos órganos rectores de las organizaciones mencionadas en el párrafo 7 a que
incluyan en sus programas de actividades un componente sobre justicia de menores a fin de velar por la
aplicación de la presente resolución;
10. Pide asimismo al Secretario General que presente cada dos años a la Comisión de Prevención del
Delito y Justicia Penal informes sobre la aplicación de esta resolución;
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ANEXO
3. Las Directrices de Acción van dirigidas al Secretario General y a los organismos y programas
correspondientes de las Naciones Unidas, a los Estados Partes en la Convención sobre los Derechos del Niño
Resolución 44/25 de la Asamblea General, anexo., en lo que se refiere a su aplicación, y a los Estados
Miembros, en lo relativo a la utilización y aplicación de las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la
administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing) Resolución 44/33 de la Asamblea General,
anexo., las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (Directrices de
Riad) Resolución 45/112 de la Asamblea General, anexo. y las Reglas de las Naciones Unidas para la
Protección de los Menores Privados de Libertad Resolución 45/113 de la Asamblea General, anexo., en
adelante denominadas conjuntamente reglas y normas de las Naciones Unidas en materia de justicia de menores.
4. Las Directrices de Acción obedecen al propósito de servir de marco para la consecución de los siguientes
objetivos:
a) Aplicar la Convención sobre los Derechos del Niño y hacer cumplir los objetivos de la
Convención por lo que se refiere a los niños en el contexto de la administración de justicia de menores, así como
la utilización y aplicación de las reglas y normas de las Naciones Unidas en materia de justicia de menores, y
otros instrumentos conexos, como la Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas
de delitos y del abuso de poder Resolución 40/34 de la Asamblea General, anexo.;
b) Facilitar la prestación de asistencia a los Estados Partes para la aplicación eficaz de la Convención
sobre los Derechos del Niño e instrumentos conexos.
5. Para poder velar por una utilización eficaz de las Directrices de Acción, es indispensable una mayor
cooperación entre los gobiernos, las entidades competentes del sistema de las Naciones Unidas, las
organizaciones no gubernamentales, los grupos profesionales, los medios de comunicación, las instituciones
académicas, los niños y otros miembros de la sociedad civil.
6. Las Directrices de Acción se basan en el principio de que la obligación de dar aplicación a la Convención
corresponde claramente a los Estados Partes en ella.
7. La utilización de las Directrices de Acción se basará en las recomendaciones del Comité de los Derechos
del Niño.
8. Al aplicar las Directrices de Acción en los planos tanto internacional como nacional, se deberán tener en
cuenta los siguientes aspectos:
a) El respeto de la dignidad humana, compatible con los cuatro principios generales en los que se
inspira la Convención, a saber: la no discriminación, incluidos los aspectos de igualdad entre el hombre y la
mujer; la defensa del interés superior del niño; el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo y el respeto
de las opiniones del niño;
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b) Una orientación basada en los derechos;
10. Debe reconocerse la importancia que reviste un planteamiento nacional cabal y consecuente en materia
de justicia de menores por lo que se refiere a la interdependencia y la indivisibilidad de los derechos del niño.
11. Deben tomarse medidas relacionadas con la política, la adopción de decisiones, la dirección y la reforma
para que:
a) Los principios y disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño y las reglas y
normas de las Naciones Unidas en materia de justicia de menores queden plenamente recogidos en los aspectos
normativos y prácticos de la legislación nacional y local, en particular mediante la creación de un sistema de
justicia de menores orientado a los niños que garantice los derechos de los menores, prevenga la violación de los
derechos de los niños, promueva el sentido de la dignidad y el valor del niño, y respete plenamente su edad, su
etapa de desarrollo y su derecho a participar activamente en la sociedad y a contribuir a ella;
b) Las disposiciones de los instrumentos arriba citados se divulguen ampliamente entre los niños en
un lenguaje que éstos puedan entender. Además, deben implantarse los medios necesarios para velar por que
todos y cada uno de los niños dispongan de la información sobre sus derechos que figura en esos instrumentos,
por lo menos desde su primer contacto con el sistema de justicia penal, haciéndoles entender también que deben
acatar la ley;
c) Se eduque a la población y a los medios de difusión para que sepan comprender el espíritu, los
objetivos y los principios de la justicia centrada en el niño, de conformidad con las reglas y normas de las
Naciones Unidas en materia de justicia de menores.
B. Metas concretas
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12. Los Estados deberán velar por que sus programas de inscripción de nacimientos sean eficaces. En
aquellos casos en que se desconozca la edad del niño implicado en el sistema de justicia, se deberán tomar
medidas para cerciorarse de la verdadera edad del niño mediante una evaluación independiente y objetiva.
13. Cualquiera que sea la edad de responsabilidad penal, la mayoría de edad civil o la edad mínima de libre
consentimiento que establezca la legislación nacional, los Estados deberán velar por que los niños se beneficien
de todos los derechos que las garantiza el derecho internacional, en particular los enunciados en los artículos 3,
37 y 40 de la Convención.
b) Se establecerán grupos de expertos independientes para examinar las leyes vigentes y propuestas
en materia de justicia de menores y sus efectos en los niños;
15. Hay que proceder a un examen de los procedimientos existentes y, cuando sea posible, preparar
iniciativas para no recurrir a los sistemas de justicia penal en el caso de jóvenes acusados de delitos. Deben
tomarse las medidas oportunas para ofrecer por conducto del Estado una amplia serie de medidas sustitutivas en
las fases previas a la detención, prejudiciales, judiciales y postjudiciales, para prevenir su reincidencia y
promover su rehabilitación social. Deben utilizarse mecanismos oficiosos para solucionar controversias en casos
en que estén involucrados delincuentes infantiles, comprendidas la mediación y las prácticas de justicia
restitutiva o tradicional, en particular los procesos en que intervienen las víctimas. En las diversas medidas que
se adopten deberá recurrirse a la familia, siempre que su intervención favorezca al niño. Los Estados deben
velar por que las medidas sustitutivas cumplan con lo dispuesto por la Convención, por las reglas y normas de
las Naciones Unidas en materia de justicia penal, así como por otras reglas y normas vigentes en materia de
prevención del delito y justicia penal, como las Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre medidas no
privativas de libertad (Reglas de Tokio) Resolución 45/110 de la Asamblea General, anexo., especialmente en
lo referente a asegurar el respeto de las debidas garantías procesales al aplicar tales medidas y del principio de la
intervención mínima.
16. Debe otorgarse prioridad a la creación de organismos y programas que presten asistencia jurídica y de
otra índole a los niños, como servicios de interpretación de ser necesario con carácter gratuito, y, en concreto,
que velen por que se respete en la práctica el derecho de todos los niños a tener acceso a esa asistencia desde el
momento de la detención.
17. Debe prestarse especial atención a los niños que requieran medidas especiales de protección, a los que
trabajan o viven en la calle, a los privados permanentemente de un entorno familiar, a los discapacitados y a los
pertenecientes a minorías, inmigrantes, poblaciones indígenas u otros grupos vulnerables.
18. Debe reducirse el ingreso de niños en instituciones de régimen cerrado. La reclusión de niños en esas
instituciones debe tener lugar únicamente de conformidad con lo dispuesto en el inciso b) del artículo 37 de la
Convención y como medida de última instancia y durante el período más breve. Deben prohibirse las penas
corporales en los sistemas de justicia y atención social de menores.
19. Las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad y el inciso d)
del artículo 37 de la Convención también se aplican a todo marco público o privado del que el niño, por orden
judicial, administrativa o de alguna autoridad pública, no pueda salir por voluntad propia.
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20. Con objeto de mantener un vínculo entre el menor detenido y su familia y su comunidad, y para facilitar
su reintegración social, es importante facilitar el acceso de los parientes y las personas que tienen un legítimo
interés en el niño a las instituciones en que los niños están privados de su libertad, a menos que el interés
superior del niño aconseje otra cosa.
21. Debe crearse un órgano independiente que, de ser necesario, verifique las condiciones en los
establecimientos de detención y presente informes periódicos. La verificación debe realizarse en el marco de las
reglas y normas de las Naciones Unidas en materia de justicia de menores, en particular las Reglas de las
Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad. Los Estados deben permitir que los
niños se comuniquen libremente y con carácter confidencial con los órganos de verificación.
22. Los Estados deben atender positivamente a las solicitudes de acceso a establecimientos de detención de
las organizaciones humanitarias, de derechos humanos y otras organizaciones interesadas.
23. Por lo que se refiere a los niños en el sistema de justicia penal, deben tenerse plenamente en cuenta las
inquietudes planteadas por las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales y otras partes
interesadas, en particular las cuestiones sistémicas, comprendidos los internamientos inapropiados y los retrasos
prolongados que afectan a menores privados de libertad.
24. Todas las personas que tengan contacto con niños en el sistema de justicia penal, o que estén a su cargo,
deberán recibir educación y capacitación en materia de derechos humanos, de los principios y disposiciones de la
Convención, así como de otras reglas y normas de las Naciones Unidas en materia de justicia de menores, como
parte integrante de sus programas de formación. Entre esas personas figuran las siguientes: funcionarios de
policía y de otros servicios de seguridad; jueces y magistrados, fiscales, abogados y administradores;
funcionarios de instituciones penitenciarias y otros profesionales que trabajen en instituciones en las que se
encuentren niños privados de libertad y personal sanitario, asistentes sociales, personal de misiones de
mantenimiento de la paz y otros profesionales interesados en la justicia de menores.
25. Habida cuenta de las normas internacionales vigentes, los Estados deben crear mecanismos que
garanticen una investigación expeditiva, minuciosa e imparcial de las acusaciones de violación de los derechos y
libertades fundamentales de los niños que se hagan contra funcionarios. Los Estados deben velar por que
quienes resulten declarados responsables de tales actos sean debidamente castigados.
26. La justicia de menores debe recibir prioridad en los planos internacional, regional y nacional, así como en
el marco de las medidas adoptadas a nivel de todo sistema de las Naciones Unidas.
27. Existe una necesidad apremiante de estrecha cooperación entre todos los órganos en esta materia, en
particular, la División de Prevención del Delito y Justicia Penal de la Secretaría, la Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos/Centro de Derechos Humanos, la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Comité de los Derechos del Niño, la Organización
Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura y la
Organización Mundial de la Salud. Además, se invita al Banco Mundial y a otras instituciones y organizaciones
financieras internacionales y regionales, así como a organizaciones no gubernamentales e instituciones
académicas, a que apoyen la prestación de servicios de asesoramiento y asistencia técnica en la esfera de la
justicia de menores. Por lo tanto, debe reforzarse la cooperación sobre todo en lo referente a la investigación, la
divulgación de información, la capacitación, la aplicación y supervisión de la Convención sobre los Derechos del
Niño, así como en la prestación de programas de asesoramiento y asistencia técnica, por ejemplo, aprovechando
las redes internacionales existentes sobre justicia de menores.
28. Es preciso aplicar efectivamente la Convención sobre los Derechos del Niño y las normas internacionales
a través de programas de cooperación técnica y servicios de asesoramiento, prestando particular atención a los
siguientes aspectos relativos a la protección y la promoción de los derechos humanos de menores detenidos, el
fortalecimiento del imperio de la ley y la mejora de la administración del sistema de justicia de menores:
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a) La asistencia para la reforma jurídica;
e) La preparación de material informativo y docente para informar a los niños de sus derechos en
materia de justicia de menores;
29. Debe mantenerse una estrecha cooperación entre la División de Prevención del Delito y Justicia Penal y
el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la Secretaría, habida cuenta de la importancia de
proteger los derechos de los niños en las operaciones de mantenimiento de la paz, que deberán abordar
oportunamente también los problemas de los niños y los jóvenes como víctimas y autores de delitos en
situaciones de consolidación de la paz, después de conflictos y de otras situaciones.
30. De conformidad con lo dispuesto en los artículos 43, 44 y 45 de la Convención, el Comité de los
Derechos del Niño examina los informes de los Estados partes sobre la aplicación de la Convención. Con
arreglo al artículo 44 de la Convención, esos informes deberán indicar las circunstancias y dificultades, si las
hubiere, que afecten al grado de cumplimiento de las obligaciones derivadas de la Convención.
31. Se invita a los Estados partes en la Convención a que, en sus informes iniciales y periódicos, presenten
información, datos e indicadores amplios sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención y sobre la
utilización y aplicación de las reglas y normas de las Naciones Unidas en materia de justicia penal Véanse las
Orientaciones generales respecto de la forma y el contenido de los informes periódicos que deben presentar los
Estados partes en virtud del párrafo 1 b) del artículo 44 de la Convención, adoptadas por el Comité en su 343ª
sesión (13º período de sesiones) el 11 de octubre de 1996 (CRC/C/58). Para un resumen de los debates sobre el
tema de la jornada temática especial del Comité de los Derechos del Niño, véase el informe sobre el décimo
período de sesiones del Comité (Ginebra, 30 de octubre a 17 de noviembre de 1995) (CRC/C/46, págs. 33 a 39)..
32. Como consecuencia del proceso de examinar los progresos realizados por los Estados partes en el
cumplimiento de sus obligaciones en virtud de la Convención, el Comité podrá formular sugerencias y
recomendaciones generales al Estado Parte para velar por el pleno cumplimiento de la Convención (de
conformidad con el inciso d) del artículo 45 de la Convención). Con objeto de fomentar la aplicación efectiva de
la Convención y de estimular la cooperación internacional en materia de justicia de menores, el Comité
transmite, según estime conveniente, a los organismos especializados, al UNICEF y a otros órganos
competentes, los informes de los Estados Partes que contengan una solicitud de asesoramiento o de asistencia
técnica, o en los que se indique esa necesidad, junto con las observaciones y sugerencias del Comité, si las
hubiere, acerca de esas solicitudes o indicaciones (de conformidad con el inciso b) del artículo 45 de la
Convención).
33. En consecuencia, si un Estado parte informara de la necesidad de iniciar una reforma en materia de
justicia de menores y el proceso de examen por el Comité pusiera de manifiesto esa necesidad, incluso a través
de asistencia de los programas de asesoramiento y asistencia técnica de las Naciones Unidas o los de los
organismos especializados, el Comité sugiere que el Estado parte solicite esa asistencia, incluso de la División de
Prevención del Delito y Justicia Penal, del Centro de Derechos Humanos y del Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia.
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34. Con objeto de prestar la asistencia apropiada atendiendo a esas solicitudes, se creará un grupo de
coordinación sobre asesoramiento y asistencia técnica en materia de justicia de menores que el Secretario
General convocará al menos con carácter anual. El Grupo estará formado por representantes de la División, de
la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos/Centro de Derechos
Humanos, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, del Comité de los Derechos del Niño y de los institutos que integran la red del Programa de las
Naciones Unidas en materia de prevención del delito y justicia penal y otras entidades competentes de las
Naciones Unidas, así como otras organizaciones intergubernamentales, regionales y no gubernamentales
interesadas, comprendidas las redes internacionales sobre justicia de menores y las instituciones académicas
dedicadas a prestar asesoramiento y asistencia técnica, de conformidad con el párrafo 39 infra.
35. Antes de la primera reunión del grupo de coordinación, debe elaborarse una estrategia para poner en
marcha una cooperación internacional más intensa en materia de justicia de menores. El grupo de coordinación
debe facilitar también la identificación de problemas comunes, el acopio de ejemplos de buenas prácticas y el
análisis de experiencias y necesidades compartidas, lo que a su vez conduciría a un enfoque más estratégico de la
evaluación de las necesidades y a propuestas eficaces para la adopción de medidas. Esa recopilación permitiría
organizar servicios concertados de asesoramiento y asistencia técnica en materia de justicia de menores,
comprendido un pronto acuerdo con el gobierno que solicitara esa asistencia, así como con todos los demás
partícipes que tuvieran la capacidad y la competencia de ejecutar los distintos elementos de un proyecto
nacional, garantizando así la actuación más eficaz y orientada a la solución de los problemas. Esa recopilación
se ampliaría constantemente en estrecha colaboración con todas las partes interesadas y tendrá en cuenta la
posible introducción de programas de remisión y medidas para mejorar la administración de la justicia de
menores, reducir la utilización de centros de detención preventiva y prisión preventiva, mejorar el tratamiento de
los menores privados de libertad y crear programas eficaces de la reinserción y recuperación.
36. Debe hacerse hincapié en formular planes amplios de prevención, tal y como lo exigen las Directrices de
las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia de menores (Directrices de Riad) Resolución
45/112 de la Asamblea General, anexo.. Los proyectos deben centrarse en estrategias encaminadas a socializar e
integrar a todos los niños y jóvenes, en particular a través de la familia, la comunidad, los grupos de pares, las
escuelas, la formación profesional y el mundo del trabajo. En esos proyectos se debe prestar particular atención
a los niños que necesitan medidas de protección especial, como los que viven o trabajan en la calle o los privados
permanentemente de un entorno familiar, los discapacitados o los pertenecientes a minorías, inmigrantes,
poblaciones indígenas u otros grupos vulnerables. En particular, debe evitarse en la medida de lo posible
internar a esos niños en instituciones. Deben adoptarse medidas de protección social para limitar los riesgos de
criminalización de esos niños.
38. Los coordinadores residentes de las Naciones Unidas tienen un importante papel en la prestación de
servicios de asesoramiento y asistencia técnica a nivel de los países, como también son importantes las funciones
que pueden desempeñar las oficinas sobre el terreno de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos/Centro de Derechos Humanos, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Se pone de relieve la naturaleza esencial de la
integración de la cooperación técnica en materia de justicia de menores en la planificación y la programación por
países, inclusive a través de la nota de estrategia por países de las Naciones Unidas.
39. Hay que movilizar recursos para el mecanismo coordinador del grupo de coordinación así como para los
proyectos regionales y por países formulados para mejorar la observancia de la Convención. Algunos recursos
para estos fines (véanse los párrafos 34 a 38 supra) procederán de los presupuestos ordinarios o serán recursos
extrapresupuestarios. La mayoría de los recursos para proyectos concretos tendrán que obtenerse en fuentes
externas.
40. El grupo de coordinación tal vez desee fomentar un enfoque coordinado de la movilización de recursos
en esta esfera, y de hecho puede que sea un vehículo para ese fin. Esa movilización de recursos debe llevarse a
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cabo con arreglo a una estrategia común que figurará en un documento programático que vaya en apoyo de un
programa mundial en la materia. Se debe invitar a que participen en un proceso de esa índole a todos los
órganos y organismos de las Naciones Unidas interesados, así como a las organizaciones no gubernamentales
que tengan la capacidad de prestar servicios de cooperación técnica en la materia.
41. Uno de los principios patentes en la prevención de la delincuencia juvenil y la justicia de menores es que
un cambio a largo plazo se consigue cuando se abordan las causas básicas y no cuando se tratan únicamente los
síntomas. Por ejemplo, la utilización excesiva de la detención de menores podrá abordarse de forma adecuada
únicamente si se aplica un planteamiento cabal, que incluya estructuras tanto orgánicas como de gestión a todos
los niveles de la investigación, el ministerio fiscal y el poder judicial, así como el sistema penitenciario. Todo
ello exige la comunicación, entre otras cosas, con la policía, los fiscales, los jueces y los magistrados, así como
las autoridades locales y administrativas y las autoridades competentes de los centros penitenciarios. Además,
exige la voluntad y la capacidad de cooperar estrechamente con carácter recíproco.
42. Para impedir que se siga dependiendo excesivamente de medidas de justicia penal para hacer frente al
comportamiento de los menores, se debe tratar de establecer y aplicar programas encaminados a fortalecer la
asistencia social, lo que permitiría sustraer a los niños del sistema de justicia, si procediera, así como mejorar la
aplicación de medidas no privativas de la libertad y de programas de reinserción. Para poder crear y aplicar tales
programas, es necesario fomentar una estrecha cooperación entre los sectores de la justicia de menores, distintos
servicios de represión y sectores de bienestar social y educación.
43. De conformidad con la Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de
delitos y abuso de poder Resolución 40/34 de la Asamblea General, anexo., los Estados deben comprometerse
a velar por que los niños víctimas y testigos dispongan de un acceso apropiado a la justicia y de un tratamiento
equitativo, resarcimiento, indemnización y asistencia social. Si procede, se deben adoptar medidas para impedir
que se solucionen asuntos penales mediante indemnización fuera del sistema de justicia cuando ello no responda
al interés superior del niño.
44. La policía, los abogados, el poder judicial y otros funcionarios judiciales deben recibir capacitación para
ocuparse de casos en que los niños sean víctimas. Los Estados deben establecer, si todavía no lo han hecho,
oficinas y dependencias especializadas para ocuparse de casos de delitos contra el niño. Los Estados deben
establecer un código de buenas prácticas para ocuparse adecuadamente de los casos en que las víctimas sean
niños.
45. Debe tratarse a los niños víctimas con compasión y respeto de su dignidad. Tienen derecho al acceso a
los mecanismos de la justicia y a una rápida reparación, según lo disponga la legislación nacional, por el daño
que han sufrido.
46. Los niños víctimas deben tener acceso a una asistencia que satisfaga sus necesidades, como asistencia
letrada, protección, vivienda segura, asistencia económica, asesoramiento, servicios sanitarios y sociales,
reinserción social y servicios de recuperación física y psicológica. Debe prestarse asistencia especial a los niños
que estén discapacitados o enfermos y hacer hincapié en la rehabilitación basada en la familia y la comunidad, en
lugar del internamiento.
47. Deben crearse y fortalecerse en caso necesario mecanismos judiciales y administrativos que permitan a
los niños víctimas obtener reparación mediante procedimientos oficiales u oficiosos que sean expeditivos, justos,
poco costosos y asequibles. Debe informarse a los niños víctimas y a sus representantes legales de sus derechos
para obtener reparación por conducto de esos mecanismos.
48. Debe permitirse el acceso a una indemnización justa y suficiente a través del sistema judicial para todos
los niños víctimas de violaciones de derechos humanos, incluida la tortura y otros tratos o penas crueles,
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inhumanos o degradantes, comprendidos la violación y los abusos sexuales, la privación de libertad ilegal o
arbitraria, la detención injustificable y la denegación de justicia. Se debe proporcionar la necesaria
representación letrada para interponer una demanda ante un tribunal competente, así como servicios de
interpretación al idioma del menor, en caso necesario.
49. Los niños testigos necesitan asistencia en los procesos judiciales y administrativos. Los Estados deben
estudiar, evaluar y mejorar la situación de los niños como testigos de delitos en sus requisitos probatorios, así
como en su derecho procesal. De conformidad con las distintas tradiciones jurídicas, debe evitarse el contacto
directo entre el niño víctima y el delincuente durante el proceso de instrucción e inculpación, así como durante
las vistas del juicio. Debe prohibirse la difusión de fotografías o imágenes del niño víctima en los medios de
comunicación, a fin de proteger su vida privada. Si la prohibición fuese incompatible con principios jurídicos
fundamentales de los Estados Miembros, debería desalentarse dicha difusión.
50. Los Estados deben considerar la posibilidad de enmendar sus códigos de procedimiento penal para
permitir, entre otras cosas, la grabación en vídeo del testimonio del niño y la presentación de la cinta ante los
tribunales como elemento oficial de prueba. En concreto, la policía, los fiscales, los jueces y los magistrados
deben aplicar, en las redadas policiales y en los interrogatorios de niños testigos por ejemplo, prácticas que
tengan en cuenta su condición de niños.
51. Debe facilitarse que los procesos judiciales y administrativos se hagan eco de las necesidades de los
niños víctimas y testigos mediante las siguientes medidas:
a) Informar a los niños víctimas de su función y del alcance, la cronología y el progreso de las
actuaciones judiciales y del desenlace de sus casos, especialmente cuando se trata de delitos graves;
b) Impulsar el desarrollo de planes de preparación de niños víctimas para familiarizar a los niños con
el proceso de justicia penal antes de que presten testimonio. Debe prestarse una asistencia apropiada a los niños
víctimas y testigos durante todo el proceso;
c) Permitir que las opiniones y preocupaciones de los niños víctimas sean presentadas y examinadas
en las fases apropiadas de las actuaciones cuando sus intereses personales se vean afectados, sin perjuicio del
acusado y de conformidad con el sistema nacional de justicia penal de que se trate;
d) Adoptar medidas para reducir los retrasos en el proceso de justicia penal, proteger la intimidad de
los niños víctimas y testigos y, en los casos necesarios velar por que estén protegidos de la intimidación y de las
represalias.
52. Como principio general, los niños desplazados ilegalmente o retenidos ilícitamente a través de fronteras
serán devueltos al país de origen. Deberá velarse por su seguridad, se les dispensará un trato humano y se les
prestará la asistencia necesaria, en espera de su regreso. Se habrá de devolver el niño sin demora para asegurar
el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño. Cuando proceda aplicar la Convención de La
Haya sobre los aspectos civiles del secuestro internacional de niños (1980) Naciones Unidas, Treaty Series,
vol. 1343, No. 22514. , aprobada por la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado, el Convenio
sobre la Protección de los Niños y la Cooperación en materia de Adopción Internacional y la Convención sobre
jurisdicción, derecho aplicable, reconocimiento, aplicación y cooperación respecto de la responsabilidad de los
padres y medidas para la protección del niño, se aplicarán sin demora las disposiciones de esos tratados en lo
relativo al regreso del niño. Al regreso del niño, el país de origen le deberá tratar con respeto, de conformidad
con los principios internacionales de derechos humanos, y ofrecer medidas suficientes de rehabilitación basadas
en la familia.
53. El Programa de las Naciones Unidas en materia de prevención del delito y justicia penal, comprendidos
los institutos que integran la red del Programa, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos/Centro de Derechos Humanos, el UNICEF, el PNUD, el Comité de los Derechos del Niño,
la UNESCO, el Banco Mundial y las organizaciones no gubernamentales interesadas deben ayudar a los Estados
Miembros, previa solicitud, a preparar, con cargo a los presupuestos de las Naciones Unidas o a recursos
extrapresupuestarios, actividades multidisciplinarias de capacitación, educación e información para personal de
los servicios de represión y demás personal de justicia penal, incluidos los funcionarios de policía, fiscales,
jueces y magistrados.
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