2021 10 09 VatII SacrosanctumConcilium Liturgy Outline Spanish
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INTRODUCCIÓN (§§1-4)
CAPÍTULO I – Principios generales para la reforma y fomento de la Sagrada Liturgia
I. Naturaleza de la Sagrada Liturgia y su Importancia en la Vida de la Iglesia (§§5-13)
7. Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción
litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, "ofreciéndose ahora por
ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz", sea sobre todo bajo las especies
eucarísticas. Está presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo
quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien
habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: "Donde
están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos" (Mt 18,20).…
10. No obstante, la Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la
fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de
Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios en medio de la Iglesia, participen en el
sacrificio y coman la cena del Señor.…
II. Necesidad de Promover la Educación Litúrgica y la Participación Activa (§§14-20)
14. La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena,
consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma y a la cual
tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, "linaje escogido sacerdocio real,
nación santa, pueblo adquirido" (1 Pe., 2,9; cf. 2,4-5).
Al reformar y fomentar la sagrada Liturgia hay que tener muy en cuenta esta plena y activa participación de
todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el espíritu
verdaderamente cristiano, y por lo mismo, los pastores de almas deben aspirar a ella con diligencia en toda su
actuación pastoral, por medio de una educación adecuada.…
19. Los pastores de almas fomenten con diligencia y paciencia la educación litúrgica y la participación activa
de los fieles, interna y externa, conforme a su edad, condición, género de vida y grado de cultura religiosa,
cumpliendo así una de las funciones principales del fiel dispensador de los misterios de Dios y, en este punto,
guíen a su rebaño no sólo de palabra, sino también con el ejemplo.
III. Reforma de la Sagrada Liturgia (§§21-46)
21. Para que en la sagrada Liturgia el pueblo cristiano obtenga con mayor seguridad gracias abundantes, la
santa madre Iglesia desea proveer con solicitud a una reforma general de la misma Liturgia. Porque la
Liturgia consta de una parte que es inmutable por ser la institución divina, y de otras partes sujetas a cambio,
que en el decurso del tiempo pueden y aun deben variar, si es que en ellas se han introducido elementos que
no responden bien a la naturaleza íntima de la misma Liturgia o han llegado a ser menos apropiados.
En esta reforma, los textos y los ritos se han de ordenar de manera que expresen con mayor claridad las cosas
santas que significan y, en lo posible, el pueblo cristiano pueda comprenderlas fácilmente y participar en
ellas por medio de una celebración plena, activa y comunitaria.
Misterio pascual
47. Nuestro Salvador, en la Última Cena, la noche que le traicionaban, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y
Sangre, con lo cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el Sacrificio de la Cruz y a confiar a su Esposa, la Iglesia,
el Memorial de su Muerte y Resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual,
en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera.
Participación activa de los fieles
48. Por tanto, la Iglesia, con solícito cuidado, procura que los cristianos no asistan a este misterio de fe como extraños y
mudos espectadores, sino que comprendiéndolo bien a través de los ritos y oraciones, participen conscientes, piadosa y
activamente en la acción sagrada, sean instruidos con la palabra de Dios, se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Señor,
den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino
juntamente con él, se perfeccionen día a día por Cristo mediador en la unión con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios
sea todo en todos.
49. Por consiguiente, para que el sacrificio de la Misa, aun por la forma de los ritos alcance plena eficacia pastoral, el
sacrosanto Concilio, teniendo en cuanta las Misas que se celebran con asistencia del pueblo, especialmente los domingos y
fiestas de precepto, decreta lo siguiente:
Revisión del Ordinario de la Misa
50. Revísese el ordinario de la misa, de modo que se manifieste con mayor claridad el sentido propio de cada una de las
partes y su mutua conexión y se haga más fácil la piadosa y activa participación de los fieles.
En consecuencia, simplifíquense los ritos, conservando con cuidado la sustancia; suprímanse aquellas cosas menos útiles
que, con el correr del tiempo, se han duplicado o añadido; restablézcanse, en cambio, de acuerdo con la primitiva norma de
los Santos Padres, algunas cosas que han desaparecido con el tiempo, según se estime conveniente o necesario.
Mayor riqueza bíblica en el misal
51. A fin de que la mesa de la palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fieles ábranse con mayor
amplitud los tesoros de la Biblia, de modo que, en un período determinado de años, se lean al pueblo las partes más
significativas de la Sagrada Escritura.
Se recomienda la homilía
52. Se recomienda encarecidamente, como parte de la misma Liturgia, la homilía, en la cual se exponen durante el ciclo del
año litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana. Más aún, en las Misas
que se celebran los domingos y fiestas de precepto, con asistencia del pueblo, nunca se omita si no es por causa grave.
«Oración de los fieles»
53. Restablézcase la «oración común» o de los fieles después del Evangelio y la homilía, principalmente los domingos y
fiestas de precepto, para que con la participación del pueblo se hagan súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por
los que sufren cualquier necesidad, por todos los hombres y por la salvación del mundo entero.
Lengua vernácula y latín
54. En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en
las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo,
a tenor del artículo 36 de esta Constitución.
Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la
Misa que les corresponde. Si en algún sitio parece oportuno el uso más amplio de la lengua vernácula, cúmplase lo
prescrito en el artículo 40 de esta Constitución.
Comunión bajo ambas especies
55. Se recomienda especialmente la participación más perfecta en la misa, la cual consiste en que los fieles, después de la
comunión del sacerdote, reciban del mismo sacrificio el Cuerpo del Señor. Manteniendo firmes los principios dogmáticos
declarados por el Concilio de Trento, la comunión bajo ambas especies puede concederse en los casos que la Sede
Apostólica determine, tanto a los clérigos y religiosos como a los laicos, a juicio de los Obispos, como, por ejemplo, a los
ordenados, en la Misa de su sagrada ordenación; a los profesos, en la Misa de su profesión religiosa; a los neófitos, en la
Misa que sigue al bautismo.
Unidad de la Misa
56. Las dos partes de que costa la Misa, a saber: la liturgia de la palabra y la eucarística, están tan íntimamente unidas
que constituyen un solo acto de culto. Por esto el Sagrado Sínodo exhorta vehemente a los pastores de almas para que en la
catequesis instruyan cuidadosamente a los fieles acerca de la participación en toda la misa, sobre todo los domingos y
fiestas de precepto.
[§§57-58 sobre la Concelebración]