Desarrollo Psicologico en El Contexto Fa
Desarrollo Psicologico en El Contexto Fa
Desarrollo Psicologico en El Contexto Fa
de la Educación
Departamento de Psicología
Tema 1.
LA FAMI LI A COMO ESCENARI O
DE DESARROLLO PSI COLÓGI CO
Pf r a. SUSANA MENÉNDEZ
Ár ea de Psicología Evolut iva y de la Educación
Depar t ament o de Psicología
1.1. LA I MPORTANCI A DEL CONTEXTO FAMI LI AR EN EL DESARROLLO.
Que la familia constituye un entorno de vital importancia para el desarrollo infantil es un hecho
que probablemente requiere poca justificación. Las crías de las diferentes especies animales vienen al
mundo en un estado mayor o menor de indefensión, de forma que necesitan recibir durante un cierto
período de tiempo cuidados bien diversos. Salvando las diferencias entre especies, son los padres (o
al menos uno de ellos, normalmente la madre sola) los encargados de aportar alimento y cuidado,
asegurando así la supervivencia de las crías.
Estas necesidades de cuidado se vuelven más evidentes y también más duraderas y complejas
cuando vamos avanzando en la escala filogenética1: mientras más evolucionada sea una especie más
indefensas nacen sus crías, y este estado de indefensión dura además más tiempo (compararemos, a
modo de ejemplo, el tiempo que tardan en ser autónomos un ratón, un perro y un mono). Junto a lo
anterior, y siguiendo con este análisis filogenético, al aumentar el grado de evolución de las especies
también aumenta el potencial de aprendizaje de los individuos, y con él la complejidad de las
funciones que la familia (padres y hermanos) cumple: al cuidado y la alimentación se une la
necesidad de servir como modelos y agentes de cara al aprendizaje de diferentes habilidades. Así, las
especies menos evolucionadas requieren menos cuidados y durante menos tiempo, debido a que las
habilidades que necesitan para sobrevivir están fuertemente determinadas por su código genético;
por el contrario, los animales más evolucionados tienen que aprender estas habilidades, y estos
aprendizajes se realizan en su mayoría en el seno de la familia (pensemos en cómo algunas madres
enseñan a sus cachorros a buscar alimento, o cómo aprenden muchas crías habilidades de caza y
defensa a través del juego con sus hermanos).
La tendencia anterior alcanza su punto más alto en el caso de la especie humana, y lo que ello
significa entre otras cosas es que, en nuestro caso, la familia tiene una importancia vital de cara al
desarrollo y el aprendizaje. Las crías humanas vienen al mundo desvalidas, y en un estado de
indefensión y dependencia externa que es más acusado que en el resto de las especies animales y
que, además, dura mucho más tiempo. Nuestra especie es, además, en la que los comportamientos y
habilidades asegurados por una determinación genética son menores, y por tanto en la que más
potencial de aprendizaje existe: tenemos que aprenderlo prácticamente todo (Delval, 1994; Palacios y
Rodrigo, 1998).
¢ A un nivel básico o elemental, la familia asegura la supervivencia de los hijos y las hijas al
encargarse de su alimentación, protección y cuidado.
¢ Durante muchos años es el único contexto de aprendizaje y desarrollo, e incluso cuando los
1
La filogénesis hace referencia a la historia evolutiva de una especie, mientras que la ontogénesis es la historia
evolutiva de un individuo concreto.
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niños acceden a otros contextos (como por ejemplo el escolar), la familia continúa
funcionando como uno de los entornos más importantes.
¢ Determina o bien condiciona la influencia de otros contextos en el desarrollo infantil: los
padres deciden si un niño asiste o no a la guardería, eligen un determinado colegio, fomentan
o no las relaciones con los iguales, ...
No obstante, las reflexiones anteriores no deben hacernos caer en el error de considerar que los
padres tienen una capacidad de influencia ilimitada sobre el desarrollo infantil. Siguiendo la metáfora
de Moreno y Cubero (1990), más que tallar las características psicológicas de los hijos lo que los
padres hacen, o pueden hacer, es moldear estas características, y esta limitación en el poder y el
alcance de su influencia se debe básicamente a dos razones. Por un lado, los niños y las niñas al
crecer van desarrollándose también en otros contextos (como el escolar o el de las relaciones que
establecen con sus iguales), contextos que tienen también una enorme importancia en su desarrollo.
Por otro lado, y a pesar de la considerable plasticidad infantil, el niño o la niña posee ciertas
características que ya están definidas total o parcialmente (sexo, ciertos rasgos de su temperamento
como el nivel de actividad, salud, ...) y que en buena medida pueden condicionar el comportamiento
de los padres.
En resumen, la familia constituye para niños y niñas un entorno de vital (pero no absoluta)
importancia en el desarrollo psicológico. Sus funciones incluyen atender y cubrir necesidades de muy
diverso tipo. Así, a grandes rasgos, la familia debe:
A lo largo de este tema introductorio vamos a realizar una primera aproximación a la familia
como objeto de estudio: comenzaremos caracterizando y definiendo su naturaleza compleja y
sistémica (1.2), nos detendremos más tarde en el perfil actual de las familias españolas (1.3) y,
finalmente, reflexionaremos acerca de la variabilidad que existe en el concepto de familia (1.4).
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procesos intrafamiliares. No obstante, al analizar la extensa trayectoria que la psicología ha seguido al
abordar a la familia es posible detectar bastantes cambios en diversos aspectos o características de
las investigaciones realizadas. Quizás uno de los más llamativos ha sido el objeto de interés: hasta
hace pocas décadas, y como consecuencia directa de las visiones clásicas del desarrollo, la familia
interesó sólo como contexto de desarrollo infantil y adolescente. No obstante, desde las aportaciones
de los autores del Ciclo Vital, la psicología comienza a asumir que el desarrollo psicológico abarca
toda la vida, y que también en la adultez y en la vejez se dan procesos de cambio psicológico. Desde
esta óptica comenzaron a aparecer investigaciones interesadas en explorar la familia como contexto
de desarrollo adulto2, y en las que el objeto último de estudio ya no es necesariamente sólo el niño o
niña: influencia de la paternidad/ maternidad la identidad adulta, redes sociales y de apoyo
extrafamiliar, familiar, relaciones de pareja, ...
1. Por un lado, hasta hace pocas décadas la relación madre-hijo era concebida como primaria,
esencial y exclusiva, de forma que las investigaciones normalmente sólo tomaban en
consideración la figura de la madre y su influencia en el desarrollo infantil: el apego que el bebé
establecía con ella, sus prácticas educativas, las interacciones madre-hijo, etc. En la actualidad
podemos afirmar que la relación materno-filial, al menos en parte, ha "caído del trono":
evidentemente la figura de la madre es primaria y muy importante para la vida de un niño o una
niña (ya que normalmente son las mujeres quienes desempeñan el papel de cuidadoras
principales), pero otra cosa es considerar que es el agente exclusivo de desarrollo infantil dentro
de la familia. Los datos de las tres últimas décadas han arrojado bastante luz acerca del
importante papel que el padre puede desempeñar en el desarrollo de sus hijos e hijas, y hoy
también contamos con bastante información acerca de la influencia de los hermanos.
2. La investigación contemporánea ha empezado además a tomar en consideración al niño o niña.
Sin duda debido a la influencia de las concepciones clásicas, en las cuales el niño era visto como
una "página en blanco" en la que los padres podían "escribir" prácticamente a su antojo, los
estudiosos del tema consideraban sólo las influencias que el adulto (la madre) ejercían sobre el
niño o niña, de forma que la relación se planteaba de forma unidireccional: cómo determinados
comportamientos maternos se asociaban a un apego de uno u otro tipo, cómo la conducta de la
madre era imitada por el niño, cómo determinadas prácticas educativas fomentaban o no el
2
Estos contenidos escapan de los objetivos de la asignatura, y no haremos referencia a ellos de forma extensa.
Los alumnos interesados específicamente en estos temas pueden acudir a la profesora, que les facilitará
bibliografía referente a ellos.
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desarrollo infantil, etc. No obstante, hoy asumimos que los niños juegan un papel activo en las
relaciones que entablan, y por tanto en su desarrollo pues, como ya señalábamos hace algunas
páginas, poseen determinadas características (sexo, edad, temperamento, nivel de desarrollo,
habilidades, disponibilidad) que condicionan la inter-acción que establecen con sus cuidadores,
interacción que es por tanto concebida como bidireccional.
3. Por último, un tercer conjunto de cambios tiene que ver con el alcance de las influencias a las
que se considera que el niño o niña es sensible. Tradicionalmente sólo se consideraban como más
o menos relevantes las influencias que recibía directamente, estando físicamente presente. Hoy
sabemos que el desarrollo psicológico, además de ser un hecho complejo, responde a un
conjunto de influencias que también son complejas. En la actualidad contamos con muchos datos
acerca de cómo determinados procesos pueden influir en el desarrollo infantil, procesos que no
incluyen necesariamente al niño o niña y en los cuales incluso no está directamente presente: las
relaciones entre los padres o las condiciones laborales de éstos son dos buenos ejemplos.
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La Teoría General de Sistemas fue propuesta a finales de la década de los 60 tratando de establecer un
conjunto de principios, válidos para diferentes disciplinas, que definieran el funcionamiento organizado y
unificado de fenómenos complejos. Hay una descripción más detallada de los principios fundamentales de esta
teoría aplicados a la familia en Musitu, Buelga y Lila (1994) y Rodrigo y Palacios (1998).
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interno, sus estructuras) cuando se producen cambios en el medio que les rodea con el
objetivo de adaptarse a los cambios de dicho medio. Esta propiedad auto-organizativa,
que en definitiva hace referencia a la capacidad que tiene un sistema para aprender a
cambiar su organización interna manteniendose como un todo coherente y estable
dentro de un medio cambiante, determina en buena medida la capacidad de
supervivencia del sistema.
• El nivel más inmediato es el microsistema, e incluye todos los roles, relaciones y fenómenos
presentes en los escenarios en los que el niño o niña se desenvuelve cotidianamente:
su familia, su clase, su grupo de iguales, etc. Las relaciones que se establecen en él
son de naturaleza bidireccional, es decir, mutuamente influyentes, y habitualmente
están mediadas a su vez por la influencia de terceros: por ejemplo, las interacciones
entre hermanos llegan a cambiar en función de la simple presencia/ ausencia de
alguno de los padres, aunque el adulto no participe en dichas interacciones.
• Los diferentes microsistemas en los que un niño o niña se desarrolla no sólo tienen su
propia dinámica interna, sino que además mantienen importantes conexiones entre sí,
conexiones que pueden ser tan decisivas como lo que sucede dentro de microsistema
determinado. Para Bronfenbrenner este nivel de análisis es el mesosistema, y un buen
ejemplo lo encontramos en las importantes relaciones que existen entre la familia y la
escuela, relaciones que en buena medida influyen en el ajuste y el desenvolvimiento
del niño o la niña en el ambiente escolar.
• El tercer nivel que se propone desde el modelo ecológico es el exosistema, y nos "aleja" del
sujeto en desarrollo pues incluye las relaciones, los roles y la dinámica de
funcionamiento de contextos en los que el niño o niña no está directamente presente:
las condiciones laborales y/ o el tipo de trabajo de uno de los padres, por ejemplo,
pueden afectar a la frecuencia y a la calidad de las interacciones establecidas con los
hijos.
•Finalmente, todos los niveles anteriores están a su vez inmersos en una cultura concreta,
que tiene determinadas costumbres, valores, roles y características que, a un nivel
más o menos indirecto, mediatizan y determinan lo que ocurre a su vez en los niveles
a los que engloba. Considerar este tipo de influencias nos sitúa a nivel de
macrosistema: pensemos en cómo una determinada época de crisis socio-económica,
una guerra, o una reforma educativa a gran escala pueden afectar la dinámica
específica de cada microsistema y/ o las relaciones entre ellos.
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MACROSISTEMA
Momento histórico Legislación
EXOSISTEMA
Grupo de iguales
Relaciones conyugales
A través de la historia los diferentes cambios sociales y culturales han ido afectando con
profundidad al contexto familiar a diferentes niveles, de forma que, y por poner un ejemplo, la familia
extensa (en la que convivían abuelos, padres y varios hijos a veces con su propia descendencia,
modelo que aún pervive en ciertas sociedades) ha dado paso como opción predominante a la familia
nuclear (dos progenitores y sus hijos e hijas). Lo que intentaremos en este apartado es describir
cuáles son los cambios de diverso tipo que los hogares españoles están experimentando en los
últimos años, así como las características que definen a las familias en la actualidad4.
En España en torno al 85% de los hogares está compuesto por una familia, el resto básicamente
lo constituyen personas que viven solas o bien que conviven pero no tienen relación familiar. Algo
más del 50% de los hogares responde al perfil convencional de familia, es decir, una pareja
(incluyendo en este porcentaje tanto a matrimonios como a parejas de hecho) y su descendencia.
Dentro de este tipo de hogares se vienen constatando durante las últimas décadas cambios de
diverso tipo, entre los que resultan particularmente llamativos los siguientes:
4
Hay una exposición más pormenorizada de estos cambios en Alberdi (1999), Iglesias de Ussel (1998), y
Menéndez (2001a y 2001b). Algunos de los datos que se manejan aparecen actualizados con cierta periodicidad
en las páginas web del Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es), el Centro de Insvestigaciones Sociológicas
(www.cis.es) y del Instituto de la Mujer (www.mtas.es/ mujer/ mcifras).
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¢ La edad de acceso a la maternidad no deja de retrasarse, de forma que, en nuestro país, si
hasta hace pocos años la edad a la que resultaba más frecuente que las mujeres tuvieran
hijos era la década de los veinte años, desde 1995 ya son más numerosos los nacimientos en
los que la madre se sitúa en la década de los treinta años.
¢ Al igual que en otros países (pero de forma más significativa en nuestro caso), en España
viene teniendo lugar un drástico descenso de la natalidad: el promedio de hijos/ as por mujer
en España ha bajado progresivamente de 2'9 en 1970, a 2'21 en 1980, 1'33 en 1990, y 1'07
en 1999.
¢ El número de hogares en los que ambos padres trabajan aumenta progresivamente: los datos
de la Encuesta de Población Activa indican que en el primer trimestre de 1978 sólo el 27'94%
de las mujeres españolas tenían un empleo legalizado y remunerado, mientras que en 1990
el porcentaje había ascendido al 33'14% y más recientemente, en el primer trimestre de
2001, suponía el 39'86%.
¢ Otra tendencia creciente en España es el retraso en el abandono del hogar por parte de los
hijos: entre un 92 y un 97% de los menores de 20 años siguen viviendo en su familia de
origen, y lo mismo sucede, en el caso de los adultos de en torno a 30 años, con un
porcentaje que oscila en torno al 50% (INJUVE, 2002).
Los datos aportados nos permiten, en una primera aproximación, clarificar cuál es el perfil actual
de las familias españolas. De ellos se deduce que la nuestra es una sociedad en la que, como en
otras, la familia está bastante organizada aunque no deja de contemplar en su seno cambios de
diverso tipo (tamaño de las familias, roles de los adultos, etc.). Pero los datos aportados también
reflejan que en nuestro país, como en otros, los núcleos familiares están caracterizados por una
notable variabilidad: los hogares de composición convencional rondan el 50%, es decir, suponen la
forma familiar mayoritaria, pero conviven con otras modalidades de hogares de diversa composición o
estructura (parejas sin hijos, familias monoparentales, hogares reconstituidos, ...). Teniendo en
cuenta esta variabilidad, cabe plantearse a qué estamos llamando familia.
En cada grupo cultural existe una idea implícita relativamente clara acerca de qué es una familia.
Por lo que respecta a nuestra sociedad, cuando pensamos en una familia la imagen inmediata que
nos viene es una agrupación de personas que tienen entre ellas lazos de parentesco y que viven
juntas, agrupación que está encabezada por dos progenitores de diferente sexo que tienen uno o
más hijos o hijas. Efectivamente el perfil anterior se corresponde, como ya hemos indicado, a la
estructura de la mayoría de las familias que existen en nuestro entorno cultural, y es lo que llamamos
familia tradicional o convencional. No obstante, también podemos identificar agrupaciones
familiares que no responden al perfil anterior: parejas que optan por no tener hijos, progenitores
viudos, madres solteras, padres divorciados, parejas del mismo sexo, familias que provienen de dos
matrimonios separados o divorciados, ... Este complejo y heterogéneo grupo constituye lo que suele
denominarse familias no convencionales, y deben su nombre al hecho de que sus respectivas
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estructuras difieren más o menos de la familia nuclear común (padre, madre y uno o varios hijos) y a
que, en número, no son las más frecuentes. Veamos algunos datos al respecto.
Lo que indican los datos anteriores son dos cosas. En primer lugar, efectivamente el perfil de
familia convencional continúa siendo, en nuestro contexto inmediato, el más numeroso y mayoritario,
pero en segundo lugar, el porcentaje de niños y niñas que crecen en entornos diferentes no es
desdeñable y, además, no deja de aumentar. Al margen de prejuicios de diferente tipo, esta es una
realidad a la que no podemos dejar de enfrentarnos desde esta asignatura: ¿se trata de niños
marcados, más o menos caprichosos, más o menos inestables, más o menos listos, más o menos
sociables? En definitiva, ¿son niños y niñas distintos por el hecho de crecer en familias distintas?
Los prejuicios sociales existentes hacia las familias no convencionales han estado claramente
presentes en muchas de las investigaciones realizadas sobre el tema, investigaciones en las que es
posible detectar numerosos errores y lagunas que condicionan y limitan los resultados obtenidos. Con
demasiada frecuencia se trataba de estudios en los que se aborda a priori la situación como
problemática unido a que, también en muchos casos, la composición de la muestra y la naturaleza del
diseño de la investigación provocan, cuanto menos, recelo: muestras de diferentes niveles
socioeconómicos, estudiadas sin discriminar la edad de los hijos y sólo cuando la separación acababa
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de producirse, diseño no longitudinal, ... Obviamente este tipo de estudios encontraban resultados
negativos, que podían interpretarse como reforzadores de los mismos prejuicios de los que partían.
En definitiva, entendemos que nuestra visión debe ser amplia y flexible, de forma que sea
sensible a la diversidad y heterogeneidad que caracterizan a la familia actual en nuestra sociedad, y
pueda así reflejar dicha diversidad. Asumimos así que una familia es una unión de personas que
comparten un proyecto vital de existencia que se desea duradero, en el que se general fuertes
sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros, y se
establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia (Palacios y Rodrigo, 1998).
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de la familia. Valencia: Albatros.
PALACIOS, J. y MORENO, M.C. (1994), Contexto familiar y desarrollo social. En M.J. Rodrigo (Ed.), Contexto y
desarrollo social. Madrid: Síntesis.
PALACIOS, J. y RODRIGO, M.J. (1998). La familia como contexto de desarrollo humano. En M.J. Rodrigo y J.
Palacios (Coords.), Familia y desarrollo humano. Madrid: Alianza.
RODRIGO, M.J. y PALACIOS, J. (1998). Conceptos y dimensiones en el análisis evolutivo-educativo de la familia.
En M.J. Rodrigo y J. Palacios (Coords.), Familia y desarrollo humano. Madrid: Alianza.
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