Ensayo Investigación - Oral

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Universidad Autónoma de Entre Ríos

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Investigación Educativa I Contextos y Prácticas Educativas en las


Infancias

Profesorado Universitario de Educación Especial

Equipo docente:

Prof. Adjunto Ordinario: Mgs. Miguel Duhalde

Prof. Adjunta: Liliana Barsanti

Jefas de Trabajos Prácticos Ordinarios: Prof. Natalia Schonfeld

Lic. Rosana Ramírez

Jefa de Trabajos Prácticos suplente: Prof. Ivana Valenzuela

Auxiliares docentes: Prof. Sofía Sosa

Prof. José Soto

Adscripta: Prof. María Villagra

Docentes auxiliares: Alan Gómez

Camila Masset

Alumna: García Delfina

DNI: 43413957

Año académico 2023


“La fuerza radica en las diferencias, no en las similitudes”

Introducción:

En el siguiente ensayo abordaré diferentes Problemáticas que hemos desarrollado en


las clases de Investigación Educativa I Contextos y Prácticas Educativas en las
Infancias.

Para realizar una breve exposición argumentativa como futura docente, decidí hacer
énfasis en categorías de raza y blanquedad como visiones del mundo que cristalizan y
naturalizan las desigualdades sociales y aporofobia categoría para pensar los
discursos de odio y los procesos de vulneración social. Cuestiones que nos atraviesan
como seres humanos que habitamos el mundo, y diferentes sociedades.

Generalmente, las diversas problemáticas que atraviesan las sociedades tienen que
ver con los productos que genera un determinado sistema mundo, denominado
capitalismo, el cual se ha instaurado en la estructura social, económica, política y
ambiental en la que habitamos actualmente.

Para poder contextualizar las diferentes situaciones que voy a desarrollar, tendré en
cuenta aportes de Quijano, Aníbal. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina” (2000), Cortina, Adela “Aporofobia, el rechazo al pobre (2017), y Castro-
Gómez, Santiago. “Descolonizar la universidad. La hybris del punto cero y el diálogo
de saberes” (2007). Y de los artículos de “Identidad Marrón”, “El país invisible” y
“Maestras originarias sin escuela”.

Desarrollo:

En este ensayo voy a problematizar la situación expuesta en el artículo, “Identidad


Marrón, la denuncia del racismo estructural desde el arte y la política”, que está
formada por un grupo de personas quienes exponen una denuncia al racismo
estructural que afecta a las personas descendientes de los pueblos originarios en
Argentina. Estos consideran que desde la infancia se inculcan estereotipos negativos
asociados al color marrón y se borra este color de la paleta cuando se enseña que el
"color piel" es una gama que va del rosa al beige, tratando de visibilizar el color marrón
como una forma de denunciar las operaciones de blanqueamiento y discriminación
racial.

El racismo estructural se evidencia en diferentes ámbitos de la sociedad, como la


educación, el arte, el acceso a espacios públicos y culturales, la representación en los
medios de comunicación y la participación política. Además, refleja la invisibilidad de
las personas marrones en los discursos progresistas y en los movimientos de
resistencia.

La identidad marrón no se define en oposición a lo negro o afro, sino como una forma
política de interpelar y distinguir las particularidades de las personas descendientes de
pueblos originarios que sufrieron la esclavitud en la época colonial. Busca visibilizar las
estrategias de exclusión y discriminación que ejerce la supremacía blanca sobre las
personas no blancas. El colectivo identifica la compleja trama y multiplicidad de formas
de maltrato y opresión que forman parte de la hegemonía.

El racismo en Argentina y en otros países de América Latina está relacionado con la


aspiración de parecerse a los países considerados centrales y adoptar sus modos de
organización política y económica. Se niegan las propias opresiones y se reproduce el
imaginario de la identidad hegemónica blanca, lo que implica determinar quiénes son
aptos para ciertas cosas y quiénes no lo son.

Para combatir el racismo, se necesita de mediciones, la incorporación de la variable


étnica en las estadísticas y registros oficiales, así como implementar políticas activas
contra la discriminación étnica. También es importante revisar la asignación
presupuestaria desde perspectivas antirracistas y abordar temas como las detenciones
arbitrarias, los perfilamientos policiales y el acceso equitativo a la salud.

El racismo estructural no solo afecta a las personas descendientes de los pueblos


originarios, sino también a otras comunidades y grupos étnicos que enfrentan
discriminación basada en su apariencia, origen étnico o cultural. La lucha contra el
racismo debe ser inclusiva y abarcar a todas las personas que sufren las
consecuencias de la discriminación racial.

Asimismo, es necesario promover la participación y el liderazgo de las personas


afectadas por el racismo en la toma de decisiones y en los espacios de poder. Esto
implica impulsar políticas de inclusión en ámbitos como la política, el arte, la cultura y
los medios de comunicación, asegurando la representación y visibilización de todas las
voces.

La lucha contra el racismo también requiere una mirada crítica hacia nuestras propias
actitudes y prejuicios. Es importante cuestionar estereotipos, prejuicios y privilegios
que perpetúan la discriminación racial en nuestras sociedades. Promover la empatía,
el diálogo intercultural y la solidaridad entre los diversos grupos étnicos es esencial
para construir una sociedad más justa y equitativa.

Al abordar estas problemáticas desde una perspectiva integral, podemos avanzar


hacia sociedades más igualitarias y libres de discriminación racial.

La vulneración de los derechos muchas veces abarca la discriminación, superioridad


del sujeto en relación a la raza y la pobreza. Estas problemáticas siguen estando
instauradas de manera invisibilizada o naturalizada por los sujetos.

Todas estas cuestiones tienen relación a lo que sucede dentro de las sociedades de
los pueblos originarios y ancestrales, tomo algunos aportes de Quijano (2000) en su
texto cuando se refiere acerca de un nuevo patrón de poder, la clasificación social, que
significativamente rige en la mayor parte de la población mundial. Esta clasificación
social engloba diferentes construcciones mentales en relación a la idea de raza, la cual
se encuentra enmarcada por una llamada dominación colonial que se basa en la
codificación que realizaban los conquistadores en relación a las diferencias de las
estructuras biológicas, que justamente posicionaba a los conquistados en una
situación de inferioridad en relación a los que ejercían dicho patrón. .
La idea de raza se fue instalando en toda la población mundial a través de varios
elementos como la procedencia geográfica o país de origen en donde se configuro una
cuestión de nuevas identidades en relación a la connotación racial. Es por ello que
Quijano (2000) sostiene que “de ese modo, raza se convirtió en el primer criterio
fundamental para la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles
en la estructura de poder de la nueva sociedad” (2000. Pág. 780)

De acuerdo a este criterio, se determinaron jerarquías, lugares y roles sociales, lo que


significó que la raza e identidad racial fueran instrumentos de clasificación social para
la población. Para los colonizadores, el color fue establecido como rasgo fenotípico y
emblemático para determinar una categoría racial, ellos se autodenominaron como
blancos. A partir de allí, la idea de raza fue un elemento crucial para legitimar las
relaciones de dominación impuestas por la conquista, lo cual significó que los pueblos
sometidos fueran situados en una posición de inferioridad respecto a sus rasgos
fenotípicos, descubrimientos mentales y culturales. La modernidad y la racionalidad
fueron imaginadas como experiencias y productos exclusivamente europeos.

A partir de la separación entre diferentes razas, que, desde la perspectiva


eurocéntrica, representan diferentes temporalidades históricas en el marco de la
modernidad, se divide al conjunto de los seres humanos. Los indígenas, los negros,
los oliváceos y amarillos, serían dentro de la concepción eurocéntrica, razas
“inferiores” y, por tanto, atrasadas, mientras que los blancos serian la raza
desarrollada y superior, y, por tanto, dominante.

Retomando los argumentos que he descrito, es necesario destacar que aún siguen
vigentes estas situaciones que abarcan el colonialismo del poder, ya sea el
desplazamiento de aquellos pueblos originarios e indígenas, porque si bien existe una
separación en relación a la idea de raza, la superioridad del sujeto eurocéntrico sigue
siendo exacerbada.
Es por ello que es necesario que, como sujetos de derechos, instalemos la idea de
una descolonización de poder, la cual implica diversos procesos, tales como la crítica
de la perspectiva eurocéntrica y el ejercicio de las formas autónomas de construcción
de conocimiento y acción social. Por ello, los movimientos encabezados por indígenas
latinoamericanos son los que pueden orientar las rutas posibles de la lucha social.
Las luchas sociales deben, por lo tanto, encaminarse hacia la descolonización del
poder, pasando por la necesaria ruptura con el eurocentrismo y el reconocimiento de
la diversidad y de luchas de poder dentro de dicho patrón de poder colonial, no como
una forma natural de organización y división mundial, sino reconociendo los elementos
de poder y dominación implícitos en éste.

Otro artículo que seleccioné para seguir trabajando en este ensayo es “el país
invisible”, el cual expone la diversidad de comunidades originarias, donde se
encuentra un Estado presente casi exclusivamente en el sostenimiento de programas
sociales, pero que hay un Estado ausente, en las restantes situaciones que suceden
en las sociedades.
Todavía queda un bosque que integra el Chaco Salteño, este, “Es un monte que está
muy lastimado, destrozado por la influencia de las corporaciones, de ambiciones
egoístas del hombre, sin importar que allí hay vida”, denuncia Fidelina Díaz, vocera de
la comunidad Chorote de Pomis Jiwet.
Considero que la identidad indígena puede estar cargada de susceptibilidades
políticas, ya que el reconocimiento de un grupo determinado puede dar paso a
obligaciones en materia de derechos humanos y a reivindicaciones sobre los recursos.
Esa comunidad no tiene buena higiene y no carece de agua potable, y estas
situaciones pueden desencadenar enfermedades que propician la desnutrición.
Con el tiempo ha ido aumentando la visibilidad y participación política de los pueblos
indígenas. Pero, cuando se los compara con el resto de los latinoamericanos, aún
presentan peores indicadores en cuanto a salud, educación, trabajo y acceso a los
servicios.
Las organizaciones solidarias son indispensables para acabar con la pobreza, y por
eso merecen el mayor reconocimiento y apoyo. En realidad, la humanidad tiene hoy en
día medios para que nadie viva en pobreza y además tiene el deber de erradicar,
porque es un derecho de las personas que se les ayude a salir de la pobreza, pero no
lo hemos conseguido, lo cual significa que somos sociedades injustas, que estamos
bajo mínimos de justicia.
Sin el trabajo de las organizaciones y los ciudadanos solidarios el sufrimiento humano
sería mucho mayor, por eso su existencia y promoción es de primera necesidad. La
autora Adela Cortina (2017), sostiene que “es tarea del Estado proteger a los más
vulnerables de la sociedad, entre los que se encuentran las víctimas de la
discriminación y el odio”. Es por eso que el Estado debería de crear diferentes
programas destinados a familias en situación de extrema vulnerabilidad.
Siguiendo con lo que sostiene Adela Cortina, voy a profundizar en el papel del Estado
con la protección de los más vulnerables y su responsabilidad en la lucha contra la
pobreza y la discriminación.
Sostengo que es muy importante resaltar la importancia de las organizaciones y los
ciudadanos solidarios en la mitigación del sufrimiento humano causado por la pobreza.
Sin embargo, también es necesario reconocer que su labor es complementaria y no
sustituye la responsabilidad del Estado en garantizar el bienestar de todos los
ciudadanos.
Adela Cortina afirma, que el Estado tiene el deber de proteger a los más vulnerables
de la sociedad, lo cual implica adoptar políticas y medidas concretas para combatir la
discriminación y el odio. Esto se debe a que la discriminación y el odio contribuyen a
perpetuar la desigualdad y la exclusión social, aumentando la pobreza y el sufrimiento
de aquellos que son objeto de dichas actitudes.
En este sentido, quiero analizar cómo el Estado puede abordar la discriminación y el
odio a través de la promoción de leyes y políticas inclusivas, así como de programas
de sensibilización y educación que fomenten el respeto, la igualdad y la solidaridad.
Además, considero que es de suma importancia dar cuenta que el Estado debe
garantizar el acceso a la educación, salud y vivienda, especialmente para aquellos que
se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Es fundamental establecer mecanismos de protección y apoyo específicos para las
víctimas de discriminación y odio, brindándoles recursos y herramientas para hacer
valer sus derechos y superar las barreras que enfrentan.
Hay que tener en cuenta que la sociedad de prioridad a ciertos valores y pensar seres
conscientes en tomar una decisión respecto a valores como prevenir igualdad de
género, respeto a los mayores, damos un afirmativo apoyo a estas iniciativas pero no
lo cumplimos y allí hay un desfase en las declaraciones y realizaciones. Tomando las
palabras de Adela Cortina (2017), “debemos reflexionar en qué valores vamos apostar
y cuales vamos a dejar”, si descubrimos que tenemos un desfase en nuestros valores
hay que identificarlos, estudiarlos y eliminarlos por la razón de no ser.
Es importante reconocer que los valores son la base de nuestras decisiones y
acciones. Sin embargo, a menudo existe un desfase entre lo que afirmamos valorar y
nuestras acciones concretas. Este desfase puede deberse a diversas razones, como
la influencia de la cultura, las presiones sociales o incluso la falta de conciencia sobre
la importancia de vivir de acuerdo con nuestros valores.

Reconocer y comprender los desfases en nuestros valores no es suficiente. Debemos


tomar medidas concretas para eliminarlos por la razón de no ser, es decir, para alinear
nuestras acciones con los valores que consideramos verdaderamente importantes.
Esto implica adoptar un compromiso activo de cambiar nuestros comportamientos,
superar las barreras que nos impiden vivir de acuerdo con nuestros valores y buscar
maneras de fomentar una mayor coherencia entre lo que valoramos y cómo actuamos
en la práctica.

No hay que esperar a que haya una “desgracia rotunda” para darnos cuenta de que la
humanidad viviría mucho más feliz y mucho más contenta, y todos podrían salir
adelante y seguir con sus planes de vida, si en cada ámbito de la vida social se
tratarán de alcanzar los fines por los que existen. A ver si aprendemos que al igual
que el campo hay que cultivarlo día a día para que las plantas crezcan, nosotros
también tenemos que cultivar las buenas costumbres, las buenas aspiraciones y
hábitos y los grandes ideales en cada momento, no solamente cuando aparece una
catástrofe aterradora.
Teniendo en cuenta lo desarrollado hasta aquí es importante abordar el artículo que
relata la situación de “maestras originarias de comunidades indígenas” en Argentina
que se han graduado como maestras de nivel inicial en el Instituto de Educación
Superior 6050 de Santa Victoria, a pesar de su formación, estas maestras enfrentan
dificultades para encontrar trabajo en jardines de infantes y escuelas. Muchas de ellas
no pueden acceder a especializaciones y postítulos debido a la falta de recursos
económicos y la falta de acceso a internet en sus comunidades. Como resultado, las
niñas y los niños de estas comunidades siguen siendo educados por maestros que no
hablan su lengua y no los entienden.

El artículo presenta testimonios de algunas de estas maestras. María Emilia Díaz y


Luisina Pérez, pertenecientes a las etnias chorote y wichí respectivamente, expresan
su deseo de poder ejercer su profesión, y enseñar a los niños en su lengua materna.
Sin embargo, se enfrentan a obstáculos debido a la falta de puntaje para acceder a los
puestos de trabajo, y la dificultad para realizar cursos y diplomaturas debido a su
costo.

Carolina Andrada, de origen criollo, pero que creció en una comunidad wichí, también
comparte la frustración de no encontrar empleo docente después de cuatro años de
graduarse. Estas maestras enfrentan desafíos económicos, y tecnológicos, ya que
carecen de recursos y tienen una conexión de internet deficiente en sus comunidades.
Destaca la importancia de que los niños de estas comunidades tengan maestros que
hablen su lengua materna para facilitar su aprendizaje del español. Además, señala
las dificultades que enfrentan estas comunidades en términos de acceso a servicios
básicos, como agua potable, atención médica y documentos de identidad.

Cómo la educación puede ser utilizada como una herramienta de subordinación y


exclusión, en este caso hacia las maestras indígenas y los conocimientos y
cosmovisiones de los pueblos indígenas. El artículo señala cómo estas maestras
enfrentan dificultades para encontrar empleo y cómo se les niega el reconocimiento y
valoración de sus habilidades y conocimientos. También se deja de lado la
importancia de que los niños indígenas reciban educación en su lengua materna para
preservar su identidad cultural, a esto lo puedo relacionar con Castro-Gómez cuando
expresa la imposición de una visión homogénea y eurocéntrica de mundo en la
educación. Esta dominación cultural en la educación y la situación concreta de
exclusión y discriminación que enfrentan las maestras indígenas en Argentina.

Esta falta de oportunidades laborales refleja la falta de reconocimiento y valoración de


sus conocimientos y habilidades por parte del sistema educativo dominante, a esto lo
relaciono con lo que expresa Castro Gómez cuando analiza cómo la educación ha sido
utilizada como una herramienta de dominación y colonización cultural por parte de las
élites y el sistema hegemónico. También cómo se impuso una visión eurocéntrica y se
negó el reconocimiento y valoración de las cosmovisiones y conocimientos de los
pueblos indígenas.

Como afirma Castro- Gomez (2007)” La globalización neoliberal no ha hecho más que
profundizar las desigualdades económicas, sociales y culturales, generando una
brecha cada vez mayor entre aquellos que tienen acceso a los recursos y aquellos que
son excluidos de ellos".

Esta cita resuena con la realidad que enfrentan las maestras indígenas en Argentina,
quienes se ven confrontadas con dificultades económicas y tecnológicas que limitan su
capacidad de proporcionar una educación de calidad a los estudiantes de
comunidades indígenas. El artículo destaca cómo estas maestras a menudo carecen
de recursos básicos, como materiales didácticos actualizados, conexiones a internet
confiables y capacitación adecuada.

La desigualdad social y el acceso limitado a recursos educativos son obstáculos


significativos para el desarrollo de una educación inclusiva y equitativa. Asi como en
este caso las maestras indígenas, al ser excluidas de los beneficios de la globalización
neoliberal, se encuentran en desventaja para brindar a sus estudiantes las
herramientas necesarias

Es fundamental que se implementen políticas y programas específicos para abordar


estas desigualdades, y garantizar que las maestras indígenas tengan acceso a los
recursos y apoyo necesario. Esto implica invertir en infraestructura educativa en las
comunidades indígenas, proporcionar programas de capacitación adaptados a sus
necesidades y promover una mayor inclusión de las perspectivas y culturas indígenas
en el currículo escolar.
Tanto el artículo sobre las maestras indígenas como el texto de Castro-Gómez
abordan la exclusión y discriminación que sufren los pueblos indígenas en el ámbito
educativo, así como la necesidad de una educación intercultural que reconozca y
valore sus conocimientos y cosmovisiones. Ambos ponen de relieve la importancia de
superar las desigualdades, y construir un sistema educativo más inclusivo y
respetuoso de la diversidad cultural.

Conclusión:

A modo de cierre, considero que en nuestra región, las víctimas del racismo y la
discriminación son principalmente comunidades y personas con identidades diversas,
forjadas a través de la raza, cultura, nacionalidad, idioma y territorio. Estas
identidades, buscan expresarse libremente, son vistas como diferentes, por la
identidad dominante, es decir, la nación. Aquellas que insisten en su singularidad son
discriminadas de diversas formas, ya que se les desvaloriza mediante estereotipos
raciales. Esta discriminación se basa en la negación del derecho a ser diferente,
socavando así la diversidad multiétnica y multicultural de nuestra sociedad y Estado.
Por las razones anteriormente indicadas, para erradicar la discriminación, es
fundamental implementar políticas estatales que combatan el racismo y la
discriminación racial, a la vez que promuevan la diversidad como un requisito para un
desarrollo equitativo y la plena vigencia de los derechos humanos. Es esencial
priorizar la educación en derechos humanos, el acceso a la justicia, la participación
política de las comunidades afrodescendientes y el goce de los derechos económicos,
sociales y culturales. Además, debemos establecer indicadores objetivos que evalúen
el cumplimiento de estas políticas públicas, implementar mecanismos de monitoreo de
sus avances y abordar las deficiencias que requieran un mayor esfuerzo.

Es crucial reconocer que la discriminación es tanto causa como consecuencia de la


pobreza y la desigualdad, generando un ciclo de exclusión. A pesar de que se hable
más de pobreza y desigualdad, debemos tener en cuenta que la discriminación juega
un papel fundamental en este proceso de exclusión. Numerosas personas son
excluidas diariamente de la educación, los servicios de salud, los programas públicos y
las oportunidades laborales debido a razones injustificadas, como ser mujeres,
pertenecer a pueblos indígenas, ser trabajadoras domésticas o ser afrodescendientes.

Como alumna y futura docente, creo firmemente en la importancia de nuestra


participación activa en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
Debemos trabajar juntos para combatir el racismo, promover la diversidad y erradicar
la discriminación, implementando políticas estatales efectivas y abordando la
interrelación entre pobreza, desigualdad y discriminación. Solo así lograremos una
sociedad inclusiva y respetuosa, donde todos los seres humanos sean valorados y
respetados en su plena dignidad.

Bibliografía:
Castro-Gómez, Santiago. “Descolonizar la universidad. La hybris del punto cero y el
diálogo de saberes”. En Castro-Gómez y Grosfoguel (comp) (2007) El giro de colonial:
reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá:
Siglo del Hombre Editores; Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales
Contemporáneos y Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar.
Cortina, Adela (2017) “Aporofobia, el rechazo al pobre”. Buenos Aires: Paidós.
Capítulos 2 y 3.

Quijano, Aníbal. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En Lander


(2000) (comp) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas Latinoamericanas. Buenos Aires, Argentina: CLACSO.

Artículos:

El país invisible. Lavaca. Publicada 20/05/2022

"Identidad marrón", la denuncia del racismo estructural desde el arte y la política.


Entrevista a Sandra Hoyos, Chana Mamani, Alejandro Mamani y Flora Alvarado.

“Maestras originarias sin escuela”. Por Silvana Melo y Claudia Rafael - Agencia de
noticias Pelota de trapo

Ejes temáticos:

Raza y blanquedad como visiones del mundo que cristalizan y naturalizan las
desigualdades sociales.

Aporofobia, categoría para pensar los discursos de odio y los procesos de vulneración
social.

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