Antecedentes de La Ceramica en El Perú

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA

FACULTAD DE INGENIERÍA QUÍMICA Y METALURGIA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA QUÍMICA


 
 
 

ASIGNATURA: Cerámica I

Antecedentes de la cerámica en el Perú


 
DOCENTE : Ing. PALOMINO MALPARTIDA, Ybar Gustavo
ALUMNA : GUTÍERREZ ORIUNDO, Ruth Karina

 
AYACUCHO- PERÚ

2020
ANTECEDENTES DE LA CERÁMICA EN EL PERÚ

Los ceramistas tradicionales del Perú, incorporaron durante la Colonia técnicas. En la costa
norte Simbilá y Chulucanas se ponen en práctica el paleteado, el uso de labradoras y el
negativo. Cajamarca era una importante región de producción, queda en la memoria la
elaboración de la pallama con reminiscencias de las vasijas vidriadas del S. XVIII. En
Ayacucho sobresale el distrito de Quinua donde se continúan elaborando las iglesias de techo.
En esta región fue reconocido con un estilo propio el ceramista Leoncio Tineo Ochoa. En
Puno, en Santiago de Pupuja y Pucará hay la producción de chuas o chuwas que son platos
vidriados, los famosos “Toritos de Pucará”, las apajatas o jarras matrimoniales y las limitatas,
incalimitas o botellas ornamentales. En Cusco, que desde la Colonia generó talleres
artesanales de cerámica vidriada y en la primera mitad del S. XIX se impulsó en el ámbito
campesino la elaboración de objetos bruñidos sin vidriar y de color rojizo. En la Amazonía
está la cerámica de los Shipibo-Conibo, que se caracteriza por su decoración llamado kené y
por una pasta muy fina (Fuentes; 1992).

Del antiguo Perú encontramos objetos cerámicos de gran belleza que reflejan el entorno
socio-geográfico del momento. Los arqueólogos consideran que hacia 1850 a. C. se produjo
el origen de la cerámica. La cerámica inicial adopta del mate decorado no sólo la forma sino
la técnica del esgrafiado y burilado.

La tecnología cerámica en la época prehispánica llegó a un alto grado de desarrollo y, no sólo


eso, desplegó una variedad de estilos e iconografías que hoy despierta una gran admiración a
nivel mundial. En la Colonia se incorporaron y fusionaron técnicas, formas y motivos,
produciéndose un replanteamiento de contenidos temáticos y funciones. Comenzó a usarse el
torno del alfarero occidental y se aplicó en los acabados el vidriado. Esta herencia
tecnológica se continúa empleando en las actuales poblaciones de ceramistas.

La trayectoria histórica de este arte tiene larga data y da cuenta de épocas de florecimiento y
decaimiento, mientras en algunas zonas se extingue la producción cerámica en otras florece y
se expande. Las principales regiones de producción cerámica son: hacia el norte Piura y
Cajamarca, al centro-sur Ayacucho, al sur Puno y Cusco y en la Amazonía la región de
Ucayali.

CERÁMICA DE PIURA

Con la llegada de los españoles a tierras del Perú, la costa norte resultó siendo una de las
primeras zonas cuyas tradiciones artesanales se vieron afectadas, sobre todo, en la zona
comprendida por la antigua cultura Chimú que en aquellos momentos formaba parte del
Tahuantinsuyo. De ahí que sea uno de los primeros sitios donde aparece la técnica del
vidriado en tono verde o melado, de forma total o parcial, cubriendo las vasijas locales y de
estilo Inca.
Este experimento se notó en recipientes silbadores dobles que aún mantenían su forma y
función. Se originó un arte de transición. Este es el caso del llamado “caballo andino” o
“caballo chimú” que presenta una técnica propia de la costa norte e iconografía compuesta
por un caballo español y un jinete con rasgos muy locales de tipo norteño.

Burrito teresa, yamunaque Piura

En la costa norte Simbilá se constituye en uno de los centros alfareros que aún pone en
práctica las técnicas ancestrales del paleteado y aplicación de sellos o labradoras para la
decoración por impresión. Mientras se mantiene húmeda la arcilla, con la labradora de
cerámica se impresiona o sella la vasija en la parte superior de su panza, en una o dos filas
horizontales (Spahni; 1966:25).

Otras zonas de Piura, tal es el caso de Chulucanas, también emplean la técnica del paleteado
y un sello con diseño geométrico aplicado en la parte superior del cuerpo como generalmente
se dispone la decoración. Así mismo, las vasijas pueden ser de color negro, logrado por un
horno de reducción que consiste en mantener el oxígeno al interior y al no ser liberado
penetra las paredes de la pasta cerámica hasta ennegrecerlas. Hoy la cerámica de Chulucanas
es la que más se exporta por su mayor producción y vistosidad. Hoy la cerámica de
Chulucanas es la que más se exporta por su mayor producción y vistosidad. Destacan las
famosas gorditas en todas sus variantes cuya creación se debió a Gerásimo Sosa. Sin
embargo, la masiva producción está generando 31 una baja calidad artística, el empleo de
materiales inadecuados y la imitación de formas de vasijas foráneas. Entre las familias
tradicionales que mantienen su calidad artística sobresalen los Sosa y los Yamunaqué.

CERÁMICA DE CAJAMARCA

A esta región poco conocida por su manifestación cerámica corresponde un objeto singular:
la pallama que es un recipiente aribaloide, reminiscencia de las vasijas de ese tipo elaboradas
con la técnica vidriada en el S. XVIII a solicitud de la élite incaica del Cusco. Esta pallama
producida en época contemporánea en las alturas de Cajamarca en un poblado de olleros,
ubicado en Shudal, es de confección rústica y hecha con moldes bivalvos, técnica propia del
norte del Perú.
Los distritos de Matará y San Marcos cuentan con una arcilla blanca que le da un toque
característico a sus jarras con asas, garrafas, ollas y fuentes, las cuales son engobadas de
blanco y llevan decoración fitomorfa en tono café, pardo o rojizo y a veces son levemente
vidriados con almártaga verde (óxido de plomo). Otras formas conocidas en Cajamarca son
los pavos o toros sahumadores. (Villegas; 2001).

Otras formas conocidas en Cajamarca son los pavos o toros sahumadores. De los objetos
utilitarios resaltan los tiestos para tostar café, ollas y cántaros diversos, jarras y demás
utensilios. Es singular la producción del “dibujo de techo” hecho por los tejeros para ser
colocados en las cumbreras al finalizar el techado de las casas y que son obsequiados por
familiares o vecinos de la comunidad. Se encuentran en formas de jinetes, yuntas de bueyes,
caballos y perros (Villegas; 2001).

CERÁMICA DE AYACUCHO

El principal centro alfarero de Ayacucho se halla en el distrito de Quinua. Son características


sus cerámicas por sus formas peculiares, decoración y colorido terroso. La alfarería era una
actividad dedicada exclusivamente por los varones. Se dice que antiguamente Quinua fue un
pueblo habitado por “olleros”. Actualmente los objetos domésticos se elaboran en menor
cantidad. Más bien los de función ceremonial proliferan. Según Roberto Villegas, es difícil
señalar desde cuándo se comenzaron a realizar piezas con esta función ceremonial. Este autor
refiere de acuerdo con la tradición oral de la zona que fue el ceramista Otccochocco el
iniciador. Entre los utilitarios se encuentran vasijas de uso doméstico como cántaros, platos,
papayas (especie de teteras) y ollas. Dentro de las ceremoniales son evidentes las iglesias de
techo, los animales conopas (representando venados, gallos, toros, carneros, otorongos,
llamas o loros) y los músicos.

Iglesia de Quinua Ayacucho sirena de Quinua Ayacucho


En cuanto al proceso de elaboración, primero se obtienen las arcillas de los yacimientos de
los alrededores (Tantaniyoc, Moya, Quituara y Huamanquilla). A esta arcilla denominan
llinco y presenta dos variedades de color pardo. Luego, se mezclan estas arcillas con una
tercera denominada acco. Esta mezcla es ejecutada con los pies sobre una piedra plana,
siendo ésta reemplazada en la actualidad por el torno manual. Una vez concluido el modelado
se procede al acabado con la definición de los detalles (ojos, boca o cabello), el engobado
total o parcial, el pintado de diseños y el pulido (Villegas; 2001).

 Leoncio Tineo Ochoa

Destacado ceramista Ayacuchano que compartió su arte con la agricultura y fue heredero de
la técnica y el oficio de su madre María Ochoa quien elaboraba pequeños silbatos con formas
de toritos, gallos y campesinos, pintados de carmín oscuro y amarillo. Amplió su mundo
iconográfico sobre la base de los silbatos. Al respecto Stastny refiere:

“...Tineo empezó a hacer variaciones cada vez más osadas sobre el tema del silbato. Era éste
un campo en el cual el ceramista tenía libertad de jugar con las formas. Ninguno de los otros
géneros hubiera consentido desviaciones pronunciadas de los prototipos establecidos. Es por
eso que aún las piezas más elaboradas y de considerable tamaño creados por Tineo
posteriormente, como el San Jorge (...) no dejan de tener en algún lugar oculto la boquilla del
instrumento infantil.”

El tema de la vida cotidiana le interesó (mujeres cargando a sus hijos, músicos de violín,
corneta, guitarrista y waqrapuku, parejas merendando entre otros personajes); así como una
temática religiosa: iglesias, santos (San Cristóbal, San Jorge matando al dragón), cruces de la
pasión, cristos nazarenos, nacimientos y la piedad. También incursionó en la temática
histórica representando a Manco Capac, Mama Ocllo y su séquito, Manco Capac recién
salido del lago Titicaca, al general Sucre, etc. Presentan sus piezas el color natural de la
arcilla, en ocasiones los colorea parcialmente con tonos terrosos (Fuentes;1992).

CERÁMICA DE PUNO

Puno también es otro de los pueblos alfareros actuales de reconocido prestigio, siendo
Santiago de Pupuja y Pucará dos de las zonas productoras en actividad. Desde tiempos
remotos la práctica tradicional de la alfarería se ha afirmado en estos ámbitos como una labor
complementaria de la agricultura y la ganadería al igual que en otros poblados. Durante la
Colonia en el S. XVII, se formaron “fábricas” de cerámica sobre todo en los lugares, que
desde la época prehispánica se especializaron en dicha labor. Dichos talleres, según
Tschopik, se crearon en Santiago de Pupuja y Pucará. Allí se enseñaron las técnicas del
vidriado y el uso del torno de alfarero europeo. A fines del S. XVII en Pupuja ya se producían
objetos vidriados comparados a los que se elaboraban en Talavera de España.
Torito de Pucará

Nos centraremos en esta oportunidad en las chuas o chuwas. Son platos que en el S. XVII, en
el área de Chucuito, se mantenían sin vidriar, según información de Bernabé Cobo. De
acuerdo al Vocabulario elaborado por Bertonio se consignaba en la zona de Juli el término
chua como “escudilla para comida”, yura chua era “escudilla profunda” y pallalla chua se
refería a “un plato plano, ni profundo ni cóncavo” (Tschopik; 1989:166).

Por lo visto, este término aludía a un plato con diversas dimensiones y para determinados
alimentos. Al parecer, ya avanzado el S. XVII y quizá ya en el S. XVIII aparecieron en
Chucuito, 39 un conjunto de chuas coloniales vidriadas, de bases anilladas, con decoración de
diseños reticulados, cursivas y florales en verde, marrón oscuro o amarillo

CERÁMICA DE CUSCO

La cerámica cusqueña nos ofrece aspectos diferentes respecto a la producción de Ayacucho


pero con características similares a Puno en cuanto al empleo de técnicas y a las formas. La
tradición prehispánica de objetos ceremoniales se mantiene durante la colonia
subterráneamente asumiendo ropajes nuevos, poco peligrosos para los intereses de los
evangelizadores. La industria cusqueña de cerámica vidriada expresada en talleres
artesanales, posiblemente se inició a fines del S. XVI, teniendo semejanzas con la de Lima en
cuanto a su organización gremial. El vidriado se aplicó tempranamente en objetos de
tradición prehispánica a manera de ensayo (Stastny; 1986:7).
Candelero Yaramuray, Cusco

La segunda mitad del S. XVIII se produjo un renacimiento de formas y funciones


prehispánicas de cerámicas cubiertas por un vidriado tricolor (verde, marrón y amarillo sobre
crema o amarillo, o azul y marrón sobre crema) hechas a pedido de la nobleza incaica que
seguramente mantuvo oculto el uso de sus objetos rituales, inspirados en los ultis y conopas
incaicas de piedra, convertidos en nuevos huacos (Stastny; 1981:59).

Hace poco se dio a conocer en el ámbito limeño la producción de cerámica vidriada de la


comunidad de Charamuray, ubicada en el distrito de Colquemarca de la provincia de
Chumbivilcas. Principalmente se producen piezas utilitarias y en menor proporción piezas
decorativas y rituales. Las ollas o rumimankas, las jarras, platos, tazas, tostadores, teteras,
fuentes, peroles y cuartillas conforman el rubro utilitario (Roel; 2009).

Dentro de lo decorativo se encuentran unas vasijas adornadas con figuras de aves, flores y
personas; floreros simples con dos colibríes a modo de asas; florero mellizo compuesto por
dos vasijas unidas; candelabros o candeleros con un individuo sentado, aves con alas
extendidas o un picaflor en vuelo. Entre 48 las piezas rituales destacan los toros y figuras
humanas que se emplean con fines protectores durante el wasichakuy o techado de las casas.
También se representa el cóndor rachi que es el cóndor montado sobre el lomo del toro.

Cerámica de la Amazonía

En la Amazonía son varios los grupos étnicos dedicados a la elaboración de cerámica, siendo
los más representativos los Shipibo-Conibo, asentados en la región del Ucayali. Esta
cerámica ShipiboConibo se caracteriza por su decoración llamado kené y por presentar una
pasta muy fina. La actividad está exclusivamente dedicada por las mujeres de la comunidad.
Se usan diversos tipos de arcilla y principalmente del color azul grisáceo, obtenidas en las
lagunas. Ésta se mezcla con las cenizas del árbol apacharama para darle una mejor
consistencia. La mezcla es cernida y amasada con los pies y las manos. Luego se hacen tiras
o rollos que van colocando en espiral. A esta técnica se llama “colombin”. El alisado se hace
con un fragmento de una cerámica pulida, un trozo de calabazo una piedra de río o con
semillas grandes. La cocción se realiza sobre unas ramas de árbol y vasijas viejas, colocando
las piezas boca abajo y leña alrededor (Villegas; 2001).

Joni Shomo Shipibo-Conibo, Ucayali

Para barnizar las piezas emplean el yomosho o resina de árbol y ésta se aplica a las vasijas
calientes. El maosh o tierra blanca y el mashinti o tierra colorada sirven para pintar las
mocahuas, callanas y otros objetos. Como pinceles emplean la hoja de cebón, el pelo, la caña
brava y algodón atado a un palito.

Las formas varían según el uso: platos, cántaros, ollas, cántaros antropomorfos, vasijas en
forma de cruz y con formas animales. El quempo o mocahua sirve para tomar el masato, que
es el licor de la yuca fermentada. El shomo es una tinaja común y se usa para almacenar y
fermentar el masato. Los joni shomo son los cántaros antropomorfos que por lo general están
en pareja.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 CARMEN DE LA FUENTE, María. Artesanía peruana: orígenes y evolución.


Universidad de Texas. Allpa, 1992 pp. 80, pp. 95.

 VILLEGAS ROBLES, Roberto. Artesanías peruanas. Lima, Universidad Inca


Garcilaso de la Vega – Central interegional de Artesanos del Perú (CIAP), 2001.

 STASTNY, Francisco (y) ACEVEDO, Sara. Vidriados y mayólicas del Perú. Lima,
Museo de Arte y de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1986.

 MIRANDA R., Víctor A. “Tineo: el gran maestro de la artesanía”. En: El Comercio,


Lima, 9 de febrero, 1997, pp. C10.

 ROEL, Pedro. Charamuray y su cerámica. Catálogo de exposición. Lima, Museo


Nacional de la Cultura Peruana, 2009.

 SPAHNI, Jean-Christian. La cerámica popular en el Perú. Lima, Cía. Peruano Suiza,


1966.

 TSCHOPIK, JR., Harry. “Una tradición andina de cerámica en su perspectiva


histórica”. En: La cerámica tradicional del Perú. Lima, Ed. Los Pinos, 1989, pp. 161-
174.

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