5 Caducidad de Instancia - Doctrina y Jurisp CSJN
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francés según el cual la justicia debe "ser rogada" para que se cumpla con un acto procesal de incumbencia del
propio tribunal, porque los jueces y sus auxiliares deben cumplir las tareas que la ley les encomienda sin que "se
les ruegue una, dos y más veces". (6)
El deber de los litigantes de instar el procedimiento, aunque, en principio, se extiende a todo el curso de éste,
desaparece cuando existe un deber del tribunal, porque el deber del litigante termina donde empieza el deber del
juez. (7)
Cuando no existe el deber de instar (deber a cargo de las partes, el órgano jurisdiccional no tiene que instar:
debe decidir o ejecutar) no hay instancia abierta y no corre ad ínterim el plazo de perención.
La caducidad de la pretensión es un arbitrio instruido para sancionar la inacción de los litigantes, siempre
que se encuentren en el deber de instar puntualmente el adelanto del proceso. (8)
Decir "instancia", bajo esta significación posible, es decir con una sola palabra, muy económicamente en
términos lingüísticos pero sin aspiración de crear una institución procesal, "momento en que el movimiento del
proceso depende de que las partes cumplan con el deber de realizar actividad idónea a tal fin".
Dado que el deber de instar de las partes y el deber del juzgado o tribunal de realizar la actividad procesal a
su cargo se van alternando a lo largo del proceso, la instancia se abre y se cierra alternada y sucesivamente, cada
vez que renace y se satisface el deber de instar — deber de "instar" que, se insiste, puede estar sólo a cargo de
las partes— . (9)
Las partes no pueden ser responsabilizadas y perjudicarse irreparablemente con el simple argumento que
debieron suplir la inactividad del responsable directo. (10)
Ni qué decir cuando al querer cumplir con su deber de activar el órgano judicial yerra y, en vez, paraliza la
causa: mal puede responsabilizarse a las partes. (11)
Si existe deber judicial de activar no importa que las partes "puedan" también hacerlo. (12) O dicho de forma
más completa: si existe el deber judicial de activar sin necesidad de gestión de los interesados, no importa que
no sea del todo imposible para éstos activar el proceso. (13)
Pero, si en una de esas idas y venidas, la instancia (es decir, el momento en que toca a las partes el deber de
instar) se prolonga en el tiempo tanto que se cumple el plazo legal de perención, entonces cae la pretensión por
presumida falta sobreviniente de interés procesal.
En síntesis:
a- si hay deber de instar, hay instancia momentáneamente abierta y plazo de perención en curso;
b- si no hay deber de instar, no hay instancia momentáneamente abierta ni plazo de perención en curso: hay
un procedimiento cuyo desplazamiento hacia su fin natural – la sentencia- no depende de las partes;
c- instancia significa, en suma, momento en que impera el deber de las partes de instar para movilizar el
procedimiento.
4. El caso
4.1. Itinerario
En una quiebra el juzgado declaró admisible el crédito insinuado por la AFIP en concepto de intereses
resarcitorios y punitorios de ciertas cargas y tributos.
Contra esa resolución la persona fallida entabló revisión, abogando por la reducción de las tasas de interés,
lo cual logró; la cámara cargó las costas a la AFIP en su carácter de vencida.
La AFIP introdujo recurso extraordinario local cuestionando la imposición de costas, quejándose de que no
se hubieran impuesto en el orden causado, por entender que su parte no había formulado oposición a la
pretensión de morigeración de intereses y en vez había dejado librado al criterio judicial resolver sobre su
procedencia.
El Superior Tribunal local declaró la caducidad de la instancia extraordinaria, lo cual tenía como
consecuencia directa dejar firme la imposición de costas a la AFIP por el incidente de revisión.
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Contra la declaración de caducidad de la instancia extraordinaria local, la AFIP interpuso el recurso
extraordinario federal que dio pábulo a la sentencia que se anota.
4.2. ¿Qué fue lo que pasó?
La Corte provincial ordenó la remisión del expediente principal mediante providencia del 23 de agosto de
2005 y de propia iniciativa libró oficio solicitando esa remisión el 29 de agosto.
Ese oficio resultó infructuoso y su respuesta fue recibida en la mesa de entradas de la Corte local el 22 de
noviembre de 2005.
Ese mismo día, el 22 de noviembre de 2005, la AFIP solicitó la suspensión de los procedimientos y la
reiteración del oficio.
El 23 de noviembre la Corte resolvió tener presente la suspensión pedida, ordenando la reiteración del
oficio, el cual fue librado nuevamente por el tribunal de propia iniciativa el 30 de noviembre. Este nuevo
requerimiento fue contestado el 19 de diciembre haciendo saber que las actuaciones solicitadas se encontraban
en la Cámara de Apelaciones, recibiéndose esa contestación en mesa de entradas de la Corte local el 15 de
febrero de 2006, siendo elevada a Secretaría el 18 de abril de ese año.
El acuse de caducidad fue presentado el 6 de diciembre de 2005, contestado por la AFIP y resuelto el 10 de
abril de 2006.
4.3. La solución de la Corte Federal
La encontramos ajustada.
Si, según reseña de la Procuradora Fiscal de la Nación, para la Corte local el último acto de impulso procesal
fue el decreto del 23 de agosto de 2005 que había ordenado la petición de los autos principales, aequo animo,
servatis servandis, también debió ser considerado impulsorio el nuevo decreto del 23 de noviembre de 2005
ordenando la reiteración de la petición de los autos principales (argumento ad hominem), de manera que no
alcanzaron a cumplirse 3 meses de inactividad o, si se quiere, el último día de los tres meses contados desde el
23 de agosto de 2005 – es decir, el 23 de noviembre de 2005- con el nuevo decreto del Tribunal fue
interrumpido el curso del plazo de supuesta inactividad procesal iniciado a partir del 23 de agosto (art. 25 CCiv).
Así, el pedido de caducidad del 6 de diciembre de 2005 era, por ese solo motivo, infundado: no habían pasado
tres meses de inactividad ad ínterim.
Pero además no había mediado falta de impulso imputable a la AFIP antes del 6 de diciembre de 2005,
porque la Corte local había ordenado la remisión de los autos principales el 23 de agosto de 2005 pero sin
colocar sobre la AFIP el deber de activar esa remisión a través de la gestión del oficio respectivo, sino que al
parecer asumió la realización oficiosa de la tarea. Ese proceder oficioso de la Corte local pudo ser aprehendido
por la AFIP como falta de deber a su cargo de realizar actividad alguna a fin de mover la causa hacia su fin
natural: la sentencia. Pudo confiar la AFIP en que si la Corte local había asumido ciertos tramos centrales de la
gestión administrativa tendiente a lograr la remisión de los autos principales, herméticamente iba a agotar ese
cometido para colocarse a sí misma en situación de emitir sentencia. Así, sin deber de instar colocado explícita y
claramente por la Corte local sobre la AFIP y antes bien habiendo asumido la Corte local la ejecución oficiosa
de la orden de remisión del expediente principal sembrando la confianza de la AFIP acerca de su falta de deber
de instar, no pudo el Tribunal sorpresivamente imputar el infructuoso paso del tiempo a la AFIP sin conculcar
irrazonablemente las legítimas expectativas procesales de ésta, con afectación así de su derecho de defensa.
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202) cuando aluden a los juicios universales en general, a cuyo género pertenecen los procesos
concursales.Algunos códigos procesales vernáculos adecuadamente no contienen referencia normativa alguna en
torno a la caducidad de la instancia concursal: CPC Mendoza, CPCC Nación, CPCC Corrientes, CPCC Chubut,
CPCC La Pampa, CPCC Río Negro, CPCC Santa Cruz, CPCC Tucumán, CPCCLRM Tierra del Fuego.
(3) Precisamente el art. 79.II del CPC Mendoza determina que "La caducidad no podrá ser declarada de
oficio."
(4) "Los actos que impiden que se declare la caducidad de la instancia no son sólo los que deben cumplir los
jueces o tribunales, sino todos aquellos que están expresamente a cargo de quienes integran el Poder Judicial; la
palabra "Tribunal" no está empleada con alcance restrictivo sino como oposición a la expresión "partes". (Del
voto del doctor Colombo)" (Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, 1982/11/02, "Lombas
González, Eutimio", DJBA, 124-293, cit. en LEXCO Jurisprudencia 2.0.). Cfme. también Cámara 2a de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de La Plata, sala III, 1979/12/18, "Gastón y Cía., S. C., Juan C. c. La
Realidad, S. R. L.", SP LA LEY, 980-411, cit. en LEXCO Jurisprudencia 2.0.
(5) CPCC Nación (313 inc. 3), Buenos Aires (313 inc. 3), Catamarca (313 inc. 3), Chaco (293 inc. 3),
Chubut (313 inc. 3), Corrientes (313 inc. 3), Entre Ríos (301 inc. 3), Formosa (311 inc. 3), La Pampa (292 inc.
3), CPCC Misiones (art. 313 inc. 3), Neuquén (313 inc. 3), Río Negro (313 inc. 3), Salta (313 inc. 3), San Juan
(297 inc. 3), San Luis (313 inc. 3), Santa Cruz (291 inc. 3), Santiago del Estero (306 inc. 3) y Tierra del Fuego
(329.3.)
(6) Voto en disidencia del doctor García Montaño, Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de 4a
Nominación de Córdoba, 1983/06/10, "Basso y Tonnelier, S. A. c. Loza de Camaño, Secundina y otra", LLC,
983-264, cit. en LEXCO Jurisprudencia 2.0.
(7) Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, 1977/03/08, "Bruna, Pedro c. Ercolino,
Vicente", Acuerdos y Sentencias, 1977-I-292, cit. en LEXCO Jurisprudencia 2.0.
(8) Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, 1978/09/19, "Blanca, María c. Galfrascoli,
Lorenzo L.", DJBA, 116-116, cit. en LEXCO Jurisprudencia 2.0.
(9) La suspensión del curso del plazo de perención no implica cerrar la instancia, o sea, poner fin al deber
de instar, sino dispensar transitoriamente el cumplimiento del deber de impulsar e instar debido al
reconocimiento de un obstáculo o impedimento para ese cumplimiento.
(10) Vincent, Mabel "Caducidad de la segunda instancia. Elevación del expediente. Deberes del oficial
primero", LA LEY, 1994-A, 52.
(11) Como cuando la cámara en vez de remitir el expediente a la Corte para entender en un recurso
extraordinario, por error lo envía a primera instancia, donde transcurre el plazo de caducidad: sería injusto
sancionar al recurrente con la caducidad de su pretensión recursiva extraordinaria. Pero así lo resolvió la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en "Etchepare, Eduardo V. c. Gobierno Nacional, Ministerio de Cultura y
Educación s/ordinario", 8-10-1991, pub. en ED, 146-210, con nota de Bidart Campos, Germán J., "Una injusta
caducidad de instancia dispuesta por la Corte".
(12) Por vía de la concepción contraria, siempre podría reprocharse a las partes la no presentación de un
escrito requiriendo el cumplimiento del deber judicial de activar la causa.
(13) Colombo, Carlos J., "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Anotado y comentado", Abeledo
Perrot, 1969, t. II, p. 700.
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