Capitulo Iv La Entrevista

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UNIVERSIDAD MAYOR Y PONTIFICIA DE SAN FRANCISCO

XAVIER DE CHUQUISACA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA


EDUCACIÓN

CARRERA DE PSICOLOGÍA

3 AÑO B

CAPITULO IV LA ENTREVISTA

Apellidos y Nombres

PACA CUTIJIRA FERNANDO IVAN

Sucre 17 septiembre del 2021


La Entrevista
Introducción
La entrevista es uno de los métodos más antiguos y de empleo más frecuente
en la evaluación psicológica. La entrevista no sola mente informa sobre la
conducta verbal del entrevistado, sino acerca de sus posturas, gestos,
movimientos oculares, patrón del habla y otras características no verbales. La
entrevista puede entenderse como “un intercambio verbal cara a cara en el cual
una persona, el entrevistador, intenta obtener información psicológica de otra
persona o personas” (Maccoby y Maccoby).

Silva, en Fernández “Ballesteros y Carrobles”, la define como “una relación


directa entre dos o más personas que comprende una vía de comunicación
simbólica, objetivos prefijados y conocidos, al menos por el entrevistador, y una
delimitación de roles que implican un control de la situación por parte de aquél”.

Es clásica la discriminación de tres tipos de entrevista: abierta o libre,


semiestructurada y dirigida o estructurada. En las entrevistas propiamente
orientadoras, vale decir, de esclarecimiento, la modalidad más recomendable
es la semidirigida, que contempla un tiempo para que el entrevistado estructure
el tratamiento de los temas como él lo desee y un tiempo adicional para que el
entrevistador revise los temas que han quedado.

Además, cuando el orientador necesita asistir al orientado para el


afrontamiento de obstáculos en su decisión vocacional o para disminuir
ansiedades ante la elección, por ejemplo, no existe otro instrumento que pueda
reemplazar el tipo de intercambios verbales y emocionales que se generan en
el marco de una entrevista.

Durante la entrevista de orientación se inicia y establece el vínculo entre el


orientador y el orientado, fundamento de todas las otras intervenciones del
proceso. Por consiguiente, este vínculo debe ser lo suficientemente sólido para
soportar el resto de las actividades. El orientador debe permitir la libre
manifestación de las variables de personalidad del entrevistado, siempre dentro
del encuadre específico de la tarea de orientación.

Para el orientado tener que tomar una decisión trascendente, comprometerse,


enfrentar la realidad y confrontar con ella expectativas y metas constituyen
experiencias y tareas dificultosas que con frecuencia generan ansiedades y
temores. Éstos son sólo algunos de los emergentes psicológicos más frecuente
en las entrevistas.

Según Leona Tyler, las actitudes fundamentales del entrevistador que permiten
generar un clima emocional facilitador de la libre expresión del orientado son:
aceptación de la otra persona, comprensión y autenticidad. Esta autora señala
que la comunicación efectiva es la principal habilidad que debe poseer un
entrevistador en un contexto de orientación. Esto implica comunicar que está
comprendiendo aquello que el orientado trata de expresar y en particular sus
sentimientos. Los entrevistadores expertos son generalmente amistosos pero
neutrales, demostrando interés en la otra persona, pero sin manifestar
excesivamente sus reacciones. Al dedicar el tiempo adecuado a cada cuestión,
los buenos entrevistadores son capaces de desarrollar una conversación fluida
y centrada en los aspectos esenciales del problema; además, verifican sus
hipótesis de comprensión de las expresiones del entrevistado solicitando
aclaraciones y asegurándose de que las han entendido correctamente (Aiken).

Al mismo tiempo se sugiere algunas posibles vías de desarrollo de actitudes


básicas para el mejor desarrollo de la entrevista: fuertes conocimientos teóricos
de los procesos psicológicos, trato con toda clase de personas en la vida
cotidiana, lectura de biografías, novelas y poesías centradas en los
sentimientos de diversos tipos de personalidades y viajes que permitan
contactos prolongados con otras culturas.

Las técnicas de intervención específicas empleadas van a variar en función de


los objetivos precisos de cada encuentro, así como del marco teórico del
orientador. donde la primera entrevista pues es la que permite precisar la
“orientabilidad” del entrevistado, es decir, sus posibilidades de acceder a una
decisión referida a su futuro vocacional y, además, determinar si podrá realizar
este proceso, en el marco de las alternativas que el orientador puede ofrecerle.

La entrevista inicial de orientación

Como expresa Tyler, en la primera entrevista es la más difícil para el


orientador, pues en ella las cualidades de aceptación, comprensión y
sinceridad deben manifestarse desde el primer momento. El orientador debe
esforzarse en crear un clima amistoso y cordial, la situación de entrevista de
orientación no es una conversación social y, por consiguiente, las metas de
trabajo deben encauzar el intercambio verbal para crear una auténtica “relación
de orientación”. A diferencia de una conversación informal, en la entrevista nos
centramos intencionalmente en el análisis de las actitudes y los sentimientos
del orientado. Las metas esenciales de este primer encuentro son: construir
una relación adecuada de trabajo, explorar las realidades psicológicas
implícitas en la situación de elección y estructurar la relación en la mente del
orientado, es decir, proporcionarle una idea del modo en que la orientación
puede ayudarlo y planificar en conjunto las actividades ulteriores

El orientador espera observar luego de la primera entrevista una modificación


en el monto de ansiedad o confusión con que el orientado acude a este
encuentro. Es conveniente que la problemática del orientado pueda ser
delimitada por el orientador durante la primera entrevista. Esta aproximación
diagnóstica le permitirá al orientador intentar una serie de pronósticos, tales
como: “esta persona elegirá carrera, elegirá un área general, postergará la
elección definitiva o no podrá elegir debido a la calidad e intensidad de sus
perturbaciones y deberá ser derivada a psicoterapia, entre otras predicciones
posibles”. Estas hipótesis de trabajo permitirán planificar las actividades de
orientación e incluso programar conjuntamente con el orientado algunos
recursos técnicos que podrían incluirse en el proceso.

En general se tenderá a lograr desde el comienzo que el orientado vaya


experimentando una comprensión más realista de sus limitaciones,
aspiraciones y potencialidades. Si el orientado experimenta, al final de este
encuentro, que cuenta con apoyo y que un profesional competente se esfuerza
en comprender su problemática, seguramente podrá desarrollar una actitud
más madura, estable y menos ansiosa para enfrentar sus dudas y considerar
alternativas.

Si al finalizar este primer encuentro no ha sido posible alcanzar los objetivos


mencionados se acordarán otros encuentros que permitan cerrar esta instancia
fundamental del proceso de orientación.
En este primer encuentro es necesario obtener datos de identificación,
escolares, familiares, de actividades de recreación y del tipo de información con
que cuenta el orientado.

El orientado no ha recibido entrenamiento para comprender la situación de una


entrevista de orientación y seguramente percibirá su rol y el del orientador con
la perspectiva del modelo internalizado de otro tipo de relaciones anteriormente
experimentadas (profesor-alumno, médico-paciente u otras). El orientador debe
ayudarlo a desarrollar progresivamente el rol activo de una persona que intenta
definir un proyecto de vida con la ayuda de un profesional.

Técnicas de intervención aplicables en entrevistas de orientación

Las intervenciones técnicas del orientador en el marco de la entrevista


responden a distintas finalidades según el caso particular y el momento del
proceso al que corresponda la entrevista. De modo muy general todas las
intervenciones del orientador intentan suministrar esclarecimiento e información
al orientado. Algunas finalidades más puntuales de sus intervenciones pueden
ser:

a) destacar la información más pertinente del mensaje global del entrevistado,

b) señalar contradicciones y corregir distorsiones informativas

c) favorecer el examen de alternativas de acción ante los planteos que formula


el entrevistado.

a) Técnicas psicodijiámicas

Brammer y Shostrom, denominan “continuo e interpretativo a una serie de


modalidades de devolución de información al orientado que operan en distintos
niveles.

El reflejo, técnica derivada de la teoría humanista de Cari Rogers, es una


intervención en la cual el entrevistador comunica las actitudes y los
sentimientos esenciales expresados en el mensaje del entrevistado. Para ello
es necesario que el orientador comprenda lo que el sujeto está experimentando
en su interior. La intención de esta técnica es mostrar “en espejo” las actitudes
del orientado de manera que éste pueda sentirse comprendido por su
orientador.:

El esclarecimiento o señalamiento está dirigido a hacer explícitos los


contenidos que están implícitos en los mensajes del orientado. Según Brammer
y Shostrom, trasciende ligeramente la técnica anterior y tiende a clarificar
relaciones o significados que están sugeridos en los sentimientos o las ideas
expresados en el mensaje del orientado. La interpretación se dirige a los
contenidos inconscientes implícitos en el mensaje del orientado, pero además
se explicitan los mecanismos defensivos y las resistencias que dificultan
integrar determinados contenidos psíquicos. Es una técnica poco empleada en
un contexto de orientación estrictamente vocacional.

b) Técnicas cognitivo-comportamentales

Desde la psicología con una orientación teórica más ligada al aprendizaje


también se ha descrito una serie de intervenciones útiles en un contexto de
orientación. Para Krumboltz, un proceso de orientación no debe limitarse a
vincular requerimientos laborales invariables con rasgos estables, sino que
debe contribuir con herramientas específicas a la adquisición continua de
nuevas habilidades y actitudes que proporcionen al individuo un mayor
autocontrol en el ejercicio de su desarrollo de carrera.

Según este autor el enfoque que tradicionalmente se emplea en los procesos


de orientación se basa en el simple apareamiento de las personas con carreras
u ocupaciones. Este enfoque necesariamente debe complementarse con
técnicas de intervención que ayuden a las personas a enfrentar sus emociones
negativas, creencias disfuncionales y otras variables que puedan obstaculizar
el logro de formas de vida más satisfactoria. En este sentido, Krumboltz,
propone una serie de técnicas cognitivas y conductuales, de gran utilidad
práctica. La utilización de estas técnicas se basa en la idea de que la mayor
parte de las conductas conflictivas o las creencias disfuncionales, adquiridas
por medio de un gran número de experiencias de aprendizaje, puede ser
modificada mediante técnicas específicas de reaprendizaje.

1. Técnicas cognitivas
Las técnicas cognitivas utilizadas en un proceso de orientación para la carrera
se basan especialmente en la comprensión verbal y la intuición. La teoría
cognitiva sostiene que la percepción y la estructura de las experiencias del
individuo determinan sus sentimientos y conductas (Beck). Esas estructuras
organizadas de la experiencia configuran los esquemas o supuestos
personales, y conforman una especie de “reglas abstractas” que guían la
conducta del individuo. Las técnicas cognitivas tienen como fin detectar y
modificar esas generalizaciones para que el individuo sea menos vulnerable a
padecer la problemática particular que lo afecta. La estrategia para facilitar
estas modificaciones del sistema personal de creencias va a estar dada por el
uso de las diferentes técnicas, las cuales no difieren demasiado de las
utilizadas en el ámbito clínico desde una perspectiva cognitivo-conductual, sólo
que sus objetivos estarán acotados a la problemática de la carrera. Krumboltz
propone las siguientes técnicas:

Clarificación de objetivos

Los resultados exitosos en un proceso de orientación para la elección de


carrera dependen fundamentalmente del acuerdo explícito o implícito acerca de
lo que se pretende lograr con el proceso y de cuáles son los roles que cada
actor debe desempeñar. Estas expectativas pueden transformarse en un serio
obstáculo en el proceso a seguir, si no son explicitadas y corregidas
tempranamente.

Otra de las tareas iniciales del orientador es la de dividir los objetivos


demasiado generales o globales en una serie de objetivos específicos y en
términos lo más concretos posible, lo cual permitirá el avance paulatino, hacia
las metas más generales de carrera. Este procedimiento permite al orientado
un constan te reforzamiento a través del logro de cada uno de los objetivos
planteados. De esta manera, un objetivo general como “Quiero conocer las
carreras que puedo estudiar” puede descomponerse en metas específicas,
como “adquirir estrategias de búsqueda de información de carreras en sitios
web” o “realizar entrevistas a profesionales acerca de alguna carrera de mi
interés”, entre otras.

Reestructuración cognitiva
Esta técnica es muy empleada en los abordajes cognitivos y consiste en la
reevaluación de un problema desde otro punto de vista, lo que permite la
flexibilización de esquemas disfuncionales rígidos sin una confrontación directa
de los mismos.

el orientado presenta algunas creencias disfuncionales relacionadas con su


desempeño como estudiante, ya que tiende a explicar los malos resultados en
los parciales mediante su propia ineptitud y no relaciona esto con un esfuerzo
insuficiente o algún otro factor. Las intervenciones del orientador permiten que
el sujeto haga explícitas estas creencias y que reevalúe el problema sobre la
base de otras creencias más funcionales.

De esta forma se logra también disminuir la ansiedad relacionada con posibles


fracasos futuros y el sujeto puede empezar a evaluar su conducta en si esta
creencia no se hubiese confrontado, probablemente habría llevado al sujeto a
atribuir futuros fracasos académicos a su ineptitud para esa carrera, lo cual lo
habría llevado a un nuevo abandono.

Ensayo cognitivo

Con frecuencia, las personas que buscan orientación han adquirido, a través de
diversas experiencias de aprendizaje, una visión negativa acerca de sí mismas.
Esta autopercepción se < sostiene en parte en una serie de juicios negativos
que la persona mantiene acerca de sí misma y de su comportamiento.
Ejemplos de este tipo de juicios son “Soy un tonto”, “No tengo la capacidad
suficiente para hacer nada”, “Todo lo que elijo me sale mal”, entre otros.

Estos juicios funcionan como profecías autocumplidas, ya que el


comportamiento de una persona se ve directamente de- terminado por ellos.
De esta manera, una persona que constantemente piensa “Todo lo que elijo me
sale mal” probablemente

se sentirá poco motivada para llevar a cabo la tarea elegida perseverará poco
frente a las dificultades que se le puedan pre sentar y atribuirá los fracasos a su
propia incapacidad, aun cuando puedan deberse a factores circunstanciales, lo
cual re forzará los juicios negativos que ocasionaron estas conductas.
El primer paso para la utilización del ensayo cognitivo se basa en la
identificación de los juicios negativos del sujeto ponme- dio del diálogo. Una
vez identificados, se sustituyen por juicios más adaptativos y por juicios
positivos.

En este caso debería instruírselo para reemplazar este juicio por pensamientos
más adaptativos, tales como “Cometí una tontería” (evaluando la conducta
particular emitida y no su propia persona como totalidad), o por juicios positivos
como “Soy una persona capaz, que fracasa en algunas circunstancias como
cualquier ser humano”. La repetición de estos juicios, cada vez que el sujeto
fracasa en una actividad, le permite incorporarlos como propios, generando
pensamientos funcionales.

Análisis de narrativa y registros de pensamientos

Como señala Krumbolt, cada orientado tiene una historia única para contarnos.
El orientador puede utilizar las narraciones escritas de los orientados acerca de
su propia vida como una técnica de utilidad para identificar temas recurrentes, y
para que el orientado identifique la relación entre su pensamiento, afecto y
conducta, ayudándolo a encontrar un mayor significado a su vida.

Otra técnica cognitiva de amplio uso es el registro de pensamientos: los sujetos


escriben sus pensamientos acerca de sí mismos y de los diferentes tópicos en
los cuales el orientador quiera * profundizar. El formato de este tipo de
instrumento está determinado por el objetivo específico que el orientador quiera
lograr. Este tipo de registro es una fuente importante de temas para discutir en
la sesión y muchas veces permite reconocer esquemas cognitivos
disfuncionales que pueden ser abordados con intervenciones tales como la
reestructuración cognitiva.

2. Técnicas conductuales

Las técnicas conductuales ocupan un lugar de gran importancia en los modelos


de orientación cognitivos comportamentales, y están basadas sobre todo en los
principios del reforzamiento operante de Skinner, y en los desarrollos de otros
investigadores de orientación conductual (Wolpe y Kazdin,). Este tipo de
técnicas se utiliza no sólo para modificar conductas sino también para someter
a prueba supuestos y cogniciones disfuncionales o facilitar cogniciones
funcionales.

Juego de roles

Uno de los axiomas de la teoría cognitiva es que la conducta y las creencias


del individuo son interdependientes y, por consiguiente, la conducta se verá
directamente determinada por la concepción del mundo que el sujeto posea,
pero, a su vez, la persona adoptará como propias sólo aquellas creencias que
sean consistentes con su comportamiento. Así, si deseamos que una persona
adopte alguna creencia de mayor funcionalidad, debemos lograr que actúe en
una forma que sea consistente con esta nueva creencia que queremos enseñar
y que sea inconsistente con las creencias disfuncionales anteriores. El juego de
roles ha demostrado ser una técnica de gran utilidad para que la persona
ejercite nuevas conductas en una situación de seguridad y en un marco de
contención.

Desensibilización

La desensibilización sistemática fue ideada por Wolpe, como una técnica


terapéutica basada en el principio pavloviano de inhibición recíproca o contra
condicionamiento de las respuestas de evitación condicionadas (fobías). La
lógica básica del tratamiento consiste en una aproximación graduada a los
estímulos que proporcionan temor, de menor a mayor grado de intensidad,
mediante una jerarquía de miedos. El acercamiento al objeto temido se va
dando paralelamente a la educación en técnicas de relajación que permitan el
afrontamiento de las reacciones de ansiedad concomitantes. Wolpe aplicó la
relajación en situaciones de la vida real pero posteriormente descubrió que las
escenas imaginadas eran más fáciles de estructurar, evoca ban niveles de
ansiedad casi idénticos y producían resultados transferibles a situaciones de la
vida real.

Si bien esta técnica es ampliamente utilizada en el ámbito clínico, no se la ha


utilizado en la misma medida en el ámbito de la orientación. Esto quizá se deba
a que la existencia de fobias en este ámbito había sido totalmente ignorada.
Si consideramos debidamente la importancia que asumen las decisiones
vocacionales en la vida del individuo, podemos entender la existencia de esta
“zeteofobia” (Krumboltz) o miedo a explorar futuras posibilidades vividas como
amenazantes por que la persona se considera a sí misma carente de recursos
de afrontamiento adecuados para este tipo de situación. La zeteorobia necesita
ser tratada de la misma manera que otras fobias, es decir, mediante una
exposición progresiva a las tareas de exploración de carreras junto al
aprendizaje de estrategias de afrontamiento a las reacciones de pánico.

La tarea evolutiva de “elegir una carrera” puede presentarse como una


situación que excede las capacidades del individuo en ese momento y le
provoca un estado de gran ansiedad. Esta exposición debe realizarse
progresivamente desde las tareas de menor dificultad para el orienta do a las
de mayor dificultad.

Experimentos

Esta técnica consiste en analizar las distorsiones cognitivas del orientado y en


someter a prueba las creencias básicas contenidas en sus esquemas por
medio de actividades en las cuales el orientado pueda examinar y confrontar
con la realidad las imágenes, los pensamientos automáticos y las creencias
disfuncionales, de forma tal que obtenga, por un lado, una visión más realista
de sí mismo y del mundo y, por otra parte, una interpretación de la realidad
más apoyada en evidencias empíricas.

Si bien esta técnica es muy eficaz, se debe tener especial cuidado a la hora de
ponerla en práctica, ya que hay que estar se guros de que las probabilidades
de encontrar evidencias que refuten las creencias disfuncionales del paciente
sean altas.

Como puede observarse, existe gran cantidad de técnicas y procedimientos de


utilidad para el orientador desde el enfoque cognitivo comportamental, aun
cuando sólo se desarrollaron algunas intervenciones. El uso efectivo de cada
técnica estará, sin embargo, supeditado al conocimiento del orientador acerca
de es te modelo teórico y también a la experiencia del mismo en la
problemática específica del campo de la orientación de carrera.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS

• Pérez, E., Pássera, J., Olaz. F., & Osuna, M. (2005). Capítulo 3. Esquema del proceso de
orientación, Josefina Pássera y Edgardo Pérez. En F. Hernández. (Eds.), Orientación,
información y educación para la elección de carrera. (pp. 61-71) Buenos Aires: Editorial Paidós
SAICF.

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