Trsnsito

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1.

Ausencia de culpa: Si puedes demostrar que estabas conduciendo de manera


responsable y cumpliendo con todas las leyes de tránsito, podrías argumentar que no eres
culpable del accidente. Por ejemplo, si tenías derecho de paso y la persona atropellada cruzó la
calle de manera imprudente o en un lugar no permitido, podría demostrar tu falta de culpa.

2. Estado de embriaguez de la víctima: Podrías argumentar que la embriaguez de la


persona atropellada fue la causa principal del accidente. Esto podría implicar demostrar que su
estado de intoxicación afectó su capacidad para actuar de manera segura y para percibir el
tráfico y los peligros adecuadamente.

3. Testigos y evidencia: Si hay testigos del accidente o pruebas (como grabaciones de


cámaras de seguridad) que respalden tu versión de los hechos, podría ayudar a fortalecer tu
defensa.

4. Peritajes y análisis técnico: Podrías recurrir a expertos forenses y reconstrucción de


accidentes para analizar la escena del accidente y determinar los factores que contribuyeron al
mismo. Esto podría incluir la velocidad a la que conducías, las condiciones del camino, la
visibilidad, entre otros.

5. Cooperación con las autoridades: Es importante cooperar plenamente con las


autoridades y seguir los procedimientos legales adecuados. Proporcionar información veraz y
colaborar con la investigación puede ser fundamental para tu defensa.

En qué casos se considera un delito

Un accidente de tránsito no siempre constituye un delito si es que solo involucra al conductor


en un choque contra una superficie o entre otro auto sin generar mayores daños. En ese caso,
se considerará solo como accidente de tránsito de daños.

Se convierte en delito cuando:

Cuando se infringe una o más normas de tránsito.

En caso el chofer esté ebrio o se quede dormido mientras conduce.

Cuando el chofer no tiene licencia de conducir y al causar el accidente dañe a una o más
personas (las hiere o causa la muerte).

En el caso que el conductor respete las reglas de tránsito y sea el mismo peatón quien actúe de
forma imprudente ocasionando su propio accidente, entonces no existirá responsabilidad ni
pena para el conductor.

Sanciones

Cuando un accidente de tránsito se convierte en delito, puede sancionarse de dos maneras:


Como lesiones culposas agravadas: cuando la persona hiere a otra, utilizando un vehículo
motorizado. Aquí la pena será no menor de cuatro años ni mayor de seis años.

Como homicidio culposo: cuando la persona mata a otra utilizando un vehículo motorizado. La
pena será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años.

Fundamentos

La Constitución Política de 1993, en sus artículos 2°, 44º y 65º establece:

“Artículo 2°.- Toda persona tiene derecho:

1) A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y


bienestar”.

“Artículo 44.- Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar
la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su
seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en e desarrollo
integral y equilibrado de la Nación”.

“Artículo 65º.- El Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para tal efecto,
garantiza el derecho a la información sobre los bienes y servicios que se encuentran a su
disposición en el mercado. Asimismo vela, en particular, por su salud y la seguridad de la
población”.

El Código Penal, aprobado mediante Decreto Legislativo Nº 653, del 03 de abril de 1991,
modificado por la Ley N° 27054, en su artículo 274º establece:

“Artículo 274º.- El que encontrándose en estado de ebriedad o drogadicción conduce, opera,


maniobra vehículo motorizado, instrumento, herramienta, máquina u otro análogo, será
reprimido con pena privativa de la libertad no mayor de un año e inhabilitación según el
Artículo 36° inciso 6) y 7).

Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros o transporte pesado, la


pena privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de dos años e inhabilitación
conforme al Artículo 36° incisos 6) y 7)”.
La Ley 27181 “Ley General de Transporte y de Tránsito Terrestre”, del 07 de octubre de 1999,
en sus artículos 24° y 26° establece:

“Artículo 24°.- De la responsabilidad administrativa por las infracciones

24.1 El conductor de un vehículo es responsable administrativamente de las infracciones del


tránsito y del transporte vinculadas a su propia conducta durante la circulación”.

“Artículo 26°.- De las sanciones por infracciones a las normas de transporte y tránsito terrestre

26.1 Las sanciones por infracciones a las normas de transporte y tránsito terrestre son:

a) Amonestación;

b) Multa;

c) Internamiento del vehículo;

d) Suspensión de la licencia de conducir;

e) Cancelación definitiva de la licencia de conducir e inhabilitación del conductor;

f) Suspensión de la concesión, autorización o permiso según corresponda;

g) Inhabilitación para brindar el servicio de transporte, de ser el caso;

26.2 El Reglamento nacional correspondiente establece las consecuencias en caso de


reiteración o acumulación de infracciones.

El Decreto Supremo N° 033-2001-MTC, del 24 de julio de 2001, mediante el cual se aprueba el


Reglamento Nacional de Tránsito en sus artículos 88º, 272°, 288°, 289° y 296° establece:

“Artículo 88º.- Esta prohibido conducir bajo influencia de bebidas alcohólicas, drogas,
estimulantes o disolventes y de cualquier otro elemento que reduzca la capacidad de reacción
y buen manejo del conductor”.

“Artículo 272°.- Se presume responsable de un accidente al conductor que incurra en


violaciones a las normas establecidas en el presente Reglamento”.

“Artículo 288°.- Se considera infracción de tránsito a la acción u omisión que contravenga las
disposiciones contenidas en el presente Reglamento”.
“Artículo 289°.- El conductor de un vehículo es responsable administrativamente de las
infracciones de tránsito vinculadas a su propia conducta durante la circulación”.

“Artículo 296°.- Las infracciones de tránsito del conductor, se tipifican y califican en el presente
Reglamento de la siguiente forma:

C. Infracciones de Seguridad

C.1 Conducir en estado de ebriedad o bajo los de estupefacientes, narcóticos y/o alucinógenos
comprobado con el examen respectivo o por negarse al mismo - Muy Grave.

De un tiempo a esta parte, se está haciendo casi una constante –de peligrosísimas
consecuencias –que determinados grupos de personas se dediquen imprudentemente a
conducir vehículos en estado de ebriedad o drogadicción

En efecto, casi a diario, nuestro país es mudo testigo de la serie de accidentes de tránsito que
ocurren en nuestras principales vías de comunicación en el ámbito nacional que
constantemente ponen en grave riesgo la vida e integridad física de la población.

Es por ello, que los accidentes de tránsito ocasionados por personas que conducen vehículos
en estado de ebriedad se ha convertido en un grave problema en la actualidad, debido a que,
por un lado, las conductas afectan bienes jurídicos colectivos; es decir, aquellos en que los
titulares del objeto de protección es la sociedad, como puede ser la seguridad pública.

Y, de otro lado, lo más importante por tener en cuenta es la posible lesión o puesta en peligro
de bienes jurídicos individuales como ocasionan la posible lesión o puesta en peligro de bienes
jurídicos individuales, como la vida o la salud.

Como consecuencia de estos actos irresponsables perpetrados por sujetos imprudentes,


muchas personas han sufrido serios daños en su salud, e incluso en algunos casos han
ocasionado la muerte de niños y jóvenes.

Ahora bien, las mencionadas conductas delictivas vulneran una serie de derechos
fundamentales como: la protección de la vida humana independiente, la protección de la salud
y la seguridad pública. Estos bienes inalienables, que tienen amparo en instrumentos
internacionales suscritos por nuestro país, son constantemente objeto de violación por el
accionar que observan los que se dedican a conducir vehículos motorizados en estado de
ebriedad o drogadicción.
A tenor de lo señalado por algunos connotados especialistas, es necesario precisar que el
ordenamiento jurídico penal regula otros tipos penales que podrían ser objeto de aplicación a
las conductas delictivas antes mencionadas; sin embargo, no está expresamente previsto el
supuesto que se produzcan lesiones graves o muerte producto de la comisión de este hecho
punible.

Por ejemplo, existe una norma que sanciona el delito de homicidio culposo o por negligencia,
previsto en el artículo 111° del Código Penal. Aquí, se protege la vida humana independiente y
se sanciona al infractor con pena privativa de libertad no mayor de dos (02) o con prestación de
servicio comunitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas por causar la muerte de manera
no intencional.

Respecto a esta figura, debemos dejar sentado que el agente no cumplirá pena efectiva de
cárcel, porque la pena prevista para el tipo penal es condicional, no pudiendo permanecer el
infractor detenido por más de veinticuatro (24) horas. Aquí, la única sanción que cabría es la
administrativa que implica la inhabilitación de su licencia de conducir por el lapso de un año tal
como lo establece el Reglamento Nacional de Tránsito.

Como vemos, dicha figura exime a los autores de sanciones drásticas y les permite desarrollar
su vida cotidiana sin mayores problemas, habida cuenta que no contempla para ellos prisión
efectiva.

Otro tipo penal, es el delito de lesiones graves previsto en el artículo 121° del Código Penal.
Aquí se protege la salud de la persona individual y se sanciona a los infractores con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años, si se ha causado daño grave en
el cuerpo o la salud. Si la víctima muere a consecuencia de las lesiones inferidas se produce
una agravación de la pena, siempre que el agente hubiere podido prever el resultado.

Con relación a esta figura, debemos anotar que no podría ser objeto de aplicación al delito
contenido en el artículo 274° del Código Penal referido a la conducción de vehículos
motorizados en estado de embriaguez o drogadicción, por cuanto dicha figura se trata de un
delito de peligro y no de resultado.

Ahora bien, en los delitos de peligro común, específicamente el de conducción de vehículos en


estado de ebriedad o drogadicción, no se pone en peligro ningún bien jurídico individual, sino
un bien jurídico de carácter común: la seguridad pública; y, se sanciona al infractor con pena
privativa de libertad no mayor de un año y con sesenta a ciento días-multa.
Respecto a este tipo penal, debemos indicar que los especialistas señalan que, de producirse la
muerte del sujeto pasivo, podría aplicarse el artículo 111° referido al homicidio culposo con
infracción de reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria. De igual manera, precisan
que de producirse lesiones culposas podría ser objeto de aplicación el artículo 124° del citado
cuerpo jurídico.

Bajo este contexto, es conveniente precisar que en la figura del homicidio culposo, no existe
intencionalidad ni premeditación, por parte del agente, ni muchos menos puede pever el
resultado; sin embargo, en el tipo penal de conducción de vehículos motorizados en estado de
ebriedad o drogadicción el agente puede evitar conducir, previendo que podría ocasionar un
accidente, por ser considerado un peligro para la sociedad el conducir en dicho estado físico, es
decir, bajo efecto de sustancias que obnubilan la conciencia del ser humano.

Sin embargo, a pesar, de que la situación de los agentes que conducen vehículos en estado de
embriaguez o drogadicción ha sido objeto de un tratamiento especial por la legislación a través
del incremento de la penalidad para el tipo penal –Ley N° 27054– y de la incorporación de
sanciones administrativas a través del Reglamento Nacional de Tránsito de la Ley N° 27181 “Ley
General de Transporte y de Tránsito Terrestre”, aprobado por Decreto Supremo N° 033-2001-
MTC, del 24 de julio de 2001; la realidad no ha variado sustancialmente.

Así, lo demuestran las escalofriantes estadísticas proporcionadas por el Ministerio de


Transportes Comunicaciones, Vivienda y Construcción a raíz de un informe elaborado por el
Banco Mundial, el cual concluye en que cerca del 15 % de accidentes de tránsito se produce
por manejar en estado de embriaguez.

A las cifras proporcionadas en el párrafo precedente, debemos agregar las vertidas por la
División de Policía de Tránsito de la Policía Nacional del Perú, las cuales arrojan una estadística
alarmante, pues indican que durante el período comprendido entre los años 1990-1999
ocurrieron en nuestro país alrededor 10,500 accidentes que ocasionaron más de 11,000
personas fallecidas y cerca de 3,500 personas heridas. De estas dramáticas cifras, alrededor de
tres (03) accidentes han sido causados por que el agente se encontraban en estado de
ebriedad y el 35 % de las personas fallecidas han sido el resultado de la incesante ingesta de
alcohol en que se encontraban los infractores.

A nuestro criterio, la legislación vigente es extremadamente benévola, pues el o los causantes


de una o más muertes por atropello, en ningún caso podrán recibir una condena mayor de
cuatro (04) años, las mismas que se cumplirán en libertad sólo con ligeras restricciones civiles
como inhabilitación de sus licencias de conducir, no pudiendo permanecer los infractores
detenidos por más de veinticuatro (24) horas porque inclusive podrían interponer un habeas
corpus contra su detención.

Como vemos, resulta ilógico que nuestro ordenamiento jurídico penal no contemple penas
mayores a los cuatro (04) años como sanción para este tipo de negligencias, lo que conlleva
además a la ,ya comentada, libertad condicional del infractor. Y, lo que es más grave aún que,
en nuestro Código Penal, la conducción de vehículos motorizados en estado de ebriedad no
este considerada como una agravante lo que agudizaría la aplicación de la pena; y, por el
contrario se considere como una atenuante de la falta, hecho que complica cualquier intento
de llevar a los responsables a una justa sanción por las posibles pérdidas de vidas humanas.

Es por ello, que no podemos seguir aceptando que se sigan produciendo accidentes mortales
por culpa irresponsables choferes que conducen en estado de ebriedad. De ahí que sorprende
que la pena a aplicar sea menor a los cuatro (04) años, lo que nos sugiere formularnos algunas
interrogantes sobre el tema ¿Tan poco vale una vida humana? ¿Es el homicidio un delito menor
acaso? Conducir ebrio es un agravante y no una condición para atenuar la gravedad del hecho
punible? ¿Quién protege a los peatones y demás víctimas de estos irresponsables sujetos?

Pese a lo anteriormente expuesto, nuestros legisladores no han reparado que lo más


importante por tener en cuenta es la posible lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos
protegidos por nuestra Carta Política e instrumentos internacionales, como son: la vida, la
integridad física de las personas y la seguridad pública.

Ahora, partiendo que el fin del Derecho Penal en nuestro ordenamiento jurídico es la
prevención de delitos –arts I y IX del Título Preliminar del Código Penal- se justifica la
incorporación de una agravante al delito previsto en el artículo 274°, tomando como base la
teoría de prevención general negativa o intimidatoria; según ésta se crean tipos penales para
intimar a las personas a que no realicen determinadas conductas, en caso contrario serán
objeto de sanción penal.

Por esta razón, la presente iniciativa legislativa responde a la necesidad de una intervención
penal dentro de dicho ámbito, en el presente caso, en los delitos contra la seguridad pública.

En consecuencia, el proyecto de ley, en sujeción al principio de legalidad que inspira al Derecho


Penal, propone incorporar un un párrafo al articulo 274° al Código Penal, a efectos de proteger
bienes jurídicos tan importantes como son la vida o la salud, que son objeto de grave atentado,
a la par, de sancionar a los autores de estos hechos, con una penalidad acorde con el daño y la
puesta en peligro de bienes de tanta importancia.

Efecto de la Vigencia de la Norma sobre la Legislación Nacional

El efecto de la vigencia de la norma que se propone sobre la legislación nacional, no será otro
que la incorporación de un párrafo al artículo 274° del Código Penal, a efectos de proteger
bienes jurídicos que son objeto de grave atentado como son la vida, la integridad física de las
personas y la seguridad pública, a la par, de sancionar a los autores de estos hechos, con una
penalidad acorde con el daño y la puesta en peligro de bienes de tanta importancia.

Analisis Costo Beneficio

Costos:

- No implica costo alguno para el erario nacional.

Beneficios:

- Garantiza la protección de la vida e integridad física de miles de personas;

- Permitirá erradicar y contrarrestar el accionar de imprudentes sujetos que ponen en grave


riesgo la seguridad pública;

- Intimida a las personas a que no realicen determinada conducta, en caso contrario, serán
objeto de sanción penal;

- Evita que se siga produciendo la pérdida de miles de vidas humanas en el ámbito nacional;

- Sanciona severamente a los responsables de los daños y puesta en peligro de bienes de tanta
importancia;

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Formula Legal

Texto del Proyecto

Ley que modifica el Artículo 274° del Decreto Legislativo N° 635 “Código Penal”, referido a la
conducción de vehículos en estado de ebriedad o drogadicción.

El Congresista de la República que suscribe, RAFAEL VALENCIA-DONGO CÁRDENAS, miembro


del Grupo Parlamentario “Unidad Nacional”, ejerciendo el derecho de iniciativa en la formación
de las leyes que le confiere el artículo 107° de la Constitución Política del Perú, presenta la
siguiente proposición parlamentaria:
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA

HA DADO LA LEY SIGUIENTE:

LEY QUE MODIFICA EL ARTÍCULO 274° DEL DECRETO

LEGISLATIVO N° 635 “CÓDIGO PENAL”

“Artículo Único.- Modificáse el Artículo 274º del Código Penal, en los siguientes términos:

Artículo 274º.- El que encontrándose en estado de ebriedad o drogadicción conduce, opera o


maniobra vehículo motorizado, instrumento, herramienta, máquina u otro análogo, será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de un año e inhabilitación según el Artículo
36° incisos 6) y 7).

Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros o de transporte pesado,


la pena privativa de libertad será no menor de uo ni mayor de dos años e inhabilitación
conforme al Artículo 36° incisos 6) y 7).

Si resultan lesiones graves o muerte y el agente pudo prever el resultado, la pena será no
menor de cuatro ni mayor de seis años.

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